Natalia Piergientili, vicepresidenta del Partido por la Democracia (PPD), ve con buenos ojos la idea del Frente Amplio de fusionarse en una sola colectividad. Incluso va más allá: plantea que la centroizquierda debería seguir ese camino, aunque evita llamarlo una Concertación 2.0.
De paso, lanza sus reproches al curso del actual proceso constituyente y asegura que un fracaso resonaría no sólo en la derecha, sino en todo el sistema político. Si ello ocurre, no cree que aquello necesariamente tire por la borda la opción presidencial de José Antonio Kast. Por el contrario, ve poco probable que el oficialismo vaya a obtener un nuevo periodo de gobierno.
“Se están tratando de poner de acuerdo los políticos para resolver el problema político, que es la Constitución. ¡¿Por qué miércale esos mismos políticos no se juntan y trabajan hasta que tengan resuelta la reforma de pensiones?!”.
- Natalia Piergentili, vicepresidenta del PPD.
“Un gobierno con esta gobernabilidad, con estos equilibrios de fuerzas, la tiene muy difícil”
—Durante septiembre la agenda se centró bastante en el 11 y los 50 años ¿Parece perdida la agenda del gobierno de aquí en adelante?
Yo creo que al gobierno le ha costado poner temas en la agenda, o conducir la agenda, pero no es sólo por aciertos o errores del propio gobierno. O sea, cuando uno ve las encuestas y las personas sienten que el futuro son tres meses, es como que todo pasa, nada queda asentado. Hay demasiada información, hay demasiado estímulo, pero yo creo que la agenda del 11 por sí sola, en un contexto de desafíos sociales tan grande, se iba a diluir igual. La mayoría de la gente no vivió la UP, entonces no tiene una cercanía emocional. Tiene posición ideológica, la ha ido construyendo a través del tiempo, pero ve esto como algo que está lejos de su realidad. Hoy día la gente dice “nos pasamos de esta conmemoración al tema constitucional” y ven con estupor cómo las pensiones no avanzan, cómo el pacto fiscal no avanza. Ahí está su necesidad real de la política.
—Usted dice que pensiones y pacto fiscal deberían ser las dos prioridades. Pero el gobierno ya se acerca a cumplir los dos años, el tiempo pasa volando ¿Habrá tiempo para cumplir con esa agenda? ¿O derechamente ya se claudicó frente a la idea de impulsar ese programa?
Yo creo que la agenda no depende solo del Presidente, depende del parlamento, donde las fuerzas son las que son. Todo aquello que no dependa de la acción, digamos, del parlamento, es algo sobre lo cual el gobierno tiene agenda y tiene el control y puede hacer que cosas ocurran. Yo creo que a veces nos atendemos mucho a las reformas y desatendemos lo valioso que es la gestión pública si se utiliza bien, con foco, con eficiencia y con propósito.
—Entonces… ¿Cómo subirse a una agenda donde no hay forma de proyectar a largo plazo?
Yo creo que cualquier gobierno de aquí para adelante la tiene más difícil porque, como decía, las expectativas de las personas son de corto plazo. La información que tiene la gente es de dominio público, o sea, hacen juicio de algo porque cuentan con la información mediática para hacerlo. De modo que lo que yo creo es que, en el caso de la reforma, el gobierno está conversando todo lo que puede conversar y esa es la línea correcta de trabajo. Ahora, como te digo, creo que hay que también aprovechar la capacidad de gestión para cosas conforme a la ley. Un gobierno con esta gobernabilidad, con estos equilibrios de fuerzas, la tiene muy difícil.
—Al gobierno lo vimos poniendo atención al respaldo de sus adherentes que hicieron marchas a favor de Boric, por ejemplo ¿Deberían mejor enfocarse en conseguir más respaldos en el Congreso?
Este mitin a favor del Presidente fue un acto espontáneo, generoso, de gente que quería darle su respaldo. Pero yo creo que lo que falta, por ejemplo, en la reforma de pensiones, un poquito menos de dogma, un poco más de diálogo y de entender que el foco no es el mecanismo, es el resultado. A mí me importa que las personas en el hoy y en el mañana tengan seguridad social y salud. Si para eso tengo que ceder en algunos ámbitos del mecanismo, estamos disponible, y creo que esa es la gran moraleja que tenemos que tratar de transmitir.
