Siempre de camisa, pantalón y corbata ante el tribunal. También se podría decir que pasó por una serie de estados de ánimo: lloró, se descontroló, escuchó, pero durante todo el juicio aseguró que no mató. Esta última afirmación, no convenció a los tres jueces y seis civiles que decidieron -con al menos 7 votos- condenarlo por asesinato.
Fue un caso que concentró la atención de periodistas de tres continentes. Todo ocurrió en Besanzón, Francia, y tuvo como protagonistas a Nicolás Zepeda y a la ciudadana japonesa Narumi Kurosaki. Esta última, asesinada por el chileno según pudo acreditar la justicia francesa.
Pese a que el cuerpo de la joven aún no es encontrado, el Tribunal en lo Penal del Departamento de Doubs, con asiento en Besanzón, tuvo el convencimiento de que Narumi Kurosaki fue víctima de homicidio voluntario. Radio Bío Bío tuvo acceso al fallo condenatorio que condenó, en primera instancia, a Zepeda a 28 años de cárcel.
Los elementos que llevaron a la justicia francesa a concluir la responsabilidad de Zepeda son varios. Parten desde los “gritos de terror” escuchados por los vecinos de habitación de Narumi, el testimonio de sus conocidos, y las conductas del chileno los días previos a la desaparición de la joven estudiante.
“El tribunal asimismo llegó al convencimiento de que Nicolás Zepeda es autor de la muerte, dato que existen un conjunto de indicios graves y concordantes que convergen hacia su persona: el Tribunal subraya a este respeto que no existe ningún elemento discordante y que las explicaciones dadas por el acusado no permiten en caso alguno cuestionar los hechos establecidos”, señala el fallo.
Dichos “hechos” son el viaje de Zepeda a Francia “únicamente para encontrarse con Narumi, a pesar del término de su relación”; que Nicolás “fue visto por numerosos estudiantes y fue formalmente reconocido por dos de ellos mientras merodeaba en el edificio en que vivía Narumi Kurosaki”; junto a que “su descripción corresponde exactamente a aquella de un individuo que es visto a través de una cámara de seguridad mientras merodeaba por el campus”.
Lo anterior cobra relevancia ya que mientras “merodeaba por el campus”, agrega la sentencia, el vehículo que arrendó Zepeda en Francia “fue localizado en las cercanías”. Asimismo, se sostiene, que esta situación es “totalmente concordante con la declaración de una estudiante de lengua que vivía en ese edificio y que refiere haber hablado en inglés con alguien de acento ‘americano’”.
Otro elemento consignado es que “las pericias informáticas establecen que Nicolás Zepeda vigilaba a Narumi a distancia, lo que se corrobora con su celular”, como también que el chileno “fue la última persona en verla, la misma noche de su desaparición, en circunstancias en que él intentaba manifiestamente restablecer su relación con ella”.
El móvil del viaje a Francia también fue un punto que usó la justicia francesa para lograr su convencimiento. Al respecto, en el veredicto consta que Nicolás “le mintió a su primo sobre el objeto de su viaje a Europa, omitió decirle que había visitado Besanzón y le señaló, en respuesta a su pregunta, que él no tenía ninguna noticia de Narumi Kurosaki”.
Asimismo, el primo de Zepeda dijo que este “se mostró interesado por un tema de la muerte por asfixia y que, de manera inadvertida, habló de Narumi en pasado imperfecto, en circunstancias que a esa fecha, la noticia de su desaparición no había salido aún de la esfera de la región bisontina (nombre que se le da al lugar donde queda la ciudad de Besanzón) y que su muerte no era objeto siquiera de sospecha”. También le pidió “mantener reserva sobre su viaje a Europa y de no informar a su familia”.
La conducta del chileno “ocultando a todos que había visto a Narumi hasta que él tuvo conocimiento que era sospechoso de su muerte”, resultó ser un elemento que también considera la sentencia. “La reconstitución de los lugares en los cuales se emitieron los supuestos mensajes de Narumi después de su desaparición, corresponden a la geolocalización de Nicolás Zepeda”, agrega el fallo.
“El Tribunal en lo Penal considera además que la prueba de la premeditación se encuentra asentada, puesto que Nicolás Zepeda, desde el día siguiente a su llegada (a Francia) adquirió diversos productos: detergente, combustible líquido y fósforos, que pudieron haber sido utilizados para hacer desaparecer el cuerpo, sin importar el hecho que sea poco probable que hayan sido utilizados”, consigna el veredicto.
De esta forma, el Tribunal en lo Penal del Departamento de Doubs, con asiento en Besanzón, llegó al convencimiento que entre el 5 y el 6 de diciembre de 2016, dentro de territorio nacional, y desde un tiempo no prescrito, usando premeditación, voluntariamente dio muerte a Narumi Kurosaki.
Asimismo, el documento sostiene que “el análisis concuerda perfectamente con las conclusiones expresadas en la audiencia por la perito psicológica, según detalla la personalidad de Nicolás Zepeda, se caracteriza por ‘ánimo frío‘, desprovista de impulsividad, una voluntad de dominar y tener una capacidad muy particular de poner en ejecución un pensamiento estratégico”.
La condena de 28 años de cárcel es historia conocida, pero a esto se sumó 15 años de prohibición de tenencia o porte de armas y prohibición definitiva de permanecer en territorio francés. Ahora, queda pendiente el recurso interpuesto por Zepeda que será revisado por un tribunal de lo criminal en apelación, cuya conformación es de 12 personas: tres jueces profesionales y 9 personas civiles. Mientras, continuará en la prisión de Besanzón.
Extradición: una resolución inesperada
El lunes 18 de mayo de 2020 se dio luz verde a la extradición de Zepeda. Según fuentes del caso, que la Corte Suprema la haya otorgado de manera unánime era esperado, pero a la vez inesperado, ya que no hay tratados de extradición con Francia.
El máximo tribunal confirmó la decisión del ministro Jorge Dahm, quien fue el instructor del caso, y fue quien recibió todos los antecedentes del director de la Unidad de Cooperación Internacional y Extradición de la fiscalía, Antonio Segovia, representante de Francia en Chile, y de la defensa de Zepeda.
Por la pandemia a nivel mundial, se retrasó la extradición, la que finalmente se concretó el 23 de julio. Esa noche, la Policía de Investigaciones (PDI) llegó hasta su domicilio en Viña del Mar, y lo trasladó al Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Al llegar a Besanzón, era la justicia francesa quien lo llevaría a un juicio oral y el fiscal del caso, Etienne Manteaux, debió derribar su presunción de inocencia y presentar todas las pruebas que lo incriminaban.
En lo civil
Pero no solo en el área penal fue declarado culpable, también en lo civil: “Se declara al Sr. Nicolás Humberto Zepeda Contreras completamente responsable de los perjuicios de la familia de Narumi Kurosaki”, expone la resolución. A raíz de esto, y a forma de reparación, el chileno deberá pagar a los padres de la joven la suma de 50.000 euros a cada uno.
Respecto a las hermanas de la víctima, Honami y Kurumi Kurosaki, el tribunal ordenó indemnizar con 40.000 euros a cada una. Mientras que al novio de la japonesa al momento de su desapareción, Arthur del Piccolo, el chileno deberá pagar 5.000 euros.