Hablar de migración ilegal en una de las fronteras más conocidas del sur de Texas, es referirse a cárteles de droga, muerte y sufrimiento, ese que marca la vida de los inmigrantes que deciden desafiar a las mafias, los terrenos áridos y al inclemente río Bravo.
Laredo, del lado estadounidense, es el sueño americano. Pareciera estar a solo pasos, sin analizar a fondo el caudal embravecido o el acceso a los ranchos privados norteamericanos donde se internan los inmigrantes, sin saber de sus peligros naturales o de sus enormes extensiones.
Nuevo Laredo (Tamaulipas, México) está más al lado de la pesadilla, antes del presunto despertar, en donde muchos también han encontrado la muerte intentando pisar la tierra prometida a pesar de no ser bienvenidos. Es la dura realidad en “LareDOS”, como son conocidas ambas ciudades.
BioBioChile es uno de los medios latinoamericanos invitado a recorrer algunas de esas zonas llenas de promesas incumplidas y trampas de los traficantes de drogas o de personas, además de los peligros de la naturaleza.
El interés de mostrar la odisea, vino de Customs and Border Protection (CBP) o del Centro de Información de La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, encargada de resguardar las fronteras de narcotráfico, inmigración ilegal y terrorismo. Sí, en ese grupo están los inmigrantes.
Ahora que la pandemia cedió un poco, la cifras de personas intentando cruzar ilegalmente a EEUU subieron de nuevo. De ahí, la insistencia de la frase en toda la visita: “No crucen la frontera. Es peligroso”.
Migración ilegal: los cárteles de droga apoderados del tráfico de personas
En la frontera entre Laredo y Nuevo Laredo, la amenaza de los traficantes de personas parece haber pasado a segundo plano.
La migración ilegal tiene un nuevo enemigo, más allá de los denominados “Coyotes” o “Polleros”, que engañan a sus desesperadas víctimas intentando cruzar, a pesar del riesgo.
Greg Burwell, es el Comandante adjunto de la Patrulla Fronteriza de Laredo. Al arribo de la prensa, sus primeras palabras las usó para describir cómo los cárteles de drogas sometieron a traficantes de personas y se quedaron prácticamente con su ‘negocio’. Aseguró que el desafío local, respecto a otras zonas fronterizas que proteger, es distinto.
“Es porque el cartel del otro lado, acá en México, es el Cartel del Noreste, conocido por sus siglas como CDN y ese cartel es muy distinto a los demás. En primer lugar es muy violento y no dejan venir a los miembros de caravanas (de inmigrantes). Así que en Laredo no encontramos nada de caravanas, nada de extranjeros que vienen a cruzar sin pagar mucho dinero”.
Se trata de un cruce exclusivo, por decirlo de esa forma, en este sector donde el CDN cobra onerosas sumas por el acceso a la frontera, manteniendo el control de las operaciones sin que los traficantes de personas estorben en su ilícito. Exigen hasta 8 mil dólares por internar a Laredo, por lo que las caravanas deciden irse a otra frontera donde no los acechen, además de los peligros naturales, la mafias de las drogas.
Los que deciden cruzar, lo pagan caro de todos modos. “Vemos muchos secuestros, muchos peligros y cosas así”, aseguró Burwell. Los llevan a “Casas de seguridad” (Nuevo Laredo, México), donde su nombre es todo lo contrario a la realidad. Desde ahí, extorsionan a los familiares de los secuestrados, para que paguen grandes cantidades para su liberación.
“Lo que tal vez no sepan es que ahora el cartel los obliga a trabajar. Muchos los convierten en lo que llamamos ‘mulas’, que tienen que cruzar drogas. Otros, tienen que manejar las casas de seguridad, que no son de seguridad porque son peligrosas. Entonces, los mismos extranjeros tienen que manejar esas casas. No se niegan. O trabajan para ellos o los matan”.
Más muertes en Laredo por migración ilegal, pese a carteles impidiendo caravanas
“En este año fiscal (octubre a junio) hemos encontrado 51 muertos. El año pasado es casi igual, 50 (muertes de inmigrantes)”.
Se trata de una cifra alta, que se desdice del desafío de cruzar una frontera “custodiada” por el Cartel del Noreste, claro está, con fines opuestos a la Patrulla Fronteriza de Laredo.
