Un boulevard le da la bienvenida a los consumidores. Disputado, sobre todo en época de altas temperaturas, es acogedor, tiene bonitos jardines y sentarse para tomar un café, una cerveza o comer algo puede ser bastante entretenido. El espacio es uno de los principales atractivos del mall Parque Arauco, ubicado en la comuna de Las Condes. Inaugurado en los 80′, el centro comercial es uno de los primeros de Chile con sus características y es un ejemplo de emprendimiento construído por migrantes de origen palestino.
Actualmente presentes en diversos sectores de la sociedad chilena, sobre todo en el empresarial, estos migrantes y sus decendientes tuvieran, y todavía tienen, un papel importante en Chile. Los primeros registros de migración son de finales del siglo 19, cuando el territorio que actualmente conocemos como Palestina, era parte del Imperio Turco Otomano.
De acuerdo con el profesor de la Universidad de Chile, Ricardo Marzuca, “es necesario considerar el movimiento palestino en el contexto del movimiento sirio y libanés, que se mueve en buena parte hacia América”, explicó a BioBioChile.
Entre 8 mil y 10 mil árabes llegaron a Chile hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, en el siglo 20, siendo la mayoría palestinos cristianos y ortodoxos. Hoy en día, se considera que Chile tiene la mayor comunidad de palestinos fuera de Medio Oriente.
Marzuca, quien integra el Centro de Estudios Árabes de la universidad, también es decendiente de palestinos y su familia proviene de la ciudad de Belén. Su padre se dedicaba al pequeño comercio y tuvo otros cuatro hijos, todos nacidos en Medio Oriente. “Mi padre tocaba alaúd. La música siempre estuvo presente en mi família y en mi casa siempre se ha mantenido tradiciones palestinas, como preparar el maklub, un guiso con verduras y carne de cordero. ¡Qué rico!”
Decadencia del Imperio Turco Otomano
—¿Cuándo ocurrió la primera ola migratoria de palestinos para Chile y por qué sucedió?
Hay que situar la primera ola de migración palestina en el contexto del final del siglo 19, en la decadencia del Imperio Turco Otomano. Su desmembración, crisis política y, fundamentalmente, económica. El imperio comenzó a perder territorios en determinadas zonas de Europa, que vivía el auge del nacionalismo. En este contexto, el Imperio Turco Otomano ya era denominado por los europeos y los grandes imperios emergentes (el francés, el británico y el alemán) como el hombre enfermo de Europa. Entonces, es una época complicada para la Zona del Levante, o del Mashreq, como se denomina en árabe esta zona antes de la repartición realizada por los europeos.
Como consecuencia de la crisis económica, ocurre una migración siria, libanesa y palestina antes del surgimiento de los Estados contemporáneos. Es necesario considerar el movimiento palestino en el contexto del movimiento sirio y libanés, que se mueve en buena parte hacia América, considerada un mundo nuevo. Tenemos migraciones para América del Norte, pero también para América del Sur. Argentina y Brasil, por ejemplo, recibieron principalmente sirios y libaneses.
Entre el fin del siglo 19 y el término de la Segunda Guerra Mundial, llegaron cerca de 8 mil a 10 mil árabes a Chile, en su mayoría palestinos cristianos ortodoxos, pero hubo mulsumanes también. Así, en Chile la migración fue mayoritariamente palestina, en segunda instancia siria y en menor grado libanesa.
—¿A qué se dedicaban los primeros palestinos que llegaron a Chile?
Como Palestina no existía como territorio, podemos hablar que existía y se había desarrollado una identidad palestina. La migración de estos palestinos fue en cadena. Los primeros que llegaron empezaron a dedicarse inicialmente al comercio ambulante, después crearon los pequeños bazares, y después, en la década de 30, hubo un importante aporte de ellos al desarrollo textil.
De todas las migraciones hacia Chile, la migración árabe, sobre todo palestina, se va a distribuir espacialmente a lo largo de todo Chile. Por eso encontramos palestinos, sirios y libaneses en todo el país, en todas las ciudades, incluso en las pequeñas localidades.
—Entonces…
Por todo Chile encontraremos clubes palestinos. En Chillán, por ejemplo, se crea el Club Palestino de Chillán. En Concepción se crea un Club Árabe. En las regiones, más que en la capital, la tendencia fue a crear instituciones de carácter árabe para aglutinar tanto a los palestinos como a los sirios y libaneses, porque había una identidad árabe común también.
—¿Hay registro del primer lugar donde ellos llegaron?
Buena pregunta. Los primeros cruzaron la cordillera a lomo de mula… desde Mendoza. Entonces, se cree que se instalaron fundamentalmente en la quinta región y después se fueron moviendo hacia Santiago, por ser la gran urbe.
Vale destacar que todos partieron de los famosos puertos del levante: Beirut, en el Líbano, el puerto Haifa, en Palestina… El viaje duraba un mes, era un périplo largo. Llegaban a los puertos italianos, algunos se bajaban, pasaban algunos días ahí y seguían el viaje hacia Buenos Aires. Y de Argentina se fueron distribuyendo en distintas zonas.
—¿Hubo alguna política del Estado chileno de incentivo a la migración de los árabes para acá?
Ninguna. En general, ningún gobierno latinoamericano incentivó la presencia árabe.
—¿Cuántos palestinos llegaron a Chile?
Hoy en día se habla de aproximadamente 500 mil palestinos. Nunca hubo un censo o un instrumento estadístico que nos permita definir exactamente cuántos llegaron a Chile porque tampoco había interés en tener esta información. Se habla de la comunidad más grande fuera del mundo árabe y del Medio Oriente.
