En medio de la crisis en La Moneda, y el tercer cambio de gabinete en menos de dos años, el Partido Comunista salió airoso. Ganaron el Ministerio de Educación, al que llegan por primera vez, mientras RD perdió evidente influencia tras la salida de Giorgio Jackson del Ministerio de Desarrollo Social.
Tras una semana convulsa, el secretario general del Partido Comunista, Lautaro Carmona, se toma un tiempo para conversar con BioBioChile. Y apunta contra la derecha: ya sea por intentar “hacer fracasar al gobierno”, por usar a Jackson como excusa para no dialogar o porque, a su parecer, UDI y Republicanos “compiten por quién es más duro, inhumano e insensible”.
“La derecha usó a Jackson como excusa para no dialogar”
—¿Es el Partido Comunista el gran ganador del cambio de gabinete?
No, yo creo que primero nosotros tenemos una sana satisfacción por la confianza, que plantea el Presidente, en destacar a dirigentes nuestros en tareas de primer orden. Como de ministro, en este caso a Nicolás Cataldo, que se suma a la tarea que tiene Camila Vallejo y Jeannette Jara como ministras también. Le damos mucho valor. Yo sé que Nicolás y también su partido sentimos el significado, la responsabilidad que ello implica. Pero declararnos de ganadores o cosas parecidas no está en nuestro código, porque tendríamos que habernos declarado de perdedores tiempo atrás, cuando teníamos tres ministros también y salió el ministro de ciencia e ingresó una ministra de otra tienda política. Me doy perfecta cuenta que tres es más que dos, me doy perfecta cuenta que el Ministerio de Educación es un gran ministerio, con muchos desafíos, que vamos a tener la experiencia por primera vez los comunistas, pero también tengo debida conciencia que esto es un equipo que define el Presidente y que uno tiene que sentir más empatía por cuáles son los compromisos de propuestas en políticas públicas, más que si uno está en la titularidad o no de tal o cual ministerio.
—Revolución Democrática, por el contrario, quedó en una situación más delicada ¿Cómo ven ustedes esa situación?
Efectivamente RD tenía más presencia. Ahora, que duda cabe, que en la relación que había de RD con el gobierno, dada la identidad de uno de sus principales fundadores, como Giorgio Jackson, era muy potente y muy directa y muy cercana, incluso en historias previas con el Presidente, en la batalla parlamentaria, en la batalla estudiantil y eso destacaba mucho. Que hoy día haya presentado su renuncia y dejado el cargo es un vacío notorio. Esa fue una determinación que no viene del aire, sino que a propósito de una campaña muy sostenida, que hizo la derecha, tratando por esa vía justificar no ingresar a hacer intercambio y debate en políticas urgentes, como son el tema del pacto fiscal y la reforma previsional. Y se sumaron algunas voces con un poquito de contenido más personalizado. Se sumaron a este verdadero acoso, que lo llevaron a la conclusión que contribuía más tomando la opción de dejar el cargo que mantenerse. Porque él tenía todo el derecho a mantenerse, pues la confianza tiene que estar en el Presidente. No había nada que lo comprometiera desde el punto de vista personal a él, digamos. No fue una renuncia sin caja de resonancia, es una renuncia en el marco de una campaña muy sostenida contra Revolución Democrática.
—¿A su parecer debió haber aguantado o fue correcto que haya decidido salir?
Para mí todas las opciones eran válidas. Pareciera que iba a mantener la derecha una justificación para no sentarse a una mesa, porque este era el pretexto para impedir que hubiera reforma previsional, pensión garantizada universal, o sea, muchas políticas públicas que son de elaboración colectiva.
—¿La derecha lo usó como excusa para no dialogar?
