Seis campeonatos de constructores, siete títulos de pilotos, ingresos millonarios y un brutal dominio que parece estar lejos de acabar. Toda una hazaña lo de Red Bull Racing, considerando que la escudería debutó en la Fórmula 1 apenas en 2005. Una apuesta que en su tiempo fue arriesgada, pero que ha traído (y trajo) grandes frutos tanto para la marca de las bebidas energéticas, como para los mayores herederos de este éxito deportivo; el alemán Sebastian Vettel y el neerlandés Max Verstappen.
Y es que, este 2023, el equipo austríaco volvió a consolidarse como el rival a vencer en la F1, aunque cada vez parece más difícil conseguirlo, ya que a falta de cinco Gran Premios en la actual temporada, los dirigidos por Adrian Newey se proclamaron con la doble corona y ya trabajan para su séptimo campeonato de constructores en 2024 y un eventual tetracampeonato de ‘Mad Max’. ¿Cómo pudo Red Bull pasar de competir a ser el mejor del montón a una potencia del deporte tuerca?
Recuerda que el próximo 12 de noviembre se realizará ‘Red Bull ShowRun’, evento que traerá a Chile un coche auténtico de la Fórmula 1 para la alegría de los fanáticos
El dólar que cambió la historia de Red Bull y la Fórmula 1
La llegada de Red Bull a la F1 se originó en 1995, cuando la compañía austríaca decidió auspiciar a Sauber, una pequeña escudería suiza que se encontraba lejos de competirle a los grandes de la época (Benetton Renault o Yamaha). A lo largo de aquella temporada y durante un par de años después, el dueño de la empresa de bebidas energéticas, Dietrich Mateschitz, compraría gran parte del equipo, del cual mantuvo un vínculo hasta 2001 por diferencias a nivel administrativo y competitivo.
Los años posteriores y de la mano del expiloto austríaco Helmut Marko, la industria de los ‘toros rojos’ depositaría sus esperanzas de conseguir un piloto competitivo a nivel mundial en lo que bautizaron como Red Bull Junior Team, una especia de cantera de diamantes que daba cuenta de sus ambiciosos planes a futuro.
Para Mateschitz fueron cuatro largos años donde, sin una escudería donde ascender a sus jóvenes pilotos promesas, Red Bull sólo era un ‘alumno oyente’ sin ninguna injerencia en la categoría de élite del automovilismo… Hasta que hicieron del fracaso de otros, una oportunidad de oro para ellos.
Pese a invertir cientos de millones de dólares, Jaguar Racing nunca pudo asentarse como corresponde en la Fórmula 1. En 2004, y tras cinco temporadas consecutivas cargadas de fracasos, Ford (propietario del equipo) se vio obligado a vender su escudería, aunque sin éxito, como ya era la tónica de esta formación.
A esas alturas, Mateschitz se encontraba al acecho al más puro estilo de un animal carroñero, logrando adueñarse de este ‘felino’ cadáver llamado Jaguar tras un acuerdo surrealista; compró el equipo por un dólar con el compromiso de inyectar una gran cantidad de dinero e invertir millonariamente en la escudería. El 15 de noviembre de 2004, se convirtió en el día en que Red Bull marcaría un hito en el circuito.
Los primeros éxitos de la mano de Sebastian Vettel
El inicio para Red Bull no fue nada sencillo. La falta de experiencia era notoria y no se podía comprar ni con todo el dinero del mundo, pese a los intentos del británico Christian Horner, a quien le habían encomendado las riendas del equipo.
Fue el fichaje del ingeniero británico Adrian Newey que marcaría un antes y un después en el futuro de la escudería, que en 2007/2008 -y sin planearlo- encontraría en el joven Sebastian Vettel sus primeros abrazos y espumantes.
El alemán pertenecía a la compañía desde 1998, cuando llegó al Red Bull Junior Team con tan sólo once años. Con apenas un trofeo en su categoría, Vettel dio un gran salto a la élite, que no le quedó para nada grande.
Lo que vino después es historia; cuatro títulos mundiales (2010 a 2013), 40 victorias y más de 45 ‘poles’ fue el saldo de Vettel en su estadía en la escudería hasta su marcha a Ferrari en 2015. Red Bull se transformaba en el nuevo equipo a vencer y comenzaría a dar pistas de que se consolidaría, varios años más tarde, como un gigante de la F1.
Los modelos más icónicos de Red Bull en sus 19 años
Los clásicos RB de Red Bull, un modelo que tanto ha dado que hablar entre los fanáticos más acérrimos del deporte motor, han existido desde la incorporación del equipo al circuito en 2005, aunque existen modelos que se recuerdan más que otros.
