Cinco días antes de dejar el poder en 2018, la expresidenta Michelle Bachelet firmó un proyecto de ley para crear una nueva constitución. Constaba de 133 artículos, y consagraba varias modificaciones a la actual carta fundamental: instalaba un “Estado de Derecho democrático y social”, reconocía constitucionalmente los pueblos originarios, aunque no declaraba a Chile un Estado plurinacional, entre otras.
El proyecto nunca vio la luz porque desde el 6 de marzo de 2018 no tuvo movimiento en el Congreso quedando estancado en su primer trámite constitucional a la espera de ser debatido por la Comisión de Constitución del Senado.
No obstante, hoy hay ánimos de que artículos de este proyecto entren a la nueva carta magna. Desde el Colectivo del Apruebo, el constituyente Felipe Harboe (ind.) ingresó una serie de indicaciones al informe comparado de Derechos Fundamentales, que son sacados exactamente del borrador de la ex Mandataria.
Uno de estos tiene la intención de sustituir por completo el artículo 10, que trata de “libertad personal” y reemplazarlo por el contenido del artículo 19 número 10 del proyecto de Bachelet. Lo mismo con el artículo 23 donde sugirió el numeral 1 del artículo 19. Al cierre de esta edición, esperaban ser votados por el Pleno de la Convención.
En el caso del numeral 9 del artículo 19 del 2018 hicieron lo mismo: fue sacado explícitamente del borrador y usado para indicar el artículo 1 en Derechos Fundamentales. Tuvo 25 votos en contra y solo 6 a favor. También el artículo 28, del “derecho a desarrollar cualquiera actividad económica, respetando las normas legales que la regulen (…)”. Fue usado para tratar de reemplazar el artículo 18. También fue rechazada, con 19 votos en contra. Así, se listan al menos unos 5 casos en los que presentó estas indicaciones junto al constituyente Luis Barceló, pero fueron rechazadas.
El mismo Harboe en conversación con la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío confirmó lo anterior: “En algunos casos hemos replicado algunos artículos que estaban en el proyecto de nueva constitución de Michelle Bachelet”. Vale destacar que el exparlamentario trabajó en este proyecto por su participación en la comisión de Constitución del Senado.
El convencional justificó su actuar basado en dos elementos: en primer lugar, que los artículos “tienen una técnica jurídica bastante buena, porque fueron revisados por muy importantes y destacados constitucionalistas”.
Y añadió que hay artículos que se han aprobado por la Convención que “son de muy mala factura” y que “es evidente (que hay artículos que les falta calidad). Es cosa de mirar lo que ha sido aprobado. En algunos casos tienen buena técnica, en otros casos mala. En otros casos se ha aprobado la mitad de un artículo, lo cual hace completamente inviable la otra mitad. La verdad es que hay artículos de muy mala factura“.
Harboe continuó su argumentación y dijo que el segundo elemento a valorar es el proceso de participación ciudadana que se llevó a cabo entre 2016-2017, realizado a través de cabildos y otras instancias. Esto hace que el articulado del proyecto tenga “una fuente de legitimidad muy importante, y una fuente de calidad igualmente relevante”.
Argumentó que por esa razón “es importante dar esa discusión y no dejar morir un proyecto que a mi juicio avanzaba bastante en derechos sociales y en consagrar lo que hemos denominado un Estado Social de Derechos”.
El equipo detrás
El proceso de elaboración de estas indicaciones y de integrar los artículos del proyecto de Bachelet no ha sido un trabajo únicamente de Harboe.
Él mismo aseguró a la Unidad de Investigación que lo están “trabajando con Luis Barceló, somos ambos representantes del Colectivo del Apruebo en la comisión de Derechos Fundamentales”.
Y agregó que en las otras comisiones “estamos conversando con cada uno de los convencionales: con Rodrigo Logan en Justicia, con Fuad Chahín en Sistema Politico, Miguel Ángel Botto en Sistemas de Conocimiento, con Eduardo Castillo en Forma de Estado”.
“No hay que cerrarse a ninguna alternativa”
Varios convencionales de centroizquierda fueron consultados sobre la posibilidad de tomar en cuenta como texto base el proyecto constitucional de 2018.
Miguel Ángel Botto, constituyente que se hizo parte del movimiento “Amarillos por Chile” y miembro del Colectivo del Apruebo, valoró tomar como base el proyecto de Bachelet, ya que es una mirada “que tiende al equilibrio”.
“Como colectivo tenemos una mirada de centroizquierda, progresista, pero que además sea equilibrada. Y consideramos que todos los elementos que tiendan en esa dirección tienen que ser considerados en esta etapa que estamos de presentación de indicaciones. Llámese proyecto de Bachelet, llámese norma de iniciativa popular ciudadana o norma de convencionales constituyentes”.
Y sumó: “El equilibrio es la única puerta exitosa para tener un plebiscito de salida con el Apruebo”.
En tanto, en otras bancadas de centroizquierda también hubo reacciones positivas en torno a consultar el trabajo constituyente de Bachelet.
“Uno no se puede cerrar a ninguna alternativa”, opinó Andrés Cruz (ind.), del Colectivo Socialista. “Y si hay un trabajo ya avanzado, que ha sido elaborado por personas que tienen un conocimiento a partir de un trabajo que se hizo en su oportunidad por Michelle Bachelet, que hay que rescatarlo porque es muy valioso, yo no le cierro las puertas para nada”.
Desde la centroderecha, una fuente cercana a la Radio indicó que el tema ha sido tratado por esta coalición y que en partidos del sector se ha hablado de rescatar el proyecto de 2018.
Por su lado, el constituyente Agustín Squella, también del Colectivo del Apruebo, valoró el proyecto del 2018: “Es un antecedente importante y valioso del actual proceso constituyente”, aunque “sin que se lo vea como una alternativa a este proceso”.
Asimismo, el jurista porteño consideró un desaprovechamiento el hecho de que el proyecto no viera la luz: “Es mucho lo que puede aprovecharse de él. Y vea usted como el país desaprovechó la oportunidad que abrió la Presidenta. La mayor parte de la derecha lo rechazó, algunos de la Nueva Mayoría se mofaron de él, afirmando que era como fumar opio, y el Presidente Piñera, que se encontró con el proyecto Bachelet cuando inició el periodo presidencial que acaba de concluir, decidió archivarlo sin más”.
Harboe finalizó criticando la actitud de algunos de sus pares en el órgano: “Hay convencionales que confunden y creen que toda aspiración tiene que ser un derecho. Que todo derecho tiene que ser fundamental, y que todo derecho fundamental es un derecho humano. Y las cosas no son así. Y cuando la gente cree eso, muchas veces termina en que en vez de estar discutiendo una nueva constitución, terminamos discutiendo un programa de gobierno o un paper de una ONG ecológica, como vimos en la comisión de medioambiente”.