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"Chahuán quiere ser candidato hace 15 años y no marca en las encuestas": el fuego amigo de Desbordes

Sábado 15 enero de 2022 | 07:00

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Edición: Jaime Silva

El expresidente de Renovación Nacional Mario Desbordes analiza la contingencia nacional, la cual ha estado marcada por el triunfo de Gabriel Boric en segunda vuelta. A su vez, hace una radiografía a la situación de RN, partido del cual fue presidente y del que no descarta renunciar, decisión que -eso sí- aclara que aún está en evaluación. "Quiero pensar que no fue planificado para dañarme", dice respecto de su paso por la administración Piñera II.

El exministro Mario Desbordes no esconde su incomodidad por cómo se ha manejado Renovación Nacional (RN) en el último tiempo, partido del cual fue presidente.

“Uno escucha a la directiva del partido hablar de las ideas social-cristianas, pero una cosa es lo que uno dice y otra cosa muy distinta es lo que uno vota y propone en el Congreso”, fustiga en conversación con BioBioChile.

En cuanto a su periodo como titular de Defensa, afirma que fue “una pega preciosa” aunque -a renglón seguido- sostiene que tenía claro que su entrada al gabinete comprometería su capital político.

“Yo quiero pensar que el Presidente Piñera no lo hizo a propósito. Lo que no tengo dudas es que sus asesores sí pensaron en eso porque lo han dicho, y eso a mí me da lata”, esgrime.

Además, se refiere al acuerdo que Sebastián Piñera firmó con Argentina pese a advertencia de la Armada. “Creo que fue un error tremendo de la Cancillería”, cuestiona.

A continuación, el extimonel de RN analiza la contingencia política nacional. Estas son sus definiciones.

La situación de la derecha

-¿En qué posición quedó la derecha después de la derrota sufrida en las elecciones presidenciales?

Es una mezcla de cosas. La segunda vuelta nos muestra que hubo un porcentaje muy alto de gente que no había votado nunca y que se movilizó en contra de nuestro sector. Y eso nos deja en una muy mala posición porque la diferencia fue muy alta, fueron más de un millón de votos. Y esto no es culpa de José Antonio Kast, porque él hizo su trabajo, un buen trabajo, juntó todos los votos históricos de la derecha, así que no es tema de él como algunos pretenden.

Efectivamente en el Partido Republicano movilizaron mujeres y muchas cosas que se pueden agregar, pero también es cierto que, quizás, por lo que vivimos en este segundo gobierno de Sebastián Piñera, también la gente quedó con la idea de que somos una coalición que no tiene intención de hacer reformas sociales, una coalición con poca sensibilidad, y eso fue responsabilidad del gobierno del Presidente Piñera.

-A la centro-derecha no le ha ido muy bien que digamos en el último tiempo en las urnas. ¿Cree que la derecha social perdió el rumbo?

La derecha social ha costado mucho que se consolide. Más que social, social cristiano y solidario, porque social es un concepto que no dice mucho. Joaquín Lavín y yo teníamos un discurso muy similar en la primaria, probablemente si yo no hubiera ido y Joaquín suma los votos míos hubiese ganado. La votación de lo que era la derecha social cristiana, que es la suma de Joaquín y yo, es bastante alta, pero eso es historia ya.

Yo creo que lo que ha pasado es que durante décadas ha habido un sector de la centro-derecha que pretende que sólo sus ideas son de derecha, y pretende poner siempre el pie encima al que no esté de acuerdo con eso. Yo creo que lo que tenemos que hacer a contar de ahora, dentro de la reflexión, es acostumbrarnos a que hay varias derechas, no una sola. Y ninguna la puede a imponer a otra su punto de vista, y por lo tanto esta derecha de Libertad y Desarrollo, de las Marcelas Cubillos, que tienden a la lógica de que “yo soy de derecha y si tú no piensas como yo, no eres de derecha”, todo eso hay que ir dejándolo de lado.

Autocrítica en el sector

-¿Cuál es la autocrítica que se debe hacer?

