La primera vez que se cumplió uno de los sueños de Nicolás Basaez Céspedes, fue en 2002, a sus 11 años, cuando en el escenario del Teatro Teletón conoció a su mayor ídolo: el tenista Fernando González.
La jornada tuvo su cúlmen de emoción cuando González le regaló su raqueta al pequeño tenista en formación, que sin brazos, ya entrenaba desde los siete años con el objetivo de llegar a ser de los mejores del mundo.
Fue el impulso que le dio ese encuentro y esa misma raqueta lo que lo siguió acompañando durante décadas, llevándolo a cumplir otro de sus sueños: convertirse en el n°1 de Chile en parastanding tenis, modalidad de juego para quienes tienen algún tipo de discapacidad física, pero no tienen la necesidad de jugar en una silla de ruedas.
“Cuando salí de la Teletón dije: si esa raqueta había estado en el n°1, cuando él estuvo n°1 de Chile, yo iba a tratar de obtener lo mismo. Y lo logré”, recordó sonriente Nicolás Basaez, en entrevista con Radio Bío Bío.
Hoy, el tenista de 33 años, oriundo de La Ligua, sigue cumpliendo sueños, al haber aterrizado ayer en Nueva York para participar del circuito de parastanding del US Open, como uno de los ocho mejores del mundo. Esto tras su destacada participación en el US Open de Australia en enero de este año, consagrándose como campeón en dobles, y obteniendo el tercer puesto en singles.
El chileno participará tanto en singles como en dobles el 4, 5 y 6 de septiembre, no solo representando al país, sino que a todo sudamérica, al ser el único latinoamericano que competirá. Sus contrincantes: tres jugadores estadounidenses, dos de Gran Bretaña, un español y un japonés.
“Para mí nada es imposible. Yo voy a dejarlo todo y a demostrar que Chile tiene los mejores tenistas, que Chile tiene los mejores deportistas, a representar a sudamérica y dejar un camino ya marcado para las futuras generaciones. Qué mejor que ir allá y que la gente se de cuenta que en esta vida todo se puede”, comentó orgulloso Basaez.
El Nico hoy tendrá su primer partido. No jugará con la raqueta de González, que dejó de utilizar hace unos meses por su antigüedad, pero de igual manera la llevará como lo ha hecho en todos los torneos. Un recuerdo del momento que catapultó su carrera hace 22 años.
¿Cómo fue tu primer acercamiento al tenis?
A los 7 años en el colegio hicieron un taller, y no querían que yo participara porque les daba un poco de nervios que yo me fuera a frustrar, que no lo fuera a lograr. Así que mi mamá tuvo que ir al colegio y decirles que me dejaran jugar, que yo me las iba a arreglar, que siempre me las he arreglado.
Ahí me enamoré del tenis. Había hecho de todos los deportes, pero me quedé con el que más me decían que no hiciera, y yo con mayor razón, como soy un poco porfiado, lo hacía.
¿Y qué significó para tí ese momento, cuatro años después, cuando conociste a Fernando González en la Teletón?
Bueno, yo estaba nervioso, porque igual era pequeño. Me emocioné mucho porque ver al ídolo que uno veía jugando en la tele y tenerlo ahí y que te haya traído una raqueta, era para mí lo máximo y hasta el día de hoy sigue siendo un referente para mí.
Entonces ahí me enamoré más del tenis. Empezaron a salir los entrenadores, empezaron a ver que tenía potencial y que podíamos empezar a hacer algo bueno.
¿Siguieron manteniendo el contacto?
Sí. Después de que yo salí de la Teletón él me siguió invitando a varios eventos. Me llevaba a la Copa Davis, me invitaba a los ATP, así que siempre estuvo pendiente de mí. Nunca perdimos la conexión.
El año pasado nos topamos y fue emocionante, porque yo no sabía que venía. Yo estaba grabando para la Teletón en mi escuelita y de la nada apareció él y yo me sorprendí.
¿En qué consiste esta escuelita?
Yo hago clases de tenis a jóvenes con síndrome de Down, en el Club de Tenis de La Ligua. Ya llevo 8 años con los jóvenes. Son tres los que tengo ahora, que son de 22 a 26 años, el Matías, la Coni y el Panchito. Las mamás son muy comprometidas, porque los saca de su rutina, los saca de estar en la casa, se sienten más incorporados.
Aparte de la escuelita yo hago un taller municipal abierto a la comunidad, asique ahí también tengo pequeños, todo tipo de muchachos. De hecho tenía un jóven que era pequeñito que andaba en silla de ruedas asique también ahí lo tenía en el taller y le encanta el tenis.
¿Y cómo ha sido para tí ser una inspiración no solo para estos niños, sino que para muchos a lo largo de Chile?
Yo me siento contento, porque de repente no me creo lo importante, y todos me dicen que yo inspiro a mucha gente, la gente me dice: “Tú que has tenido que superar muchos obstáculos en tu vida y has sabido salir adelante”.Y ahí se me infla el pecho, se me acelera el corazón, porque es verdad, he tenido que pasar tantas cosas para llegar a donde estoy.
Y de repente la gente no se da cuenta, pero aunque sea un saludo en la calle, unas felicitaciones, para uno es un impulso a seguir. Uno valora eso, y lo hace seguir queriendo estar más arriba en nivel.
