Ministra Cifuentes en la quebrada del Cerro Redondo, Cuesta Chada.

Una bitácora de esperanza: el reboot de la búsqueda de detenidos desaparecidos en Paine

13 octubre 2024 | 06:05

El viernes de la semana pasada se cerró una larga etapa para los familiares de las víctimas de la dictadura en Paine. De los 14 episodios que se indagaron en la causa, el último de ellos logró una sentencia definitiva ante la Corte Suprema. Todo un hito. Sin embargo, lejos de ponerse a descansar, la ministra en visita Marianela Cifuentes, que estuvo a cargo de dicha investigación desde 2014, hizo un reboot de las diligencias este jueves. En simple, las reinició. Como parte de los esfuerzos del Plan Nacional de Búsqueda, visitó Cuesta Chada para seguir intentando encontrar a las 24 víctimas de esa zona que siguen desaparecidos. Los familiares, literalmente, aplaudieron el despliegue. Pero también lo consideran un deber: "El Estado asesinó a esta gente y el Estado tiene que responder", apuntó Flor Lazo, presidenta de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados de Paine.

Jueves 10 de octubre de 2024. Plaza Paula Jaraquemada, Paine. 8:00 AM. Poco a poco se acumuló una veintena de personas. Al cabo de unos minutos, subieron en dos van que los estaban esperando. Y enfilaron en caravana hacia el oriente por la Avenida 18 de Septiembre, la principal vía de la comuna. Son todos familia de detenidos desaparecidos en dictadura.

Contrario a lo que podría esperarse, iban animados. Entusiasmados. Incluso esperanzados. Iban a presenciar un hito. Incluso iban replicando un camino parecido al que recorrieron los efectivos del Regimiento de Infantería de San Bernardo aquella madrugada del 3 de octubre de 1973, que en un camión rojo y con la cara pintada de negro fueron sacando de sus casas a decenas de obreros agrícolas de Paine. Es una zona con un triste récord: la comuna con el mayor porcentaje de detenidos desaparecidos y ejecutados de Chile en relación a su población total. Fueron 70 personas asesinadas en una localidad que en 1973 bordeaba los 30 mil habitantes. La mayoría de ellos campesinos que participaron en la Reforma Agraria impulsada por Salvador Allende.

8:20 AM. Iban recogiendo a más familiares por el camino. Primero pararon en la intersección con Las Mercedes. Cruzaron el Acceso Sur y a la derecha dejaron atrás el Liceo Bárbara Kast Rist (Si, es hermana de José Antonio).

8:30 AM. También pararon en la esquina de 24 de abril y en Nuevo Sendero. Todos puntos icónicos. Se esperaba un día parcialmente despejado, pero la neblina decidió inundar el camino. A los costados poco y nada se podía ver.

9:00 AM. La poca visibilidad no les impidió seguir su camino. Expectantes, tomaron el Camino Padre Hurtado hacia el sur. Apenas tres kilómetros antes del límite con la región de O’Higgins, unos metros antes que el camino se ponga muy sinuoso, se detuvieron en el memorial de la Cuesta Chada. Se bajaron, se saludaron unos con otros y, mientras esperaban, empezaron a colgarse las fotos de sus familiares en el pecho.

Familias en el memorial de víctimas de Cuesta Chada, Paine.

Allí estaban también funcionarios del Plan Nacional de Búsqueda, el programa impulsado por el Gobierno y que ha sido una de las principales preocupaciones del Ministerio de Justicia. Tienen como objetivo aclarar qué pasó con 1.162 personas víctimas de desaparición forzada. Para ello, la idea es reconstruir sus trayectorias, desde su detención, secuestro y destino final. Y ubicar, recuperar, identificar y restituir los restos mortales. En lo inmediato, levantaron un toldo y recibieron a los familiares. Hasta hoy 24 hombres de Paine siguen desaparecidos.

Para Pablo Fuenzalida, Coordinador del Área Jurídica del Programa de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, el objetivo es claro: “La idea es que el Estado, que puso todos sus recursos para ultimar a estas personas y hacerlas desaparecer, hoy ponga todos sus recursos al alcance para poder determinar el paradero de las víctimas”.

9:15 AM. Llegó un grupo de peritos del Laboratorio de Criminalística de la PDI. Fotógrafo, camarógrafo, experto en balística. También arqueólogas del Servicio Médico Legal (SML). Empezaron a preparar sus implementos.