Lo usó como excusa, sin ninguna duda. Parado en sus zapatos, no sé cuáles fueron las cosas que contrastó para llegar a la conclusión que era mejor renunciar, porque a lo que no ha renunciado, y eso es lo que vale, es al proyecto. Él va a ser un aporte desde otra posición en el proyecto. La política no se agota en las tareas de gobierno, en las tareas parlamentarias, en las tareas institucionales a nivel de territorio. Están las tareas del movimiento social, del movimiento sindical. Es decir, hay muchos espacios que hace falta tener vocería, tener direccionalidad de trabajo para involucrarlo en un todo. Entonces, eso vamos a saberlo en la tarea que viene ahora para RD, en las misiones que dentro de ese contexto tenga Jackson y otras figuras. Pero no es un problema sólo para un partido, creo que todos los partidos estamos desafiados a ver hasta dónde sentimos que la contribución al proyecto, incluyendo el gobierno y el Presidente Boric, hasta dónde es posible que avance si no involucramos más activamente a toda la población. Ahí hay un gran trecho de trabajo de los partidos.
—¿Cree que los partidos del oficialismo no están contribuyendo con suficiente fuerza en movimientos sociales y sindicales?
Cada uno tiene su medida. Nosotros, por lo menos, el Partido Comunista, tenemos siempre una evaluación con autoexigencia mayor. Es un dato de la causa que hay una menor actividad del mundo social y sindical. Y, para mi gusto, ellos son fuerzas motrices claves para producir cambios. Nosotros creemos que, respetando la independencia y la autonomía que tienen los movimientos sociales y sindicales, los partidos deben proponerse hacer contribuciones. Y ha habido una actividad, en la mirada nuestra, deficitaria. Ahí hay un gran desafío, y lo decimos, en primer lugar, respecto de nuestro propio partido.
“¿Cuál es la diferencia entre la super explotación de la dictadura con el PEM y el POJH, con lo que son ahora, cómplices de pensiones miserables?”
—Tras la reunión del Presidente con la oposición ¿Cree que va a haber voluntad de la derecha para avanzar en las reformas?
Yo creo que el tema Jackson fue un pretexto, ya lo decía recién. Lo que hay de fondo es que la derecha no tiene ni una gana de poner en cuestión los grandes privilegios que tiene la élite. Ellos tienen distintas formas de hablar de dónde va el 6% que debe cotizar el empleador para la previsión de los trabajadores. Y cuando ellos dicen 0% para un espacio solidario de redistribución, es realmente una burla, una ironía muy macabra, de que la solidaridad es suficiente con lo que hace el Estado vía una Pensión Garantizada Universal (PGU) de 250 mil pesos. Suena muy bonito. Lo que no dicen, es que quienes pagan en una proporción desequilibrante esos 250 mil pesos son precisamente los más damnificados, los que más necesitan mejorar las pensiones.
—¿Por qué?
Porque los ingresos fiscales tienen por reglón principal el IVA. Y el IVA lo paga, porcentualmente, mucho más el trabajador y el pobre. Porque el trabajador y el pobre gastan el 100% de sus ingresos en consumir. El rico tiene la posibilidad de ahorrar y mucho, y por tanto va a pagar un IVA a la porción que gasta, o sea, no al 100%. Ahí hay un tema que soslaya el tema de fondo. Y el tema de fondo, para la derecha, es que no están por tocarle un pelo al privilegio que tiene la, entre comillas, industria de la previsión, que son las AFP, y que son la razón del problema de fondo y de la injusticia que tiene el sistema previsional. Están defendiendo los intereses de las AFP porque son sus intereses. Los intereses del gran capital, los intereses de los especuladores, los intereses de quienes se llenan los bolsillos con las platas ajenas, porque las platas son de los trabajadores. Espero que ahora, dada la dimensión humanitaria de las pensiones, tengan incluso por cálculo electoral una consideración. Lo digo así porque yo también fui parlamentario y sé que la gente no distingue partido cuando son sus derechos, y van y presionan a sus parlamentarios. Es, creo yo, el espacio que para mí me abre expectativas de que podamos construir una propuesta.
—Además de la dificultad de negociar con la derecha, también está la dificultad del tiempo. Ya van camino a los dos años de gobierno y son reformas importantes para el gobierno ¿Usted cree que va a alcanzar el tiempo para instalar esta agenda transformadora?
