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Besos, toques indebidos y ultrajes forman parte de los testimonios de las víctimas que permitieron la caída del entonces hombre de confianza del Arzobispado de Santiago. Este miércoles, el Séptimo Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal lo declaró culpable por los delitos reiterados de violación y abuso sexual en contra de los afectados que -a la época- eran menores de edad.
“Valiéndose de su ordenación sacerdotal, además del nexo de parentesco con algunas de las víctimas, ganó la confianza de los padres de los menores de edad afectados, y de esta forma éstos autorizaban a sus hijos a participar de actividades pastorales, acompañar al imputado en sus actividades eclesiásticas e incluso pernoctar en las viviendas utilizadas por el imputado”.
Culpable fue declarado este miércoles el ex canciller del Arzobispado de Santiago, Oscar Muñoz Toledo, por abusar y violar reiteradamente a dos menores de edad entre 2009 y 2018.
Según estableció el Ministerio Público, el condenado se ordenó como sacerdote a mediados del 2000. Desde entonces fungió en distintos oficios dentro de la Iglesia, hasta en que en 2009 asumió de manera definitiva como canciller del Arzobispado de Santiago.
Un puesto eclesiástico clave, pues debía conocer al dedillo todos los detalles operativos de la iglesia capitalina.
Fue así como, en esa ocupación e incluso antes de llegar a ella, que Muñoz Toledo aprovechó su investidura como líder espiritual y nexos de confianza para atacar sexualmente a los menores de edad.
Según se lee en la acusación que presentó la Fiscalía Metropolitana Centro Norte durante la tramitación de la causa, el primero de los hechos por los que fue condenado se remonta a 2009.
Ocurrió al interior de un domicilio de avenida Marathon, comuna de Macul. Allí, lo visitó un menor de edad, autorizado por sus padres, dada la confianza depositada en el sacerdote.
De acuerdo a lo estipulado por el Ministerio Público, Muñoz Toledo “realizó reiteradamente actos de significación sexual y relevancia en contra del niño”.
Mientras éste estaba acostado, lo destapó, le quitó su ropa interior y tocó sus genitales de manera reiterada.
Ataque en la casa parroquial
Este menor, sin embargo, no fue su única víctima. Ni el domicilio de avenida Marathon el único inmueble destinado a los ataques.
En 2014, el religioso aprovechó nuevamente su calidad de sacerdote y de guía espiritual para iniciar una serie de ataques sexuales contra un menor que no hicieron más que intensificarse.
De acuerdo a antecedentes contenidos en el expediente judicial, todo comenzó en la casa de la Parroquia Inmaculada Concepción de Maipú.
Allí, Muñoz Toledo besó en la boca al niño, además de abrazarlo presionando su cuerpo contra él.
Un año después, esta vez en la sede parroquial Santa María de la Aurora de la misma comuna, el sacerdote ingresó a la habitación de la misma víctima y nuevamente comenzó a besarlo en la boca.
El episodio, en aquella oportunidad, vino acompañado de tocaciones y de comentarios. Le dijo, por ejemplo, que estaba excitado y que quería verlo,
“para luego desabrocharle el pantalón y tocar su pene”.
Los hechos volvieron a replicarse en varias oportunidades ese mismo 2015, siempre “aprovechándose de la incapacidad de oponerse de la víctima producto de la manipulación emocional y abuso de conciencia que el imputado ejercía sobre él”.
Entre 2016 y 2018 los ataques se agudizaron. Al menos en dos oportunidades el sacerdote violó al menor. Lo hizo en el domicilio de Macul y en Parral, región del Maule.
Fiscalía pide 30 años
Así las cosas, por los hechos descritos, el Séptimo Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Santiago declaró culpable al sacerdote por los delitos de abuso sexual y violación en calidad de reiterados.
El Ministerio Público intentó obtener el mismo veredicto respecto de otras dos víctimas, sin embargo, pese a tenerse por acreditados, el juzgado los estimó como prescritos.
Con todo, los fiscales Francisco Jacir y Mariela Cid solicitaron una pena de 30 años y un día de cárcel.
El persecutor sostuvo que espera que a la hora de determinar el castigo se tome en cuenta la condición de sacerdote que tenía el agresor.
“Es un elemento relevante (…) toda vez que con ocasión del ejercicio de dicho sacerdocio, especialmente respecto de una de las víctimas, es que cometió estos delitos”, sostuvo Jacir.
Víctimas valoran decisión
Consultado por Radio Bío Bío, Gabriel Henríquez, abogado del sacerdote, apuntó que como defensa esperaban un “mejor resultado”, aunque adelantó que esperarán la dictación de fallo: “Analizaremos los alcances del mismo y ver si es susceptible de interponerse un recurso de nulidad”, comentó.
En tanto, Eneas Espinoza, representante de la Red de Sobrevivientes de Abusos en Entornos Institucionales, valoró la decisión de la justicia, aunque se mostró crítico del actuar de la Fiscalía Nacional.