Pese a que 2009 fue un año que marcó varios hitos en la historia de la escudería austríaca -con los primeros podios y victorias del equipo de la mano de Vettel-, el 2010 terminó por consolidar a Red Bull en la élite de la Fórmula 1 con su RB6.
Un modelo con motor Renault, 750HP de potencia, ocho cilindros y un peso de 95 kilos, y que fue la guinda de la torta del éxito de la escudería en el deporte tuerca, luego de conseguir nueve victorias, 20 podios, 15 pole positions y un total de 498 puntos. Obviamente, el equipo logró el campeonato de constructores y de pilotos, siendo el alemán el ganador de la temporada y con Webber en el tercer lugar.
Los abrazos y los títulos se repitieron en los modelos siguientes (RB7, RB8 y RB9) con el ‘Inspector Seb’ como el objetivo de todas los ‘flashes’.
Pese al campeonato del neerlandés Max Verstappen en 2021 tras pasar seis años en la escudería, fue el RB18 que generó un impacto inmediato entre los ingenieros del circuito. El vehículo impulsado por un motor de seis cilindros y 24 válvulas se mostró muy veloz desde su primera carrera.
“El RB18 ha llevado a sus pilotos a conseguir un impresionante total de 17 victorias, 28 podios y ocho poles a lo largo de la temporada. Gracias a sus neumáticos Pirelli y su RPM MAX de 15,000RPM, el auto logró una potencia impresionante de 900HP. En definitiva, el RB18 demostró ser un auto de alto rendimiento, capaz de competir en igualdad de condiciones con los mejores equipos de la Fórmula Uno”, destacó Red Bull en su sitio web.
Como curiosidad, en el Gran Premio de Mónaco en 2006, el equipo se encontraba promocionando la película ‘Superman Returns’, por lo que lanzaron un modelo especial inspirado en el popular superhéroe, a su vez que que David Coulthard y Christian Kilen llevaban trajes de piloto con el logotipo de Superman estampado en el pecho.
Aunque la historia ya se había repetido un año antes, cuando en el mismo circuito ubicado en Montecarlo en 2005, Red Bull decidió hacerle promoción a Star Wars, con un modelo único e irrepetible.
El brutal dominio de Max Verstappen
Daniel Ricciardo, Daniil Kvyat y Pierre Gastly pasaron por las filas de Red Bull Racing tras la despedida de Vettel. Los resultados no fueron los esperados, hasta que llegó la actual cara de la Fórmula Uno; el neerlandés Max Verstappen, el actual tricampeón del circuito, el hombre récord.
En el Gran Premio de Qatar, a principios de octubre, selló su tercer título como piloto y le entregó la sexta corona a la escudería austríaca y, de paso, ingresó al selecto club de los tricampeones en el que figuran, entre otros, dos mitos como Niki Lauda y el brasileño Ayrton Senna, y se coloca a cuatro del récord histórico que comparten dos leyendas; el inglés Lewis Hamilton y el alemán Michael Schumacher.
De familia esforzada, dedicada a los fierros y las tuercas, la historia de ‘Mad Max’ es una de las más duras del circuito. Su padre Johannes, expiloto de la máxima categoría (107 Gran Premios entre 1994 y 2003 con dos podios), desde que tenía apenas 4 años (con kartings), lo ha entrenado para ser una máquina de la conducción hasta su estreno en la élite en 2015.
Desde muy pequeño, éste lo educó con métodos poco ortodoxos y no muy bien aceptados, aunque según ellos mismos, efectivos.
Insultos, gritos y ‘golpes correctivos’ en plenas competencias y delante de todos, sacarlo de la escuela en pleno inverno para entrenar o incluso dejarlo abandonado en una estación de servicio tras perder una carrera, son algunas de las polémicas acciones que tuvo ‘Jos’ con Max, aunque dicho tema se ha zanjado en innumerables ocasiones en entrevistas.
A pesar de su potente herencia referida al deporte motor, de todos sus antepasados (padre y abuelo), sin duda el más influyente es y será ‘Mad Max’. Con su ya reconocido carácter frío, el neerlandés ha construido su propio camino en la F1. No tuvo problemas para dominar en su generación de talentos como Charles Leclerc o Pierre Gastly, ni tampoco para derrocar a un legendario Lewis Hamilton. Verstappen, un piloto único e histórico, que se convirtió en el ganador más joven en 70 años de historia en la categoría.
Un deportista que no se cansa de alcanzar la gloria y no se cansa de llevar a Red Bull a lo más alto. Los ‘Toros’ están en el trono y, probablemente, lo seguirán estando mientras el neerlandés siga persiguiendo su infinito sueño; ser el mejor de la F1.