Estoy agradecido de la gente, ese apoyo que me dan, un apoyo caluroso.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos en el camino para llegar al nivel en el que estás hoy?
El primer desafío fue lograr jugar. Demostrar que en esta vida todo se puede y que no porque me falten los brazos me tenía que quedar en la casa haciendo nada, que no porque me falten los brazos me tienen que mirar como “pobrecito, no va a poder hacer las cosas”. El desafío más grande fue demostrar a la gente que soy una persona normal.
Y bueno, después lo otro fue empezar a jugar ya a nivel competitivo. Yo partí en tenis convencional, entonces el desafío era ir y pararme frente a otra persona que no tuviera ninguna discapacidad.
¿Y cuál es tu mayor desafío actual?
Ahora el desafío más grande es en el parastanding llegar a los mayores, que el parastanding sea reconocido, y que logremos jugar en todos los Grand Slam que hay.
Ya estuvimos en el Australian Open, ahora vamos a estar en el US Open, hace un par de meses atrás algunos chicos fueron a Wimbledon. Solo está faltando el Roland Garros para que estemos en todos.
¿Cómo fue el momento en que te enteraste que participarías en el US Open?
Era julio y estaba en la casa y derrepente me llega un correo en que me dicen “Nico, fuiste escogido dentro de los ocho mejores del mundo para estar en el US Open” y me dijeron que querían que yo estuviera allá, asique que tenía que informar si iba a asistir.
Entonces yo al otro día le escribí a Nico, que es el encargado que tiene don Jorge Yarur – el auspiciador que lleva ya dos años apoyándome y gracias a él yo puedo viajar –, y le dije “sabes que me invitaron al US Open, quería saber si Jorge me podría apoyar”. Y don Jorge altiro dijo que sí, que aproveche de confirmar altiro mi viaje y que ellos se encargaban de todo.
Y yo contentísimo, porque llegar a un Grand Slam para una persona de un pueblo tan pequeño de acá de la Ligua… no lo podía creer.
¿Cuál es la importancia que ha tenido Jorge Yarur para tu carrera?
Gracias a él yo puedo viajar. Cuando lo conocí me dijo que quería apoyarme para mis viajes y poder ser un pilar, porque uno como deportista no cuenta con los medios. Se ha portado un 7 conmigo, una excelente persona.
Sin él no podría estar saliendo al extranjero a jugar, tendría que estar haciendo rifas o recolectando plata, entonces uno no está seguro si va a poder viajar o no, está preocupado con ese tema, entonces no se enfoca en lo de verdad, que es competir y jugar tenis.
El año pasado también se sumó Marley Coffee para apoyarme en mi carrera deportiva.
Y para mi es un orgullo estar representando a mi país, y a mis auspiciadores.
¿Y qué otras personas han sido clave para llegar a donde estás hoy?
Lo principal es mi familia. Mi familia siempre ha estado ahí apoyándome, apoyando mi locura. Porque la gente me mira y me dice “Nico, ¿cómo vai’ a hacer esas cosas? ¿Cómo vai’ a jugar tú tenis? Si el tenis se juega con las manos”. Y mi familia ya sabe que todo lo que me proponga, lo voy a tratar de cumplir hasta que lo logre. Demostré eso de chiquitito.
Entonces estoy contento, porque tengo una familia atrás que me apoya.
Mi papá que trata de salir por lo menos conmigo a todos los torneos nacionales. Mi pareja Elba, que ha sido un pilar fundamental. Ahora para este viaje nos avisaron muy encima, y ellos nos pagan tres días de estadía pero los otros tengo que costearlo yo, entonces ella se ha movido con su amiga María José para hacer rifas. Anduvieron por toda La Ligua buscando premios, vendiendo, etc. Aparte mi hijo… para mí mi hijo es todo. Yo salgo afuera y lo único que quiero es que él se sienta orgulloso de su papá. Él dice que quiere ser tenista como yo, y le estamos enseñando. Entonces ese apoyo para uno significa mucho, porque sin ellos yo no podría estar donde estoy.
Y mi abuela Amalia. Yo le tenía una promesa a ella de que iba a llegar a ser el n°1 de Chile y dentro de los cinco mejores del mundo. Lamentablemente ella falleció sin ver que llegué hasta el n°1 de Chile y al octavo del mundo, pero yo sé que debe estar contenta arriba mirándome, porque para ella yo siempre fui el n°1.
¿Qué esperas de este campeonato?
Estoy nervioso, porque uno mismo se pone presión encima, pero contento a la vez. Que me vean como inspiración me llena de orgullo y es lo que más impulso me da, para ir a demostrar todo allá y que la ITF (Federación Internacional de Tenis, que no ha reconocido el parastanding oficialmente aún) vea que el tenis es para todos. Mi sueño es poder llegar a unos juegos paralímpicos o a unos parapanamericanos.
La gracia es dejar el camino lo más preparado posible a las futuras generaciones que lleguen a jugar en el parastanding tenis. Que se haga más visible, que nos de la importancia que merecemos, porque somos deportistas igual que todos.
Si yo, una persona a la que le faltan los dos brazos, puede jugar tenis, que se juega con los brazos, es porque todos podemos.