Varias. Primero, le prometimos a los chilenos, cuando ganamos en 2017, que íbamos a impulsar un concepto que era muy potente que era la clase media protegida. Pero resulta que cuando llegamos al gobierno, primaron las lógicas de los Larroulet (Cristián Larroulet, exministro secretario general de la Presidencia) y de todo el círculo similar que dijo “bueno, aquí vamos a hacer cambios que ellos consideran de izquierda”, y dejaron guardado en un cajón las propuestas que nos llevaron al triunfo, como esta propuesta de la clase media protegida, y eso significó que la ciudadanía en general nos fuera perdiendo la confianza.

En un tema ultra importante que siempre había sido vinculado con la centro-derecha en términos de buena gestión, que es la seguridad ciudadana, tampoco lo hicimos bien. Dejamos abandonados a Carabineros, no se les apoyó lo suficiente. El gobierno se concentró en proyectos que fueron muy difíciles de sacar adelante. Ahora se aprueba la ley de control de armas que yo siento que aprieta más a la persona honesta que tiene un arma de fuego inscrita, que respecto de lo que hay que hacer, que es buscar a aquellas personas que tengan armas hechizas o armas ilegales. Entonces, en estos temas, que eran propios de nuestro sector, fuimos quedando al debe y eso causó un daño importante frente a la ciudadanía.

Luego vino el covid, la pandemia, en donde la coalición apareció defendiendo los 65 mil pesos del primer bono en la primera ayuda, buena parte de la coalición demonizando el primer retiro que yo creo que era muy necesario, y eso también llevó a que la ciudadanía terminara de convencerse que no estábamos conectados con lo que pasaba en la calle, y eso nos costó muy caro. Costó mucho hacer campaña en la constituyente y costó hacer campaña en la municipal, que fue la derrota que más me duele porque perdimos demasiados alcaldes y ahí en donde está la conexión de los partidos políticos, de nuestra coalición con la ciudadanía, y perdimos muchísimo. Esos son los mea culpa que hay que hacer para empezar a conversar, y por supuesto insisto en un punto.

-¿En cuál?

Que de una vez por todas la derecha comprenda que somos varias derechas, que no hay un sector, que no hay una derecha, y hay que respetar las diversidades dentro de la coalición.

-¿Usted siente que ha habido una cierta intolerancia en el sector con quienes piensan diferente?

Por supuesto, hay una intolerancia abierta, una intolerancia que se traduce en agresiones constantes. Las Marcelas Cubillos, los Carlos Larraín y tantos otros liderazgos que pretenden imponer una sola visión, y lo que hacen finalmente es generar en la ciudadanía una idea de que pasamos peleando constantemente. A mí me lo dice la gente en la calle: “Pucha don Mario, a su sector, a su derecha social cristiana, a su derecha solidaria, parece que le pegan más desde la propia derecha que de la oposición”. Y es verdad.

Liderazgos a futuro

-¿Qué liderazgos ve en la derecha para este año que comienza, con un nuevo gobierno entrante?

Yo tengo fe en varios liderazgos que se han ido consolidando. Uno de ellos es Paulina Núñez, que ahora salió reelecta como senadora, es joven, tiene menos de 40 años. Otro liderazgo tremendo es la nueva senadora de la región de Los Ríos, que es María José Gatica. Es una mujer brillante, joven, es la senadora más joven, tiene 35 años de edad. Es una mujer de clase media, de escuela con número, que logró una votación histórica en la región. Otro liderazgo puede ser el de la diputada Carla Morales de la zona de Santa Cruz, de San Fernando, una mujer joven. Había tenido una votación histórica al salir como CORE, y ahora ganó con amplio margen como diputada.

Y así te puedo seguir nombrando muchos liderazgos que son jóvenes, en este caso mujeres, que yo creo que van a dar mucho de qué hablar en el Congreso. Son muchos más, yo lamento no poder nombrarlos a todos pero tenemos muchos liderazgos, y yo creo que la gente como yo, como Francisco Chahuán, los Cristián Monckeberg, deberíamos dedicarnos a promover esos liderazgos más que andar peleando entre nosotros sobre quién va a liderar la cosa.

-Ha nombrado personas más bien jóvenes. ¿Siente que tal vez a su sector le ha pesado una falta de renovación?

