El plantel albo se abrazaba en la cancha del Estadio Monumental, los hinchas estallaban en júbilo en las tribunas del recinto de Macul y los que no pudieron asistir al triunfo sobre Olimpia salían a las calles a celebrar.
Colo Colo había goleado al poderoso elenco paraguayo y conquistaba la primera -y hasta ahora única- Copa Libertadores del fútbol chileno. Todo era felicidad, salvo para una de las figuras del ‘Cacique’ quien, para su mala suerte, a esa hora estaba en una cama de una clínica capitalina.
A los 40 minutos de la final, Gabriel Mendoza intentó encarar por la derecha pero, al enfrentar a su marcador, tropieza y cae con todo el peso de su cuerpo apoyado en el codo derecho.
La imagen es decidora. El ‘Coca’ no puede ponerse en pie y clama por asistencia médica. “Me di cuenta al tiro que era grave”, reconoció Mendoza años después a La Cuarta.
Los médicos albos concuerdan en que la lesión es de cuidado y deciden trasladar al jugador a un recinto médico, donde le diagnostican una grave luxación de codo.
“Celebré el tercer gol en la clínica. Lo celebramos con las enfermeras, los doctores, todos saltando y yo con una férula. Me devolví al estadio mientras toda la gente se iba a festejar a la Plaza Dignidad. Cuando llegué a tomar la copa, la toqué y la besé. Fue emocionante, pero no fue lo mismo”, rememoró el ‘Coca’.
Consultado por el dolor provocado por la lesión, Mendoza fue claro: “La verdad es que, más que el dolor del codo, a mi me duele en el alma no haber terminado en cancha y haber podido levantar la copa”.