Desde los años 60 la meta del Dr. Fernando Monckeberg Barros fue una: terminar con la desnutrición en el país. Con investigaciones científicas en mano recurrió a los políticos de la época para advertir del daño que se estaba produciendo en los recién nacidos y que si esto no se solucionaba “el país no tenía ninguna posibilidad de salir adelante si es que no se corregía esa deficiencia”.
Hoy, y con 95 años, Monckeberg da cuenta que Chile necesita alcanzar el desarrollo e indica que actualmente “tiene la mejor calidad de vida pero si quiere alcanzar el bienestar, las condiciones de vida aceptables tiene que dar el otro paso que es ingresar a la sociedad moderna capacitada”.
– ¿Qué pasaba en Chile en los años 60 y 70 que le hizo idear este plan para terminar con la desnutrición?
Cuando yo salí de la universidad en la década de los 50, Chile era un país extraordinariamente pobre. Dentro de los países de la región, me atrevería a decir, que era de los más pobres. Tenía problemas serios en la calidad de vida de la población.
– ¿Pero desde el punto de vista nutricional?
Tenía un vacío espantoso en el crecimiento y desarrollo de su población. Casi el 60% de los niños tenía algún grado de desnutrición. Junto con eso, toda la calidad de vida era deplorable, la ciudad en general, estaban rodeadas por las poblaciones marginales en las cuales se carecía de agua potable en las casas y de sistema de eliminación de excretas. Todo era muy insalubre y eso condicionaba a una altísima mortalidad.
– ¿Cuál era la tasa de mortalidad infantil en esa época?
La mortalidad infantil (de 0-1 año de vida) se estimaba en aquellos años que alcanzaba 180 por 1.000 nacidos vivos. Y si uno miraba las edades sucesivas a los 1, 2, 3, 4, 5, 6, continuaban falleciendo, no era solamente el primer año. De modo que a los 15 años de edad, ya se habían producido más del 70% de las muertes en el país. Los que se morían eran niños y no había una clara conciencia de que eso era anómalo. Al mismo tiempo, estaba muy retrasado el proceso de crecimiento y desarrollo de la población infantil y había que convencer a que el problema era extraordinariamente grave y que el país no tenía ninguna posibilidad de salir adelante si es que no se corregía esa deficiencia.
– ¿Qué fue lo que hicieron para dar a conocer este problema?
Logramos demostrar, por los trabajos de investigación que hacíamos con animales, que era vital el proceso de crecimiento durante los primeros periodos de la vida. Hasta los 5 años era de una trascendencia enorme porque dejaba un daño irreparable para el resto de la vida. Ya sea fallecer o vivir con precarias condiciones de vida en etapas superiores. Había que concentrar el esfuerzo en la prevención del daño. Si uno pensaba solucionar primero a los adultos, el asunto no se iba a solucionar. Había que comenzar con los nuevos chilenos, los que estaban naciendo.
– ¿Cuándo fue la primera vez que usted se acercó a una autoridad para hablar del tema?
Durante todos los gobiernos que pude, desde Salvador Allende. Con la conceptualización del problema, era moral insistir en las convenciones políticas, los planteamientos doctrinarios para solucionar los problemas. O se era capaz de preservar el daño o el país no tenía remedio. Ese era mi planteamiento en los primeros periodos.
-¿Quién fue el primer político que lo escuchó?
Eran distintas personas, cuando estaba de candidato Allende, Tomic y Alessandri, tuvimos reuniones. Y desde ahí para adelante cuanto candidato ha habido tratando de influir en la toma de decisiones. De esos tres salió elegido Salvador Allende pero creo que ya por el hecho de ser médico, entendió mejor el problema. Los otros tenían otros planteamientos que a posteriori podrían ser importantes pero que no iban a modificar lo que estaba sucediendo hasta que no se pudiese permitir que el total de la población, o muy cercano al total pudiese expresar su potencial genético. Y no era solo nutrición sino que era educación, capacitación, tecnificación del país, cosas que los candidatos no hablaban y que no hablan todavía. Si no se enfrenta el problema desde ese punto de vista, a mi modo de ver, no va a ser posible el desarrollo. Algo ha logrado Chile, sin lugar a duda, porque lo que era en el año 70, hoy en día ha avanzado notablemente y se puede afirmar que está a la cabeza de los países en proceso de desarrollo.
