“Le hemos dado al Randal, al R también, le hemos metido como seis en la espalda; a los otros también, creo que le ha caído en la cabeza, ahí en toda la cancha”, escuchaba la Policía de Investigaciones de Perú decir a Luis Daga Lozano (27), alias “El Pacolo”, cuando el joven, cuyo teléfono estaba intervenido por pertenecer a la banda criminal “Los Injertos de K&K”, acababa de disparar y asesinar a dos sujetos.
Las escuchas fueron piezas clave como evidencia para el posterior megaoperativo en el que fueron detenidos 22 miembros de la organización, que estaba conformada por exintegrantes de “Los Pulpos de Trujillo” —a la que también pertenecía Daga—, “Chinchanga”, “Los Nerds” y “Los Lobos”. Tras su detención y el juicio que la siguió, Daga fue condenado a 35 años de presidio por los delitos de homicidio calificado, asociación ilícita para delinquir y tenencia ilegal de armas y municiones. Sin embargo, escapó del país antes de comenzar a cumplir su sentencia, asentándose en Chile como nuevo líder de la banda “Los Pulpos Nueva Generación”.
En el país, se habría dedicado a nuevos delitos investigados por la Policía de Investigaciones (PDI) como homicidio, secuestro, incendios e incluso por la Ley Cholito, al haber presuntamente prendido fuego a mascotas de las personas que habría estado extorsionando. Por esto, su suerte cambio el 5 de enero de este año cuando a ocho años de su condena, fue detenido al contar con una orden de aprehensión en Chile por asesinato, y una orden de captura internacional de la OCN Interpol Lima por extorsiones.
Días después de la detención, Daga fue formalizado por homicidio calificado y porte ilegal de arma de fuego al presuntamente haber matado a tiros a otro ciudadano peruano en Quinta Normal, manteniéndose hoy en prisión preventiva en el Recinto Penitenciario Especial de Alta Seguridad (REPAS), lugar donde se recluye a los integrantes de las bandas de crimen organizado en Chile.
Fue entonces cuando en Perú comenzaron las diligencias para devolver a “El Pacolo” a su país de origen, solicitando la Embajada de Perú este primero de agosto la extradición de Daga con carácter “muy urgente”, para volver a cumplir con la condena pendiente, situación que se revisa en la Corte Suprema.
Los delitos de la condena
A 35 años de pena privativa, 180 días de multa, inhabilitación del uso de armas y reparaciones civiles a víctimas y sus familiares fue condenado Luis Daga por los delitos de asociación ilícita para delinquir, homicidio calificado, tentativa de homicidio y tenencia ilegal de armas de fuego y municiones.
El fallo se habría dado respecto a hechos ocurridos en 2016 referidos a un tiroteo y el incendio de un colectivo con personas adentro – además del allanamiento a la casa del imputado – en los cuales habría participado Daga como integrante de “Los injertos de K&K”. Dentro de la banda, Daga habría cumplido las funciones de sicario, extorsionador y amedrentador, a órden de los líderes, hechos que se desarrollaban en los distritos de Florencia de Mora, El Porvenir y Alto Trujillo, en la provincia de Trujillo ubicada en la costa norte de Perú.
Los delitos se le imputaron gracias a la evidencia obtenida por escuchas telefónicas realizadas a los celulares interceptados de los miembros de la banda, además de peritajes y testimonios de los sobrevivientes.
El primer hecho, referido a homicidio en grados consumado y tentativo, ocurrió a inicios de 2016. Desde enero de ese año la empresa de transportes Victoría Express venía siendo víctima de actos extorsivos por parte de “Los Injertos de K&K”. El mecanismo consistía en cobrar los llamados “cupos” o “vacunas” a José Aranda Luján, miembro de la empresa, quienes pagaban dos soles diarios por cada vehículo para obtener “protección”, o sea, evitar ser robados.
Habría sido esta misma mecánica la utilizada por los miembros de “Los Pulpos Nueva Generación” en Santiago y Estación Central, donde presuntamente extorsionaban a los comerciantes peruanos para que ellos pagaran a cambio de que la organización permitiera que sus negocios funcionaran.
Sin embargo, el 10 de marzo de 2016 en el distrito de El Porvenir, algo salió mal entre los “Los injertos de K&K” y el pagador de la empresa. El mismo Aranda se encontraba conduciendo un colectivo Toyota amarillo, junto a su mujer, su hija y su nieta, desplazándose por la Avenida Pumacahua. Es en ese momento en que aparece Sharon Valverde Cancino – integrante de la organización – y se hace pasar como pasajera, subiendo al vehículo con destino al mercado La Hermelinda.
Unas cuadras más adelante, Luis Daga, con dos cajas en la mano, hace parar el colectivo, ante lo cual Aranda se baja del auto para abrirle el maletero, momento que aprovecha Daga para golpearlo con un celular en la cabeza. En ese momento aparecen otros dos sujetos, quienes junto a Sharon Valverde, arrojan combustible al interior del vehículo para luego prenderle fuego con un encendedor.
Luego de ser trasladados al hospital, muere Doly Gamboa Casana, mujer de José Aranda, sobreviviendo él, su nieta y su hija con quemaduras de II y III grado.
El segundo hecho ocurrió el 6 de junio de ese mismo año alrededor de las 19:30 horas, cuando Luis Daga y un menor de edad, también integrante de la banda, llegaron en un Toyota Yaris negro a donde se encontraban conversando tres hombres, en el barrio 3B de Alto Trujillo.
Ambos integrantes de la organización entonces descendieron del auto y rápidamente dispararon a quemarropa a los sujetos, para luego darse a la fuga.
Minutos después, un efectivo policial llegó a brindarle auxilio, encontrándose con dos personas fallecidas por traumatismos de bala en el abdomen. Más tarde llegó el tercero al hospital, habiendo sobrevivido con un disparo en la pierna derecha, quien posteriormente declaró sobre lo ocurrido.
Esa misma noche, Dago conversaba con un sujeto sin identificar por teléfono sin saber que la policía escuchaba la conversación.
“He chocado ahí, con un huevón también, a la hora de la salida a tres le hemos dado. Le hemos dado al Randal, al R también, le hemos metido como seis en la espalda; a los otros también, creo que le ha caído en la cabeza, ahí en toda la cancha, porque se ha dado vuelta en la cancha. Y a otro también que se ha corrido”, contaba, corroborando la versión de la Fiscalía.
Hoy, la causa abierta a raíz de la solicitud de extradición se encuentra en sus primeras diligencias en la Corte Suprema, habiendo sido asignada a Jean Pierre Matus, quien actuará como ministro instructor. Los siguientes pasos serán agendar la audiencia de extradición pasiva en la que debiese participar un representante de Perú para otorgar antecedentes. En la ocasión también se rendirán las pruebas, y si el imputado lo desease, podrá prestar declaración.