“¡Te voy a cortar las manos! ¡No me toques la cama, sino te voy a cortar toda! Pásame las manos que te las voy a cortar. ¿Quieres verme matando? ¡Si no haces caso, te mato!”.
Los gritos retumbaron en el cité de calle Antofagasta en Calama. Era el 26 de noviembre y quien los profirió es uno de los asesinos de la ambientalista Javiera Rojas Veas (42).
En un principio, eran bramidos de dolor de “la flaca” los que se escucharon, pero poco a poco dos voces masculinas opacaron las súplicas de ayuda. Fue golpeada de manera ininterrumpida por varias horas. Se desmayó de dolor, gritó por ayuda, hubo testigos que escucharon la tortura, pero terminó asesinada.
Su cuerpo fue encontrado casi 24 horas después del homicidio. A simple vista se notaban los golpes, los cortes con arma blanca y las amarras con cordones de zapatilla en sus muñecas y tobillos.
¿Los responsables? Dos, de acuerdo a la fiscalía: Jean Pierre Barrios apodado “El Romano” y Miguel Alejandro Lovi, más conocido como “Lucifer”.
El primero está acusado de femicidio, al parecer mantenía una relación con “La Flaca”. El otro está detenido por homicidio calificado. Es extranjero y está ilegal en el país. Según su defensa, actuó impulsivamente y carcomido por el miedo de que él fuera el siguiente.
Los últimos días de la Flaca
La semana del lunes 22 de noviembre, Javiera comenzó a visitar periódicamente la calle Antofagasta, en la comuna de Calama.
Entre la panorámica desértica del sector, está ubicada una casa que en otros tiempos era usada ilícitamente para la venta de drogas.
En una de sus habitaciones posteriores vivía justamente el Romano, en compañía de Lucifer.
Según los antecedentes preliminares de la indagatoria, Javiera iba a visitar al Romano y se quedaba a dormir. El Ministerio Público sostiene que mantenían una relación sentimental.
El 26 de noviembre la Flaca llegó nuevamente a la habitación. Ese día habría iniciado la verdadera tortura para la mujer que defendía causas ambientales de la zona. El gatillante de todo, según fiscalía, habría sido una discusión de dinero. Después de eso, Javiera no volvió a salir con vida.
Actos de tortura
El informe del Servicio Médico Legal es inhumano. Shock neurogénico, traumatismo craneano grave, hematoma subdural a causa de policontusiones múltiples, lesiones superficiales en extremidades inferiores por el uso de arma blanca, lesiones de muñecas y pies. Esa es la descripción de la causa de muerte de Javiera Rojas.
Sin piedad alguna, los asesinos la patearon en la cabeza y el tronco. Le infringieron cortes con un arma blanca. Por dos días la tuvieron atada de muñecas y pies, lo que según el fiscal de la investigación, denota actos de tortura.
Se desmayó de dolor. Y pese a que todavía presentaba signos vitales, las agresiones siguieron. La Flaca no pudo resistir.
Testigos relatan que escucharon gritos de una mujer, pero nadie llegó a ver qué sucedía. Cuando uno de los hombres vociferó “te voy a cortar las manos”, dieron aviso a Carabineros, pero no llegó nadie. No supieron dar la numeración de la vivienda.
La caída
El horrendo crimen, sin embargo, no pasó inadvertido. La caída de los únicos sospechosos se produjo dos días después.
La mañana del 28 de noviembre, Lucifer confesó su crimen. Le dijo al “Pito”, de iniciales H.A.G -al parecer el “dueño” del cité- que había una muerta en su habitación.
Intentó huir, pero terminó escondiéndose en una pieza distinta a la suya.
Ese mismo día Carabineros llegó al lugar y detuvo a ambos hombres. El cuerpo de Javiera todavía estaba amarrado. El reconocimiento externo policial estableció una data de muerte de entre 18 y 24 horas.
Lo hizo por “miedo”
Con todos los antecedentes, este jueves se realizó la audiencia de formalización de Jean Pierre Barrios y Miguel Alejandro Lovi. Tal como se dijo, el primero está acusado de femicidio y el segundo de homicidio calificado.
La defensa de este último expresó que Lovi se encontraba amenazado y actuó impulsivamente sin tiempo de reaccionar. Argumentaron que él podía ser la próxima víctima.
Pese a ello, ambos quedaron en prisión preventiva mientras dure la investigación. ¿El plazo? 200 días para esclarecer el último femicidio en Chile.