Leche purita
– ¿Por qué es tan importante la buena alimentación en los primeros años?
No es lo mismo que la falla en el aporte calórico sea en el niño pequeño que en el de un adolescente porque el metabolismo de los primeros periodos de la vida es muy intenso. Una guagua duplica su peso en 6-7 meses y lo triplica al año, para eso necesitas un metabolismo muy intenso de los alimentos. Tienen que tener un porcentaje de proteína muy específico y muy alto. Un porcentaje calórico que es tres veces superior al del adulto. Si uno lo expresa por kg de peso, el metabolismo del niño pequeño es tremendamente eficiente y requiere de 120 calorías por kg de peso, un adulto o un adolescente requiere de 30 calorías por kg de peso.
– ¿Qué es la leche purita? ¿Por qué se les dio esto a los niños?
La dificultad en aquella época era como llegar a las madres de esos niños, si los niños no se manejan solos en los primeros periodos de la vida. Una de las formas era aprovechar la infraestructura que se estaba montando con el servicio nacional de salud. ¿Cómo se logró? ¿Cómo llegar a la madre? La primera medida fue descubrir algún incentivo para que la madre acudiera a los centros de salud primaria y la forma de conseguirlo era ofrecer un incentivo para que la madre fuera. Y el incentivo fundamental, que dio muy bien en el clavo, fue la distribución de leche en polvo. Eso fue un hecho fundamental porque con la leche en polvo se pudo tener a disposición de la madre en el consultorio y que llegara mes a mes para que fuera conociendo qué cosas deberían realizar para el desarrollo y crecimiento del niño o niña. Se le colocó un nombre: Leche purita.
– ¿Cómo era el consumo de leche en Chile?
Era muy bajo y había que comenzar con desarrollar la industria lechera porque había un poder de compra enorme del Estado para la leche purita. Cuyo nombre, purita, incluso estuviera en el mercado abierto para que la madre la aceptara y no creyera que era un programa para adquirir popularidad de un gobierno, sino que era un proceso básico de mejorar la alimentación durante los primeros periodos de la vida. Y se logró, y lo fantástico es que eso es lo que está cambiando a Chile hoy día. Creo que ha sido una cosa extraordinaria.
– ¿Por qué se eligió el nombre “purita”?
Para decir que era una leche pura. Creo que ha sido un éxito porque significó salvar a Chile y que se incrementara la calidad de vida. Pero falta el segundo paso, como meterse en el mercado internacional más sofisticado como es la industria manufacturera y eso requiere investigación científica. Requiere de desarrollo de las universidades en la modernización del conocimiento y sobre todo, conceptualización por parte del gobierno porque eso tiene que estar ligado a los intereses o ordenamientos de gobierno como de las universidades y centro de salud.
Desafíos actuales
Hoy Monckeberg es capaz de afirmar que la desnutrición a gran escala quedó atrás en Chile: “Sí. Combatimos la desnutrición, fuimos capaces”. Pese a esto, los desafíos para el país siguen siendo altos para él.
– ¿En qué etapa está Chile hoy?
Está en una etapa crucial que si no se pasa a la siguiente, que sería la capacidad no solamente de nutrición sino que el sistema industrial, en la participación moderna del conocimiento, en la etapa de la industria manufacturera no va a haber los recursos necesarios para mantener el camino de mejoramiento. Mi último libro, que no ha salido, dice: Después de superada la desnutrición es posible alcanzar el desarrollo. No para alcanzar el desarrollo en sí sino que para lograr que los chilenos cambien y que sean capaces de expresar el potencial genético. De modo de participar en la economía mundial que cada día está más claro que es una economía globalizada.
