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La Meteoritical Society a la fecha reporta 2.951 meteoritos clasificados que han sido encontrados en Chile, que figura entre los primeros países con más hallazgos de rocas espaciales del mundo. Sin embargo, no cuenta con una ley que abogue por estas preciadas piezas espaciales que para la ciencia son invaluables. Científicos y cazadores de meteoritos formaron una alianza para crear una normativa que regule su recolección y tenencia, pero pese a los esfuerzos, no hay nada por ahora establecido en el marco legal.
Se estima que 40.000 toneladas de material extraterrestre caen a la Tierra anualmente. Los lugares donde más se encuentran estos fragmentos son principalmente en la Antártica, en segundo lugar el Sahara y tercero el desierto de Atacama en Chile. Estas zonas tienen características especiales que permiten la conservación de las rocas espaciales y posteriormente, su hallazgo. Pero, ¿quiénes los encuentran?
En Chile quienes se dedican a recolectar meteoritos son una minoría. La escasa cantidad de científicos con expertis y los aficionados que llevan años en el área y se hacen llamar “cazadores”, suman un par de decenas de personas que ejecutan esta, casi invisible, pero importante tarea.
Sin embargo, la caza de meteoritos en el país es frecuente. Coleccionistas con recursos o expediciones del extranjero llegan al desierto, despliegan sus dispositivos, ejecutan sus técnicas y arrasan con gran parte de estos “tesoros”, para después clasificarlos en otros países, llevarlos a laboratorios fuera de Chile o incluso comercializarlos.
A esta práctica, no se le puede llamar “tráfico ilícito”, porque no existe todavía en el país una ley que la condene, por lo que básicamente su extracción del territorio no es ilegal. Pero sí debería regularse, dicen los expertos, y abogar porque estas rocas espaciales permanezcan en el territorio.
La no existencia de una ley que los proteja puede tener que ver con que el estudio de meteoritos en el país es algo medianamente reciente y la divulgación/concientización todavía un tanto escasa. De hecho, la primera especialista en meteoritos del país fue la geóloga Millarca Valenzuela, que en 2009 incluso fue reconocida por la Red de Líderes Jóvenes, por ser la única persona en Chile dedicada a la investigación de meteoritos en ese entonces.
Como pionera y con un meteorito que lleva su nombre, Millarca es considerada “la referente” y hoy en día prácticamente es la consultora de los esfuerzos por la necesidad de un marco normativo respecto de estos objetos, en su rol como profesora asociada del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad Católica del Norte, investigadora asociada del CATA y del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS). En conversación con BBCL Investiga, comentó que al menos tres intentos de propuestas de ley han fallado en el último tiempo.
“Yo creo que por lo menos se han presentado tres propuestas de protección en diferentes contextos. (…) Sin embargo, cada una de estas no han prosperado”, señala la experta.
En primera instancia, dice Millarca, la iniciativa nació de un senador que “nunca habló con nosotros”, expone. Después, el senador Guido Girardi, que sí buscó asesoría, intentó desarrollar la propuesta para una ley única que tampoco rindió frutos.
Finalmente, contactados por el Ministerio de las Culturas para una modificación en la Ley de Patrimonio, se intentó añadir los meteoritos bajo el concepto de “geopatrimonio“. Allí también se contempló toda formación geológica, inmueble o mueble.
“Sí fue escuchada esta solicitud y quedó escrita dentro de la definición de patrimonio mueble, donde se protegía, al igual que los fósiles, cualquier meteorito encontrado en territorio chileno. Sin embargo, tampoco prosperó”, explicó Millarca.
La experta comentó que los meteoritos y el geopatrimonio no pudieron ser incluidos en la ley porque “eran demasiados tópicos juntos en una sola ley, por lo que se rechazó y tiene que partir de cero”.
Por otro lado, proyectos de envergadura más grande, tampoco funcionaron, como por ejemplo, la propuesta de nueva Constitución, que se rechazó en el plebiscito del 2022. Jorge Monsalve, recolector de meteoritos cuyas piezas expone en su Museo del Cazador de Meteoritos, se refiere a este proceso.
“Nosotros teníamos mucha esperanza que con la nueva Constitución, cuando se estaba trabajando en la propuesta, se pudiera incorporar alguna norma que pudiera regular el tema de los meteoritos”, comenta en entrevista con el medio.
