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Pablo Zeballos: "El delincuente dice ’si no seguimos la lógica extranjera, nos extinguimos’"

05 octubre 2024 | 06:00

El experto en crimen organizado, consultor internacional e investigador, Pablo Zeballos, advierte que la criminalidad chilena está siguiendo los patrones de violencia irracional y brutalidad de organizaciones criminales extranjeras. En entrevista con BBCL Investiga, Zeballos detalla cómo las bandas locales enfrentarán una colisión con grupos foráneos que utilizan la violencia como herramienta de potenciamiento de sus marcas delincuenciales. "Frases como 'vamos a terminar con el crimen organizado, vamos a exterminar el crimen organizado', no son realizables. Lo que podría ser una frase realizable es 'disminuiremos el avance del crimen organizado en Chile'. 'Frenar el avance', ese es el concepto", lanza.

El análisis del exoficial de Inteligencia de Carabineros, hoy consultor internacional e investigador, Pablo Zeballos, es tajante: “La criminalidad chilena cree que tiene un sólo camino, replicar el modelo exitoso de las estructuras internacionales”.

¿El problema? Los patrones foráneos están repletos de brutalidad.

“Primero, hay un uso de la violencia, desmedida, irracional, para potenciar una marca. Segundo, utilizan las cárceles como motores de potenciamiento. Y tercero, desarrollan otras oportunidades criminales. Si nosotros no seguimos con la lógica, dice el delincuente, de ocupar estos mercados, tener estos códigos, nos vamos a extinguir”, lanza.

En esta entrevista con BBCL Investiga, el autor del libro Un virus entre sombras (Catalonia) explica precisamente los nuevos códigos del bajo mundo delincuencial chileno que ha experimentado el asalto de organizaciones criminales extranjeras mucho más avezadas en el rubro.

“Tú te tienes que acordar de las típicas peleas que mostraban en televisión dentro del óvalo de la cárcel. Los tipos antes de pelear con estoques medían que éstos fueran del mismo tamaño. Eso te demuestra cómo el delincuente entendía, en aquel entonces, la semiótica de las reglas del juego”, asevera.

Eso ya no pasa.

Una pugna inminente

Zeballos sostiene que el crimen organizado en Chile enfrentará una colisión. Un choque entre la delincuencia local y la extranjera. Ambas, dice en conversación con este medio, funcionan con lógicas diferentes. Y la lógica diferente más preocupante, acota, es el uso de la violencia como potenciamiento de la marca criminal de las organizaciones transnacionales que irrumpieron en territorio nacional.

Se trata de “violencia irracional y desprecio a la vida ajena, a la vida de sus contrincantes, a la vida de cualquier persona, a la autoridad e incluso desprecio a la vida propia”, reflexiona.

Si antes los delincuentes respetaban las familias de sus enemigos, hoy esas mismas personas se transforman en potenciales víctimas de vendettas.

Según advierte, la pregunta no es cuándo va a ocurrir esa colisión, sino cómo: ¿será violento o por asociatividad?. “Yo personalmente creo que puede ser una combinación de ambas cosas, no exclusivamente una”, asegura.

—¿Eso en la práctica significa que los delincuentes chilenos que se quieran asociar a bandas extranjeras efectivamente lo van a hacer y con aquellos que no quieran va a terminar siendo una guerra sangrienta?

“Absolutamente. Cualquiera sea la dinámica, la consecuencia es violencia. Pero esa violencia tiene un componente que antes no conocíamos, que es violencia no solo en las calles, sino también dentro de las cárceles. ¿Por qué? Porque la gobernanza criminal es fundamental para mantener los equilibrios criminales en el exterior y eso es lo que hemos visto en los modelos ecuatorianos, venezolanos, brasileños…”.

La Pax Mafiosa

El exoficial de Inteligencia advierte que las organizaciones criminales estructuradas pueden sacar provecho de esa colisión de paradigmas entre lo local y lo extranjero. Según dice, el crimen organizado puede fácilmente servirse de la delincuencia local para sus objetivos, puesto que “mientras más tranquila está la cosa, mejor expreso mis ganancias”.

