Impacto generó la noticia de la muerte de Anaís Valencia, joven de 17 años que sufrió un paro cardiorrespiratorio tras realizar ejercicios en una trotadora del gimnasio Smart Fit de Villa Alemana, en la región de Valparaíso.
El hermano de la joven, German Valencia confirmó a BioBioChile que están en búsqueda de un abogado para demandar al recinto por negligencia, al no contar con un especialista que le brindara los primeros auxilios.
Por su parte, desde Smart Fit afirmaron estar a completa disposición de la familia y aclararon que la menor realizó una rutina de baja intensidad y con la asistencia del equipo del gimnasio.
De acuerdo a lo informado por la familia, la rutina de ejercicios que el establecimiento le asignó a la estudiante de Tercero Medio del Colegio Nazca Belén, contemplaba 25 minutos en la trotadora. Rango muy por encima al que les fijó a sus hermanos mayores, German y Yaritza, con 15 y 10 minutos, respectivamente.
“Nosotros ese día (el viernes) llegamos al gimnasio con nuestra rutina clara de lo que teníamos que hacer, ya que la encargada del gimnasio nos hizo la rutina y la teníamos en una aplicación. Yo tenía que hacer 15 minutos y mi hermana Anaís, 25. Nosotros no entendíamos por qué le habían dado tantos minutos”, afirmó German.
Recordó que el día anterior al fatal acontecimiento junto a Anaís preguntaron en el gimnasio el funcionamiento de la trotadora, como a qué velocidad debían operarla. “La niña nos dijo: ‘ustedes tienen que entrar a la aplicación, apretar iniciar y ahí les va a indicar a cuánto tienen que ir subiendo y bajando’ (…) A la Anaís le salía que tenía que trotar y tenía que subir (la velocidad) entre 10 y 12 kilómetros por hora. Yo creo que sólo un deportista o gente que tiene un entrenamiento por años puede trotar a esa velocidad, porque eso es correr fuerte”, cuestionó.
El joven estuvo por 15 minutos al lado de su hermana en la trotadora, para luego cambiarse a una máquina de abdominales, tal como lo estableció el recinto.
Tras terminar con la segunda máquina, buscó con la mirada a la menor, quien debía seguir en la trotadora. “Ahí veo que había mucha gente alrededor de una persona, inmediatamente supe que era Anaís. Corrí para allá y empecé a llamar a mi otra hermana y a su esposo. A la Anaís la tenían de lado y estaba moradita”.
Según precisó, fueron los usuarios del gimnasio los que le prestaron auxilio a la joven, en particular uno que era médico. “Los personal trainer, la gente encargada, no estaban. Sólo recuerdo haber visto a uno que hablaba por teléfono”.
Desfibrilador “de adorno”
A 15 minutos de que la menor se desplomó, mientras esperaban la llegada de una ambulancia, le realizaron reanimación. “Luego nos enteramos que el gimnasio contaba con un desfibrilador -aparato electrónico que restablece el ritmo cardíaco-, una máquina que se usa justo en los casos cuando a una persona le da un paro cardíaco o una muerte súbita y se supone que debían ocuparlo en los primeros minutos y nadie del gimnasio sabía utilizarla, estaba de adorno. Parece que el personal trainer no tenía conocimientos de primeros auxilios”.
De acuerdo a los videos a los que pudieron acceder, la joven terminó su rutina y volvió a subirse para desinfectar la máquina. En ese momento cayó y se golpeó la cabeza contra “una bandeja de fierro, porque la zona no estaba protegida con una colchoneta”, afirmó su hermano.
A la familia le informaron que el deceso de la estudiante se debió a una muerte súbita cardíaca. German aseguró que su hermana “no tenía ninguna enfermedad, nunca estuvo en el hospital, ella hacía su vida con normalidad, hacía rutinas de ejercicios en la casa, veía videos, bailaba, cantaba, corría con sus perros. Nunca tuvo problemas de nada”.
“Ella siempre estaba feliz, contenta. Siempre transmitía alegría, era una niña súper amorosa. Le gustaba la lectura, los animales”, agregó.
Anaís padecía de obesidad, medía 1.46 y pesaba entre 84 y 86 kilos. “Ella no se estaba tratando por el tema de la pandemia, pero sí estaba bajando de peso y estábamos todos siguiendo una dieta”.
Por eso cuestionó que el gimnasio le asignara una rutina tan extensa. A su juicio, lo lógico era que “empezara de a poco, que se fuera acostumbrando, porque fue muy de golpe para su cuerpo, para su corazón”.
Muerte súbita
El cardiólogo y académico UNAB, Dr. Eduardo Bastias, precisó que la “muerte súbita se define como un paro cardíaco, en la cual la persona fallece en forma inesperada, encontrándose en condiciones saludables con anterioridad. En el caso que se produzca en relación a algún deporte o de alguna actividad física, existen dos límites dados por la edad: sobre los 45 años, generalmente está vinculado a una enfermedad coronaria, donde las arterias coronarias están semi-tapadas y pueden terminar en un infarto o semi-infarto, lo que podría derivar en la muerte”.
En los menores de 45 años, se debe “a una falla estructural cardíaca. Es decir, cuando una persona hace una actividad física exagerada, es imposible que vaya a fallecer por culpa de la actividad física, para eso tiene que haber tenido algún problema estructural del corazón”, agregó el especialista.
