Edición | Cony Escobar

"Mente perversa": las cartas y escuchas que develan peligrosidad de teólogo detrás de red de pedofilia

28 diciembre 2024 | 06:00

Su personalidad presenta "rasgos perversos". Esa es solo una parte del perfil psicológico de M.A.O.B., el líder de una de las más grandes redes de pedofilia descubiertas en Chile. Antecedentes que hoy publica BBCL Investiga dan cuenta de más víctimas y develan la real peligrosidad del teólogo, quien —pese a las sospechas— operó impunemente por más de dos décadas. Conversaciones telefónicas y extensas cartas demuestran que aun dentro de la cárcel se las arregló para seguir ejerciendo su influencia. No sólo para intentar que su denunciante cambiara su versión ante fiscalía sino que, incluso, para que ella lo ayudara a pagar un abogado particular. Tras todas las revelaciones de este medio, el Ministerio Público ordenó la apertura de una nueva causa, liderada por un nuevo persecutor.

Este medio se abstuvo de dar la identidad completa del principal acusado puesto que podría llevar a la identificación de sus víctimas. El nombre real de Tatiana fue modificado por las mismas razones, y así también, el de las víctimas.

“Respetada Camila, es difícil escribirte. Son innumerables las ideas y reflexiones que tengo. Trataré de ser honesto, como siempre lo he sido contigo”.

M.A.O.B. siempre manipuló a Camila, desde que tenía 8 años hasta que se lo llevaron preso. Y la verdad, es que ni siquiera allí dejó de hacerlo. Tal como reveló la Unidad de Investigación de BioBioChile, M.A.O.B. urdió y lideró una red de pedofilia en Chillán que dejó, además de él, a 13 condenados. Por eso, cuando se lo llevaron detenido en septiembre de 2022 intentó zafar usando su mejor talento: la persuasión. Aunque era difícil. Mejor dicho imposible. Los 130 videos y más de 16 mil fotografías en su contra no le dejaron ningún chance.

Documentos judiciales a los que accedió BBCL Investiga no sólo develan que M. alcanzó a actuar impunemente durante más de dos décadas, sino que también siguió ejerciendo su influencia desde la cárcel: consiguió enviar extensas misivas escritas de su puño y letra para que su víctima testificara a favor de él, para que se echara la culpa de todo y cambiara sus versiones en las declaraciones frente a fiscalía. No era la única forma de operar tras las rejas. También mantuvo extensos llamados telefónicos con Tatiana, la madre de Camila, con quien buscó tergiversar la historia e inclinar la balanza a su favor.

Y aunque esta última cayó detenida junto al principal acusado, como autora de los delitos, la fiscalía le concedió un acuerdo para cumplir su pena en libertad.

M. presenta una mente “carente absoluta de empatía” y “rasgos perversos”, testificaron peritos que lo investigaron.

Más y más víctimas

La familia de M. siempre supo que era raro. Raro es poco. Sus conductas inhabituales encajaban mejor en un hombre fetichista. Degenerado. Su propio perfil psicológico y criminológico corrobora esa descripción.

Su exesposa, con quien estuvo casado por 30 años, confesó que “vivieron diversas situaciones que, en su momento, no le parecieron sospechosas, pero que cobraron sentido tras las denuncias en su contra”. Esas denuncias son los delitos de violación, abuso sexual y almacenamiento de material pornográfico infantil por los que fue condenado a cadena perpetua.

Ella contó que cuando estaban juntos, M. le llevaba masajistas, o que una vez, limpiando, se encontró con un VHS de él con material pornográfico. Esa vida, desconocida para muchos, distaba de su prominente rol de capellán en la Iglesia Adventista. Misma congregación de la que más tarde sería expulsado al destaparse rumores en su contra por abusos e infidelidades.

De esa época no hay registros de denuncias formales. Pero testimonios vertidos en el juicio abierto en su contra exponen que para ese entonces, es decir, desde hace más de 20 años, ya operaba como un depredador sexual.

La detective y oficial del caso, Carolina Henríquez, por ejemplo, declaró que se encontró con otras víctimas de M. cuando este vivía en Quilpué. La primera de ellas fue Carla. Tenía 32 años cuando tuvo que revivir todo luego de que su abusador cayera en las redes de la policía.

—En la primera clase de computación, M. comenzó con masajes en los hombros para que se relajara. Pero a la tercera sesión, le pidió que se quitara la polera para masajearle la espalda. Durante la cuarta sesión, el abuso escaló —dicta el oficio que contiene su testimonio.

Para ese entonces, Carla tenía apenas 10 años de edad.

La otra víctima es Daniela. Tenía 38 años cuando se presentó ante la detective y denunció todo.

