Que la criminalidad y el narcotráfico han aumentado explosivamente en Chile, pero que eso sobre todo ha golpeado a la región de Tarapacá, no es secreto para nadie.
De hecho, en los últimos cuatro días, la zona anotó su homicidio 13 en lo que va de 2023, el fin de semana terminó con 53 kilos de droga incautada, 84 detenidos por diversos delitos entre Alto Hospicio e Iquique y ayer lunes fueron formalizados cuatro colombianos por el secuestro de un empresario boliviano, al que le habrían robado $1 millón y por el cual habrían pedido otros dos para liberarlo.
Todo esto en el marco del aumento de 32% de los homicidios a nivel nacional, de 2021 a 2022, de acuerdo a cifras policiales.
Por esta situación, en conversación con El País de España, se refirió el fiscal regional de Tarapacá, Raúl Arancibia, oriundo justamente de Iquique.
“Una de las cosas en que he venido insistiendo es que debemos dejar de pensar que estas cosas no van a pasar en Chile”, partió el persecutor en una nota titulada “Tarapacá: cómo el norte de Chile se convirtió en la región más violenta”.
“Me refiero a los secuestros, que antes eran solo entre delincuentes, y a los sicariatos. Tenemos que prepararnos, porque el norte del país fue cambiando y no hay vuelta atrás. Ya nunca va a ser el Iquique que conocí cuando yo iba al colegio”, zanjó.
Migración
Uno de los problemas que enfrenta Tarapacá es el alto flujo de migración irregular y el epicentro de eso es Colchane, en la frontera con Bolivia, por donde pasan sin control personas que buscan un mejor futuro, pero al mismo tiempo delincuentes.
En la publicación se recordaron dos casos emblemáticos de la zona: los homicidios de la ciudadana boliviana Rosalva Gómez y el comerciante chileno Nelson Murúa.
Ella murió a manos de una banda colombiana, en 2017, que la ejecutó en la búsqueda de su pareja, un colombiano del que nunca más se supo su paradero. Él, en tanto, fue asesinado en enero de 2022 tras ser secuestrado. Ambos casos ocurrieron en Alto Hospicio.
“Los homicidios de Rosalva Gómez y de Nelson Murúa fueron una voz de alarma gigantesca. Nos dieron la pauta que comenzábamos a enfrentar delincuencia extranjera con otras formas de actuar que, hasta ese momento, eran desconocidas para nosotros”, comentó el fiscal.
De todos modos, pidió no mezclar migración con delincuencia, apelando a la historia que caracteriza a la capital regional.
“Acá el problema no es la migración, sino la delincuencia extranjera. En Iquique siempre hemos convivido con extranjeros. Y, por la zona franca, son de distintas nacionalidades. Esta no es una ciudad xenófoba, por el contrario. Pero la delincuencia es otra cosa”, aclaró.
Alto Hospicio
El País también habló con el alcalde de Alto Hospicio, Patricio Ferreira, comuna que últimamente aparece constantemente en la prensa debido a delitos y crímenes.
“La situación de Alto Hospicio es quizás la expresión más dramática de la crisis gemela que atraviesa el norte de Chile: migratoria y de seguridad pública”, lanzó el jefe comunal.
“Y digo que son gemelas no porque criminalice la migración — creo que la mayoría de los migrantes son gente honesta — pero infiltrados en estos enormes flujos, que supuso el desplazamiento de ciudadanos principalmente venezolanos, han llegado mafias transnacionales con alto poder de fuego”, lamentó.
“Ahora hay muchos homicidios por ajuste de cuentas y muchos de ellos son filmados como una forma de demostrar de que ‘se cumplió el encargo’. Es mucha la violencia, mucha la crueldad y con un ensañamiento al que no estábamos acostumbrados”, complementó el fiscal.
A eso Ferreira sumó que – más allá de las drogas – existen grupos criminales que también se dedican a la trata de personas, la extorsión y el contrabando.
“El temor hacia los grupos criminales se mantiene vigente en la medida que se sostengan como amenazas creíbles. Por eso vienen este otro grupo de delitos, destinados a la coerción, como es el sicariato, el secuestro o la tortura”, sostuvo.