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Bajo la lluvia y "sin caja de cambios": Senna y el fin de una maldición de siete años en GP de Brasil

02 noviembre 2024 | 06:30

Este fin de semana se corre una nueva versión del Gran Premio de Brasil, que se disputa en el circuito Interlagos, en la ciudad de Sao Paulo y que en 1991 fue testigo de una de las hazañas más impresionantes que realizara la leyenda Ayrton Senna.

En 1991, y tras siete años de fracasos, el fallecido piloto brasileño inició su octava temporada en la Fórmula 1 con un objetivo pendiente: conquistar su Gran Premio de Brasil.

Aunque el brasileño ya era dos veces campeón del mundo, la victoria en su tierra aún se le resistía.

Su primer vez en Brasil fue en 1984, donde Senna quedó fuera antes de tiempo, lo mismo que le ocurrió al año siguiente.

Ya en 1986 sí pudo terminar el GP, pero lo hizo en segundo lugar por detrás de Nelson Piquet. Pese a lo que se podía esperar, a esto le siguió un retiro, una descalificación y un onceavo lugar entre 1987y 1989, año en que obtendría su primer campeonato mundial de Fórmula 1.

Equipo McLaren celebra el fin de la maldición de Brasil

No hay ‘mal-dición’ que dure 100 años

La temporada de 1990 inició con Ayrton Senna ganando el gran premio de Estados Unidos, por lo que se esperaba que ese año rompiera al fin la maldición “en casa”. El destino dijo lo contrario, y nuevamente quedó relegado en Sao Paulo, esta vez al tercer lugar.

Eso sí, la nueva década trajo el segundo título mundial para el brasileño, quien apostó todo a que 1991 fuera el decisivo.

Así, llegó el fin de semana del 24 de marzo de 1991, donde Ayrton Senna decidió preparar esta nueva oportunidad aislándose unos días antes del evento, buscando una concentración total.

Ayrton Senna terminó con calambres en sus extremidades

El viernes 22 de marzo de ese año, en la primera sesión de clasificación, Senna consiguió el mejor tiempo pese a la lluvia, superando a Jean Alesi y a los Williams de Nigel Mansell y Riccardo Patrese. Así, se aseguró su pole número 54, ampliando su récord y llenando de entusiasmo al público local.

Problemas mecánicos y la lluvia no pudieron con la tenacidad de Senna

Al iniciar la carrera, ante una multitud ferviente, Senna defendió su posición y tomó ventaja sobre Mansell.

Todo parecía bajo control hasta la vuelta 46, cuando comenzaron los problemas mecánicos. Ayrton tenía ventaja de 36 segundos sobre el italiano Patresse, comenzaron los problemas en la caja de cambios del McLaren.

Primero perdió la tercera marcha, y luego la quinta. La situación empeoró al perder también la segunda y la cuarta, dejándolo atrapado en sexta velocidad, mientras sus seguidores le recortaba tiempo.

La lluvia se intensificó, y aunque Senna intentó sostener su ventaja, su situación se volvió aún más compleja. Finalmente, Mansell abandonó por fallos en su Williams, y Senna, sin cambios de marcha y bajo una lluvia torrencial, se aferró a la pista. Con una técnica excepcional, sólo usaba el freno para reducir la velocidad en las curvas.

Riccardo Patrese lograría acercarse a menos de cuatro segundos de Senna, pero también enfrentó problemas y no pudo alcanzarlo.

Así, y tras siete años de frustración, el brasileño cruzó la meta victorioso, logrando por fin su anhelada victoria en Brasil.

Exhausto y con un esfuerzo sobrehumano, Senna tuvo que ser trasladado en ambulancia hasta el podio, donde apenas pudo levantar su trofeo, en un momento histórico lleno de euforia, alivio y orgullo nacional. La maldición de Brasil era ahora nada más que una anécdota.