—Siendo muy pequeña, M. la sentó sobre su regazo durante una reunión familiar. En ese momento, sintió a M. que se rozaba contra su cuerpo con su genitales. Daniela describió cómo, a partir de ese evento, la figura paternal que tenía de él desapareció. Aunque nunca lo había considerado literalmente su padre, lo veía como una figura protectora, relación que quedó completamente destruida.

Una tercera mujer rememoró un hecho particular cuando M. le impartía clases particulares. Además de repetir lo mismo que le hizo a Daniela, también tocó sus partes íntimas y la llamó “mi bebé”.

Hay una cuarta víctima que era amiga de Camila. Ella contó que siempre sintió rechazo por M. debido “a su actitud invasiva y comportamiento soez”. Con el tiempo, de niña, tenía sueños perturbadores. De grande recordó que en realidad estaba reviviendo un episodio en el que M. la abusó cuando tenía 8 o 9 años.

Todo eso reafirma el patrón de conducta del condenado.

“M. se aprovechaba de su relación con las familias, el rol educativo y su fachada de hombre religioso para acercarse a sus víctimas, estableciendo un círculo de confianza que le permitía abusar sin ser detectado inicialmente”, concluyeron los magistrados que lo condenaron a comienzos de este mes.

Fetichista y pedófilo

El tribunal de Chillán adjetivó las actitudes de M. como un “comportamiento de depredador sexual en contra menores de edad”. Eso se sumó al perfil psicológico y criminológico que le realizaron. Christian Jiménez, el perito que lo analizó, no era cualquiera. Tenía experiencia en perfiles similares: había trabajado en “Antares de la Luz” y en el perfil de Héctor Llaitul Carrillanca. Era difícil engañarlo. Sus conclusiones fueron tajantes:

“Se evidencia una inestabilidad afectiva persistente y una merma emocional manifestada en su incapacidad para establecer vínculos afectivos profundos (…) Demuestra una falta de remordimiento y una carencia absoluta de empatía hacia las personas que transgrede, lo que se extiende a familiares, víctimas y otras relaciones sociales”.

Su personalidad presenta rasgos perversos, caracterizados por la instrumentalización de los vínculos humanos para su satisfacción personal. Desde una perspectiva clínica, se observa un patrón de fetichismo, lo que refuerza su perfil de personalidad perversa.
- Perfil psicológico de M.

En cuanto a su perfil criminológico, enfatizaron que M. “está plenamente consciente de la naturaleza ilícita de sus actos”. Todo su perfil encaja en los diagnósticos de pedofilia y fetichismo.

“Este comportamiento es consistente con las parafilias diagnosticadas en el imputado, específicamente la pedofilia y el voyeurismo (…) Este patrón evidencia un aumento en la peligrosidad de sus acciones”.

Un punto importante fue el nivel de gravedad del material pornográfico infantil. Para clasificarla los peritos usaron el modelo COPINE, desarrollada por la Universidad de Clark en Irlanda en colaboración con la Unidad de Pedófilos de la Policía Metropolitana de Londres. Esta tiene 10 niveles. El 1, es el más “suave”. El 10, el peor.

“Una cantidad significativa de los videos analizados se encontraba entre los niveles 9 y 10, los más graves en términos de transgresión”, describe uno de los estudios expuestos en el proceso judicial.

Manipulación y perversión

Esas características de su personalidad se extendieron incluso cuando se lo llevaron detenido el 13 de septiembre de 2022. Tal como reveló previamente este medio, la causa estuvo dormida por dos años, hasta que todas las fotos y videos cayeron en manos de fiscalía, sólo gracias a la ayuda de un informático que se atrevió a denunciarlo. Por eso detuvieron a M. y a Tatiana, la madre de Camila, quienes terminaron en prisión preventiva.

Pese a estar tras las rejas, la comunicación entre ambos nunca se detuvo. Una de las diligencias que estuvo a cargo de la Brigada Investigadora de Delitos Sexuales de Chillán fue la interceptación de llamadas telefónicas entre ambos desde la cárcel. Estas iniciaron a principios de febrero y se extendieron por 60 días: un total de mil conversaciones.

Los principales interlocutores eran M., Tatiana, Camila y María, la hermana del teólogo. Las interpretaciones policiales contenidas en la sentencia así lo dan cuenta. En una de las llamadas usadas como medio de prueba, se escuchan las voces de M. y Tatiana.

“M. insiste en que Camila debe mantener un relato que no lo implique a él en responsabilidad alguna, y que si se le muestran videos, ella debe decir que fue idea suya grabarlos”, recoge el escrito.