Yo espero que sí, yo espero que sea parte de por qué surgió la idea de instalar ahora ya esta mesa. Yo espero que eso termine siendo el gran aporte que hizo Jackson de quitarles el motivo, el pretexto, porque la derecha está jugando con los tiempos. Sabe que si esto demora más, entonces vuelta un nuevo ciclo presidencial, y entonces lo postergamos. Al final ¿Cuál es la diferencia entre la super explotación de la dictadura con el PEM y el POJH, con lo que son ahora, cómplices de pensiones miserables? Cuando la gente ha trabajado toda su vida, no logra sacar el 20% como tasa de reemplazo, apenas cubre lo que son las nuevas necesidades que se generan con la adultez mayor, que son medicamentos, consultas médicas, etcétera, etcétera.
“UDI y Republicanos compiten quién es más duro, inhumano e insensible”
—A fin de cuentas ¿la derecha ha terminado imponiendo sus condiciones al gobierno?
Es que esto es un juego bien perverso, que es cuando uno tiene una correlación favorable para qué la usa. Y la derecha tiene correlación favorable sobre la base de que el gobierno no es mayoría en el Congreso Nacional. Y como la inmensa mayoría de estas políticas públicas pasan por un debate legislativo, tomó esto como el mecanismo de presión, de chantaje, para hacer lenta la posibilidad de cambios, y ojalá retroceder en lo que son adquisiciones ya contraídas. La derecha está haciendo un uso abusivo de su mayoría circunstancial a nivel parlamentario, para cerrarle todos los caminos y hacer fracasar al gobierno por la vía, no de que no tenga iniciativas y que sean malas, sino por la vía de negarse a darle cualquier pasada.
Eso es lo que uno siente y se pone cada vez más duro mientras se acercan las elecciones, porque están compitiendo con la manifestación más reaccionaria, que son los Republicanos. Entonces la UDI no quiere que le coman la influencia en su sector, y para eso compiten quién es más duro, quién es más inhumano, quién es más insensible frente a temas del país.
—Respecto al cambio de gabinete, apenas se hizo el nombramiento, surgieron reproches al ministro Cataldo desde la derecha. Ravinet hasta lo señaló como “el más peligroso” ¿Son criticas legítimas o es anticomunismo?
Fue apenas lo nombraron, mientras aún no ejercía. ¿Qué es lo que es eso que no sea un prejuicio? Debieran preguntarle a la alcaldesa de Providencia, que una vez que lo conoció, cambió su opinión en cuanto a cómo se puede tratar de relacionar con alguien como Nicolás Cataldo.
La palabra de Ravinet hace mucho rato que está desautorizada como palabra seria, por opción de él. Hay un tremendo oportunismo. Yo no sé a qué se está postulando, para ver si lo nombran en alguna cosa importante la derecha o la ultraderecha. Realmente perdió la brújula, entonces es una opinión que para mí gusto está compitiendo, no sé, con el peor, con el Pancho Malo, no sé, con quienes descalifican más violentamente, sin racionalidad.
Por el contrario, escuché un razonamiento de Jaime Bellolio respecto a este cambio de gabinete. Qué diferencia. Y Bellolio es de la UDI. Y dice, bueno, dejemos que cumplan las tareas primero y luego hagamos las observaciones. Yo creo que la vida va a ser más sabia y va a mostrar la dimensión, la estatura, el compromiso vocacional y de competencia que tiene Nicolás Cataldo para ejercer la tarea que le ha encomendado el presidente Boric de encabezar el Ministerio de Educación.
“No sé se se ha estudiado algún proceso de tanta insatisfacción que sea por la vereda y lleno de flores. Ni la revolución francesa”.
—Después de 3 cambios de gabinete en menos de 2 años ¿El gobierno va a seguir “surfeando la ola”, entre una y otra crisis, o ahora va a dar la lucha al neoliberalismo con resultados concretos? Tal como lo prometió el Presidente en campaña.
Es que yo creo que en política uno no puede tener una formulación que no tenga contexto. ¿Cuál es la situación histórica, concreta, que cruza la política nacional hoy por hoy? Un Congreso que quedó desestibado desde el punto de vista de una correlación favorable al gobierno, pero que podía manejarse con consideraciones y algunos núcleos más pequeños. Pero surgió el 4 de septiembre y el 7 de mayo, y entonces la derecha está girando en función de esa corriente de opinión. Fue abrumadora, fue muy fuerte, nadie está quitándole valor ni peso, porque sería un error tremendo. Pero el otro error es imaginar que toda esa gente adhiere a las políticas más reaccionarias de la derecha. Yo creo que ahí hay una corriente de insatisfacción con la política en general.