Para ello, estaban recibiendo ayuda de algunos parlamentarios, entre ellos el equipo de la diputada Carolina Tello, en la IV Región. La parlamentaria, ya tenía un borrador, pero con el rechazo de la nueva Constitución, la propuesta de ley quedó en pausa.
“Hasta después de las nuevas elecciones, que se sepa que va a pasar con la Constitución, vamos a retomar esto. Pero ya tenemos los lineamientos”, expresó Monsalve.
¿Cómo sería una ley de meteoritos en Chile?
En un principio, cazadores y científicos fueron enemigos. Si bien, los recolectores aficionados en Chile no hacen un mal uso de las rocas espaciales, les preocupaba que se les prohibiera “salir a cazar”, una actividad que les apasiona y disfrutan. En cambio, los meteoristas apelaban a la correcta conservación de los meteoritos y a que estas piezas debían ser entregadas a la ciencia.
“Durante muchos años estos dos mundos corrieron en forma paralela, cada uno por su lado. Los científicos nos miraban con recelo: ‘estos gallos son poco menos que saqueadores’ y nosotros al final decíamos ‘estos gallos se creen, no sé, semidioses’. Entonces había mucha distancia”, explica Monsalve.
“Pero finalmente nos dimos cuenta que ambos grupos estábamos, entre otras cosas, preocupados por tratar de poder regular esta actividad”, agrega.
Los lineamientos que científicos y cazadores acordaron fueron exactamente regular la recolección de meteoritos, pagar impuestos, exigir que se deje un porcentaje en un repositorio para ser estudiado por la ciencia y registrar oficialmente los ejemplares. “O sea, normar todo, y especialmente con los extranjeros”, apunta el coleccionista.
Resulta que algunos de los aspectos más urgentes a regular son la extracción de los meteoritos de territorio chileno y asimismo, la venta, una práctica que también se da dentro del país. De hecho, algunos cazadores venden sus propias piezas para financiar sus expediciones.
Esta práctica no sería prohibida, pero sí normada y con un costo, acordaron ambas partes. De acuerdo con Jorge “si yo voy al desierto de Atacama y encuentro un kilo de meteorito; si está normado, yo tengo que entregar a un repositorio el 20% y con el resto hago lo que yo estime conveniente, porque es de mi propiedad, digamos, por lo tanto lo puedo vender”.
En la misma línea, el coleccionista afirmó que incluso antes de involucrarse con los científicos, había querido pagar impuestos por sus meteoritos. “Yo decía, pero es que no tenemos cómo pagar impuestos por eso. No está en el Servicio de Impuestos Internos (SII) y al final, me dieron otro código y todos se reían porque mi boleta decía compra-venta de meteoritos”, cuenta.
Samanta Aravena, meteorista de la Sociedad Geológica de Chile, respaldó esta idea, aclarando además que los científicos, no buscan “criminalizar” a los cazadores de meteoritos, más bien, incluirlos en su conservación.
“Nuestro plan no es que después se haga un mercado negro ni tampoco criminalizar el comercio porque hoy día no está legislado. Entonces en ese vacío legal no es que haya realmente algo incorrecto en comercializar tu tiempo y en haber manejado en medio del desierto y de repente comercializando a alguien que le interese comprar un tiempo que te costó ir a buscar una muestra”, dice en conversación con BiobioChile.
Tampoco buscan multar a las personas que conserven meteoritos. “El problema no es poseer un meteorito. El problema es hacer un mal manejo de un meteorito y yo creo que esas son las cosas que por ejemplo aún no están bien definidas en nuestra propuesta de ley”, puntualizó la científica.
Por ahora, Aravena explica que en total, se están evaluando cinco principios clave:
1. La protección.
2. La gestión responsable.
3. Personal capacitado y autorizado para manejarlos.
4. Que se promueva la investigación desde Chile y creación de repositorios nacionales.
5. Que sea una ley sostenible.
Además, “básicamente parte de los objetivos de este grupo pasan por el tema de la educación, información a la sociedad. Nuestro plan no es solamente investigar meteoritos y guardar estos en los laboratorios, sino también tratar de compartirlos con la sociedad”, explica.
¿Por qué los meteoritos son tan importantes?
Los meteoritos son patrimonio según los científicos, aunque no se les considere así oficialmente todavía en Chile, porque son clave para el entendimiento del Sistema Solar temprano e incluso, podrían despejar dudas sobre como se creó el Universo.