M. varias veces insistió con lo mismo a lo largo de las escuchas. Por más que quiso que Camila se culpara, la idea de grabar los encuentros siempre fue de él. Es más, M. también actuaba como director y ordenaba lo que tenía que hacer tanto ella como los otros imputados.

Otra llamada entre la víctima y su madre menciona que “M. necesita dinero para pagar el abogado”, y más tarde incluso, le pidió a la propia afectada, que consiguiera un millón de pesos para pagar un defensor particular para su abusador.

“Le dice que se enfoque en coordinar lo que Camila debe declarar, insistiendo en que lo haga de manera precisa para no generar contradicciones que puedan perjudicarlo en el juicio (…) Pasa a hablar sobre la próxima declaración de Camila, mencionando que el abogado le indicó que es clave que ella diga que en el video presentado en la formalización no hubo penetración. Recalca que es importante que Camila insista en ese punto, ya que tiene implicancias claves para su defensa”, se desprende de una nueva llamada entre M. y Tatiana.

Tatiana escuchó todas las instrucciones de M. y ella le aseguró que hablaría con su hija para transmitirle los mensajes. Una de las cosas más importantes que repite M. desde la cárcel es que “no debe proporcionar detalles sobre lugares geográficos, nombres completos, ni datos específicos de las personas involucradas”.

Insiste en un punto: que Camila diga que ella contactaba a los hombres y decidía el lugar para que se encontraran.

Lo anterior quedó totalmente refutado. Los únicos que contactaban hombres a través de redes sociales eran el propio M. y Daniel, quien no fue investigado por la fiscalía. (Ver Pedófilos ocultos en Chillán: el “brazo derecho” de depredador sexual que la fiscalía nunca indagó).

Burlas de su madre

Camila también habló con María, la hermana de M. En gran parte de las conversaciones es ella quien la apoya y le insta a que cuente toda la verdad.

“Camila menciona que se siente culpable por haber mentido anteriormente y por la posibilidad de perjudicar a su madre, y explica que tiene dudas sobre si debería hablar de los abusos sufridos desde los 8 años, ya que teme el impacto emocional en su madre”, agrega.

Esa culpa de Camila es porque, de las tres declaraciones que dio, en las primeras dos mintió y se incriminó en todo. Después de sesiones con psicólogos asumió que vivió abusos constantes por más de una década. Se dio cuenta de que fue sometida y obligada a hacer lo que su padrastro quería. Por eso María le dice que “debe dar ese paso” para resolver todo lo que ocurrió. Aunque, cuando le reveló a Tatiana que desde los 8 años estaba siendo abusada por su entonces pareja, su madre ni se inmutó.

“Comenta que su madre no reaccionó completamente sorprendida cuando le insinuó lo que ocurrió en el pasado, lo que la hace creer que Tatiana podría haber sospechado algo”, añade el documento.

La propia Tatiana así lo reconoció. En su declaración policial, fechada el 13 de septiembre de 2022, y revelada en la primera entrega de este reportaje, aseguró que “presumía” que a Camila “le podían realizar el mismo tipo de masajes que a ella, finalizándolos con sexo”.

Parte de la sentencia expone que la primera develación directa de Camila a su madre fue a los 13 años. En ese momento le contó que “había perdido su virginidad con M.”

“Esta revelación no generó el efecto esperado. Contrario a lo que sería la respuesta adecuada -activar mecanismos de control social, denunciar o buscar protección-, la madre, quien también había participado en prácticas similares con el imputado, normalizó la conducta abusiva. En lugar de cuestionar o actuar contra los hechos, Tatiana integró la situación en la cotidianeidad de la relación familiar reconstituida, perpetuando la dinámica abusiva y evitando cualquier intervención externa”, cierra el escrito.

Y peor aún.

Una de las conversaciones más desconcertantes entre Tatiana y Camila fue cuando la madre comenzó a reírse de todo lo que vivió su hija.

“Tatiana se burla reiteradamente del hecho de que Camila es tratada como víctima, diciéndole VISTIMA. Continúa burlándose del término vístima y lo repite en tono sarcástico. Muestra una actitud despectiva hacia la situación de Camila, minimizando su sufrimiento. Afirma que lo importante es que Camila se enfoque en superar la situación, estudiar, relajarse y continuar con su vida. Camila responde con breves afirmaciones, sin contradecir a Tatiana, pero se percibe su incomodidad ante la actitud de su madre”.

Pese a todo esto, la madre de la víctima zafó de prisión. En primera instancia, la fiscalía la formalizó por los delitos consumados de violación impropia y favorecimiento de la prostitución infantil en calidad de “autora”. Sin embargo, más tarde la reformalizó, rebajando su grado de participación y modificando los delitos: pasó a ser “cómplice” del delito reiterado de violación de menor de 14 y estupro.