—Y respecto a la marcha en sí ¿Le parecen apropiados estos gestos?
La verdad es que creo que las personas son libres de hacer las marchas que quieran. No le doy ninguna connotación distinta, digamos.
Natalia Piergentili y la frase de los monos peludos: “Era un llamado de atención profundo”
—Al margen, en mayo pasado usted lanzó esa polémica frase de los “monos peludos” y la falta de autocrítica. Primero, ¿se arrepiente de la forma de esa declaración?
De la forma, sí. Del fondo no.
—En segundo lugar, yendo al fondo de esa declaración ¿ha corregido el gobierno su discurso, hablando más allá de su propio sector, o le sigue hablando a sus “monos peludos”?
Mira, yo lo que trataba de hacer era una invitación a la reflexión mayor. Respecto a un país que quiere en un 80% un cambio constitucional, luego se desencanta el proceso, rechaza y con ello rechaza planteamientos que eran parte importante de los ejes fundantes del gobierno. Entonces, planteaba en el análisis, ¿Qué pasa que ya no somos mayoría social? ¿Qué pasa que ahora las personas prefieren hablar de propiedad de los fondos antes del solidaridad intergeneracional, por ejemplo? Y ahí, como te digo, yo sentí que lamentablemente, por la forma, se deslució el fondo, que era un llamado de atención profundo, a darnos cuenta que algo había pasado en la forma en que estábamos haciendo las cosas, los énfasis que estábamos poniendo, las discusiones que estábamos privilegiando y que no le estábamos dando a la mayoría y que la propia mayoría del país estaba cerrándonos las puertas a nuestros temas, a nuestros planteamientos.
—Se ha hablado mucho últimamente la idea de la unificación del Frente Amplio ¿Es un camino útil para facilitar el diálogo entre coaliciones?
Yo creo que si a ellos les hace sentido ser una sola fuerza, con objetos comunes, para ser más fuerte, para tener más masa crítica, a mí me parece que está bien. Yo creo que uno de los problemas que tenemos actualmente es la fragmentación política y con ello una gran cantidad de partidos.
“Tenemos que seguir el ejemplo del Frente Amplio”
—Y bueno, así como en el Frente Amplio ¿Debería también el socialismo democrático volver a unirse con el centro? ¿Con la DC, con Amarillos, con Demócratas?
Mira, yo creo que nosotros tenemos historias más largas que los partidos del Frente Amplio, por ende cuesta más. Entre más años tú llevas en una casa, más cachureos tienes, más te cuesta cambiarte. Es como en la vida real. Cuando tú tenís un departamento que recién llegaste, tenís dos cajas y una cama, y te dicen “cambiémonos para acá”, pescas las dos cosas que tenís, te vai y podís tener más desapego, a eso voy. Claro, en cambio, nosotros somos instituciones más viejas, con más historia, con más peso en esa historia, y un tránsito así de rápido a una fusión no creo que sea fácil. Pero sí creo que tenemos que seguir el ejemplo del Frente Amplio en tanto cumplir con lo que nosotros ya habíamos empezado a diseñar, que era una federación, no quiero llamarlo de nuevo concertación, porque no quiero que se malentienda, pero una convergencia, una unión, una conjunción de los partidos históricos como el PS, el PPD, los radicales, los liberales, incluso la Democracia Cristiana. Pero no para hacer una suma de siglas, sino para trabajar frente a objetivos comunes, con estrategia común, con debate común, de modo que si eso el día de mañana termina en una fusión o en algo más orgánico, bienvenido, pero partamos debatiendo juntos las cosas importantes, teniendo una gobernanza que nos permita tomar definiciones, etc.
—¿Entonces, se han conversado estos acercamientos en el socialismo democrático?
Estos acercamientos yo te diría que vienen desde hace mucho tiempo. Vienen desde la época en que Heraldo Muñoz era presidente del PPD junto con Álvaro Elizalde en el PS y hablaban de la convergencia, porque ellos entendían que teníamos que ser una masa crítica mayor, que reparara más en lo que nos une a los énfasis o temas más bien de cada partido. Y que teníamos que ser capaces de tener un proyecto país para plantear a la ciudadanía, y que eso no lo hacía el PPD solo, el PS solo, etc. Entonces, yo te diría que este esfuerzo de debate, de trabajar juntos, de definiciones colectivas, viene desde esa época.