– Para usted, ¿cuál sería el siguiente paso que debería dar el país?
Debería tomar el camino fundamental que es asociarse o introducirse en la sociedad moderna, en la sociedad actual del conocimiento. Esa es una etapa que es difícil de cumplir, sin embargo hay países como Singapur y Corea del Sur que lo lograron. Esos países en el año 70 eran más atrasados que Chile y sin embargo fueron capaces de llegar a la etapa del desarrollo hasta la industria manufacturera e incorporar la economía mundial. Si no hay génesis de recurso, no hay nada que repartir. Solo repartir pobreza y no vale la pena. Si quiere repartir riqueza tiene que participar y alcanzar el desarrollo que es la última etapa que le falta a Chile.
– Pero ¿Chile ya tiene la capacidad de seguir adelante?
Si, los chilenos ya pueden expresar su potencial genético
– ¿Sin terminar con la desnutrición era imposible llegar a ser un país desarrollado?
Imposible porque el daño era de tal magnitud que no era posible imaginar la participación en una etapa moderna, en la que ha venido este boom del conocimiento y de la información que no habrían podido asimilarlo. Pero no solo por decir que somos desarrollados, no se puede negar que la única forma actual que se puede pensar para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos es el desarrollo, no es el desarrollo por el desarrollo sino para mejorar la calidad de vida.
-El boom de la juventud en Chile, el estallido social y la participación en la sociedad ¿Cree que tiene relación con el término de la desnutrición en Chile?
Exactamente. Estamos en este momento en una situación de desarrollo intermedio. Naciones Unidas ha catalogado a Chile como un país de desarrollo intermedio. Contrariamente a lo que pasaba en los años 70, en estos momentos dentro de los países de la región, indudablemente es el que tiene la mejor calidad de vida pero si quiere alcanzar el bienestar, las condiciones de vida aceptables tiene que dar el otro paso que es ingresar a la sociedad moderna capacitada. Eso significa básicamente el desarrollo industrial del país. Chile ha avanzado mucho con sus recursos naturales, pero no basta si quiere dar una real posibilidad de vida justa y desarrollada como sería la que en este momento tendría que alcanzar.
Covid-19
– ¿La llegada de los inmigrantes trajo de vuelta la desnutrición al país?
Hay un problema que es más grave, es el virus del coronavirus porque en el caso de Chile que se concentró el esfuerzo en los primeros años de vida, se entregaba la leche en los consultorios y en los jardines infantiles. Y con la llegada del virus, al dejar un mes en cuarentena o más, no llegó a los niños porque estaba todo cerrado y eso ha tenido un impacto mucho mayor que la llegada de inmigrantes.
– ¿Ese impacto ya se ha visto en números, en estudios concretos?
Indudablemente porque el alimento no llegó por las instituciones. La crisis del coronavirus fue la que en definitiva produjo mucho mayor impacto, pero ya pasó o está pasando y se está recuperando nuevamente. Si le fallan las calorías que están llegando por vías institucionales, ese mecanismo lo altera mucho más.
Industria láctea
– ¿Han tenido problemas con la industria láctea?
Si, uno de los problemas comienzan con empresas de la industria láctea que quieren conquistar mercado y una de la base es desprestigiar a la empresa de al lado. Para eso han desprestigiado a la empresa lechera, mientras ellos fabrican un elemento con otro nombre, con 2 o 3 cositas más que le agregan y viene el impacto de la negación a la leche los primeros meses de vida.
– Entonces ¿la competencia de las distintas empresas ha hecho que las personas estén reacias a darles la leche purita?
Claro, si es cuestión de propaganda. Si le agrego 3 o 4 cositas más y muestro un niño que está adquiriendo gran potencia… Es cuestión de protección.