Por supuesto, sobre todo cuando uno ve que hasta hace 3 o 4 años todavía seguíamos hablando de la figura de Andrés Allamand, que con todo el respeto del mundo, viene del año 1973 en la primera línea política. La renovación ha sido difícil, lo mismo le ha pasado a la oposición. Hay una generación completa, que es la mía quizás y la que viene después de mí, que no lograron tener espacio. Nosotros tuvimos un poco más de espacio en la centro-derecha, pero hay generaciones enteras en donde uno ve que se fueron perdiendo. El sólo hecho de que hayan habido cuatro gobiernos que se reparten en dos presidentes, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, es una señal.

Yo creo que el Presidente Piñera jamás se preocupó de potenciar liderazgos. Al revés, yo creo que en estos cuatro años lo que hizo fue despotenciar los liderazgos del sector, no hubo ninguna generosidad. Por ejemplo, con Joaquín Lavín, si en vez de bloquearles las propuestas que hacía, hubieran acogido un par de ellas, probablemente habríamos terminado ganando la presidencial, pero hubo tanta mezquindad en el gobierno que lo que terminó haciendo fue negar el sal y agua a sus propios liderazgos como el del propio Joaquín Lavín.

-En ese contexto, qué debió haber hecho el gobierno respecto a estos nombres, como el de Joaquín Lavín.

El gobierno no se debe meter en la política contingente y en lo que pasa en los partidos. El gobierno nunca tuvo ninguna deferencia con Chile Vamos. Uno hubiera esperado que este hubiese sido el primer gobierno de Chile Vamos, pero lamentablemente el presidente buscó que este fuera el segundo gobierno de Sebastián Piñera, y no el primer gobierno de Chile Vamos. Y el primer gabinete lo demuestra, eran amigos y conocidos que no tenían idea de política, que no habían estado nunca en los partidos, columnistas de los diarios… ese era el poco aprecio con la política.

Pero cosas que sí se podían hacer: así como se destacó el rol de Yasna Provoste, a quien yo le tengo harto cariño cuando era presidenta del Senado, perfectamente pudo haberle dado un rol a Joaquín Lavín en su minuto, a la Evelyn Matthei. Joaquín tenía propuestas concretas para enfrentar el tema de las deudas, ¿y qué fue lo que hicieron? Un portazo en la cara, porque el presidente tenía su candidato. Lo que el Presidente debió haber hecho fue abrir la cancha a varios candidatos y no sólo al de él, y lamentablemente el resultado está a la vista, terminamos perdiendo y ni siquiera fuimos capaces de pasar a segunda vuelta.

Diego Schalper y Francisco Chahuán

-Se han planteado los nombres de Diego Schalper y Francisco Chahuán. ¿Qué piensa al respecto?

Es legítimo, ellos tendrán que demostrar su liderazgo. Francisco Chahuán ha planteado que quiere ser candidato presidencial en los últimos 15 años y no lo marca en las encuestas. Tiene que marcar en las encuestas por supuesto. Si hace un buen trabajo y empieza a marcar, es creíble el hecho de que él quiera ser un líder. Por ahora, no marca y eso hace que sea difícil.

Está Manuel José Ossandón, que es un poco mayor que yo, pero sí marca. Logró una buena votación en la senatorial metropolitana y tiene todo el derecho, en los hechos, de decir “soy uno de los liderazgos del sector”, y eso yo lo valido mucho.

En el caso de Diego Schalper, yo creo que puede ser un liderazgo joven, pero de ahí a liderar el sector lo veo difícil. Tiene que recorrer más camino todavía, le falta mucho aún por recorrer, consolidarse y por supuesto si hace una buena pega lo va a lograr, pero creo que no es de los que va a liderar el sector hoy día.

Incomodidad con RN

-¿Aún considera renunciar a RN? Usted mencionó hace unos días que el partido “está yéndose a un rumbo que a mí no me identifica para nada”.

Lo estoy evaluando, es un tema que voy a terminar de evaluar en marzo probablemente con muchos dirigentes. Yo no pretendo que se vayan diputados, senadores ni nada por el estilo ni pretendo fracturar el partido. Esto surgió en una conversación entre amigos en donde lo dije, y hasta ahora siento que RN se ha derechizado mucho. Cuando uno lee la entrevista de José Antonio Kast, y analiza lo que propone, ahí uno confirma que el discurso de RN está más a la derecha que el de Kast, y eso a mí no me acomoda.

