Más de 6 mil personas son las que se han acercado a la Fundación para la Confianza hasta junio de este año. Unas para solicitar ayuda y otras para prevenir la vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes en Chile.
En 2010 luego de las denuncias realizadas por abuso sexual contra Fernando Karadima, fue José Andrés Murillo -uno de los denunciantes- el que vió la necesidad de crear un espacio para que las personas que habían pasado por una situación similar a la de él recuperaran la confianza.
“Logré conseguir unos fondos y abrir algo en el que no fuera yo el que tuviera que hacerse cargo. Empezó a llegar gente cada vez más, hicimos grupos de ayuda mutua y orientación. Orientación porque existen redes, psicologos y psicologas, redes públicas y privadas, de todo. Pero no se conoce y cuando ha habido un abuso la gente queda totalmente desprotegida, traumatizada y paralizada. Entonces dije: creemos un lugar que sea para la confianza”, explica Murillo
Al mismo tiempo comenta que “fuimos creando este equipo que es un espacio para las personas que por distintos traumas, sobre todo durante la infancia necesitan un lugar para volver a confiar, para encontrar apoyo y vínculos”.
Con el pasar de los años, las denuncias han ido variando según Murillo e indica que “los eclesiásticos eran siempre entre el 4 y el 10% de los casos que se nos aproximaban. Hoy día deben ser un 2%”.
En una investigación en conjunto de la fundación con la Universidad Católica se identificó que “en total el 22% de la población adulta fue víctima de abuso sexual y eso sube a 30% en las mujeres” señala Murillo y agrega que “la correlación entre abuso sexual en la niñez y salud mental es altísimo. Un 38% de las personas que fueron víctimas de abuso sexual vive depresión versus de un 17% que no fueron víctima. El 50% de las personas que fueron víctimas de abuso sexual tienen al menos un trastorno de salud mental versus un 25% de quienes no fueron víctimas”.
Derechos de la niñez
Una invitación hace 5 años marcó a la fundación y generó un cambio en ella. Murillo fue invitado a ser parte de la fundación Línea Libre. “Una línea de escucha para hacer efectivo el derecho a ser escuchado como principio de la niñez”, comenta Murillo.
Años después esa fundación cerró porque existían problemas de financiamiento, por esto “con un grupo empezamos a buscar fondos en distintas partes y logramos reabrir el proyecto línea libre para la niñez desde aquí. Y así empezamos a ampliar desde abuso sexual clerical a abuso sexual infantil, a salud mental, protección de la niñez. Y ahora tenemos todos estos focos, la última clave sigue siendo el bienestar de la niñez”.
Desde ese minuto, la fundación no solo ayuda a personas que hayan sufrido un abuso sexual, sino que también a niños, niñas y adolescentes que necesitan ser escuchados.
Aunque es una fundación enfocada en los menores de edad, también atiende a adultos. “Entran por lados distintos pero entran igual. Niños y adolescentes que han sido víctimas entran a la fundación por la línea libre. Y las otras personas que llaman directamente a la fundación porque tienen un caso de abuso sexual. Han llegado personas de 80 años que fueron víctimas de abuso durante su infancia, son casos que todavía me rompen el corazón, vivieron toda su vida con eso. Y lograron abrirlo después de muchos años”, profundiza Murillo.
Es por esto que la Fundación para la Confianza está dividida en distintas áreas de trabajo: Línea libre, atención integral a las víctimas y por último prevención y educación.
Línea Libre
Es a través de tres canales: la aplicación Línea Libre, llamando al 1515 o enviando un formulario web a través de www.linealibre.cl, que todo niño, niña o adolescente puede contactarse con la fundación. Todos gratuitos y con un horario de atención de lunes a sábado de 10:00 a 20:00 hrs.
En números, hasta junio de 2022 el promedio de atención efectiva es de 483 atenciones mensuales y 45 al día en promedio. Considerando las atenciones durante el 2019, 2020 y 2021, la diferencia de atenciones efectivas según sexo-género declarado es de: 74,8% mujeres, 23% hombres 2,4% otro.
Diego Riveros, coordinador del área de Atención Remota, Línea Libre, explica que es “un canal de ayuda psicológica, trabaja con niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Es atendido por un equipo de psicólogos y psicólogas”.
Para él esta línea “puede ser entendida como una sala de urgencia de la salud mental o de conflictos interpersonales. Si bien la fundación para la confianza trabaja específicamente con temáticas relacionadas al abuso sexual infantil, linea libre abre el paraguas y con nosotros se puede contactar cualquier niño, niña o adolescente que pueda estar teniendo cualquier tipo de dificultad bajo problemática”.
Comenta que el mayor porcentaje de motivos de consultas es la salud mental, “históricamente está por sobre de 40%. Crisis de ansiedad, de pánico,comportamiento de riesgo suicida, etc”.