Turcofobia y Chile contemporáneo
—¿Estos migrantes sufrieron prejuicio en su nuevo hogar?
Todos los árabes en Latinoamérica y en América del Norte vivieron en la primera mitad del siglo 20 lo que se llamó turcofobia. Hubo rechazo a la presencia árabe. Se prefería la presencia europea. En Argentina, por ejemplo, se discutió una ley de expulsión de los árabes parlantes en 1910. Muchos, incluso, dejaron Argentina en esta época y vinieron para acá. Hay algunos registros de inmigrantes que se sintieron cómodos en Chile por las características geográficas, porque el clima era más o menos similar al de Palestina.
—¿Cómo la turcofobia se mostró presente en Chile?
Hay textos, columnas y editoriales de El Mercurio que hacen referencia a los árabes en un tono despectivo. ‘Turcos, malolientes, devuélvanse a Constantinopla, son como los perros, traen enfermedades, no son dados al trabajo, traen vicios, desenfreno sexual…’ Todo un imaginario con respecto a lo que llegara del Oriente y, particularmente, del espacio árabe-islámico. Es lo que prima en el pensamiento europeo de final del siglo 19.
Se crearon instituciones justamente para ayudar a los migrantes. En la década de 20, por ejemplo, se creó la Unión Árabe de Beneficencia, que tenía también este objetivo, puesto la nula acción de los gobiernos.
—¿Cómo estos migrantes se defendieron de la turcofobia?
Una de las maneras fue a través de la creación de una prensa árabe. Primero se escribía en árabe, después en dos idiomas y, en la segunda mitad del siglo 20, en español. Esto es algo que se está estudiando todavía porque fue un medio de darle cohesión a las comunidades en las sociedades de acogida. Fue una forma de defenderse de la turcofobia y de informar a las comunidades sobre los conflictos. Las comunidades árabes, en general, y la palestina, en particular, nunca cortaron sus nexos.
—¿Y hubo otras olas de migración palestina para Chile?
Yo diría que la más importante fue en la primera mitad del siglo 20. La permanencia palestina en Chile tiene que ver con que, en el caso de Siria y el Líbano, quedaron bajo mandato francés en el periodo de entreguerras y se independizaron en 1945. El caso de Palestina es inverso. Mientras los países árabes se estaban descolonizando, Palestina estaba siendo colonizada por el movimiento sionista y, por lo tanto, la Nakba de 1948. Esto hizo que mitad de los palestinos fueran explusados de su territorio en la época.
Después de la Guerra de los Seis Días, en 1967, llegaron como 200 mil refugiados palestinos. Bajo el gobierno Michelle Bachelet fueron traídas algunas familias, pero pocas, cerca de 60, 65. Después, hubo otras iniciativas, pero no podemos compararlas con las olas del pasado.
—¿Qué rol tuvieron los palestinos en el crecimiento chileno a lo largo de los años?
Un rol muy importante. Siempre se destacó fundamentalmente el rol económico en lo que fue la década de 30 en Chile, cuando el gobierno de Arturo Alesandri le pidió a algunas familias que vinieran al país. Estas familias ya habían incursionado en el área de la industria textil en otros lugares.
Las grandes familias que desarrollaron la industria textil en Chile, como la Sumar y la Yarur, crearon grandes empresas. Tuve una alumna tesista aquí en la universidad, que hizo un trabajo sobre cómo estas grandes empresas estuvieron muy asociadas al crecimiento urbano de Santiago en la década de 40 porque ellas tuvieron que financiar la creación de poblaciones en las cercanías de las industrias para que sus obreros habitaran.
Hubo un gran aporte en el sector financiero también. La familia Yarur, por ejemplo, creó y es dueña del Banco de Crédito e Inversiones. Hubo aporte en las comunicaciones por medio de Álvaro Saieh con el diario La Tercera. La familia Saieh también es dueña de la cadena de supermercados Unimarc…
En resumen, creo que hay que destacar la presencia palestina en todos los ámbitos de la sociedad chilena. En el ámbito de la cultura, de la medicina, de la ciencia, de la literatura, del periodismo.
—¿Y en la política?
Desde mediados de la década de 40, 50, siendo la comunidad palestina una comunidad emergente, empezaron a tener participación en el ámbito político. Alejando Hales, quien era de origen jordano pero muy vinculado a la comunidad palestina, fue un importante político en la Democracia Cristiana. Hoy, tenemos figuras importantes como Rodrigo Delgado Mocarquer, alcalde de Estación Central, Daniel Jadue, jefe comunal de Recoleta, Francisco Chauán, quien es senador por la quinta región, entre otras.
—¿Actualmente, qué características en la cultura chilena son una influencia de los palestinos?
No sé si una influencia de los palestinos, particularmente. A lo mejor de los árabes, en general. Siempre se cita el importante desarrollo económico de Chile y esto está relacionado al espíritu de emprendimiento. Los árabes se caracterizan por ser una comunidad esforzada y creo que eso también es un aporte a la mentalidad de la sociedad chilena. Otro elemento que agregaría es el sentido de familia, que es muy característico de los árabes. La hospitalidad, la solidaridad…
Hace unos años, el musicólogo Samuel Claro realizó una importante investigación y planteó que, por la simbología del baile y su métrica, la cueca chilena tiene su origen en los bailes árabes andaluces del siglo 12 y 13. Cabe recordar que gran parte de los españoles que colonizaron Chile eran provenientes de Andalucía, región de España tomada por los árabes durante un período de la historia.