Samanta explica que “los meteoritos son la primera pista para poner evidencia sobre básicamente nuestro Sol, que es como lo más cercano que hay dentro del Sistema Solar”, y Chile, es un lugar privilegiado para obtenerlos, con una alta concentración de estos en el suelo del desierto de Atacama, donde son “cazados”.
Algunos, tienen miles de millones de años y han pasado por diferentes procesos en el espacio profundo, el cual recorren antes de caer en alguna superficie que se atraviese en sus caminos, como la Tierra, en este caso.
“Es un mix entre lo astronómico, porque está fuera de la Tierra, pero sigue siendo geológico, es terrestre todavía, porque tenemos evidencias de material extraterrestre dentro de la Tierra”, aclara.
Y esto último, es algo que los cazadores, al menos en Chile, sí entienden. “Los cazadores de meteoritos chilenos han ido evolucionando mucho en términos de hacer sus protocolos de búsqueda, de recolección mucho más prolijos, con lo cual la información que ellos están recopilando, los nuevos tipos de meteoritos que ellos han ido recolectando bajo su propio esfuerzo, es un aporte a la ciencia, a lo que estamos haciendo. Y ellos tienen esa conciencia”, plantea Millarca Valenzuela.
“Entonces vemos que hay un intercambio, un costo asociado para ambas partes en llegar a un acuerdo en cómo debería ser esta ley, y si es que se preserva ese 20% de cada meteorito encontrado en un repositorio nacional, yo creo que es justo que ellos se queden con la masa restante y ahí vean qué hacer con ella”, agrega.
Cazar meteoritos en Chile es “una pasión”
Rodrigo Romero, es uno de los pocos cazadores de meteoritos de Chile que lleva más de una década en esta actividad, partió hace 14 años después de regresar de España, donde pasó un periodo de su vida, y aprendió todo de manera autodidacta, leyendo foros de internet y conversando con otras personas interesadas en los meteoritos. Finalmente, renunció a su profesión y se dedicó a la recolección de estos preciados objetos.
Pero esta actividad se remonta a los 80’s, cuando los hermanos Rodrigo y Edmundo Martínez, biólogo y geólogo respectivamente, fueron los primeros cazadores y terminaron creando el Museo del Meteorito, que se encuentra en Atacama.
“Rodrigo Martínez tiene muchos meteoritos, muchísimos. Creo que tiene una bóveda por ahí donde los guarda. Se desprende de muy pocas piezas. Yo creo que esto es una droga, una droga buena. Esta gente, cosa que sale, la tiene que tener en su colección”, comenta Romero.
Siguiendo los pasos de los precursores, ha encontrado por su cuenta distintos ejemplares que conserva en su colección o dona a la ciencia. Incluso algunas de sus piezas han sido utilizadas por tesistas en importantes investigaciones.
“Es importante que la prioridad de todo este material sea científica. Darle el correspondiente trocito a los científicos para que ellos hagan sus estudios. Nosotros, la gran mayoría de nosotros lo hacemos así. Incluso cooperamos con alumnos en tesis y después salen fantásticas investigaciones”, señala. A estas alturas de la vida, Romero, es un experto en el área, aunque sin estudios formales.
“Aquí en Chile hay distintos tipos de meteoritos y distintos tipos de rarezas. Los meteoritos son tres tipos, tres grandes grupos. Los rocosos, los metálicos y los metal rocosos. Una combinación de los dos, primero. Y en Chile se da mucho el meteorito rocoso”, explica. Unas rocas también conocidas como “condritas ordinarias”.
Estas son las rocas espaciales más numerosas, de hecho componen poco más del 80% de los meteoritos que se encuentran en la Tierra y ayudan a comprender el origen y la edad del Sistema Solar. Así como también, la presencia de agua en el planeta.
Para encontrarlas, Rodrigo recorre kilómetros y kilómetros del desierto de Atacama buscando rocas oscuras y cafes en el suelo. “Te encuentras con una roca café oscura. Lo primero es levantarla el peso. Si es muy pesada, si es muy densa, tienes muchas posibilidades”, cuenta.
Lo importante para diferenciarla de otros objetos similares, es encontrar un “cóndrulo”, una observación que puede llevarse a cabo con una buena lupa. Con este concepto, derivado de “condrita”, Romero hace referencia al polvo que soltó la explosión que dio paso al Sistema Solar.