Las causas de muertes son similares a las que se conocieron en los últimos años en Chile, cuando inmigrantes venezolanos y hasta colombianos intentaron cruzar el desierto de Atacama, sin conocer sus desafíos naturales y más.
“Por deshidratación y hemos tenido desafortunadamente muertes en carros, más que nada en los trailers, dobles remolques. Desafortunadamente muchos perecen ahí por el calor”.
En nuestro recorrido, las altas temperaturas se tornaron desesperantes, al aire libre, tal cual lo desean los que buscan el sueño americano.
35 grados centígrados, con un sol abrasador (que quema), sin ser verano. Cuando llega esa estación, el termómetro puede marcar 42 grados centígrados. Un calor húmedo que asfixia, una palabra que reviste la principal causa de muerte de los inmigrantes en esta zona.
La lista de fallecidos intentando cruzar la lideran México, con 29 decesos, Guatemala 5, Honduras 2, El Salvador y Perú 1. Los otros 13 migrantes ilegales no pudieron ser identificados.
BioBioChile le consultó al jefe de la Patrulla Fronteriza ¿por qué vía mueren más los inmigrantes? ¿Si intentando cruzar el río Bravo o en los inhóspitos terrenos desérticos? La frontera de Laredo, como dato, abarca 217 kilómetros que la vuelven un callejón sin salida para los que deciden cruzar de todas formas.
“O sea si hay muchos que se ahogan (en el río Bravo) pero (mueren) más en los ranchos”. Este último término es usado para denominar los extensos terrenos, que son propiedad de civiles estadounidenses. Es en el desierto donde predomina la migración ilegal.
“Y lo que debe de asustarles a ustedes, no es el hecho de que haya habido 51 muertos. El problema es que sólo hemos encontrado 51 muertos. El sector abarca 135 millas de frontera. Imagínense lo que no estamos viendo. No podemos ver todo el río, no tenemos acceso a todos los ranchos privados y poder ver todo lo que está cruzando. No tenemos cámaras en todas esas 135 millas. De seguro que hay muchos que han perecido en el desierto, que todavía no encontramos y a veces encontramos restos esqueléticos de los que no se puede identificar nada”, dijo Burwell. Su intención de hacer llegar el mensaje a varios países latinoamericanos estaba más activada que radar en la zona local.
Los peligros no sólo son humanos. El Río y la flora local, se vuelven un arma de doble filo-literal-para agentes patrulleros e inmigrantes, que pueden terminar gravemente heridos a causa de la vegetación.
Las torres con botón de auxilio y la migración ilegal
Los recursos parecen limitados a lo largo de los casi 220 kilómetros de la frontera de Laredo. Aún así: ¿se pueden salvar vidas de inmigrantes? Aseguran que esa es la intención.
“La gente empieza a fallecer después de 7 horas sin agua, especialmente si van caminando”, aseguró Burwell. Cuando se adentran a los ranchos o los desiertos, su vida corre extremo peligro, ante el inclemente clima que los rechaza desde el inicio, cual ley migratoria vigente.
Tomando en cuenta el peligro y la soledad de los terrenos, es que fueron colocadas las denominadas Torres Móviles de Emergencia. Existen 13 de estas y su costo es de 13.500 dólares por unidad (unos 12,5 millones de pesos chilenos).
El sol, que vapulea muchas veces hasta la muerte a los migrantes, es irónicamente la fuente de funcionamiento de esta tecnología.
Los que llegan extenuados, tienen la oportunidad de apretar un botón que emite el pedido de auxilio en seis idiomas. Es un sistema que envía coordenadas a la Patrulla Fronteriza para llegar al sitio donde yace la estructura con una bandera izada y el inmigrante que solicitó auxilio, vivo o muerto. En otras ocasiones, se desesperan y se van.
“Una señora nos llamó hace unas semanas. Llegamos, pero lamentablemente ya estaba sin vida”.
Pero desde su implementación, hace 7 meses, son pocos los que las han utilizado. Un inmigrante tuvo la oportunidad de ser rescatado apretando el botón de auxilio.
En un desierto como el chileno, también salvaría vidas, reconocen de este lado del continente.
La mayoría, cuando no son de naciones como Bangladesh (cuya tasa de ingresos ilegales es toda una novedad), son devueltos bajo el Título 42, que por razones sanitarias emanadas del Covid, los retorna de forma expedita a México y Centroamérica. Sólo los de nacionalidades lejanas van a dar a los centros de procesamiento (detención), a los que no nos dieron acceso.
