Max Verstappen se quedó el pasado domingo con la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórnula 1, después de salir desde la 17.ª posición en la carrera. El tricampeón del mundo dio una clase magistral de conducción sobre el circuito de Interlagos, a pesar de las adversidades meteorológicas.
La lluvia fue protagonista en la tierra de la leyenda Ayrton Senna. Las precipitaciones no cesaron durante la carrera y los pilotos debieron sortear una pista resbaladiza, además de la poca visibilidad.
Tanto el británico Oliver Bearman como el argentino Franco Colapinto no habían rodado nunca en el asfalto mojado con monoplazas de F1, y vaya que lo notaron. El sudamericano perdió el control de su coche en la curva 3, girando completamente antes de impactar contra las vallas de contención.
En tanto, Bearman -que reemplazó en Brasil a Kevin Magnussen porque estaba enfermo- temió por su integridad física durante la carrera y pidió a su equipo que le dijeran a la FIA de parar.
Todo quedó registrado en un desesperado mensaje en radio. “¿Cómo se nos permite competir así? Alguien va a chocar y va a ser un accidente muy grave”, indicó Bearman al team estadounidense.
“¡Ni siquiera puedo ver casi mi volante!“, agregó el británico, a lo que su equipo intentaba poner calma apuntando que estaba “haciendo un gran trabajo”.
Al ver que la bandera roja aún no aparecía. Bearman comenzó a inquietarse a fondo. “Vamos, habla con la FIA, por favor… ¡Esto es muy peligroso, estoy intentando no morir, oh, Dios mío!“, aseveró.
Finalmente, Bearman logró finalizar la carrera en el duodécimo lugar en Interlagos, no sin antes exteriorizar su sufrimiento y su falta de experiencia.
Ya con la carrera terminada en Sao Paulo, el piloto de solo 19 años declaró que “gracias a Dios. Estaba muy mal… Fue una carrera difícil. Demasiados errores por mi parte y eso realmente comprometió nuestra carrera”.