Bajó de su van la ministra en visita Marianela Cifuentes. Era la persona que los familiares estaban esperando ver. Rápidamente se acercaron a saludarla en grupo. Ella ha liderado todas las indagatorias de detenidos desaparecidos de Paine, una mega causa que se divide en 14 episodios. El de Cuesta Chada es uno de ellos. Por un lado, llegó allí con la satisfacción del deber cumplido: “La causa Paine la asumo el año 2014 (…) y las causas ya todas fueron falladas. La última sentencia fue la semana pasada por el episodio que se denominó Aculeo”, contó a BBCL Investiga.

Pero este jueves visitó el lugar para seguir buscando. Todo comenzó con una querella el pasado 10 de julio, presentada por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia —en el contexto del Plan Nacional de Búsqueda— para volver a revisar y periciar lugares que se sabe fueron utilizados para realizar ejecuciones masivas. Por eso la ministra Cifuentes ordenó una diligencia ocular para visitar la empinada quebrada del Cerro Redondo, al inicio de la Cuesta Chada, donde las familias encontraron 14 cuerpos en 1974.

Allí fueron asesinados José Cabezas Bueno, Francisco Calderón Nilo, Héctor Castro Sáez, Domingo Galaz Salas, José González Espinoza, Juan González Pérez, Aurelio Higaldo Mella, Bernabé López López, Juan Nuñez Vargas, Hernán Pinto Caroca, Héctor Pinto Caroca, Aliro Valdivia Valdivia, Hugo Vidal Arenas y Víctor Zamorano González.

9:30 AM. La ministra Cifuentes se dispuso a marcar un hito. En el memorial ubicado al costado de la ruta se puso frente a los familiares y preguntó en voz alta quiénes querían subir. Levantaron la mano prácticamente todos. Tuvo que rayarles la cancha y definió que sólo podían subir cuatro para facilitar el despliegue de los peritos. La comitiva la lideró Flor Lazo, presidenta de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados de Paine. Ella ofició de guía, pues conoce el camino mejor que nadie.

Flor Lazo durante un acto conmemorativo a las víctimas de Cullipeumo.

En rigor, no hay camino. Frente al memorial, una bandera chilena colgada en un cerco con alambres de púas marca el inicio de la ruta. Y para entrar al predio hay que tirar un alambre hacia arriba, otro hacia abajo, agacharse y cruzar. Como se suele hacer en el campo. La ministra Cifuentes lo tenía claro desde antes, pues llegó con una tenida de trekking: zapatos outdoor, buzo, cortaviento y bastón de senderismo. Era la mejor preparada.

9:47 AM. La neblina se disipó y dio paso a un cielo medianamente despejado. La primera parte del trayecto tenía un lomaje suave y un extenso campo de manzanilla, que con el paso de la comitiva dejaba su olor característico. Los más avezados subieron directamente por la quebrada hacia el punto de destino. Los más prudentes buscaron un camino más seguro.

9:53 AM. La ministra hace una pausa y se detiene frente a un Quillay. Recuerda un detalle del expediente: no todos los ejecutados llegaron hasta el final de la quebrada. Junto a ese árbol, a mitad de camino, el primer asesinado fue Juan Bautista Nuñez Vargas (33). Probablemente por las torturas no resistió a llegar hasta el pelotón de fusilamiento. Ximena Ñuñez Soto (53), su hija, con una pañoleta roja y una polera con la foto de su padre, fue una de las que acompañó las diligencias de la magistrada.

“Mi papá era dirigente del asentamiento El Escorial. Igual era militante del Partido Socialista. Era campesino. Pertenecía a la JAP también”, contó. A diferencia de la mayoría del grupo ejecutado allí, a él y otros cuatro trabajadores agrícolas los detuvieron el 24 de septiembre en la Viña El Escorial, a eso de las 16:00 horas. Fueron conducidos hasta una cancha de fútbol y después trasladados al Regimiento de Infantería. Allí permanecieron hasta cerca de las 22:00 horas, cuando fueron vendados y subidos a un camión con destino al Centro de Detención del Cerro Chena. “Ahí empezó toda su tortura. Hasta el 3 de octubre que los trajeron acá a la Cuesta Chada —junto a varios de los detenidos de ese día— y aquí es donde los ejecutaron”, relató.