Yo pienso en una causa que es bastante invisible, pero que es muy fuerte, muy dolorosa, un factor de alteración de salud mental, que son los deudores. Esta es una sociedad neoliberal donde la movilidad social pasa por endeudarse. Ahí hay una corriente que hay que prestarle mucha atención.
—¿Y la derecha no está viendo esa urgencia con suficiente premura?
No, yo creo que la está viendo y la está usando en contra nuestra. Tiene un trabajo comunicacional muy macabro, que tiene esa habilidad, eso es la verdad. Pero la gente va a tener que ver, digamos, si están dispuestos a levantar esa bandera abiertamente. A nosotros, al sector de gobierno, a los partidos que queremos transformaciones y queremos que tenemos posiciones progresistas o de izquierda, nos falta exponer más este tema. Es un tema que el mundo de la izquierda lo vive en todas las casas. Hay raras excepciones.
Es una de las situaciones, pero son muchas situaciones que hacen que la gente esté en una posición de mucho descontento y distancia sobre la tarea pública del Estado, más allá de a quién le toca estar en el gobierno. Se equivocan los que sacan la cuenta de que esto es un problema de crítica al actual gobierno.
—¿Y esta insatisfacción nos podría llevar a un nuevo estallido?
El estallido del 18 de octubre de 2019 tuvo un porcentaje muy grande de autoconvocatoria y se expresó rápidamente en todo el territorio nacional. Y lo único que pudo controlar esta movilización fue el sentido de responsabilidad de la gente por vivir una pandemia. Y la pandemia obligó a desmovilizarse. Pero si no es por eso, quizás cuánto rato más hubiéramos tenido movilización en forma permanente. Esto no era un activismo, los marxistas, la izquierda o los que le tienen mala a Piñera. No había un solo espacio, incluyendo el Estadio de la Católica en San Carlos de Apoquindo, incluyendo el Festival de Viña del Mar, incluyendo un recital cualquiera, en que no hubiera una reacción espontánea, entre comillas. Porque la auto convocatoria tiene un grado de organización invisible. Terminaba cuestionando la gestión que hacía Piñera, pero más allá de si era del Partido A, B, ó C, era porque el Estado no respondía a estos grandes temas.
Algunos quieren quedarse con los desbordes que esto tiene. Yo no sé si alguien ha estudiado algún proceso de tanta presión, de tanta insatisfacción, que sea por la vereda y lleno de flores. Ni la revolución francesa. Siempre hay gente que se aprovecha. En este caso hubieron incluso infiltrados que, intencionadamente, funcionaron dentro de las movilizaciones. Solo se lee el supermercado que asaltan, y que yo lo repudio, pero no se lee el grupo de la orquesta sinfónica que tocaba en el frontis del Teatro de la Universidad de Chile. Y no se lee el recital de música en la Plaza de Ñuñoa. Y no se lee tal o cual coro que se expresó en tal y cual plaza. Lean todo. Porque esto no es un invento que alguien va a poder hacer desaparecer. Esto está latente. ¿Por qué? Porque los problemas no se han resuelto.
La reivindicación que se instaló para hacer síntesis al proceso fue la más cívica, la más política, la más abstracta, la más ladrillo; es decir, la nueva constitución. Nueva constitución no es súbanme el sueldo, no es atiéndanme luego en el hospital, no es micros más baratas. No. Es un cuestionamiento a las reglas del juego. Entonces, si alguien se está echando eso al bolsillo, si alguien quiere disminuirle, ningunearlo, creo que comete un error político garrafal.
“La gente no quiere seguir en un país en que las cosas se mantengan como están”
—¿Falló la clase política en darle la salida al problema de la forma más abstracta, como dice usted, y no haber buscado salidas más concretas que la ciudadanía pudiera ver plasmadas más rápidamente?
Es público que nosotros los comunistas tenemos diferencias cómo se construyó esa salida, de hecho no asistimos por esa razón.
—¿Y cuál fue el argumento?
