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Sábado 27 julio de 2024 | 06:30

Betty Haig, la única campeona de Rally Olímpico: británica humilló a Hitler y recibió oro de los nazis

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En la historia moderna de los Juegos Olímpicos, el automovilismo ha tenido escaso protagonismo, siendo la británica Elizabeth "Betty" Haig la única persona en recibir una medalla de oro por su destreza al volante. En el "Rally Olímpico" de Berlín 1936, organizado bajo el régimen de Adolf Hitler, Betty desafió las expectativas al vencer a competidores locales y recibir la presea de mano de los nazis. Nacida en Londres en 1905, esta intrépida piloto provenía de una familia dedicada a la destilería de whisky, pero su pasión por los motores la llevó a aventurarse en carreras locales y competencias internacionales. Con un vehículo Singer Le Mans modificado estratégicamente, Elizabeth sorprendió al mundo del automovilismo al superar a los favoritos locales y obtener la única medalla de oro otorgada a un piloto en la historia de los JJOO.

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El automovilismo tiene nulo protagonismo en los Juegos Olímpicos, ya que en los más de 120 años de historia moderna de la cita de los cinco anillos, solo una persona ha recibido medalla de oro por su destreza al volante: la británica Elizabeth “Betty” Haig.

La mujer nacida en Londres fue una de los 125 inscritos en el “Rally Olímpico” de Berlín 1936, los Juegos organizados bajo el régimen de Adolf Hitler.

La prueba fue organizada como antesala del magno evento, buscando exhibir el poderío industrial y técnico alemán, y el premio para el vencedor era una medalla idéntica a las olímpicas.

Sin embargo, Betty frustró la fiesta del ‘Führer’ y cruzó la meta a bordo de su Singer Le Mans antes del local Huschke von Hanstein (BMW) y recibió la presea de mano de los nazis.

Del licor a los motores

Elizabeth Haig nació en Marylebone (Londres) en 1905. Su familia, de origen escocés, se dedicaba a la destilería de whisky y eran reconocidos por el famoso “Haig & Haig”.

Pero a Betty le fascinaban los motores y, con 14 años, se compró su primera motocicleta. A los 16, la británica tuvo su primer automóvil y empezó a aventurarse en carreras locales.

La suerte, sin embargo, pocas veces estuvo del lado de ella. Perdió su primer bólido en un incendio, su esposo Dennis Spragg se quedó con su Talbot 8 tras divorciarse y estrelló su Morgan Super Sport en un fatal accidente.

Pero si había algo que caracterizaba a Elizabeth era su constancia y, en 1934, logró participar en su primera competencia oficial al inscribirse en la Junior Racing Drivers Club Speed ​​Hill Climb Chalfont de 1934.

Un año después, de acuerdo a OK Carros, destacó en el Rallye París–Saint Raphaël a bordo de su Singer Le Mans, registro AKV 795.

La fabricante británica no dudó en ofrecerle apoyo a la piloto y, cuando se abrieron las inscripciones para el “Rally Olímpico”, ella solo tuvo que convencer a su amiga Barbara Marshall para que se sumara a la aventura.

De los 125 registrados en la competencia de automovilismo previa a los JJOO de Berlín 1936, Betty Haig fue la única británica y su vehículo el único fabricado en la isla que participó.

Betty Haig durante el Rally Olímpico de Berlín 1936.
Mundo Deportivo

El Rally Olímpico de Berlín 1936

Si bien el Comité Olímpico Internacional (COI) había cedido la organización de los Juegos a Alemania en 1931, con Paul von Hindenburg como presidente, el control que Hitler tenía en 1936 levantaba muchas suspicacias de cara al cita de los cinco anillos.

Berlín 1936 significó una de los más grandes lavados de imagen de la Alemania nazi y, entre los planes del régimen, estaba mostrar la magnificencia del Tercer Reich a través del deporte y su poder industrial.

Por lo anterior, el “Rally Olímpico” -única vez que una competencia motor ha estado adosado a unos JJOO- se perfilaba como el primer triunfo de la delegación local de la mano del piloto Huschke von Hanstein y su potente BMW.

Según Mundo Deportivo, el certamen automovilístico tuvo diversos puntos de largada en Europa, los que se dirigían a Colonia y al circuito de Avus.

Elizabeth y Barbara iniciaron su recorrido en Birmingham, llegaron a Dover, cruzaron en ferry hasta Ostende y condujeron hasta Colonia.

De ahí en más, el binomio británico bordeó el Rhin hasta Stuttgart, cruzó Los Alpes bávaros y llegaron a Potsdam, donde recibieron las últimas indicaciones antes de emprender rumbo al autódromo de Avus en las afueras de Berlín.

En total, fueron más de 3.200 kilómetros y 2.162 puntos los que contabilizaron Haig y Marshall, con los que en el último control ya tenían asegurado el primer lugar.

Betty Haig, la aguafiestas del ‘Führer’

Los ojos de Adolf Hitler y de su círculo más cercano no daban crédito cuando, en un colmado circuito de Avus, el primer vehículo que hizo ingreso fue el Singer Le Mans verde -el color de competencia de los británicos- de Betty Haig y Barbara Marshall.

La dupla de mujeres hacía su paseo triunfal bajo los vítores del público que enarbolaba banderas alemanas, mientras que del BMW de Von Hanstein no había ni rastros.

Lo concreto, es que los alemanes no tenían idea de los “secretos” que el vehículo de Elizabeth escondía.

Según Motorsport, el coche Singer era más largo debido a sus seis cilindros. Además, la ubicación de los asientos y la rueda de respuesta era más retrasada para favorecer la motricidad del automóvil.

Otro detalle que no conocían los organizadores de Berlín 1936, es que Elizabeth le había pedido a su amigo Reg Bicknell que le instalara una caja de cambio corta, que resultó ideal para los recorridos de montaña en Los Alpes bávaros.

Así, Betty se adueñó del “Rally Olímpico”, avergonzó a Adolf Hitler y recibió la única medalla de oro de JJOO entregada a una piloto de mano de los nazis.

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