—¿Ha sido difícil?
Sí, porque entre medio hubo cambio en las directivas, nos integramos al gobierno. Ser gobierno siempre te impide estar más en la reflexión, porque te obligas a estar más en la acción. Entonces, no ha sido fácil, pero yo te diría que está el convencimiento de que hay que hacerlo. Ha habido más lentitud, a ratos, digamos, otras cosas nos han impedido darle más fuerza, pero yo confío en que esta será una senda que siga adelante la directiva de los partidos del socialismo democrático.
—¿Y para cuándo se proyectaría esta unidad? ¿Para las municipales? ¿Para las próximas parlamentarias?
Para las municipales vamos a ir juntos en términos de alcaldes, los cargos uninominales. No tengo claro cómo va a ser en el caso de los concejales. Pero yo no me atrevería a darte un plazo. Sí creo que esto es como cuando tú anotas tu lista de pendientes. Esto es un pendiente grande que está con mayúsculas, subrayado, y que nos obliga a entender que tenemos que darnos el tiempo para esta construcción. Y yo creo que las directivas de los partidos lo tienen claro, las militancias también. Claro, a veces no ayudan las elecciones, porque cada uno quiere tener su identidad, su marca. Pero llega un minuto en que de verdad que esto está por sobre esas identidades y esas marcas, porque nos estamos jugando aspectos de gobernabilidad que, como hemos visto en los últimos gobiernos, ha sido muy difícil por la dispersión y atomización que tenemos.
—Entonces el paso natural sería volver a agruparse en grandes grupos.
Yo te diría que, de lo que tú tienes en tu memoria como la Concertación, es un upgrade de lo que fue la Concertación. O sea, es que tiene que haber un programa común y tiene que haber un espacio de resolución de controversias. Yo creo que uno de los problemas que tuvimos cuando fuimos a Concertación y que no nos dimos cuenta que fue generando heridas, fue que no teníamos espacios de diálogo para resolver las controversias.
Hay temas que dejamos de tratar, porque como eran complejos no los conversamos. Y yo creo que esa no es la idea, que el aprendizaje es poner los temas sobre la mesa, plantear un programa de desarrollo, un proyecto del país y sincerar aquellos temas donde no hay acuerdo y por qué. Porque después esos temas se van a perpetuar igual. Y eso fue lo que generó las primeras cicatrices y después grietitas que tuvimos entre partidos de la Concertación sobre el resultado de las cosas, sobre los énfasis que hicimos.
—La principal mejora de esta Concertación 2.0 es que deberían mejorar el diálogo interno.
Y el propósito. Y no tenerle miedo a discutir los temas sobre los cuales no hay acuerdo. Eso sí, creo que no queda bien el término Concertación 2.0, creo que es una convergencia, una coordinación, un acuerdo, pero hablar de Concertación siempre como que tiene una lectura demasiado amplia.
—Y si tuviera que elegir un camino ¿Se siente más cercana a Amarillos, Demócratas y la DC o a los “monos peludos”?
(Ríe). Me la ponís difícil, porque yo siento que nosotros no tenemos que elegir. Yo siento que la centro izquierda es un espacio que tiene un lugar y que no tiene que elegir para dónde ir. Otros elegirán si vienen para acá, que es distinto. Yo creo que esta teoría de los polos y del péndulo le hizo muy mal a la centro izquierda y a la centro derecha. Y le hizo muy mal no sólo a las consignas políticas de estos sectores, le hizo muy mal a los mecanismos que nosotros siempre ocupamos para resolver dilemas, como el diálogo. El diálogo en algún minuto fue sacralizado, digamos, entonces yo te diría que mi tarea no es con quien me voy, es como fortalecemos la centro izquierda, como ese espacio da un proyecto de gobernabilidad para el país y somos capaces de convencer. Y eso implica que, en su minuto, seguir trabajando en el Frente Amplio, por cierto, pero bajo un programa que acordemos colaborativamente.
Recordemos que en esta aventura nosotros nos iniciamos como parte del gobierno sin haber sido parte de de la formulación del programa. Entonces yo creo que pueden haber diversos y distintos siendo parte de un gobierno y eso se facilita cuando la hoja de ruta, el camino trazado, es compartido por todos los autos que van a participar en el circuito.