Porque, claro, uno escucha a la directiva del partido hablar de las ideas social-cristianas, pero una cosa es lo que uno dice y otra cosa muy distinta es lo que uno vota y propone en el congreso. Y hasta ahora, los miembros de la directiva no tienen un sello social-cristiano solidario a la hora de su trabajo político. Vamos a ver qué pasa, la directiva se comprometió a escuchar las bases, a estar recorriendo Chile.

Yo me alegro de esta conversación, que no fue fácil, y que permitió esto. Yo valoro el gesto de la directiva de salir a recorrer, de escuchar a la dirigencia, espero que eso suceda, no ha habido tanta apertura como uno quisiera pero bueno, no es tanto por Schalper o por Chahuán sino que por los que están detrás, por los que realmente están en el poder atrás, que son Carlos Larraín y Andrés Allamand. Yo espero que una vez que Andrés se vaya a Europa, que Carlos Larraín empiece a ceder un poco de espacio, mejore la relación dentro del partido.

-Usted ha sido crítico de las decisiones tomadas en el partido en el último tiempo. ¿Qué es lo que más le ha molestado al interior de la colectividad para pensar en su renuncia?

En algún minuto he sentido que en el discurso y en el sello que se le está imprimiendo, es un partido que se ha ido muy a la derecha, que le disputa el electorado a republicanos o a la parte dura de la UDI, y ese no es el público al que yo quiero hablarles. Por supuesto que es legítimo que haya republicanos, que hayan UDI, son socios. La UDI y republicanos van a tener que estar siempre coordinando. Pero para ese electorado ya está Republicanos, ya está la UDI, nosotros en RN hemos sido un partido que se ha enfocado en la clase media, en los sectores emergentes, que se ha enfocado también en una mirada más social.

En mi opinión, yo siento que la actual directiva, si uno lee las cuñas y declaraciones de Chahuán diciendo “vamos a enfrentar el tsunami rojo”, es una frase que es igual a la que lanza Rojo Edwards, ahí uno confirma que lo que hace Francisco, y es legítimo, es llevar al partido a una competencia con Republicanos y no al centro como hubiese querido yo.

A mí me gustaría disputar el centro. Es legítimo, él es presidente del partido y si el partido se va para allá, yo digo “bueno, a lo mejor soy yo el que tiene que buscar otro lugar en donde me sienta cómodo, para qué voy a estar generando un conflicto al interior de un partido político”. No me gusta, yo quisiera disputar el centro y no estar peleándole el elector a Rojo Edwards.

-En el caso de que se concrete su renuncia, ¿qué planes tendría para el futuro? ¿Fundar una nueva colectividad?

No tengo ningún plazo, no he tomado ninguna decisión, pero a mí me encantaría que a RN le vaya bien. Si no sigo en RN no estaré contra el partido, pero es un tema que hay que definir en marzo con mucha gente, partiendo por mi señora y mi familia. Pero en lo inmediato para mí es dedicarme a la Fundación Concorde que es una fundación que ya está terminada, que vamos a participar de trabajos en conjunto con la Fundación Konrad Adenauer, la fundación alemana del partido de la excanciller Ángela Merkel.

Yo creo que tenemos que tener un lugar en donde se formen líderes jóvenes, sociales, líderes sindicales, donde este sello social cristiano y solidario, que ha dado tantos frutos positivos en Europa, se empiece también a ver desde la centro-derecha chilena. En algún minuto la DC lo quiso enarbolar, pero yo creo que lo ha ido perdiendo.

Acuerdo con Argentina

-Usted desclasificó que que Piñera firmó acuerdo con Argentina pese a advertencia de la Armada. ¿Qué otros errores cometió el gobierno en materias similares?

Yo creo que ese fue el error más complicado, pese al desmentido que pretendió hacer la Cancillería que fue bastante burdo, la Armada efectivamente no estuvo de acuerdo en los términos que se planteaba el apoyo chileno a las pretensiones argentinas en Las Malvinas, o Falklands, y en las islas Georgias del Sur, más la plataforma continental. Eso es un hecho, es indesmentible. Y yo tampoco estuve de acuerdo y lo dije públicamente en su minuto, creo que fue un error tremendo de la Cancillería.

