Ante el 7º Juzgado de Garantía de Santiago y por cuasidelito de homicidio fueron formalizados este lunes dos médicos del Hospital Clínico de la Red de Salud UC CHRISTUS, presuntos responsables de la muerte de un bebé de 45 días, y cuyos nombres no pueden ser divulgados por expresa orden de la jueza Marcia Figueroa.
La Fiscalía Centro Norte decidió iniciar la investigación formal a raíz de una querella criminal que interpusieron los padres y un abuelo del pequeño que el sábado 21 de junio de 2018 falleció en la UCI de Neotalogía del Hospital Clínico UC.
El nacimiento y diagnóstico
El 6 de junio de ese año -por medio de una cesárea programada- nació en el Hospital Clínico UC pesando 3,11 kilogramos y midiendo 49 centímetros Máximo Augusto, cuya muerte registrada 45 días más tarde es ahora objeto de una indagatoria penal.
Durante los primeros días en internación post-cesárea hubo indicios de que algo no estaba bien con el sistema digestivo del neonato, quien no estaba haciendo sus deposiciones de la forma esperada.
Por esa razón el personal de salud de la clínica decidió tratarlo con estímulo en su zona rectal para lograr las deposiciones, lo cual tuvo resultados favorables.
Con tres días de vida y pesando 0,29 kg menos el pequeño y su madre fueron dados de alta el 9 de junio. Al día siguiente tuvo su primer control.
En la oportunidad Máximo presentaba una distensión abdominal importante, según se lee en la querella. Una radiografía arrojó dilatación patológica de asas hasta cero.
A sus 4 días de vida el bebé continuaba con sus problemas para defecar por sí solo, lo que provocaba acumulación de los deshechos en su cuerpo y por tanto la inflamación abdominal percibida. Se decidió dejarlo hospitalizado para estudio.
En su quinto día de vida, Máximo fue sometido a un enema baritado, examen de rayos X que confirmó los problemas en su intestino grueso y que permitió estimar la compatibilidad con Enfermedad de Hirschsprung.
El alta y cuidados caseros
Pese al diagnóstico, el 13 de junio el pequeño fue nuevamente dado de alta. Él y sus padres regresaron a su hogar en San Antonio con algunas instrucciones entregadas por los especialistas del recinto médico.
Concretamente, se le instruyó a los padres realizar cada 6 horas y con un termómetro estimulación en la zona anal del pequeño para provocar artificialmente el reflejo y así producir la evacuación de los deshechos.
Según la acción penal, en ningún caso los médicos explicaron a los padres cómo identificar si la estimulación estaba o no teniendo el efecto médicamente esperado. Tampoco se les entregaron detalles sobre el Hirschsprung.
“(…) los facultativos no entregan ninguna indicación a nuestros representados, ningún documento o literatura médica, ninguna referencia a grupos de apoyo o a videos explicativos”, reza el documento.
Controles y consultas por correo electrónico
De ahí en más vinieron extenuantes jornadas cargadas de temor y estrés para Máximo y su familia. Fue su madre quien se encargó de realizar -sagradamente cada 6 horas- el procedimiento instruido, también fue ella quien el 16 de junio le escribió por email a uno de los médicos querellados.
A esa altura el bebé continuaba sin poder evacuar por sí solo y su madre le preguntó al médico si era factible realizar el procedimiento antes de transcurridas 6 horas, pues veía que el abdomen de su hijo se inflamaba.
El contacto telemático continuó hasta el 26 de junio, cuando los padres se reunieron con los médicos a cargo del caso de Máximo (ambos querellados). Ese día se les dio a conocer el resultado de una biopsia realizada 2 semanas antes, la que confirmaba el diagnóstico de Enfermedad de Hirschsprung.
En esa ocasión se le informó a la familia que el segmento intestinal afectado era muy pequeño, por lo que era necesario esperar hasta los 6 meses para realizar una cirugía que iba a permitir a Máximo hacer su vida normal, pero que nunca se llegó a concretar.
En el intervalo, le aconsejaron continuar con el procedimiento estimulatorio para que el bebé pudiera evacuar. En la querella se cuestiona, de hecho, este punto en específico:
“Incluso para alguien que no sabe de medicina parece impactante que los especialistas hagan dependiente de un termómetro en el recto la eliminación de los desechos del cuerpo de Máximo, sobre todo por un período así de prolongado”, argumentan los querellantes.
Fiebre y mensajes de tranquilidad
En los siguientes días el bebé continuó presentando mucha incomodidad y preocupantes síntomas, los que fueron informados por correo electrónico a uno de los médicos tratantes.
Concretamente, el 28 de junio la madre le escribió al doctor que su hijo presentó fiebre. En respuesta, el facultativo le recomendó usar paracetamol en gotas y estar atenta a las deposiciones.
El 3 de julio el pequeño presentó nuevos y preocupantes síntomas, los cuales fueron informados por correo electrónico al médico. Se trataba de ruidos intestinales muy fuertes, que el especialista desestimó.
“Si está de buen ánimo, se alimenta bien y sigue con buenas deposiciones (espontáneas o con estímulo) podemos esperar a vernos en el próximo control”, le contestó el profesional.
El 4 de julio Máximo no tenía fiebre, pero su madre se dio cuenta que en sus deposiciones había un elemento que parecía ser sangre, situación que le comunicó al doctor.
