Más de 50 profesores, líderes intermedios y directores, entre otros, de colegios de zonas como Alto Hospicio, Coronel, Puerto Varas, Santo Domingo y Aysén, participaron en la primera versión de la asesoría en Liderazgo para el Cambio, liderada por Santiago Rincón-Gallardo y organizada por la Fundación Educacional Seminarium y Michael Fullan Enterprises.
Santiago Rincón-Gallardo, director de Investigación de Michael Fullan Enterprises e investigador de la Universidad de Toronto, centra su investigación en el Liderazgo para el Cambio, mediante el cual fomenta el rol de líderes en colegios. Adicionalmente, en febrero de 2020 llevará a cabo una nueva asesoría en la materia.
¿Qué es el Liderazgo para el Cambio? ¿qué resultados se obtienen al momento de potenciar los liderazgos en las escuelas? ¿Y cómo mejora los resultados académicos de los alumnos? Eso es parte de lo que Santiago Rincón-Gallardo, responde en la siguiente entrevista.
¿Cómo debemos entender el Liderazgo para el Cambio?
Primero déjame explicar qué es el liderazgo. Este concepto se refiere a la capacidad de influir a un grupo, para dirigirlo hacia una dirección común. Mientras que Liderazgo para el Cambio, es liderar para poder transformar la cultura de una escuela, organización educativa, u otro.
En los últimos 3 a 5 años se ha generado mucho más conocimiento sobre el buen liderazgo para el cambio. De hecho, nos encontramos en un período en que está creciendo el conocimiento práctico sólido sobre qué distingue a los líderes efectivos, de quienes no lo son tanto.
Cada escuela sabe cuáles son los desafíos y fortalezas más importantes, y también cómo movilizarlas para determinar los aprendizajes de los estudiantes durante su paso. El Liderazgo para el Cambio no es un proceso monolítico, sino que sus conceptos son bastante flexibles para adaptarse a contextos diversos.
Algunos elementos que forman el Liderazgo para el Cambio son el Aprendizaje Profundo, Colaboración Eficaz, los Líderes Aprendices y la Coherencia. Y lo mejor es que estos conceptos son lo suficientemente potentes y flexibles como para ser pertinentes a contextos distintos como América Latina, EEUU, Chile y otros.
¿Cómo se ve una escuela en la que se aplique el Liderazgo para el Cambio?
Al entrar a una escuela que haya implementado esta metodología, lo primero que nos pasaría es que tendríamos dificultad para saber quién es el jefe ahí. En estas escuelas, varios profesores tienen posiciones de liderazgo y el trabajo de todos es crear las condiciones para que el grupo aprenda sobre lo que está funcionando y lo que no.
Lo segundo que veríamos en un ambiente en el que el Liderazgo para el Cambio está vivo, es que aprender se convierte en la tarea de todos. Alumnos, profesores y directivos también obtienen aprendizajes unos de otros, lo que es bastante diferente a lo que ocurre en las escuelas convencionales.
Adicionalmente, en las aulas veríamos a estudiantes investigando asuntos que les interesan, moviéndose con libertad a lo largo del aula para acudir a los recursos que requieren para darle sentido a sus preguntas, y a los maestros moviéndose entre los estudiantes para guiarlos en lo que necesitan.
Si yo fuera a preguntarle a un alumno en este ambiente de aprendizaje, muy seguramente él podría decir con claridad su trabajo y las razones por las que lo está haciendo, además de explicar el sentido de estar trabajando sobre ello de la manera que lo hace.
Esto es muy distinto a una escuela tradicional. Hoy si uno se acerca a un alumno y le pregunta qué está haciendo y la razón, el estudiante muy probablemente diría,´estoy haciendo lo que me dijo el profesor´.
Lo que uno ve en un entorno de Liderazgo para el Cambio es potente y vibrante, porque todos en la organización entienden muy bien qué están haciendo, su propósito, la estrategia que siguen y cómo se vinculan sus acciones del día a día en este objetivo final.
¿Se puede implementar el Liderazgo para el Cambio en las escuelas Latinoamericanas?
Por supuesto que sí. El Liderazgo para el Cambio no es un programa, sino que una serie de principios de acción que orientan el trabajo del día a día de los maestros y líderes escolares. Lo que ofrece es cierta guía del modo en que tienes que aproximarte al trabajo de cambio que hace más probable que obtengas lo resultados y que, en efecto, puedas estimular el cambio en tu organización.
De lo que se trata es de ir generando ciertos procesos de mejora continua donde uno pone una estrategia en acción, evalúa lo que está resultando, la refina a lo largo del tiempo y va mejorando no solo sus resultados, sino que su propia capacidad para resolver nuevos problemas, y profundizando cada vez más en el trabajo para hacerlo más potente e impactante.
¿Qué deben tener claro los establecimientos que quieren implementar el Liderazgo para el Cambio?
Lo primero es que quieran hacerlo. Es decir, que cambiar la cultura del aprendizaje no solo de los alumnos, sino que también de los adultos en los establecimientos.
Lo segundo es que, en gran medida, lo que aprendemos del buen liderazgo muchas veces es contrario a la lógica escolar convencional. Por lo que tendremos que trabajar en ello, si lo que queremos cultivar son estudiantes que sean capaces de aprender en profundidad y de enfrentar situaciones en el futuro. Por lo que ese cambio cultural es un trabajo profundo y desafiante.
Lo otro que deben considerar es que, a pesar de que el trabajo será difícil y requerirá tiempo, será sumamente satisfactorio. Porque hay pocas cosas más gratas que ver a un niño que le brillen los ojos porque está aprendiendo mejor, o un profesor satisfecho con el trabajo que está haciendo. Porque el Liderazgo para el Cambio enseña a los alumnos no solo a que les vaya bien en el examen, sino que para que les vaya bien en la vida.
¿Por qué te desarrollaste en esta línea investigativa?
Para mí, la educación es más que una curiosidad intelectual. Me interesa la educación porque quiero contribuir a cambiar el mundo. Como estudiante siempre tuve la suerte de ser del cuadro de honor de mi escuela, tener muy buenas calificaciones y representar a mi colegio. Pero cuando terminé, descubrí que con las mejores notas, no sabía leer ni escribir, ni tampoco aprender por mi cuenta, y en eso hay una contradicción terrible.
Pasamos mucho tiempo de nuestra vida en las escuelas y creo que, hasta ahora, los sistemas educativos no han encontrado la manera de asegurar que nuestro paso por la escuela en efecto nos prepara para aprender por nuestra cuenta, ser independientes, autónomos ni libres. Estamos entonces desperdiciando mucho del talento, la creatividad y, peor aún, las ganas de aprender que tienen los niños cuando asisten a la escuela.
Entonces me hice el propósito personal de influir en los sistemas educativos para asegurar que los niños no tengan que pasar por este penar que es la escuela, sino que más bien, apoyar a los establecimientos educacionales en la búsqueda para que puedan cultivar el gusto por aprender.
Más información sobre la asesoría en Liderazgo para el Cambio aquí, como también en las cuentas de Facebook, LinkedIn e Instagram de Fundación Educacional Seminarium.