“Hay que mejorar el texto para que ojalá todos lo apoyen y nadie se trague ningún sapo”
—Esta semana se cerró una nueva etapa del proceso constitucional y la propuesta nuevamente pasa a los expertos ¿Tiene arreglo o Republicanos la echó a perder irremediablemente?
Yo creo que aquí tenemos que hablar de dos cosas distintas. Porque tiene arreglo, pero igual la gente la puede rechazar. Entonces, cuando me preguntas si tiene arreglo, es que se mejore el texto y que la gente lo apruebe ¿cierto? Yo creo que para eso hay dos estrategias distintas. Complementarias, pero distintas. Por una parte, creo que efectivamente Republicanos, no a la escala de lo que pasó anteriormente, si se dio algunos gustitos -innecesarios a mi juicio- y creo que eso encendió y jodió un poco los ánimos.
Creo que los expertos tienen una pega valiosa. Creo que los anuncios de Kast respecto de sacar adelante el proceso puede implicar un diálogo, puede indicar que entendamos que muchas de las cosas que Kast está poniendo en la constitución no son materia constitucional. En un proyecto constitucional se pone sistema político, instituciones, poderes, freno y contrapeso y sería. Por eso creo que se puede avanzar en el texto. Pero dónde está la segunda complicación: yo creo que hay un clima, un estado de ánimo negativo respecto del proceso en la ciudadanía. Porque a la ciudadanía le dijimos hace cuatro años que, a propósito de un cambio en la constitución, se iba a poder mejorar la gobernabilidad del país, se iban a poder expresar las mayorías y se iban a poder hacer las reformas en los dilemas sociales más complejos.
Y eso es así, una constitución como la entendemos efectivamente puede ser ese vehículo de cambio, sobre todo cambiando los quórum. Pero entre medio vino la pandemia, entre medio vino el ejercicio constitucional anterior, entonces hay una fatiga de este trabajo constitucional en la ciudadanía.
Y por otra parte, lo que existe, desde fuera, es que se están tratando de poner de acuerdo los políticos para resolver el problema político, que es la constitución. Porque miercale esos mismos políticos no se juntan y trabajan hasta que tengan resuelta la reforma de pensiones. Entonces por eso digo que son dos espacios distintos. Hay que mejorar el texto para que ojalá todos lo apoyen y nadie se trague ningún sapo, sí, pero hay que tratar de instalar un clima favorable a este proceso. Y para eso no es suficiente el acuerdo de los políticos, para eso se necesita que la ciudadanía plasme que este acuerdo de los políticos va a incidir positivamente en sus dilemas cotidianos. Por ejemplo, que esa nueva constitución va a tener más obligaciones para los políticos, va a hacer que se llegue más rápido a acuerdos, que hay una promesa de que la próxima discusión será la de pensiones y que la política se de un plazo de dos meses para despachar la ley, porque la ciudadanía no puede esperar.
O sea, ese tipo de muestras para un cambio de clima tienen que haber. Si alguien cree que los expertos y los partidos políticos se van a poner de acuerdo en un texto, van a salir y van a decir “lo logramos, tenemos un súper texto” y eso inmediatamente va a significar el A Favor, yo creo que no. Creo que hay que hacer un doble clic en aquello, hay que hacer un trabajo de cambio de clima y para eso hay que volver a hacerle entender a la gente, para que le sirve la constitución y amarrar las cosas que hoy día le importan a las personas, como la reforma pensiones, amarrarla con un plazo, con un propósito, con una promesa, de que la política se pone las pilas.
“Esta es una elección emocional, la gente ni siquiera va a leer el texto”
—¿Y esas cosas que son necesarias para que la gente se motive están presentes en el actual proyecto? ¿Es un inventivo suficiente para responder a lo que se prometió hace cuatro años?
Yo creo, que tal como está quedando, en lo basal, hay algunas cosas que a mí me complican. Como el cambio en los quórum calificados para las leyes y otras cosas, pero yo creo que esas cosas son dialogables. Lo que no puede pasar es que de verdad creamos que, con el solo hecho de dialogar y llegar a acuerdos, eso se transmita a la ciudadanía. Creo que el actor ciudadanía, aburrido, cansado e incrédulo, que sigue teniendo miedo en la mañana cuando sale a la pega, que sigue viendo que eso es la cosa, que sigue viendo que sus papás reciben una pensión muy mala, que que no ven ninguna luz asociada a aquellas cosas por las cuales hubo hubo un estallido, me parece que hay que empezar a buscar en esos dolores los caminos con los cuales se conduce la política.
