El pasado 23 de enero, la Organización Mundial de la Salud, sorprendía a la prensa en Ginebra, al asegurarles que era “demasiado pronto” para elevar a emergencia mundial por el coronavirus, pese a los estragos que ya causaba en China: 17 personas habían muerto para esa fecha y casi 600 más estaban oficialmente contagiadas. Se infectaban a razón de casi 200 personas por día.
De hecho, el miércoles 22, el comité de la OMS decidió posponer 24 horas más su encuentro para informar si declaraba o no la alerta. Llegado el día, no lo hizo.
Tuvo que ser hasta el siguiente jueves (ayer), cuando en una rueda de prensa urgente, reveló al mundo que era momento de elevar las alarmas. Se cumplía una semana exacta de su omisión.
El balance de la jornada era catalogado como “El día más mortífero del coronavirus”, debido a que 32 personas murieron por causa de la cepa que se contagia de humano a humano, en su nueva mutación.
Horas después, un nuevo “récord”: 42 decesos y el total de vidas perdidas, subiendo a 212.
Atrás quedó la frase del director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, pidiendo que “no se equivoquen. Esta es una emergencia en China, pero aún no se ha convertido en una emergencia de salud global”.
Gobierno chino “disciplinó” a médicos que advirtieron del coronavirus
Cuando se conoció la agresividad de la nueva cepa del coronavirus y lo que era capaz de causar, es decir, propagarse desde Wuhan hasta otras naciones, el gobierno chino lanzó una ofensiva sanitaria o al menos mediática, para informar que construiría dos hospitales, también en tiempo récord, como quien edifica dos carpas de vacunación en ferias o paseos peatonales.
A nivel internacional, las reacciones llegaban con elogios para Pekín y su capacidad de erigir en tiempos de crisis, pero a medida pasaban los días y se elevaba el número de muertes, las dudas comenzaron a surgir y la prensa estadounidense y francesa, dedicaba publicaciones para contar el otro lado de la moneda, ese que no tiene que ver con anuncios gubernamentales todos “positivos”, como los casos que iban surgiendo aceleradamente.
Por ejemplo, Le Monde informó que la OMS había cedido a las presiones de China, para bajarle perfil a la emergencia, lo cual explicaría porqué el organismo tardó una semana en emitir la alerta internacional.
“Las consideraciones políticas parecen haber prevalecido sobre los argumentos científicos, y China se opone más que firmemente a tal declaración”, escribía el pasado miércoles ese vespertino.
La política habría doblado el brazo sanitario, en momentos de máximo nerviosismo mundial.
“Según informaciones que Le Monde pudo reunir de varias fuentes de diferentes nacionalidades, la decisión de la OMS fue el resultado de la oposición categórica de China y sus aliados que presionaron a los miembros del comité y a la dirección de la organización”.
Otra publicación, esta vez de The New York Times, asegura que el primer caso de coronavirus se registró a principios de diciembre. Fue entonces que entre su círculo, un médico que elevó las alarmas sobre el virus, como la OMS no lo hizo, fue obligado a dimitir.
El informe del medio estadounidense sostiene que el médico fue disciplinado por el Partido Comunista y obligado a admitir irregularidades.
No fue el único. “La policía informó que dio ‘educación’ a ocho médicos de primera línea por ‘rumores’ sobre la epidemia; en lugar de castigar a estos médicos, Xi debería haberlos escuchado”, asegura el periodista, Nicholas Kristof.
El reporte reprocha que el presidente de EEUU Donald Trump, esté entre los líderes que han elogiado a su par Xi Jinping, cuando en realidad los informes recientes señalan una rotunda responsabilidad de Pekín en el avance del coronavirus, sin un antídoto que devuelva las vidas perdidas, borre el sufrimiento de los contagiados o el nerviosismo que el mundo atraviesa, entre otras consecuencias.
La sexta emergencia internacional de la OMS
“Más vale tarde, que nunca”. Es un dicho universal que se aplica en situaciones de demora. Sin embargo, cuando tiene que ver con temas sanitarios, las máximas como esa no encajan.
Pese a lo anterior, el paso dado por la OMS sigue siendo importante. Ascender el coronavirus a una categoría de máxima atención mundial era urgente, como las otras cinco veces, desde hace más una década, cuando lo hizo por primera vez.
Declaratorias de Emergencia Internacional
2009: Gripe A (H1N1) en América, Europa y Asia.
2014: Polio en Oriente Medio.
2014: Ébola en África Occidental
2016: Zika (transmitido por el zancudo) sobre todo en América Latina.
2019: Ébola en República Democrática del Congo.
2020: Coronavirus desde China hasta 4 continentes.Fuente OMS
Contra el SARS, en 2002, la OMS decidió no declarar la Emergencia Internacional, asegurando que no estableció los mecanismos para lograrlo.
Previously, there have been 5 public health emergencies of international concern declared:
🚨 2009 H1N1
🚨 2014 polio
🚨 2014 Ebola in West Africa
🚨 2016 Zika
🚨 2019 Ebola in the Democratic Republic of the Congo pic.twitter.com/HENllDwOSx— World Health Organization (WHO) (@WHO) January 30, 2020