Se excluyó al movimiento social y sindical, que era el más cercano a tener empatía con esa masa autoconvocada, más que los partidos políticos, más que los parlamentarios. Y entonces se tomaron el poder, por decirlo así, excluyeron, los dejaron afuera de esa conversación y al final lo remitieron casi a una cocina que resolvió esto y tiene todavía la latencia de que no se cierra el capítulo. Entonces ahí hay un método de hacer política que empieza cada día a agotarse más.
Nadie ha resuelto las motivaciones que tuvo esa movilización, siguen los temas con los adultos mayores pendientes, siguen los temas con la educación, con la salud pública, se ha integrado fuertemente -y con razón- una demanda vinculada a la seguridad pública. Y si no hay salida… la inteligencia tiene memoria, esto es como cuando se desbordan los ríos y reconocen su cauce histórico. Ojo con eso. No estoy advirtiendo ni me siento dueño de nada. Yo sólo estoy marcando un fenómeno social de marca histórica.
Yo no sé si alguien tiene una experiencia de esta dimensión. Yo viví como joven los mil días de Allende y la capacidad de movilización que tenía la Unidad Popular. Yo viví todos los días de la dictadura desde una posición de dirigente de la Jota, en una lucha de resistencia directa. Pero nunca había tenido registro de una manifestación de tal anchura de composición social, etaria, de tanta dimensión territorial y simultánea. Francamente, la gente no quiere seguir en un país en que las cosas se mantengan como están hasta ahora. Esto tiene que cambiar.
Y claro, ahí está el gran daño que se hace cuando alguien abusa de la interpretación, como fueron los convencionales, que nos llevaron a una propuesta que al final terminó siendo muy bien usada por la política que opuso la derecha, la derecha empezó a trabajar el mismo día que quedaron con una cantidad de menores al 30%, o sea, cuando perdieron su derecho a veto, empezaron a trabajar el cuestionamiento al producto, y ayudaron a eso las exageraciones y, para qué decir, ciertas conductas que son deplorables.
Lautaro Carmona y la UP: “No hay un solo defecto que pueda justificar la atrocidad del terrorismo de Estado”
—De cara a los 50 años del golpe ¿Cuál va a ser el eje de la reflexión que hará el Partido Comunista?
Hay una agenda, que tiene mucha intensidad, que marca todo septiembre, porque después del 11, todos los fines de semana habrán grandes motivaciones. El 16 es el homenaje a Littré Quiroga y Víctor Jara en Lo Espejo. El 23 van a ser los homenajes a Neruda. El 30 van a ser los homenajes a Carlos Prats. Luego viene el 5 de octubre la lucha por la democracia y después va a terminar el 10 de diciembre con el 75° aniversario de la Carta de Derecho Humanos, etcétera. En todo eso está comprometida representaciones del partido. Pero desde el punto de vista nuestro, aquí hay un debate respecto a las razones del golpe. La derecha ha llegado a decir que existe Pinochet porque hubo Allende.
—¿Hay una autocrítica también?
Pero es que es evidente. No existe, yo no sé quién puede dar procesos sociales de tal intensidad que sean impecables, que sean de laboratorio, que no sea la vida real. Nosotros valoramos y hacemos nuestros homenajes a la independencia de Chile, ¿no? ¿Y quién va a decir que eso fue la perfección? O a la batalla que libró Arturo Prat ¿Y eso fue la perfección?. No, yo creo que sería una estupidez que alguien creyera que lo que hizo, y sobre todo si lo hizo antes, es lo perfecto, ¿no?. Son obras humanas.
Pero no hay un solo defecto, por grande que parezca, que pueda justificar la atrocidad del terrorismo de Estado como método para gobernar. Fíjate, cuánto nos duelen las isapres y las AFP. ¿Debate de quién? No, imposición del terrorismo a Estado, año 78. Si no hay ese control de la población te garantizo, así como ahora, que la gente no hubiera aceptado. Construir el mundo a propósito de eso, no puede sostenerlo nadie por más que haya habido un error en que se equivocaron con las rojas o las verdes de los semáforos, con lo que quieran. Y estoy dispuesto a discutirlo y a asumirlo.
—¿Por qué?
Porque mientras lo asuma es que estoy corrigiendo. Pero no para negar, si no para mejorar cuál será la propuesta de futuro para este país.