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Gabriel Colodro, presidente de la Comunidad Chilena en Israel, estuvo en Santiago en los últimos días y conversó con BioBioChile sobre la difícil situación que algunos de los compatriotas han enfrentado en el país del Medio Oriente en medio del conflicto Israel-Hamás. Colodro ha estado constantemente en contacto con los familiares de las víctimas y comentó sobre su trabajo junto a la familia de Mia Schem, joven secuestrada por el grupo terrorista el día 7 de octubre. Además, hizo duras críticas al gobierno de Boric. "Me acusó de genocida directamente", subraya, recordando una conversación que tuvo con él cuando era diputado.
De acuerdo con la Real Academia Española, se califica como antisemita la persona que “muestra hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia”. Por seis años, cuando vivía con su familia en Linares, sur de Chile, Gabriel Colodro vivió el antisemitismo desde cerca. Cansado de la discriminación, a los 23 años tomó la decisión que cambiaría su vida, la de su esposa y de su hijo de solo cinco meses: mudarse a Israel y empezar una vida nueva desde cero. Graduado en comunicación audiovisual, actualmente Colodro vive en Ramat Gan, en las cercanía de Tel Aviv, es integrante del partido centrista Yesh Atid y, desde 2016, preside la Comunidad Chilena en Israel.
Tras el ataque del grupo terrorista Hamás, el día 7 de octubre, Colodro ha vivido jornadas intensas. Una de sus tareas ha sido ponerse en contacto con familiares de víctimas chilenas del bombardeo a Israel que dejó 1.400 muertos y más de 200 secuestrados. Es el caso de la joven Mía Schem, nieta de Zeev Scharf, un chileno de 83 años. Ella fue secuestrada por Hamás y la Comunidad Chilena en Israel ha conminado constantemente al presidente Gabriel Boric y la Cancillería a seguir presionando para que organizaciones internacionales intercedan por su liberación. “La madre se mueve en una velocidad y energía impresionante, con la esperanza real de estar nuevamente con Mía”, comenta el presidente de la organización.
Colodro llegó a Santiago en la última semana y el jueves pasado encabezó un desayuno en el Estadio Israelita para contar sobre los trabajos realizados por su ONG. Además, presentó registros de su visita a dos lugares cerca de la Franja de Gaza que fueron bombardeados por Hamás. “Lo que sentí era un olor ácido, pero suave. No fuerte. Algo que nunca había sentido en mi vida”, relata.
Crítico al posicionamiento del presidente Gabriel Boric, a quien conoce desde que era diputado, Colodro conversó con BioBioChile y relató la situación que han enfrentado los chilenos que siguen en Israel. Comentó, además, sobre el conflicto en la región y respecto a un proyecto de ley que tramita el Congreso Nacional y que no duda en calificar como “antisemita”.
Víctimas de guerra
—¿En este momento, cuántos chilenos siguen en Israel? ¿Cómo está la situación de ellos?
Nosotros consideramos que la comunidad en Israel es de aproximadamente 10 mil chilenos. La situación de ellos es difícil en todo sentido. Tenemos cinco familias de luto y esto es un tema que nunca habíamos enfrentado: un chileno asesinado en terrorismo. Ya habíamos visto chilenos heridos en ataques terroristas, eso sí. Es duro ponerse en el lugar de quien en el fondo tomó la misma decisión que tú a nivel humano. A nivel de organización tampoco es demasiado lo que podemos hacer, más que ofrecer todo el apoyo y la ayuda que sea necesaria y estar ahí para lo que ellos necesiten.
—Hace pocos días, un grupo de diputados envió una carta a la Cruz Roja Internacional para que la organización interceda en la liberación de Mia Schem, secuestrada por Hamás el día 7 de octubre. ¿Cómo la Comunidad Chilena en Israel ha trabajado en este caso?
Lo que intentamos hacer, en un primer momento, fue proteger a la familia un poco de los medios. Porque, si bien es entendible que la prensa tiene que estar informada y su trabajo es útil para la causa presionando a los gobiernos como un intento de acelerar el proceso para que Mía pueda volver a su casa, hay momentos que la familia necesita espacio y muchas veces son demasiadas las solicitudes. Entonces, tratamos de poner una especie de barrera. Hablen primero conmigo y yo hablo con ellos.
