Lo que Reino Unido proyecta es la imagen de la expectativa, temor, entusiasmo (de los pro-brexit), dudas de la población local e internacional, etc.

Es un conjunto válido que se cierne sobre un territorio que desde este 31 de enero, termina con una novela que duró 3 años y dejó a Theresa May fuera del gobierno británico, debido a sus intentos por lograr una salida limpia, sin miedos, pero sin reglas claras como el comercio con la UE y hasta con Irlanda del Norte (parte del Reino Unido).

La renuncia de la ex primer ministra, llenando los titulares mundiales, le mostró a la comunidad internacional que el costo era alto.

Cuando Boris Johnson llegó al poder, vino la otra parte del proceso que fue agridulce para esta de por sí polémica figura.

Johnson vivió momentos de incertidumbre cuando su propuesta de salida de la UE también fue rechazada por la Cámara de los Comunes.

La tercera fue la vencida y en una jugada riesgosa, pero estratégica, disolvió el parlamento, convocó a elecciones, convenció al electorado que sacaría adelante el proyecto y los conservadores ganaron las elecciones en diciembre pasado.

Se aseguró con los votos para que su propuesta fuera avalada con el número necesario: 330 votos a favor y 231 en contra que lo convirtieron en el padre del brexit.

AFP
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Reino Unido: entre la incertidumbre y el entusiasmo

Los medios europeos son los más interesados en desmenuzar lo que traerá el brexit en su primer año de transición.

El País de España, se dio a la tarea de publicar una noticia que entre líneas intentó bajar el nerviosismo de la eurozona.

“No habrá carreteras colapsadas en la frontera irlandesa. Ni expatriados en el Reino Unido o la Unión Europea (UE) sin derecho a sanidad o prestaciones sociales. Tampoco escasez de alimentos, medicinas ni combustible. Las llamadas costarán lo mismo. El Brexit llegará este 1 de febrero con un amanecer tan parecido al del día anterior que se arriesga a decepcionar tanto a precursores de la catástrofe aislacionista como a los que interpretan la fecha como la llegada de la ansiada independencia británica tras 47 años recluidos en una especie de cárcel europea”.

Forma parte de un análisis que recopila además, los intentos del Reino Unido por salir del bloque.

No obstante, existen otros desafíos que no están a la vista, pero que deben observarse detenidamente durante este 2020, que no es más que un año de ensayo para saber qué tan preparado estaba el Reino Unido, para salir de la UE, tal como lo aseguró el gobierno británico, bajo una tormenta de críticas del partido Laborista, advirtiendo los riesgos de una salida improvisada al estilo Johnson.

AFP
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Viajar, estudiar o vivir en Reino Unido después del Brexit

Cuando un país forma parte de la UE, tiene como principios básicos permitir la libre circulación de bienes, servicios, capital y personas.

En los estatutos de la Unión Europea desde 1995, reza entre sus apartados que “los ciudadanos europeos pueden vivir, trabajar, estudiar o hacer negocios con libertad”.

Viajar, vivir y estudiar a Londres, era posible para sus hermanos europeos y a su vez, los británicos lo hicieron en buena parte del bloque. Medios como la BBC sitúan en 250.000 los integrantes de la colonia británica en España.

Con la salida del Reino Unido de este bloque, recupera a plenitud sus políticas migratorias y pone las reglas del juego para lo que ingrese de ahora en adelante de otros países, a excepción de sus territorios Escocia, Irlanda, Inglaterra y Gales.

Pero como es un año de transición, durante los próximos once meses no cambia nada ni para los aproximadamente 3,6 millones de ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido ni para los 27 millones de turistas europeos, que podrán viajar con su documentación y sin necesidad de visa. También podrán seguir acudiendo gratis al doctor, según la televisión alemana DW.

Con un Brexit consolidado, se espera que tanto europeos como otros ciudadanos, por ejemplo de Norte América o Latinoamérica, sean tratados con las mismas políticas.

En cuanto a la otra cara de la migración, el gobierno de Boris Johnson pretende que ningún otro estado le diga a quien puede recibir o no, tomando en cuenta la crisis de refugiados que Europa enfrenta y que hace a los suburbios de París, “el hogar” de familias o hasta niños procedentes de África u otras latitudes con hambruna, guerras, enfermedades y otros flagelos obligándolos a migrar.

Refugiados inmigrantes París / BBC
Refugiados inmigrantes París / BBC

En simples términos, el nuevo acuerdo de Brexit elimina protecciones para los derechos de los trabajadores y desecha el compromiso de reunir a niños refugiados en la UE con sus parientes en el Reino Unido.

Esto ha significado una crítica voraz contra el premier británico, quien ha sido calificado de insensible por parte de la oposición y asociaciones de refugiados, según The Independent.

No genera energía y por ende, confianza

Esta semana, las publicaciones desde Reino Unido lanzaban luz sobre una penumbra de dudas en cuanto a materia energética en Reino Unido.

Resulta que con una reducción de sus centrales de carbón, este territorio oficialmente fuera de la UE, depende de algunos países del bloque para obtener energía.

Su producción energética, de acuerdo a la agencia de noticias France Presse, sufrió una reducción del 1,6% en el último año.

Se supone que había llegado la hora de brillar de la energía eólica, pero tampoco creció al ritmo y resplandor esperado.

La electricidad y gas, llega principalmente desde Francia, Holanda e Irlanda, y ahora representan casi el 40% del consumo de energía del país.

El gobierno británico reconoce que debe establecer nuevos acuerdos con sus proveedores en esa materia, pero mientras tanto, ya se teme que la factura la paguen, literalmente, los ciudadanos.

No hay nada de raro en eso, pero si en el incremento que se estaría produciendo, con más energía que la eléctrica, que es la que realmente se necesita ahora que el Brexit es una realidad.

Los acuerdos que se establezcan además deben regirse por las normas sobre las emisiones de CO2, de modo que los países que producen electricidad más limpia y más cara no se vean perjudicados.

“Ninguna interrupción en los flujos de electricidad y gas”, ha prometido el gobierno. Lo anterior, si es que fracasan los acuerdos en materia energética con los hermanos europeos de los que Reino Unido dice haberse independizado.

Pero el fracaso sería igual a “facturas más caras para los consumidores”, advierten analistas citados por la prensa europea. Hacen recordar además, que el comercio de electricidad entre la UE y el Reino Unido, es por un sistema de subastas.

La asociación de promoción de la energía verde Eurelectric describe así al Brexit como una situación en que “todos pierden”, tanto el viejo continente, como el integrante que buscó volar por sus propias alas, aunque por hoy no sepa de dónde vendrá el combustible o energía necesaria.

DW
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Los desempleados por el Brexit

“Algunos de ustedes se habrán unido cerca del comienzo del viaje, y otros más recientemente, pero sin sus esfuerzos combinados no estaríamos donde estamos hoy”.

Es un fragmento del discurso que el premier Boris Johnson elaboró para El Departamento para la Salida de la Unión Europea. Se trata de un grupo que quedó desempleado tras el “Día D”o “B” y que espera por ser reubicado para no caer en la categoría de cesantía permanente.

El secretario del Brexit, Stephen Barclay, regresará al sistema financiero y no tiene de qué preocuparse, pero The Guardian insistía en su publicación en las vísperas del la salida de Reino Unido de la UE, que el resto podía perfectamente ser reubicado en el servicio civil.

AFP
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