10:03 AM. Un grupo de familiares, que visitan el lugar al menos una vez al año, llegó adelante tras tomar el camino más arriesgado. Si bien está levemente demarcado, no es gracias a ellos, sino al paso de caballos y mulas que hacen senderos para pastar en las cuestas del cerro. Allí otro Quillay marca el punto de referencia, pues justo debajo fueron encontrados la mayoría de los cuerpos.

Hoy el árbol está caído y las cruces de madera con los nombres de las víctimas notoriamente desgastadas. Fueron instaladas en los años 90 con el impulso de Alejandro “El Colorín” Bustos González, el único sobreviviente entre todas las víctimas de Paine. En su caso, estuvo entre los fusilados en el Cerro Melipeumo, al costado del Canal Panamá, el 18 de septiembre de 1973. Tras la ejecución, le cayó encima el cadáver de Orlando Pereira, el cual manchó de sangre su cabeza. Los fusileros lo creyeron muerto y, junto a los demás, lo arrojaron al canal.

Al ser careado con Christian Kast Rist (67) —hermano del líder del Partido Republicano, y que hoy maneja el próspero negocio de los restaurantes Bavaria—, “El Colorín” mencionó a varios particulares que participaron de los hechos: “A través de una ventana, pude observar a las personas de civil. Me refiero a Francisco Luzoro, Claudio Oregón, Antonio Carrasco, Luis Mondaca, Segundo Suazo, Miguel González, Cristián Kast, Patricio Meza, Tito Carrasco, Mario Tagle, Jorge Nazar y Ruperto Jara”.

El libro “A la sombra de los cuervos”, de Javier Rebolledo y Nancy Guzmán, detalló también que el 11 de septiembre Christian Kast Rist se trasladó hasta la subcomisaría en un vehículo donde llevaba alimentos del conocido negocio familiar Bavaria para carabineros del lugar, “pues en ella los funcionarios tenían una olla común. Fui invitado a quedarme en el lugar hasta el día siguiente”, declaró.

10:13 AM. Para facilitar los peritajes fotográficos, los familiares pusieron imágenes de los fallecidos en las respectivas cruces.

10:16 AM. La ministra llegó tras recorrer el camino seguro. Observó el lugar y conversó con los peritos, en especial con Rodrigo Carrasco, un funcionario de la PDI que suele acompañar las diligencias de Marianela Cifuentes y también de Paola Plaza, quien lidera —entre otras— las indagatorias de Colonia Dignidad.

10:22 AM. La magistrada sacó un apunte de su mochila con la descripción de los peritajes realizados en los años 90 por el entonces ministro en visita Germán Hermosilla: bajo el quillay se excavaron unos 60 metros cuadrados de superficie. Se limpió y arneó a 10 centímetros de profundidad. Un poco más arriba se encontraron algunos proyectiles y vainillas. En aquella época la diligencia no fue todo lo exhaustiva que pudo haber sido. Y en el lugar los peritos pudieron observar qué esfuerzos adicionales se podían hacer hoy, más aún considerando la tecnología actual.

Es sin duda una nueva disposición de parte del Estado que las familias agradecen y les llena de esperanza. Flor Lazo, presidenta de la agrupación, es hija de Samuel Lazo, hermana de Luis Lazo y Samuel Lazo, todos asesinados el 16 de octubre de 1973 en la quebrada de Los Quillayes. “Esta diligencia para nosotros es muy importante. Tener una ministra que llegue hasta el lugar donde ocurrieron los hechos es admirable”, remarcó en conversación con Bío Bío. Hoy por hoy mantiene una fluida comunicación con la ministra en visita, quien le comunica las novedades del caso.

“Esto pertenece al Plan de Búsqueda”, destacó. “Esto nos permite hacer que trascienda el Plan de Búsqueda, que sea algo de Estado”, insistió.

En el pasado, las cosas no fueron fáciles. Por el contrario. En principio, los familiares de los detenidos el 24 de septiembre y el 3 de octubre se acercaron hasta el Centro de Detención de Cerro Chena, pero nadie les reconoció nada. Tras un recurso de amparo, recién en abril de 1974 admitieron que Ignacio Santander Albornoz y Juan Cuadra Espinoza habían sido asesinados allí. En diciembre les dijeron que habían sido enterrados en el Patio 29 del Cementerio General. Y por esos mismos días, a fines de 1974, lugareños descubrieron restos humanos en el sector de la Cuesta de Chada. Carabineros los levantó y envió al SML, donde los periciaron, pero no fueron identificados.

