“Esto no me va a devolver a mi hijo, lo hago para que ninguna madre tenga que pasar por lo que yo estoy pasando”. Así hablaba Paola Coronado Sazo mientras caminaba por Avenida Providencia, a más de 250 km de su tranquila Talca. Iba con los ojos cristalinos, cargada con una mochila llena de documentos y una pancarta en la que se leía “Diego Sebastián ‘Chino’ #JusticiaPorElChino” junto a tres fotos del joven de 23 años, las favoritas de su familia.
Diego Albornoz Coronado –“el Chino”, como le decían sus más cercanos– falleció el pasado 21 de febrero tras errores cometidos en la instalación del arnés con el cual se arrojó al vacío practicando bungee en el Cajón del Maipo durante vacaciones familiares. Diego falleció por asfixia posicional por compresión cervical externa tras quedar colgado por alrededor de media hora, sin poder volver a subirlo a la plataforma. Tras su muerte, quedó como único imputado de homicidio por inacción el instructor que le realizó la instalación, Francisco Gajardo Quiroga, quien hoy mantiene la medida cautelar de arresto domiciliario.
Hoy, Paola se encuentra siguiendo la investigación que lleva la Fiscalía Local de Puente Alto; trabajando para impulsar el proyecto de ley que busca establecer estándares de calidad mínimos y multas para servicios de turismo aventura; y conversando con autoridades municipales y nacionales en busca de concientizar sobre los peligros de una mala regulación de deportes de riesgo.
“Porque aún no me recupero de la ausencia de mi hijo, pero quiero luchar por él, y por muchos más, que no les pase”, dijo Paola en conversación con Radio Bío Bío.
El impulso inicial
Tras la muerte de Diego, Paola no se levantó de la cama en meses, era como “si el mundo se hubiese quedado en pausa”. Lo único que la hacía pararse sin falta, era su ida diaria al cementerio para ir a visitar a su hijo.
Esto solo cambió el 25 de junio cuando Gajardo –único imputado por el caso– dejó la prisión preventiva en la que se encontraba desde su formalización el 22 de febrero, para cumplir la medida cautelar en su casa.
Para Paola, ese fue el impulso que necesitaba. Sentía que no se estaba haciendo justicia, y que si ella no empezaba a mover las aguas, nada iba a pasar.
“Al principio comenzamos esta lucha en redes sociales, empezamos a salir a exponer el caso, salimos hasta a repartir flyers con la familia, los amigos. Ahí empiezas a ver que tienes que luchar por algo”, contó Paola.
En Instagram y Facebook empezó a leer los comentarios de la gente y responder mensajes de personas contando sobre accidentes anteriores en el Cajón del Maipo, negligencias en el mismo Mundo Dínamo, y otros testimonios sobre los riesgos y la falta de regulación del bungee, el cual no estaba legalmente contemplado como un deporte aventura.
Una advertencia para el verano
“Yo pienso como madre. Ya viene la época del verano, y en Chile se practica el deporte aventura, de norte a sur. Todos los veranos hay muertos en deporte aventura”, comentó el pasado jueves.
Ahí sus esfuerzos comenzaron a escalar, cuando empezaron las reuniones con autoridades, los viajes a la Región Metropolitana, y la planificación para el proyecto de ley junto al diputado Jorge Guzmán (Evópoli).
Es este trabajo que ha mantenido arduamente hasta el día de hoy, habiendo el pasado viernes asistido al concejo del municipio de San José de Maipo, para solicitar que se bajaran los carteles y la grúa que seguían indicando la presencia del salto en bungee de Mundo Dínamo, clausurado por el Servicio de Salud.
Asimismo, días después del 19 de septiembre –que habría sido el cumpleaños número 24 del Chino– Paola asistió a la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados y Diputadas, instancia en que el diputado Guzmán presentó el proyecto que busca modificar la Ley Nº 20.423 del sistema institucional para el desarrollo del turismo.
Su objetivo es que se establezca un nuevo artículo para que todos los prestadores de servicios turísticos de deportes aventura deban obtener un Sello de Calidad Turística como requisito indispensable para operar. También, que se exhiba un código QR que permita acceder al Registro Nacional de Prestadores de Servicios Turísticos, y que las personas puedan así conocer si están los permisos al día. Además, se establecen multas de entre 25 y 35 UTM (entre 1.664.000 y 2.330.000 CLP aproximadamente) para quienes incumpliesen estas medidas.