La verdad es que no es demasiada la asistencia que hemos necesitado dar a la familia porque la madre, por ejemplo, se mueve en una velocidad y energía impresionante, con la esperanza real de estar nuevamente con Mía. El hecho de que yo esté acá en Chile hablando de ella también es un aporte a los familiares. Así como el llamado que hacemos constantemente al presidente Boric y a la Cancillería de seguir presionando a través de todos los medios internacionales, como la Cruz Roja, que está en Gaza, para interceder por la liberación de Mía.
—Tuviste que comunicar a los familiares sobre los secuestros y muertes de sus parientes ¿Cómo fue para ti realizar este trabajo?
Para ser sincero, después de hablar con las familias de los asesinados y secuestrados chilenos, decidí tomar tratamiento psicológico. Fue muy duro. Terminaba de hablar con alguien, cortaba el teléfono, me ponía a llorar. Intentaba que mis hijos no me vieran, me lavaba la cara y me tocaba hablar con otra familia.
En la Comunidad Chilena en Israel tenemos un sistema de psicólogos voluntarios que están ayudando a todos los compatriotas que necesiten. Soy uno de ellos y no me avergüenzo de eso para nada. Creo que es lo necesario y lo responsable. Ninguno de nosotros está preparado para ese tipo de experiencia.
—Junto a integrantes del gobierno israelí estuviste en dos lugares cerca de la frontera con la Franja de Gaza después de los ataques del día 7 de octubre para registrar la situación. Descríbeme qué sentiste al visitar estos sitios.
Me costó prepararme para esta visita. Sabía que iba a ser fuerte, obviamente, pero no estaba seguro cómo me iba a afectar esto a nivel personal.
Nos fuimos en un vehículo blindado totalmente, y con todas las precauciones: casco, chaleco antibalas… Fue una experiencia muy extraña. Partimos en Sderot, una ciudad que fue invadida por terroristas, donde ya no queda nada y ahora es un terreno baldío. Cabe destacar que estamos hablando de un lugar que tenía infraestructura completa, donde vivían 40 mil personas. Ya no hay nadie en las casas. Fue como una película de ciencia ficción donde desaparece la humanidad. Estuvimos muy poco tiempo allá porque empezaron a sonar las sirenas.
Visitamos también el kibutz Kfar Aza, que está a 3 kilómetros de la frontera con Gaza. Nos llevaron a uno de los barrios donde se podía entrar. Allá presencié el intercambio de fuego con Hamás. Estaba con la cámara en la mano y al principio saltaba con los ruidos, pero ya a los 15 o 20 minutos el cuerpo se había acostumbrado a las explosiones y no saltaba más. Una cosa muy extraña. El olor que sentí fue muy raro también. Cuando uno imagina como huele a un muerto, imagina algo fuerte, olor a podrido o algo así. Lo que sentí era un olor ácido, pero suave. No fuerte. Algo que nunca había sentido en mi vida. Además, tuve mucho miedo. En este barrio habían matado a 53 personas, de las cuales 40 eran niños. Allá vivían chilenos, incluso.
Ver el nivel de destrucción, los agujeros de balas gigantescos, los casquillos de balas tirados en el piso, la sangre todavía presente… el nivel de bombardeo fue impresionante.
—¿Y te arrepientes de haber ido a estos lugares?
Para nada. Tuve la oportunidad de poder registrar lo que de hecho sucedió. ¿Qué hace un comunicador? Comunica. Este es mi rol profesional. Tuve la oportunidad, no la suerte de poder hacerlo.
“Boric me acusó de genocida directamente”
—Cómo evalúas el posicionamiento del presidente Gabriel Boric frente al conflicto?
La posición personal del Presidente frente al tema palestino-israelí muchas veces pesa más que la posición personal de los chilenos en Israel, más que el rol que debe tener un Estado amigo. Los dos países tienen 75 años de relaciones bilaterales y un montón de acuerdos que son necesarios para Chile. Boric debiese priorizar el beneficio de Chile por sobre toda posición propia.