Casi 16 años después, en septiembre de 1990, recién el ministro Hermosilla acudió al SML, donde los restos permanecieron todos esos años en un saco y sin identificar. Ahí las familias supieron con certeza quiénes eran los 14 hombres encontrados en la Cuesta Chada. Sin embargo, hasta hoy nada se sabe de Ignacio Santander Albornoz (17), Juan Cuadra Espinoza (26) ni Carlos Ortiz Ortiz (22).

Santander, obrero agrícola y estudiante, se desempeñaba en el asentamiento El Escorial. No tenía militancia política, fue detenido el 24 de octubre de 1973 por militares de la Escuela de Infantería en el Cerro Chena. Cuadra, casado, un hijo, militante PS, también era un obrero agrícola de El Escorial. El 24 de septiembre fue llevado a la Escuela de Infantería de San Bernardo y ejecutado el viernes 5 de octubre de 1973. Ortiz, soltero sin hijos, obrero agrícola en el asentamiento Paula Jaraquemada, militante PS, fue detenido el 3 de octubre de 1973 y
llevado a la Escuela de Infantería de San Bernardo donde fue ejecutado. Al margen de eso, no hay pistas sobre el paradero de ninguno de ellos.

PDI durante las diligencias en Cuesta Chada

10:50 AM. Los peritos evalúan el área y sugirieron cómo proceder en una próxima diligencia.

11:37 AM. Dos funcionarios PDI se internaron quebrada abajo para poder explorar puntos de interés ante un hipotético escurrimiento por lluvias.

11:52 AM. De regreso, a medio camino, la ministra analizó la caída de la quebrada.

12:23 PM. Ya de vuelta en el punto de partida, y con los familiares expectantes junto al memorial, la ministra Cifuentes les detalló el resultado de las diligencias.

“Subimos con los peritos del Laboratorio de Criminalística y peritos del Servicio Médico Legal. A raíz de lo que observamos, creemos prudente fijar varios puntos de interés. Un punto principal, que está a los pies del Quillay donde fueron ejecutadas las víctimas, que se va a volver a excavar hasta llegar a tierra, digamos, estéril. Todo lo profundo que sea necesario. Y además se fijaron puntos quebrada abajo, en zonas donde hay pozones, que pudieron haber recibido material que hubiese sido arrastrado por las aguas, cerro abajo”, detalló.

Le puso plazo a dichas nuevas diligencias, que se espera ocurran en diciembre.

12:24 PM. Prosigue la ministra: “Ustedes están invitados a intervenir en todas las diligencias que se realicen, pero les pido que entre tanto, o sea, desde ahora hasta el mes de diciembre, no se haga ninguna intervención en el cerro. Porque escuché que tenían intenciones de renovar las cruces, o de limpiar. Nada, ¿ya? O sea, nada hasta que nosotros trabajemos y, de manera exhaustiva, con toda la tecnología disponible, podamos descartar que haya más evidencia en el lugar”.

Lo más probable es que la PDI utilice un detector de metales, pues así pueden rastrear proyectiles en la zona. De esa forma, definir el lugar donde se ubicó el pelotón de fusilamiento y partir desde ahí. Acto seguido, con peritos expertos en arqueología, arnerear la tierra en los distintos puntos de interés y esperar tener suerte. En definitiva, hallar nuevos restos óseos.

Ministra Cifuentes conversando con las familias tras las diligencias.

Las familias agradecieron el gesto y la despidieron con aplausos.

Ximena reflexionó al respecto tras las diligencias. “Del grupo que ahí ejecutaron, hay personas que todavía no se han podido encontrar. Puede que esos cuerpos estén por ahí. Los de El Escorial son 17. Y tres de ellos no se han encontrado. Estamos expectantes a todas estas cosas que se están haciendo. Los peritajes, o que se pueda encontrar algo más de ellos”.

La esperanza sigue intacta.

Están agradecidos por las gestiones, pero Flor Lazo lo planteó también como un deber: “Al final el Estado asesinó a esta gente y el Estado tiene que responder”.