Tres días antes de que a Benjamín lo mataran, le deseó un feliz cumpleaños a su polola. Le dijo que la amaba y compartió una foto de ambos en sus redes sociales, justo a las 12:36.
“Que cada año que pase sea mucho mejor para ti en todos los ámbitos. Besos y abrazos a la mejor polola”, finalizaba su mensaje.
72 horas después recibió cinco disparos en el cuerpo, a la altura del tórax y prácticamente a quemarropa. Con 23 años, Benjamín fue asesinado.
Pero no fue el único, porque su compañero de trabajo, Alejandro Carrasco, también murió a manos de terceros. Cuatro disparos para ser exactos. Tenía una hija de dos años.
Ambas muertes ocurrieron mientras trabajaban en una empresa de seguridad, en un predio de Forestal Mininco, en La Araucanía, donde hace cinco meses rige un Estado de Excepción que distribuye militares en las provincias de Malleco y Cautín. Dentro de esta última pertenece la ciudad de Carahue, donde ocurrió el ataque.
Balas por los costados
Benjamín Bustos Manríquez y Alejandro Carrasco Mellafe (30) comenzaron a trabajar el 8 de diciembre de 2021 en una empresa de seguridad: First Security. Ambos prestaban servicios de patrullaje para la prevención de incendios forestales, en este caso particular, a la empresa CMPC.
Una prima de Benjamín confirmó que quien lo ayudó a conseguir el puesto fue su primo, quien también trabajaba en la empresa.
“Gracias a Dios que ese día no estaban los dos ahí o sino cómo sería el dolor”, se lamenta su familiar.
Después de dos meses trabajando, la tarde del domingo 20 de febrero, Benjamín y Alejandro tuvieron la tarea de resguardar a tres brigadistas que revisaban focos de incendio en el predio El Encanto, zona de Forestal Mininco ubicado en Carahue.
A las 18:30, Carabineros del sector recibió una alerta de disparos en el lugar. Los brigadistas inmediatamente se escondieron en el bosque. A poco más de 200 metros de ellos estaban los guardias, al interior de su camioneta. Una hora y media después personal policial llegó al fundo. La situación era trágica: Benjamín y Alejandro estaban muertos.
Los disparos llegaron desde los costados del vehículo, a corta distancia e impactando en la caja torácica de ambos hombres. En total, 9 balas.
“La vida es tan injusta”
A Benjamín, sus familiares lo describen como un joven alegre y lleno de sueños. El Benjita, como le decían algunos, destacaba por ser un joven risueño.
Vivía en villa Las Violetas, en Vilcún, donde si se mira para el este aparece el volcán Llaima. Era de La Araucanía, región donde los ataques incendiarios y con arma de fuego son cada vez más frecuentes.
Su familia hoy escribe: era un “cabrito” amable y cariñoso. Porque el Benja, solo tenía 23 años cuando lo mataron. Un doble homicidio que también le quitó la vida a Alejandro.
Abajo de la última foto que subió Benjamín, 72 horas antes de su muerte, se lee: “pena y rabia tengo, la vida es tan injusta”, “es una pesadilla”, “justicia para ti, primo”.
Por ahora, nada se sabe de los atacantes ni del motivo por el que les dispararon. Lo único certero es un certificado de defunción: traumatismo cérvico torácico por heridas a balas. Homicidio.
“Estaban solos”
Alejandro Carrasco tenía 30 años. Vivía en Puente Alto, en la región Metropolitana. Después se trasladó con su pareja y su hija a Nueva Imperial, en La Araucanía.
La pequeña solo tenía dos años, y el objetivo de residir en otra zona era cambiar de vida, según confiesa Katherine Vásquez, la viuda.
Había expresado sus deseos de dejar el trabajo, de hecho, esa sería la última temporada que sería patrullero forestal, porque cada vez que salía a laborar, tenía miedo.
“Ganaba lucas, pero ellos contratan gente para que los maten, se lavan las manos y fue no más”, declara Katherine.
También manifiesta que junto a Benjamín estaban solos: “no tenían a nadie que los resguarde, ellos iban a ver los incendios, no a cuidar. Les dispararon con armas de guerra y estaban solos”.
Las reacciones del ataque
Tras el ataque, diversas autoridades criticaron y repudiaron el doble homicidio. El propio Gobierno anuncio una querella contra quienes resulten responsables, esto permitirá que la Delegación Presidencial de La Araucanía pueda ser parte de la investigación que lidera el Ministerio Público.
La futura ministra del Interior, Izkia Siches, manifestó que no quieren más víctimas y que “necesitan construir una patria que se vuelva a encontrar”. Abrió las puertas al diálogo, aunque no es la primera vez que esa propuesta se pone sobre la mesa.
Las medidas del actual Gobierno son un Estado de Excepción que despliega militares en las provincias de Malleco y Cautín, aunque el ataque ocurrió precisamente en esta última. La cancha está dispareja: algunos dicen que no sirve para nada, pero otros son categóricos en seguir prorrogando la medida.
A través de un comunicado, CMPC expresó su rechazo a los ataques y “el actuar de delincuentes que no respetan la vida humana y atacan a personas que se encuentran realizando funciones que benefician a toda la comunidad”.
Más allá de las declaraciones, con distintas visiones del origen del problema, la situación de seguridad en la zona sigue siendo crítica y, hasta ahora, ningún plan ha podido apaciguar las aguas. Sigue la tensión y ya se han perdido 6 vidas en lo que va del año.