“Por eso que es muy complejo este juego en Chile de decir: ‘En El Salvador bajó radicalmente la tasa de homicidios’. La tasa de homicidios hay que re-entenderla porque las dinámicas de crimen organizado hoy día no solamente tienen que ver con asesinar. Cuando logran, por ejemplo, su objetivo de controlar los territorios, yo también incorporaría otras mediciones, como la extorsión generalizada, fenómenos de no denuncia… El fenómeno de no denuncia es súper importante tenerlo claro, porque cuando tú tienes evidencia de que hay violencia, control territorial, que hay extorsión generalizada, pero nadie denuncia, es porque hay un sistema criminal mucho más fuerte”.

—Respecto de esos periodos de “paz” en El Salvador que mencionas ¿Puede asimilarse eso a lo conocido en Italia como la Pax Mafiosa? Algo de eso planteas en tu libro.

“Lo que yo planteo en el libro es una secuencia lógica de cómo podemos entender el ingreso del crimen organizado y de los niveles de afectación, tomando una especie de paraíso de laboratorio que sería Chile. Hay una primera etapa, que es sumamente violenta, que es una etapa que denominamos intimidación, donde las estructuras criminales tienen que superponerse sobre otra, tienen que tratar de lograr el control. Ahí hay mucha muerte, mucho secuestro, porque los criminales buscan con eso eliminar a su adversario y potenciar la marca criminal que ellos representan”.

“Ahí pasamos necesariamente a una segunda etapa, cuando el territorio está controlado criminalmente. Y hay una tercera etapa que es la penetración del tejido social: estructuras criminales ya dominando en forma hegemónica territorios, controlando otras delincuencias, de modo que necesita penetrar las estructuras que tiene el Estado para poder lograr el objetivo de tomar las ganancias ilícitas e inyectarlas a las ganancias formales. Ahí se van contaminando segmentos políticos, segmentos judiciales”.

Pablo Zeballos: "El delincuente dice 'si no seguimos la lógica extranjera, nos extinguimos'"

—¿En cuál periodo estamos nosotros actualmente?

“Estos periodos no son secuenciales. Son círculos concéntricos. Avanzan y retroceden, pero en la etapa en la que no se retrocede es en la etapa del control del Estado. Es muy difícil que en esa etapa se logren retrocesos en por lo menos un par de años”.

Zeballos define al crimen organizado como un modelo económico que tiene un objetivo fundamental: tomar las ganancias de la economía ilícita e inyectarla al comercio formal. Es decir, blanquear los dineros obtenidos al margen de la ley. Por eso, sostiene, la instalación y control de las organizaciones hace obligatoria la corrupción. Es decir, “la penetración dentro órganos judiciales, políticos, etcétera, de modo de cumplir el objetivo final”.

“La corrupción es un elemento clave y necesario para el crimen organizado. Lo que nosotros tenemos que entender es que hay modelos que yo puedo utilizar para fines lícitos, cuestionables, o derechamente ilícitos, pero también puedo utilizar ese mismo modelo para objetivos absolutamente vinculados a la criminalidad organizada en red. O sea, yo puedo decirle a un grupo importante de crimen organizado, como la ‘Ndrangheta italiana: ‘Mira, Chile tiene un paraíso perfecto para lavar activos a través de sus sistemas bancarios, porque están todas, todas estas falencias’. Eso es a lo que hay que poner atención: dónde nosotros estamos demostrando que tenemos más debilidades”.

Una matriz para modificar la conducta

De acuerdo al experto, en Chile un choque por asociatividad podría darse fácilmente gracias a la tendencia del delincuente chileno para adaptarse. La carrera de un malhechor criollo puede variar, sin mayores sobresaltos, desde lanzazos en la calle hasta robar casas o explotar cajeros bancarios. De ahí que también pueda adoptar sin resquemores los modelos extranjeros.