La tecnología para detectar migrantes que “podría ayudar mucho en Chile”
Un 80% de los que cruzan son mexicanos y el otro 20% corresponde a Centroamérica e incluso a algunos sudamericanos. Estos últimos prefieren otras fronteras como la de El Paso, Texas, pero esa es otra historia a relatar en nuestras próximas entregas.
Los que sortean al Cartel del Noreste y el abandono de los traficantes de personas, les queda desafiar al Río Bravo, infame y caudaloso, famoso en términos nefastos por arrebatar la vida de padres e hijos, en el intento de cruzar hacia el otro lado. Ese fue el caso de un padre salvadoreño que no soltó a su hija, hasta ser engullidos por sus aguas, o la niña haitiana, de nacionalidad chilena, a punto de perecer ahogada en éste, el año pasado.
Los casos son dolorosos ejemplos de lo que puede ocurrir al cruzar el afluente, pasivo en apariencia. A plena luz del día, los matorrales esconden a inmigrantes tratando de cruzarlos. Con la presencia de la “Border Patrol” y la prensa internacional, no era el momento más oportuno. Sin embargo, en un descuido de los que custodian la zona, muchos lo intentan. A veces lo logran, pero son interceptados del otro lado del río. Sino, quedan al fondo de sus aguas.
Como lo reconoció el jefe de la Patrulla Fronteriza, no hay cámaras en la totalidad de los 217 kilómetros de frontera con México, pero algunas son colocadas en zonas estratégicas, para detectar con visión nocturna a quienes intenten cruzar.
“Tenemos 25 de esas cámaras y cada una abarca un diámetro de 9 millas, casi 5 millas de un lado y otras 5 millas del otro (14.4 kilómetros). O sea que son muy eficaces y, a lo mejor, no sé cómo es el desierto de Atacama pero a lo mejor algo así podría ayudar mucho”, aseguró Greg Burwell, enterado del crecimiento de la migración ilegal en territorio chileno y los peligros a la hora de cruzar.
Las cámaras, no obstante, cuestan “un ojo de la cara” de la estrategia migratoria. 600 mil dólares cada una (unos 560 millones de pesos chilenos). Hay, en cambio, un costo-beneficio. Con este y otros sistemas tecnológicos, además de los patrullajes, han sido interceptados 84 mil inmigrantes en el año en curso.
“Salvar vidas no tiene precio”, aseguró el jefe de la Patrulla Fronteriza de Laredo.
La tragedia advertida: mueren 53 migrantes en Texas
Como si fuera un pronóstico certero, la Patrulla fronteriza de Laredo se afanaba siete días antes en advertir los peligros de morir en la frontera entre El sur de Texas y Nuevo Laredo, México.
Una semana después de la visita de BioBioChile y otros medios latinoamericanos, llegó la noticia de la cruel muerte de inmigrantes, en su mayoría mexicanos, guatemaltecos y dos salvadoreños.
Greg Burwell, comandante adjunto de la Border Patrol, aseguró unos días antes que la mayoría de las 51 muertes en el año fiscal, al menos en Laredo, eran por asfixia al interior de trailers u otros camiones de carga.
Nadie imaginó que a 2 horas y 25 minutos, distancia entre San Antonio y Laredo, la historia se repetiría trágicamente. En un solo suceso 53 (de 69) centroamericanos perdieron la vida, encerrados y a merced de 40 grados centígrados de temperatura. Varios niños entre las víctimas.
Medios como BBC consignaron la voz de quienes ahora sufren por sus familiares fallecidos.
“Las personas que lo habían traído nos mintieron. Nunca nos avisaron que venía allí [en el camión]. Y por las noticias nos imaginamos que venía allí”, aseguró a El Universal, Noel, hermano de Josué Diaz, uno de los fallecidos en esta tragedia que recordó la insistencia de la Patrulla Fronteriza, cerca de San Antonio, hacía una semana antes.
“Es peligroso, cruzar de esa forma. Ese es el mensaje que queremos que entiendan en sus respectivos países”.
Sin duda, es claro, pero la necesidad se vuelve la trampa de los desesperados por el sueño americano que hacen caso omiso de las advertencias sobre el peligro de la migración ilegal. La reciente tragedia de San Antonio, lo demostró de la peor forma.