“A veces en muchos meteoritos se ven los cóndrulos. Los cóndrulos son únicos en los meteoritos. Son los primeros materiales en la formación de nuestro sistema solar. Hubo una explosión gigante y esos pequeños polvitos, que son microscópicos, se empezaron a juntar y a unir en las rocas”, explica.
“Hay rocas maravillosas, pero la simple condrita ordinaria es muy bella. Saber la historia de eso, o más o menos tener las ideas de qué es lo que pasó, es fabuloso. Es fabuloso el aprendizaje que uno tiene”, completa.
¿Qué falta en Chile para proteger los meteoritos?
Rodrigo Romero tiene una amplia colección, pero algunas de sus muestras, al igual que ocurre con otros cazadores, terminaban fuera del país, porque Chile no contaba con un repositorio o personal capacitado para clasificarlas y así, quedaran registradas en la Meteoritical Society, que es el organismo internacional que los contabiliza.
Sin embargo, esta semana se inauguró el primer repositorio chileno, respaldado por este organismo, por lo que los recolectores ya no tendrán que enviar sus rocas al extranjero para que sean clasificadas y puedan itulizarse en estudios e investigaciones.
Este sería uno de los primeros pasos ya concretados para avanzar hacia su conservación y que además, estos se mantengan en el territorio. Al momento, el repositorio ya cuenta con una treintena de piezas y se espera la colección crezca con el tiempo.}
Pero todavía queda camino por recorrer, partiendo por el rol del Estado, por ejemplo, que no ha estado muy involucrado con estos objetos. Esto sumado a que, cazar meteoritos es caro. Por este motivo es que los científicos colaboran con cazadores en primer lugar, permitiéndoles conservar la mayor parte de las piezas en agradecimiento.
Recordemos que, de concretarse una ley, que los expertos esperan se regule bajo el alero del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), los cazadores por norma tendrían que dejar el 20% de sus piezas a la ciencia.
“Hacer las expediciones resulta caro, y si el Estado no es capaz de proveer los medios y las personas como para hacer ese trabajo y como para que todos los meteoritos queden con nosotros, no podemos pedirle de alguna forma que los coleccionistas vayan gastando su dinero y su tiempo y su energía por nada, simplemente como para recoger meteoritos para otros”, expone Millarca Valenzuela.
“Entonces la idea de la propuesta es lograr que esos 20% o 20 gramos, dependiendo del tamaño del meteorito, queden en este repositorio nacional para la investigación, ya sea de investigadores chilenos como también de investigadores extranjeros”, detalla.
Además, la presencia de un repositorio, evita que los cazadores extranjeros, que hacen grandes expediciones, se queden con la mejor parte. “Actualmente sí se condena a que los meteoritos sean sacados de Chile, es una práctica que nos parece imperialista, pero que está un poco sustentada. La justificación que dicen las expediciones internacionales que vienen a Chile es: ’bueno, ustedes no tienen repositorio, ustedes no tienen laboratorio’, etcétera”. Finalmente, eso terminó.
Millarca, entiende que parte del patrimonio científico en Chile todavía no sea priorizado y por esto apela a la divulgación, para hacer crecer la concientización sobre la “problemática” de los meteoritos, por ahora, desprotegidos.
“Creo que con el tiempo quizás esa masa crítica va a crecer como para que nuestra voz sea escuchada, pero esperamos que no sea demasiado tarde, dado que hasta el momento los meteoritos se los siguen llevando por toneladas todos los años y va a haber un momento en que va a ser muy difícil encontrarlos si es que sigue de esa forma”, advierte.
El interés de las personas por estos objetos, concluye la experta, es clave. “Yo pienso que la mayoría de la gente piensa cuánto vale un meteorito, más que pensar cuál es el valor científico de preservarlos. (…) Entonces, creo que falta mucha información aún en la población, en los colegios, en los estudiantes, en las familias, como para que eso sea una problemática real, entendida por todos. Y lo que yo creo es que nadie protege algo que no ama, y cómo uno puede amar algo si no es conociéndolo”.
“Necesitamos más apoyo para involucrar a la comunidad, para tener más investigación en meteoritos en Chile, en las diferentes universidades. Para que de alguna forma pase de ser una ciencia que ha sido considerada muy outsider con respecto a los temas más importantes de la geología en Chile. Pero la realidad es que haber descubierto que en el desierto de Atacama existe una acumulación mucho más grande que en muchos lugares del mundo, creo que es casi como haber descubierto una mina de oro”, cierra.