Sin embargo, a pesar de agradecer que se esté avanzando, Paola afirmó preocuparse por el riesgo en que se encuentran los practicantes de este tipo de actividades mientras la ley no se promulga: “Un proyecto de ley se puede demorar hasta cuatro años en su aprobación, ¿entonces vamos a tener cuatro veranos más con más fallecidos en deporte aventura y que no salga en ninguna parte? Porque la gente no denuncia cuando ocurre un accidente”.
Así, puso énfasis en la importancia del trabajo activo de quienes asisten y manejan estos deportes: “Es necesario que ahora nosotros mismos seamos fiscalizadores, mientras las normativas no cambien. Los turistas por lo general confiamos, confiamos en el lugar al que llegamos. Hay que concientizar a las personas de no confiar tanto, que seamos conscientes, que seamos responsables. Que la gente que está en estos servicios también sea consciente de que están tratando con la vida de alguien. Que no pongan lo económico, la plata, por sobre la vida de las personas”.
Errores fatales
A ocho meses de la muerte de Diego, para Paola sigue pareciendo una pesadilla de la que espera despertarse. “Habíamos ido de paseo”, comenta con incredulidad, “yo como turista confié en alguien. No… eso no lo podía estar viviendo”.
Paola relató sus recuerdos de ese día:
“Vinimos como turistas desde Talca: Diego, una de mis hijas y yo. Nos vinimos como a las seis de la mañana. Pasamos primero al Santuario Santa Teresa de Los Andes y después hacia el Cajón del Maipo. Yo me quería tirar en parapente y tenía hora a las cuatro de la tarde, y cuando vamos pasando por Las Vizcachas le digo al Diego que venía manejando ‘¡Paremos! Es aquí’. Pero habíamos llegado muy temprano, como a la una y media, entonces el Diego me dice: ‘Ay mamá, si teni’ hora a las cuatro, sigamos, ¡si esto es muy lindo!’. Y seguimos subiendo el Cajón del Maipo”.
Paola hablaba pausado, y recibió la mano de su hija mayor mientras continuaba con el relato. “Cuando pasamos un puente en una curva hay un letrero gigante que dice ‘Bungee’, y frente a eso un portón abierto que decía ‘Mundo Dínamo’. Y una como mamá no necesita que los hijos le digan ‘mamá, yo quiero esto’, si uno ya lee los pensamientos, si son tus hijos, entonces les pregunté ‘¿quieren?’”, continuó.
“Ahí entramos y bajo un árbol había un joven en una mesa con un computador que nos recibió. Era Francisco Gajardo. Yo como turista confié en alguien, en alguien simpático, confié en lo que nos dijo, porque yo le pregunté si eso era seguro, y él me dijo que sí, que era seguro, que nunca habían tenido un accidente. Luego nos comentaron que había una persona que hacía grabaciones en dron. Mi hijo estaba feliz”, siguió.
Ahí fue cuando contrataron el servicio por la suma de $80.000 para ambos hijos, con un extra de $48.000 por la grabación en dron, evidencia clave para la actual investigación.
“A mi hijo le pusieron un arnés y cruzó la plataforma, conversaron un rato. Y se lanza. Grita, feliz, saluda”, el salto fue exitoso y Diego llegó abajo, con la cara mirando el río. Ahí empieza a intentar enganchar el mosquetón e instalarlo en la parte del arnés que se encontraba en su espalda para poder volver a subir, pero no podía, no alcanzaba.
“Ahí es cuando empieza a pedir ayuda”, contó su madre. “Y cuando lo escuchai’ pedir ayuda te empezai’ a desesperar. El dron dejó de grabar, y ahí tu empezai’ a gritar. ‘¡Francisco baja! ¡Francisco ayúdalo! ¡Mi hijo!’, y me decían que tranquila, que viene la ayuda. No sé si fueron 30 o 40 minutos los que Diego estuvo colgado…”.