“El delincuente chileno, por ejemplo, pensaba que la cárcel era un accidente de trabajo del que debía salir rápido para seguir obteniendo dinero en su mercado, que era el criminal. El delincuente extranjero sabe que la cárcel es un mercado mucho más rentable. Y hay una condición que tienen los delincuentes chilenos que uno no ha visto mucho en delincuentes extranjeros: tienen la capacidad de aprender y modificar su voluntad rápidamente. Esa es una preocupación. Hay una capacidad matriz de modificación de conducta que va a seguir el modelo que ha resultado exitoso. ¿Y cuál es más exitoso? Eso es justamente lo más preocupante, es la violencia desmedida en esta etapa, esta etapa inicial de inclinación al control del territorio”.

Así, en el orden actual, dice Zeballos, las empresas criminales extranjeras se dieron cuenta de que la delincuencia local está desperdiciando mercados ilícitos que ellos no desperdiciarían.

“Por ejemplo, si un grupo criminal controla un barrio para vender drogas, la ingeniería extranjera, que tiene otra realidad, ve una oportunidad para extorsionar a la gente que vive ahí. Dicen: ‘¡Pero si ustedes controlan ese barrio!’. Están perdiendo la posibilidad de controlar todas las redes de prostitución, están perdiendo la posibilidad de reclutar menores que no están escolarizados. Entonces lo que hacen es pensar: ‘Estas oportunidades no la vamos a perder"”.

Por eso, advierte Zeballos, el problema es que la delincuencia chilena podría comenzar a utilizar esos mismos métodos. Es una especie de evolución darwiniana del crimen, acota. Es decir, la prevalencia del más apto.

“Solamente los modelos exitosos van a ser replicados y los que no siguen el modelo exitoso se van a extinguir”, complementa.

“Entonces la criminalidad chilena tiene un sólo camino, que es ver cuál es el modelo exitoso que vemos en las estructuras internacionales. Si nosotros no seguimos con la lógica, dice el delincuente, de ocupar estos mercados, tener estos códigos, nos vamos a extinguir. Y ese es el loop de violencia que no solamente vemos en Chile, sino en toda la región y que es tremendamente complejo”.

La Hidra de Lerna

En su análisis, Zeballos asocia el crimen organizado a la Hidra de Lerna, la despiada serpiente de agua de múltiples cabezas que, según la mitología griega, fue asesinada por Heracles o Hércules. Por cada cabeza que el héroe cortaba, le aparecían dos nuevas.

“La criminalidad en América Latina hoy no tiene liderazgos tan definidos. De hecho, hay muchas pugnas internas de liderazgo y muchos fraccionamientos. Por eso, el aislar a un líder conocido no genera un efecto real en la criminalidad. Incluso, podría generar efectos de fragmentación, que es aún más complejo”, explica.

—¿El Estado chileno debiese transformarse también en una Hidra de Lerna?

“Aquí se necesita entender que esta es una lucha del Estado. De esa forma uno puede exigir responsabilidades a cada uno de los estamentos que componen el Estado chileno y a su sociedad también. La sociedad es súper importante en esto, porque si la sociedad no está comprometida, no tiene un consenso de que esto es grave, da lo mismo que intentemos luchar contra el crimen organizado. Siento que más que generar muchas cabezas para el combate es integrar todas esas cabezas de combate para un objetivo común”.

—¿Cuál debería ser ese objetivo común?

“Frases como ‘vamos a terminar con el crimen organizado, vamos a exterminar el crimen organizado’, no son realizables. Lo que podría ser una frase realizable es ‘disminuiremos el avance del crimen organizado en Chile’. ‘Frenar el avance’, ese es el concepto. Cuando tú generas muchas idealizaciones de lo que puedes hacer, sobre todo en periodos electorales, tú al final generas en la sociedad pensamientos como: “Ah, oye, nadie es capaz de hacer eso. O sea, perdimos"”.