Lo otro, no haber suscrito el tratado de Escazú nos dejó en una posición pésima a nivel internacional, fue un tremendo error e innecesario. Probablemente el episodio de Cúcuta fue un error y ahí yo me sumo al error porque yo estuve de acuerdo en que el Presidente fuera. Los líderes de Chile Vamos, yo era presidente del partido, todos estuvimos de acuerdo con él así que es un error colectivo, no del Presidente. Todos nosotros estuvimos de acuerdo en eso.

Yo creo que Chile perdió mucho vínculo internacional, hay una Cancillería que no está con la potencia que tuvo con Teodoro Ribera por ejemplo. Eso también pasa por un periodo internacional difícil en el mundo entero, por el covid y otras cosas más. Mi crítica fundamentalmente, porque creo que es grave lo que sucedió, fue con este documento suscrito de más de 20 puntos con el gobierno argentino, porque además, cuando el gobierno argentino había anunciado públicamente y había ingresado mapas nuevos en Naciones Unidas, lo que está haciendo Argentina es correrte el cerco que tienes con tu vecino en la casa.

Cuando mi vecino me corre el cerco yo no lo invito a un asado a mi casa, porque la sensación que dejo es que me da lo mismo que me corra el cerco, y ese es el error que comete este gobierno, la cancillería y el embajador Monckeberg, que no es un embajador de carrera, probablemente ese es el problema. No se dan cuenta de los gestos que hacen que pueden tener consecuencias complicadas hacia adelante, en 20 o 30 años más.

-¿Qué debiera hacer el gobierno para enmendar este error que usted plantea?

Ya hicieron los gestos, yo creo que el gobierno se dio cuenta del error cometido, no quisieron reconocerlo y lo que hicieron ahora fue ingresar nuestras propias cartas náuticas, nuestros propios mapas. El gobierno sí reaccionó adecuadamente diciendo “mire, esto es Chile, este es el territorio chileno”. Y yo creo que hay que ponerse firme en esto. Yo creo que hay un error en cómo actuamos sí.

Le voy a dar un ejemplo: cuando Argentina, con un proyecto de ley en una ceremonia pública, firma sus nuevos mapas, lo ingresa en Naciones Unidas con mucho bombo, la reacción chilena es poner una nota de reclamo en Naciones Unidas secreta. Yo creo que ahí está el problema: lo que debimos haber hecho es algo público, que la ciudadanía se involucre, que entienda de qué estamos hablando. Pero se optó por una nota de bajo perfil para no dañar las relaciones con Argentina, que dicho sea de paso, la relación comercial con Argentina es bajísima.

Pero bueno, este gobierno ya termina, el ciclo de Piñera se termina también, yo creo que el presidente debería dedicarse a los grandes temas internacionales y no seguir involucrado en la política contingente. Me preocupa que el presidente quiera seguir metiéndose en el día a día de Chile Vamos, dando recetas, que hay que profesionalizar, que hay que hacer esto. Ojalá el presidente no se involucre más en lo que es la política contingente y en lo que es la vida de los partidos, porque más que ayudarnos en estos cuatro años, nos ha provocado un tremendo daño con una serie de errores. Yo valoro muchas cosas del gobierno, como la lucha contra el covid, pero el balance de este gobierno para la centro-derecha ha sido bastante negativo.

-Usted dice que el balance ha sido negativo. ¿Qué otros errores se le vienen a la mente por parte de este gobierno?

No se enfrentó con firmeza lo que pasa en La Araucanía, y me refiero a firmeza dentro del estado derecho. No se respaldó a los carabineros. Creo que el tema del orden público nos superó con creces por todos lados y el gobierno en eso daña uno de los pilares que había sido el discurso de la centro-derecha, que es el orden.

Por eso Kast logra tanta adhesión también, porque el discurso de nuestra coalición en esta materia no era creíble, porque éramos herencia de este gobierno. Hay muchos aciertos, pero por supuesto también muchos errores. Yo creo que lo que faltó fue política, sobraron los técnicos, sobraron los ingenieros que solamente ven los números, pero faltó mirar un poco más allá.

Visita a Cúcuta

-Usted mencionó lo ocurrido en Cúcuta. ¿Se arrepiente de haber apoyado la ida del presidente Piñera?