En el caso de la menor, el Dr. Bastias aclaró que la obesidad por sí sola no es una condición para generar un paro cardíaco a causa de una actividad física, por tanto, debiese haber tenido un problema estructural previo.
“Dejó al corazón en una situación de estrés”
Por su parte, Felipe Alonso, académico de la carrera de Entrenador Deportivo de la UNAB, explicó que “una persona obesa tiene el siguiente problema, al tener más grasa que músculos, y al ser ambos órganos endócrinos, liberan hormonas. La grasa libera muchas más hormonas y éstas prácticamente no dejan actuar a las células musculares. Eso trae consigo que cuando haces que un obeso haga un trabajo aeróbico, lejos de ayudarle, lo perjudicas, porque al no tener un consumo máximo de oxígeno, no logra oxidar grasa. Entonces, ese trote, en el caso de la niña, tuvo que haber estado en la escala de 1 a 10, entre 7 u 8, dejando al corazón en una situación de estrés”, explicó.
Por tanto, lo que correspondía era haber comenzado con mejorar la fuerza y la calidad muscular, para luego iniciar los trabajos aeróbicos de baja intensidad.
En base a lo informado por el hermano de la joven, quien aseguró que la aplicación le indicaba subir la velocidad de 10 a 12 kilómetros por hora, el entrenador deportivo lo calificó de “una locura. 10 kilómetros por hora para una persona con obesidad es estar en una velocidad umbral, que es la máxima intensidad. De ser así, no sé cómo aguantó los 25 minutos”.
También fue crítico respecto al uso de aplicaciones sin observación de un profesional. “Ese es un muy mal invento de los gimnasios, abarata costos, porque reducen el personal a cargo. Estamos hablando de aplicaciones que no monitorean el ritmo cardíaco, que no sabe si el usuario está respirando bien o no”.
Sobre el desfibrilador, Alonso indicó que no es obligación de los gimnasios contar con el aparato, pero, a su juicio, es fundamental tenerlo y capacitar al personal para utilizarlo.
Recomendaciones
El Dr. Bastias indicó que “las personas que hacen deporte recreacional, deben realizarse un estudio cardiológico, al igual que las personas con obesidad que empiezan una actividad física“.
Otro factor importante es estar alerta a los “antecedentes familiares, como la pérdida de conciencia o muertes cardíacas familiares a edades precoces, además de desmayos anteriores. De presentar esos elementos se debe sospechar”.
Ante esos indicadores, recomendó efectuarse un examen cardíaco exhaustivo, que involucre un electrocardiograma y un ultrasonido.
Por su parte, el académico de la carrera de Entrenador Deportivo reforzó que la recomendación cuando se inicia una actividad física es “asesorarse con un profesional de la salud, ojalá con un especialista en deportes, y no acudir directamente a un gimnasio porque generalmente hay técnicos deportivos, preparadores físicos o profesores de Educación Física, pero que no están capacitados para revisar si una persona está apta para realizar ciertas actividades”.
Para finalizar, el académico de la UNAB invitó a los padres y cuidadores a incentivar la actividad física y la alimentación sana desde la primera infancia.
Asegurarse que el lugar donde realizan dicha actividad cuente con profesionales competentes y las instalaciones sean las adecuadas.
Realizar chequeos médicos constantemente y tratar la obesidad como una enfermedad, que tiene cura y requiere tratamiento.
Demanda contra el gimnasio
German Valencia confirmó que el domingo recibieron un mail del gimnasio donde les indicaron que no se pudieron contactar con ellos previamente, pese a que llenaron una ficha con sus datos personales cuando ingresaron al recinto.
En el escrito se comprometieron a “entregar toda la información para la investigación y así aclarar la situación”, dijo Germán.
En tanto, el fiscal quedó de comunicarse con ellos una vez que cuenten con los resultados de la autopsia y que entre las diligencias está pedir las cámaras al recinto.
En paralelo, ellos como familia están “buscando un abogado para poner una demanda al gimnasio por su negligencia, al no tener a nadie capacitado para atender a las personas”.
“Ha enlutado a Smart Fit”
Tras ser consultados por BioBioChile, desde el gimnasio indicaron que “el fallecimiento de Anaís ha enlutado a Smart Fit y empatizamos con el difícil momento que su familia está atravesando. Por eso nos hemos puesto a completa disposición de ellos, para responder sus dudas e inquietudes, ofreciéndoles transparentemente toda la información que hemos recabado”, afirmó Diego Caruezo, gerente de operaciones Smart Fit Chile.
“Queremos ser extremadamente rigurosos al decir que el día en que ha ocurrido este lamentable hecho, Anaís realizó una rutina de entrenamiento de baja intensidad, en la cual caminó 17 minutos sobre la trotadora, sin correr o trotar en ningún momento, y bajo asistencia de nuestro equipo, de acuerdo a lo que muestran las imágenes en video que hemos revisado, para contar con información precisa”, aseveró.
Asimismo dijo que se mantendrán cerca de la familia y disponibles para “atender sus preguntas respecto de lo ocurrido ese triste día”.
Para culminar aseguró que el recinto sí contaba con desfibrilador y que la menor fue debidamente atendida por personas del área médica.