“No te preocupes, no es inusual ni es para preocuparse. Mientras este sin fiebre y de buen aspecto, vamos bien. Mantén las estimulaciones, lo importante es que elimine bien las deposiciones”, retrucó.
Último control e ingreso a urgencia
Durante las siguientes 2 semanas el pequeño se mantuvo estable y el 10 de julio fue llevado por sus padres nuevamente a la región Metropolitana para un control médico. En esa oportunidad los atendió únicamente el segundo de los médicos querellados.
Al contarle las novedades de Máximo, y en particular que había logrado a ratos defecar por sí solo, el facultativo señala que aquello son excelentes noticias y que debían esperar un tiempo más para ver su evaluación.
Sin siquiera examinar al pequeño, el facultativo les indicó que debían volver dentro de 3 meses y que la cirugía no era urgente.
El regreso se concretó mucho antes de lo esperado. Esa misma noche tras el control, el pequeño presentó nuevamente fiebre y no logró evacuar desechos por sí mismo.
Así las cosas, el 11 de julio Máximo fue llevado de urgencia al Hospital Clínico UC, donde fue evaluado como “paciente grave” y “en malas condiciones generales”. Finalmente se decidió ingresarlo a la UCI de Neonatología, lugar desde el pequeño no volvería a salir con vida.
Los dos médicos a cargo del caso (actualmente formalizados) le informaron a los padres que los síntomas del menor calzaban con una enterocolitis secundaria a su enfermedad de base.
Se le realizó de inmediato una laparotomía exploratoria, examen quirúrgico que mostró un colón sigmoides muy dilatado, edematoso, acartonado, pero no perforado. Además se constató la presencia de abundante líquido libre claro, con escasa fibrina clara. Se confirma así el
diagnóstico de enterocolitis.
Lo anterior, según se indica en la querella, consecuencia de la la Hirschsprung mal tratada. Eso provocó una obstrucción en los intestinos que comenzó a generar destrucción y sepsis.
Ante el grave diagnóstico, se le realizó al menor una cirugía que consistió en abrir su estómago, cortar y reubicar el segmento final del intestino, pues el resto estaba inutilizable como consecuencia de la infección que sufría y que le estaba generando un shock séptico severo.
El 12 de julio precisamente con diagnóstico de shock séptico severo y enterocolitis los médicos de Máximo lo mantuvieron internado en la UCI. A esa hora la ficha de evolución clínica era devastadora.
Atendido el pésimo estado del niño, entre las 15:00 y las 17:00 horas de ese día se materializó una reexploración abdominal que demostró “abundante liquido libre en cavidad abdominal. Asas intestinales vitales. Ostomía en buenas condiciones”.
Conexión y desconexión
A las 21:00 horas del 13 de julio se decidió conectar al pequeño a una ECMO, pues durante el día había presentado problemas cardíacos. También se resolvió iniciar hemofiltración para suplir una falla renal consecuencia de la acumulación de potasio.
Esos mecanismos apenas sirvieron para dilatar por un tiempo el final que a esa altura era imposible de revertir. A sus 37 días Máximo dependía por completo de una máquina para poder vivir.
En los siguientes días el pequeño continuó presentando diversas complicaciones y recibiendo distintos tratamientos de emergencia. Ninguno fue efectivo.
Durante sus últimas horas y a causa de las altas dosis de medicación que estaba recibiendo, Máximo había cambiado por completo su aspecto físico y ya no era la guagua que ingresó al hospital hacía menos de 10 días. Máximo era un bebé físicamente enorme, muy hinchado por todas las drogas, se lee en la acción judicial presentada por su familia.
El 21 de julio el bebé se mantenía en extrema gravedad y sumaba nuevas complicaciones. Un eco encefalograma reveló sangramiento en la cabeza y una ecografía abdominal mostró también que habían más problemas en sus intestinos.
Ese día los médicos querellados se reunieron con los padres del menor y les informaron que habían llegado “al final del túnel”. En otras palabras, no había nada más que hacer y recomendaron desconectar lentamente a la guagua de la EMCO.
Así fue como la familia se reunió esa noche en torno a Máximo, sus padres lo tuvieron en brazos por última vez y a las 21:25 horas se constató lo inevitable. A sus 45 días el bebé murió.
La respuesta de la clínica
Consultados respecto a la situación que involucra a la institución, desde Red de Salud UC CHRISTUS informaron a BioBioChile que esperan que el caso pueda ser resuelto lo antes posible.
“Como institución de salud, estamos preocupados de que la investigación avance y que este tema se aclare prontamente por el bien de todos los involucrados”, indican.
Asimismo, subrayaron que la responsabilidad en materia penal de este caso es personal, razón por la que los médicos están siendo defendidos por sus respectivos abogados.
“(…) el Hospital Clínico de la Red de Salud UC CHRISTUS, si bien no tiene relación directa con la causa actualmente en trámite en el Juzgado de Garantía, tiene a su cargo la defensa civil del caso, que se tramita en paralelo”, señalan.
En la entidad estiman que están exentos de responsabilidad en el caso y aseguran también que han “dado cumplimiento a todas las normas y estándares aplicables” y que confían “en el trabajo profesional y de altos estándares” de sus facultativos.
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