No, no me arrepiento porque insisto, eso es responsabilidad colectiva, no del presidente. Estábamos todos de acuerdo. Lo que no me gustó fue lo que pasó después, porque nosotros le dijimos a los venezolanos “vengan a Chile”, y después les cerramos la puerta en la cara a muchos venezolanos. La situación de los venezolanos en Chile está muy complicada, nuestro ministerio del interior, a través de extranjería, está demorando los trámites y los papeles. Y cuando uno invita y la persona llega, uno tiene que acoger, no tienes que después arrepentirse y tratar mal.

Me refiero a los que llegaron en esa época y no los que vienen ahora caminando desde Perú o Bolivia. Estoy lleno de mensajes de venezolanos que me dicen “don Mario, no nos han dado el carnet, no nos renuevan las visas”. ¿Entonces para qué los invitaron? ¿Para qué les dijeron que vinieran?

Balance de la gestión de Piñera

-¿Cómo cree que será recordado este segundo gobierno de Sebastián Piñera?

Yo creo que va a tener un recuerdo positivo por la tremenda pega que hicieron en el combate al covid, encabezada por el presidente porque él lideró ese punto. Creo que en tela institucional la historia debería reconocer que Piñera abrió la puerta para que llegáramos a un acuerdo los que tenían que llegar a ese acuerdo el 12 de noviembre del 2019. Eso creo que hasta ahora no ha sido reconocido, es injusto. Ahí tienes dos logros.

Pero también creo que el economicismo excesivo nos hizo perder una tremenda oportunidad. El presidente pudo haber sido el presidente que hiciera las grandes reformas sociales chilenas, cuando el 2019, en plena crisis social, la oposición se abrió a dialogar y a ceder en muchos temas para que llegáramos a acuerdos amplios, y esa ventana de oportunidad que se dio, fracasó por la visión de la derecha dura, la cual insistió en que estas eran reformas de izquierda, que no aceptó estas reformas y finalmente esas mismas reformas las planteamos un año después pero ya no las logramos sacar. En ese minuto Piñera pudo haber sido el hombre que sacó la reforma previsional, la reforma de la salud, etc, y no lo hicieron.

Lo otro, durante la crisis social que provocó la pandemia, la parte de salud fue espectacular, pero en la parte social el gobierno costó muchísimo que soltara recursos para las familias, para las personas. Con las pymes quedamos al debe y eso nos puso un cartel gigante de ser un sector con casi cero sensibilidad social, y eso es muy duro porque no va a ser fácil de sacárselo.

Desbordes como ministro

-¿Cómo evalúa su paso por el gobierno, siendo ministro de defensa?

Me pidió el presidente que lo acompañara en octubre, el primer aniversario del 18 de octubre, que lo acompañara en el plebiscito. Como ministro de defensa yo estoy tranquilo con la gestión que hice, es unánime o mayoritaria la opinión en las fuerzas armadas de que hice un muy buen trabajo en los pocos meses que estuve. Entré saliendo que dilapidaba mi capital político, cuando entré estaba muy elevado en las encuestas.

-Fue un tanto arriesgado.

Yo sabía que si me metía ya no tenía opción de ser candidato. En algún minuto le dije al presidente que no iba a salir a la primaria, que ya había quemado mi capital político. Él me pidió con mucha insistencia que saliera a la primaria, que contribuyera con votos, etc. Finalmente lo hice sabiendo que era casi imposible ganar esa primaria saliendo desde el propio gobierno.

Pero hice todo lo posible por ayudar, yo quiero pensar que esto no fue planificado para dañarme como la mayoría de la gente cree, la gente me dice “a usted lo perjudicaron a propósito, lo sacaron de la carrera política a propósito cuando lo metieron al gobierno”. Yo quiero pensar que el presidente Piñera no lo hizo a propósito. Lo que no tengo dudas es que sus asesores sí pensaron en eso porque lo han dicho, y eso a mí me da lata, pero bueno, que le vamos a hacer. Yo creo que hice la pega que tenía que hacer como ministro de defensa, es un cargo precioso, me gustó mucho y para mí fue un tremendo honor ser el ministro de defensa nacional de Chile.

-¿No se arrepiente de haber entrado al gobierno?

No, porque era un momento clave para Chile, y había que aportar desde ese lado. Por supuesto que desde el punto de vista electoral, de mi caudal electoral, de lo que marcaba en las encuestas, significó un costo gigantesco, pero uno tiene que estar dispuesto a veces a hacer ese costo pensando en el país. La única duda por la que diría que me podría arrepentir, es si llegara a creer que el presidente también me llevó al cargo pensando en sacarme de toda opción política. Eso me daría mucha pena pero sigo queriendo creer que no fue así.