—De momento, así como está la propuesta ¿Está más inclinada a votar A Favor o En Contra?
Yo espero que esté el texto completo, pero hoy día votaría En Contra. Pero no por las cosas que salen en el diario, votaría En Contra porque, para hacer cambios constitucionales, han estado subiendo los quórum, quieren que se produzcan en dos parlamentos distintos. Osea, que tú hagas un cambio y después lo ratifique el parlamento que sigue, que te impide expresar proyectos políticos. Hay una serie de cosas que no son las más deslumbrantes en la opinión pública, pero que yo veo con una enorme preocupación.
—Desde la opinión pública algunos ven que esta nueva propuesta constituyente está quedando más a la derecha de la que ya tenemos, en el fondo, peor que la que tenemos ¿Le parece así?
Es que insisto, yo creo que esta es una elección emocional, la gente ni siquiera va a leer el texto. Aquí lo que tú digas: “No, va a quedar más a la derecha de la que tenemos” o “Va a quedar más a la izquierda”, eso no le hace sentido a nadie. Lo que le hace sentido a la ciudadanía es que tú seas capaz de decirle: “Con esta constitución se puede abordar de mejor manera la seguridad, se puede llegar a acuerdos políticos que permitan darle solución a sus problemas más rápido o de manera más democrática”. Pero este voto no va a pasar porque alguien diga que quedará más a la derecha más a la izquierda, más arriba o más abajo de algo.
“No me atrevería a decir que Kast va a ser poco competitivo si pierde la constitución”
—Si el proceso fracasa, ¿de quién va a ser la responsabilidad política?
De toda la clase política. Porque recordemos que este proceso no nació hoy día, nació de un proceso fallido, donde hubo excesos, maximalismos. O sea, este no es un proceso aislado, es el resultado de un proceso que viene con problemas. Por lo tanto. si este proceso fracasa, no es sólo el fracaso de quien tenía la mayoría, que era Republicanos. Sí, tendrá una mayor responsabilidad, pero es un fracaso de todo un sistema que durante un rato largo hizo mal las cosas.
—¿Republicanos (y Kast en particular) se está farreando su opción presidencial haciendo fracasar el proceso o, por el contrario, está tratando de buscar una ventaja electoral?
Una de las cosas por las cuales nosotros pusimos todas esas cortapisas, que parecían súper draconianas, que eran que los consejeros no pudieran presentarse a elecciones y todo eso era específicamente porque queríamos que los consejeros fueran actores de la estrategia del futuro de la prospectiva y no del hoy y de la cosa chica. Pero, lamentablemente, como la mayoría fue tan abrumadora de Republicanos, Kast terminó siendo un actor de la contingencia, entonces son una complicación. Yo no me atrevería a decirte que Kast va a ser poco competitivo si es que pierde la constitución.
—Y haciendo el mismo ejercicio en paralelo ¿El oficialismo tiene opciones de conseguir un nuevo gobierno?
A mí no me preocupa que hagamos un buen gobierno sólo por el hecho de reelegirse. Aquí lo que tiene que importar es hacer un buen gobierno para las personas. Ahora, lo que yo creo es que el sistema político quedó tan mal diseñado, a propósito de una serie de factores, que hoy día desde Piñera 2 en adelante ha sido casi imposible el ejercicio de la gobernabilidad. Si yo elijo un Presidente, yo creo que ese Presidente pueda implementar con éxito su programa. Con contrapeso, con debate, con lo que tú quieras, pero hoy día tenemos un parlamento bloqueado y trabado.
Entonces, eso lo más probable es que -si no cambiamos eso- sigamos haciendo que gane el contrincante, en el que la gente pone todas sus expectativas, el contrincante no resuelve y después volvemos al otro contrincante. Eso hace imposible proyectos de largo plazo, de continuidad en algunas políticas públicas y eso es un problema. Y creo que ese problema está en el sistema político, el que hay que mejorar para darle gobernabilidad al país y para permitir que exista una gobernanza fuerte.
—Entonces ve poco probable conseguir un nuevo periodo.
Eso.