Enfatiza en que este es un espacio “en el que tratamos de solucionar el motivo de consulta en un primer contacto. En un alto porcentaje eso ocurre pero también entendemos que hay motivos de consulta que pueden expresar o manifestar un nivel de gravedad mayor. (…)Y cuando un usuario o usuaria de nuestro programa requiera de algún tipo de intervención más específica o más profunda, tenemos convenio con centros de derivación psicológica. Entonces si lo requiere nosotros podemos derivar a estos centros en convenio. Pero no somos nosotros quienes los atendemos”.
Y al mismo tiempo comenta que línea libre se une al objetivo incial de la fundación porque “el abuso sexual infantil es un fenónemo complejo que puede tener diferentes consecuencias a lo largo de la trayectoria de vida de una persona. Dentro de esas consecuencias, está estudiado que puede generar conflictos o dificultades en la salud mental”. Pero que aunque “están interrelacionados ambas consultas, sí hay una prevalencia desde que abrimos la línea, a temáticas relacionadas a la salud mental sin indicadores de abusos sexual necesariamente. Y al revés, cuando nos encontramos con casos de vulneraciones de derechos, esas sí, en un alto número están asociadas a dificultades relacionadas al bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes”.
Abusos
“Recibimos personas de todas partes del país, de cualqueir nivel socioeconómico y de cualquier tipo de abuso sexual. La mayor cantidad de abuso es por parte de conocidos y familiares, más del 80%. Que te agreden en la calle una persona que tú no has visto nunca eso es solo un 10 o 15% de las experiencias”, cuenta Paula Vergara, directora del área de Atención a Víctimas.
Explica que esta área de la fundación atiende “solo adultos mayores de 18 años que han sido victimizados en su infancia. Independiente que hayan vivido algún tipo de experiencia hace poco o que están siendo victimizados en este momento”
Y que el objetivo es que “siempre te vamos a decir que hacer, que te va a pasar, a donde tienes que ir. Tenemos una capacidad de representación pero muy pequeña. La cantidad de casos que llegan es muy alta” ya que “1 de 5 mujeres y 1 de 6-7 hombres son abusados, de lo que sabemos porque la cifra negra…eso es otra historia. Sobre todo en casos intrafamiliares porque cuando a ti te agreden en la calle lo único que quieres es que el tipo lo agarren, no tienes ningún vínculo y lo vas a denunciar inmediatamente. Pero cuando es tu hermano, tu primo, tu papá, tu mamá porque las mujeres también agreden sexualmente, ahí es más complicado”.
Por esto, en lo que va del 2022 las atenciones jurídicas a personas que llaman y piden orientación han sido 207. Pero además 425 a individuos que han sufrido un abuso sexual y necesitan psicologica es de 425.
Al consultarle si los casos han ido en aumento en los últimos años, Paula enfatiza en que
“las cifras de abuso no es que cambien, lo que va evolucionando es la capacidad de la persona de denunciar. Uno de los ejes fundamentales del abuso sexual es el silencio, el secreto. Cuando hablamos del tema, con que una persona nos escuche puede generar que esa persona hable. Más que aumentar es que nosotros como país hemos tomado consciencia de que el abuso existe”.
Prevención y alianzas
La última área es la de prevención y educación, la que se desarrolla en el ámbito de la prevención de la abuso sexual infantil a través de la entrega de información y la formación en espacios estratégicos de la sociedad.
Los establecimientos educacionales son uno de estos espacios donde se desarrollan los programas de Alianzas para la Confianza.
“Parte de lo complejo del abuso sexual en la infancia es que las personas no lograban verlo porque hay tabus porque hay experiencias previas que nublan el juicio porque además también hay presiones sociales, comunitarias al rededor de ello. Y además hay una alta extensión del abuso y por demás ha existido desde hace muchos años”, dice Verónica Uzcátegui quién dirige el área.
Ella lleva cinco años en la fundación y “no ha habido una actividad a la que yo haya asistido como relatora en la que no haya habido una revelación. Ya sea de una víctima directa o de la víctima indirecta. Es decir, una persona que vivió la experiencia o de un adulto que está acompañando a un niño o una niña en esta situación”.
Además de estas alianzas existen diplomados, cursos y charlas para “ayudar a los adultos, a las personas llamadas a cuidar, a comprender el fenómeno, a saber a qué prestar atención y además a saber a como acoger y contener”.
Ya que “el abuso sexual al ser tran transversal, las últimas estadisticas demuestran que 3 de cada 10 personas han sido víctimas de abusos sexuales en la infancia. Dos mujeres y un varón. Lo que implica eso es que el abuso sexual está presente en todos los ámbitos profesionales”.
Al final, en lo que va del 2022, los espacios formativos “han generado un impacto positivo directo en 4.230 personas”