-Pero cree que al menos exista esa posibilidad, que esté ese manto de duda…

No, yo prefiero creer que no, prefiero ni pensar en eso. Ya fui ministro, fue una pega preciosa, linda y luego salí a las primarias sabiendo lo difícil, casi imposible, que era ganar en una primaria además con la derecha dura, la derecha empresarial en contra, con el partido fracturado. Pero creo que contribuí, pude ayudar en la segunda vuelta, en la primera vuelta y mi consciencia está muy tranquila con lo que hice en estos años.

Nuevo gobierno de Boric

-¿Cómo visualiza los primeros meses del gobierno de Gabriel Boric?

Van a ser momentos especiales, distintos a lo que es un primer periodo de un gobierno normal, de la Luna de miel de los primeros seis o siete meses porque este gobierno convive con la constituyente y en el horizonte ya tenemos el plazo de término. Entonces ahí va a haber una mezcla que no es la normal.

Yo espero que al presidente Boric le vaya bien, yo creo que tiene aspectos en su programa que son malos, lo dije en la campaña y lo sostengo, y espero que sea capaz de buscar grandes acuerdos con un congreso, al menos los que son cercanos conmigo o de nuestro grupo, en la centro-derecha, que están dispuestos a conversar, dialogar y a buscar apoyo en las grandes reformas y yo espero que el presidente Boric esté en esa dinámica y no pretenda imponer las propias porque no va a tener los votos.

Espero que sea capaz de controlar el orden público, espero que el presidente en la constituyente nos proponga a todos los chilenos una constitución amplia que refleje a la mayoría y no sea el gustito de una izquierda que hoy día cree que tiene el poder total, porque si es así, el riesgo de que esa constitución se rechace es enorme. Yo escuchaba el otro día a un constituyente decir que iban a cambiar la bandera y el escudo. Cuidado, porque detalles como esos, cambiar la bandera de Chile puede significar que pese a que tengamos una constitución razonable, por ese sólo hecho puede terminar siendo rechazada.

Yo creo que se han embriagado con el triunfo que tuvieron en la constituyente, un sector de izquierda dura, y esa embriaguez los hace ver espejismos, creen que pueden hacer cualquier cosa. Y si esa constitución es rechazada yo creo que va a ser un tremendo problema para el gobierno, por eso voy al tema constituyente, porque va a impactar en el gobierno. Yo espero que le vaya bien al presidente Boric, si le va bien a él, le va bien a Chile, y por lo menos de mi parte siempre habrá ánimo de colaborar.

Rol de Kast

-¿Qué rol cree que tendrá José Antonio Kast en la oposición del nuevo gobierno?

Va a tener un rol importante. José Antonio Kast acumuló un capital político muy grandes después de la segunda vuelta. Es una persona que en segunda vuelta hizo una muy buena candidatura. Si uno lee en una entrevista que dio recientemente, nota que tiene los conceptos bastante claros.

Tiene una bancada de diputados que es la tercera más grande en la cámara, entonces que por supuesto que es uno de los líderes de la oposición, no es el único líder ni el más importante, pero no está en discusión que es importante. Yo creo que tenemos como centro-derecha que conversar y dialogar con él y acostumbrarnos a establecer una buena relación con Republicanos y con José Antonio Kast, y ojalá hacer cosas en conjunto la mayor de las veces que se pueda.

-¿Y qué rol tendrá Mario Desbordes en la oposición de este nuevo gobierno?

Yo espero ayudar al gobierno desde la posición que tenga, que no es una posición de poder. Vamos a conversar con los parlamentarios amigos míos en la UDI, en Evopoli, en RN, en el PRI que están dispuestos a escucharme. Voy a buscar cómo ayudar a que las cosas salgan bien pero, sobretodo, a instalar de una vez por todas esta centro-derecha social-cristiana y solidaria, que es capaz de proponerle a Chile desde la centro-derecha propuestas con profundo arraigo social, que es lo más importante. A eso me voy a dedicar, a ayudar a los liderazgos más nuevos, más jóvenes, y yo creo que ese es el rol de nosotros, lo que ya tenemos más canas.

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