Nosotros no le estamos pidiendo que tome partido pro Israel porque eso no va a ocurrir. Pero que se preocupe por los ciudadanos chilenos. No puede ser que recientemente, a un mes y pocos días de la matanza de Hamás, por primera vez el Presidente nombre a una de las víctimas. ¿Por qué tuvo que esperar esa cantidad de tiempo para hacerlo parte de la prioridad nacional? No podemos evitar pensar que, si esto hubiera sucedido en otro lugar del mundo, la reacción del Presidente habría sido otra. Hay temas que todos sabemos que Boric trae antes de ser Presidente.
—¿Hace tiempo tienes roces con Boric?
Conocí a Gabriel Boric cuando era diputado. Como presidente de una comunidad chilena en el extranjero, iba de visita al parlamento con un proyecto de ley en beneficio de los ciudadanos de Chile y también en beneficio del país. Lo saludé porque estaba al lado mío, me presenté y él, en vez de escucharme o dialogar, decidió atacarme sin conocerme. Me acusó de genocida directamente. No hice el servicio militar, no he tomado un arma en mi vida. Difícilmente podría ser un genocida o ser calificado así. No soy una persona de armas. Por lo menos no bélicas. Creo en otro tipo de armas. En la comunicación, por ejemplo, en la solidaridad, en el trabajo político.
—¿Qué impactos puede generar el hecho de que el embajador de Chile en Israel esté trabajando desde Santiago?
Una desconfianza en la embajada y en su identidad chilena. Cabe decir que, a nivel práctico, la embajada y el consulado siguen funcionando.
—Un proyecto de ley, de autoría de varios diputados de derecha e izquierda en Chile busca prohibir “la importación de mercancías, bienes o productos provenientes de territorios que, de acuerdo con las normas del derecho internacional, sean considerados como asentamientos ilegales en territorios ocupados, sancionando su infracción como delito de contrabando”. ¿Qué te parece este proyecto?
Bueno, es un proyecto que pertenece al concepto del Movimiento Internacional de Boycott (BDS). Tiene este nombre rebuscado y amplio, pero es básicamente un disfraz para un proyecto de ley anti Israel, anti el único Estado judío del mundo. Por ende, para nosotros eso es antisemitismo. Chile es el único país del mundo actualmente que tiene un proyecto de ley así. Lo intentaron hacer en Irlanda, que es un país que ha tenido muchos problemas con Israel a nivel diplomático, pero finalmente desistieron. La Unión Europea y el Parlamento Europeo no iban a permitir una situación de antisemitismo legislativo de esa calaña.
¿Qué es lo que pretenden realmente? ¿Cuáles son las fronteras de Israel y Palestina para Chile? ¿Qué es ocupado y qué no es? No está claro. ¿Y qué pasa con los otros países? Porque los diputados decidieron hacer un proyecto amplio para no nombrar a Israel. ¿Qué pasa con la relación entre Chile y China en el caso de Taiwán, por ejemplo?
Netanyahu y el futuro de la región
—¿Qué opinas sobre el manejo de los conflictos, por parte de Benjamín Netanyahu, entre Israel y Palestina?
Mira, tengo muchas ganas de responderte esa pregunta, pero creo que sería incorrecto de mi parte mientras la guerra está tomando lugar. Obviamente tengo muchas críticas hacia el gobierno y hacia la inteligencia israelí, sobre todo después de lo que pasó el 7 de octubre. Espero que pronto podamos comenzar a hablar de eso. Podamos encontrar responsabilidades y asumir los errores. Y que no sea una investigación gubernamental interna. La mayoría de la población israelí, según las encuestas, quiere nuevas elecciones lo antes posible.
—¿Existe solución para el conflicto Israel-Palestina, que es tan duradero? ¿Cuál?
La única solución viable es la de los dos Estados. Personalmente, creo que esto debería ser similar a la propuesta del ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, del 2008, donde se renuncia a una cantidad de asentamientos en Cisjordania y permite la creación de un Estado palestino. La Franja de Gaza, que lamentablemente está a una distancia física, no podría ser unificada, pero tampoco sería el primer ejemplo del mundo con dos territorios no unificados que son parte de un Estado. Creo que es posible esa solución, es lo más lógico hoy en día. Respecto a Jerusalén, para mí es muy difícil opinar. Pero me parece que sería un error convertir a la ciudad en un lugar no pluralista, sin libertad religiosa, ya que es el centro de tres religiones.
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