“En eso con mi hija salimos a la calle, pedíamos ayuda, hacíamos señas a los autos, que alguien llamara a una ambulancia, y en eso llega otro chico en moto a ayudar, y cuando vuelvo a entrar al recinto me dicen que habían subido al Diego, y ahí parto corriendo hacia el fondo y estaba mi hijo en el suelo, muerto. Nadie me lo tuvo que decir. Ahí yo me quedé con mi hijo, acostada a su lado”.
En la formalización realizada en el Juzgado de Garantía de Puente Alto, en la que se detuvo a Gajardo, el Ministerio Público comunicó que el local carecía de los permisos para funcionar, la cantidad adecuada de personas necesarias para operar y los implementos adecuados para la realización del lanzamiento. La Fiscalía agregó que la patente comercial se encontraba morosa desde septiembre de 2023, no contaba con protocolos de emergencia, no se acreditaron condiciones laborales mínimas y había una existencia de un riesgo inminente para la salud de la población.
Con el tiempo Paola se enteró que ese no había sido el primer accidente en Mundo Dínamo y que ya había sido clausurado por el municipio con anterioridad cuando en 2020 una mujer recibió un azote de un mosquetón fracturándose una mano, y denunciando no recibir atención por parte de quien administraba el recinto. Una premonición de lo ocurrido cuatro años más tarde.
El Chino
A Diego Albornoz, le empezaron a decir Chino cuando estaba en el colegio. “Tenía su cabecita redondita, y cuando se reía se le ponían los ojos así, chinitos. Al principio le molestaba”, comentó su mamá con una sonrisa. Sin embargo, después empezó a llevar su sobrenombre contento, hasta su último día, se presentó así.
Al pedirle describirlo, a su mamá se le hincha el pecho con orgullo. “Era incondicional con sus amistades, daba todo por sus amigos. Un corazón tan bondadoso. Con la familia era el hombre de la casa, el protector de sus hermanas, el pilar de su mamá. Era un cabro que todo lo daba, él podía quedarse sin nada y todo lo entregaba”, retrató.
“A lo mejor muchas personas pueden decir que yo lo miro desde mamá, pero eso no lo digo solo yo, lo decían todos los que llegaban a verlo al velorio, que había criado a un hijo maravilloso, de un corazón noble, bondadoso, esforzado”, agregó.
Las mismas palabras se repetían en una publicación de conmemoración realizada por el club de rugby Nómades, en el que jugaba llevando la camiseta número dos: “Querido amigo, el más caballero de los caballeros, el que hacía cosas por el resto sin la necesidad de que todos lo sepan, más de una vez nos ayudó a todos, te recordaremos como la gran persona que fuiste, gracias por tu entrega hacia el rugby siendo jugador y también formador de pequeños futuros rugbistas, gracias por cada momento, por cada risa, por tu alegría infinita. Nos embarga la pena tu partida, esperamos que tu familia encuentre paz y tranquilidad”.
Fueron estos mismos compañeros los que asistieron al velorio, y acompañaron el carro fúnebre que se trasladaba por la ciudad: “Abrazados un montón de cabros llorando que no podían creer que era el Chino. Han hecho torneos amistosos en su nombre. Ellos dicen que este año juegan todos los partidos en nombre del Chino. Las camisetas nuevas de Nómades tiene una estrella con el nombre del Chino”, describió Paola.
Incluso comentó que fueron los mismos amigos de su hijo quienes asistieron en grupo a visitarla el pasado día de la madre.
“Él tenía una gran labor social”, continúa. “Era dirigente estudiantil en su carrera desde primer año, en el colegio fue presidente de curso. Él quería aportar algo. Por eso mi hijo, trabajador social, hizo su tesis de turismo rural comunitario, donde mostraba todas las falencias que existían en esos lugares. Esta fue hecha en la precordillera del Maule, que es muy similar al Cajón del Maipo”.
“Dedico esta tesis a mi familia, especialmente a mi madre, que gracias a su apoyo y esfuerzo pude llegar hasta aquí, a mis hermanas que son fundamentales en mi vida, al Rodri que es un pilar fundamental”, comenzó la dedicatoria de la tesis cuya defensa iba a realizar en marzo.
“‘No se muere el que se va, solo se muere el que se olvida’ dijo Canserbero”, continúa. Para finalizar con la frase de Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’: “El éxito no es un accidente, es trabajo duro, perseverancia, aprendizaje, estudio, sacrificio y sobre todo amar lo que estás haciendo”.