Fue así como el organismo persecutor le concedió un acuerdo para que pudiera optar a un procedimiento abreviado.

Hoy cumple su pena en libertad vigilada intensiva.

Las cartas

Las conversaciones telefónicas sólo eran una parte. Otra manipulación que usó M. desde la cárcel eran las cartas. La primera de ella está fechada el 8 de noviembre de 2022. Tiene 75 páginas y va con destino a Tatiana.

“Nuestro creador es misericordioso y maravilloso. Saldremos victoriosos porque Él está de nuestro lado”, le escribió cuando aún ambos estaban tras las rejas.

La religión fue una parte importante dentro de la misivas. Con eso lograba persuadir, y no sólo en ese momento, también a lo largo de su vida. El tribunal expuso que M. usaba “rasgos de manipulación de tipo religiosa”.

Otra carta del 24 diciembre de 2022, en vísperas de Navidad, M. le escribió 13 páginas a Camila. Parte de ese contenido decía: “Si tú no te atreves a hacer ninguna cosa o acción por ella (Tatiana), te vas a arrepentir todos los días de tu vida. Vas a tener que masticar y digerir sentimientos de culpa”.

Y pese a que fiscalía descarta haber llegado a un acuerdo con la víctima para liberar a su madre, la propia Camila asegura que sí hubo una negociación con los persecutores para que Tatiana no quedara tras las rejas.

—Yo sé que querían castigar a mi mamá, pero me castigaban a mí —confiesa Camila a este medio.

2 de mayo de 2023. Destinatario: Camila. 45 páginas.

“Desde los 10 años hasta los 18 no habías progresado en tu madurez emocional. A tus 17 años eras una dama de 10 años (…) Tu declaración de los 13 años me tiene preso. El abogado está esperando un trámite para intentar sacarme. Es necesario que aclares lo que dijiste”.

Nadie en la vida te va a conocer como yo. No te estoy insinuando que soy irremplazable, pero después de 11 años juntos, te tengo esculpida en mi mente (…) Nadie en la vida te va a conocer como yo. En tus manos está volver a ser lo que éramos. Es vital que corrijas los errores en tu declaración, sobre todo el tema de los 13 años. Si el fiscal pregunta, di que ahora tienes las cosas más claras y que yo fui tu amor platónico.
- 9 de enero 2024. Carta de M. a Camila

En total se lograron recuperar cinco cartas. Dos fueron incautadas por Gendarmería. Otras dos fueron entregadas por el psicólogo de Camila y la última fue entregada por la exesposa de M. a través de su hijo. Los puntos en común eran: instrucciones a Camila para que declarara a favor de él, presionarla para conseguir dinero para su defensa, manipulación emocional y religiosa, ocultar información y coacción para influir en terceros.

La última carta del 9 de enero de 2024 tiene 74 páginas. También es para Camila.

“Mi abogada considera vital que puedas declarar que todo lo que ocurrió fue con tu consentimiento. Eso puede cambiar todo a nuestro favor. Recuerda que la abogada defensora te guiará en todo momento. Lo más importante es que el fiscal no logre calificarte como víctima”, suplicó.

Nuevo fiscal

La defensa de los cinco imputados que terminaron en juicio, incluido M., alegó que Camila testificó tres veces y que en los primeros dos, mintió. Según ellos, era difícil creerle. Ella misma admitió que se culpabilizó de todo para defender a quien veía como una figura paterna. No obstante, el tribunal echó a la basura esa línea defensiva:

“Las diferencias en sus relatos son coherentes con el proceso de develación que enfrentan muchas víctimas de abuso, especialmente cuando han sido sometidas a manipulación prolongada o hechizo”.

Además de la mamá de la víctima, el Ministerio Público, antes del juicio, ofreció procedimientos abreviados a ocho imputados. Para ello, calcularon penas inferiores a 5 años y un día, lo que les permitió cumplir su castigo bajo libertad vigilada intensiva. Estos quedaron como autores de los delitos de estupro, abuso sexual y/o producción de material pornográfico infantil.

Tras todos los antecedentes destapados por este medio, que incluyen a una figura importante que no se investigó, fuentes de BBCL Investiga confirman que se abrió una nueva indagatoria. Y aunque hasta ahora las diligencias se realizan en completo hermetismo, los mismos consultados aseguran que la nueva causa quedó en manos de Sergio Pérez Nova, fiscal jefe de la fiscalía local de Chillán, quien ordenó volver a revisar todos los videos que se incautaron.

El abogado asistente del Ministerio Público, Richard Urra Blanco, ya no lidera las pesquisas.