Resumen generado con Inteligencia Artificial y revisado por el autor de este artículo. Herramienta desarrollada por BioBioChile
María Angélica Ascuí Silva, la exbailarina de “Música Libre”, fue hallada muerta en Castro, Chiloé. Conocida por su personalidad atractiva y su amor por la naturaleza, su cuerpo fue encontrado envuelto en una manta y amarrado con alambres. Su pareja, Victor Oberreuter, es señalado como su compañero hasta el último día. Sin embargo, la confesión del imputado, Andrés Mauricio Hernández Toro, vincula a Angélica con un club nocturno de Castro, lo que sorprendió a sus conocidos. La versión del presunto homicida sobre una deuda económica y relaciones ocasionales con la víctima es cuestionada por familiares y amigos, quienes sostienen que Angélica no consumía alcohol en exceso ni drogas, y que su relación con Victor era sólida. A pesar de su ingenuidad en tratos económicos, descrita por cercanos, su trágico asesinato ha conmocionado a Chiloé, generando incertidumbre en torno a las circunstancias de su muerte y la verdadera relación con el imputado.
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“Una persona de risa fácil, de hacer reír mucho al resto. Una energía impactante. Tú caminabas por la calle y se paraban a mirarla, querían hablarle, tenía una personalidad atractiva”, así es como Camila describió a su madre.
Una mujer de pocos amigos pero muy de piel. Extrovertida con sus cercanos. “Amiga de sus amigos”, buena para conversar, culta y muy cristiana.
Así describieron algunos conocidos a María Angélica Ascuí Silva, de 69 años, la exbailarina del programa Música Libre que fue hallada muerta debajo del puente San Pedro en Pastahué, en la ciudad de Castro, Chiloé. Su cuerpo estaba envuelto en una manta y amarrado con alambres, en un crimen que conmocionó a la comunidad chilota.
La confesión del imputado ante la PDI la vincula con un club nocturno castreño del cual sus conocidos -afirman- nunca supieron que tuviera relación. Su familia y conocidos dudan de la veracidad del relato del presunto homicida, principalmente porque afirman dejó de consumir bebidas alcohólicas hace meses, debido a una enfermedad al colon que le aquejaba.
En busca de paz y conectar con la naturaleza
Durante los años 70, Ascuí se hizo conocida por participar del programa juvenil Música Libre, transmitido por TVN. Mantenía contacto con algunos de sus compañeros de televisión, con quienes se reencontró a través de las redes sociales, tal como confirmaron conocidos de ella que viven actualmente en la Isla.
María Angélica Ascuí
Su segunda hija, Camila Spitzer Ascuí, recuerda que su madre vivió y los crió por muchos años en Santiago, donde tres de sus hijos se mantienen. Sin embargo, con el pasar del tiempo se fue de la capital porque le gustaban los lugares más apartados, donde tuviese conexión con la naturaleza y no estuviera rodeada de tanta gente.
Primero se fue a Marbella, cercano a la playa. Pero como la zona también comenzó a poblarse se volvió a trasladar, esta vez a Concón. Se repitió la historia: el lugar comenzó a ser más habitado y con la finalidad de estar cerca de su padre, se mudó a Laguna Verde donde también compró un terreno e hizo un par de casas.
Sin embargo su hija cuenta que hace cerca de 12 años escuchó de lo mágico que era Chiloé lo que, sumado a la sobrepoblación que ya estaba teniendo la quinta región, la llevaron a buscar un lugar para vivir en el archipiélago.
Según relató su hija, Ascuí se enamoró de Chiloé, donde habría encontrado felicidad y paz en conexión con la naturaleza, como le gustaba. “Viajó a conocer, le encantó y dio el aviso de que ella se trasladaba a vivir a Chiloé. Y eso fue como hace 10 años. Ahí fue donde se radicó. Finalmente, de todos los lugares donde vivió fue este fue el que más le llenaba el alma. No se quería mover de ahí. Ya no quería visitar mucho Santiago”.
Allí también encontró el amor: Victor Oberreuter, quien fue su pareja hasta el último día. Según comentó un amigo de su pareja, Arnoldo Kaiser, “lo conoció porque ella quería comprar un terreno en Chiloé que le había gustado mucho y se había enamorado de Chiloé. Ella tenía un amigo, un europeo que vivía acá, quien también era amigo de Víctor. Ahí llegó a consultarle sobre un dato que le dio su amigo. Después, como que pincharon, se engancharon y él la acompañó a ver el terreno y ahí empezaron. Ahí ella empezó a quedarse en Chiloé y a visitarlo hasta que terminaron juntos.”
Quienes conocieron a María Angélica Ascuí sostienen que le encantó la tranquilidad del archipiélago. Un hombre que le arrendaba una bodega a la pareja de la víctima así también lo señaló: “Le gustaba Chiloé por la tranquilidad. Por la tranquilidad que le brindaba y también por el paisaje. Eso era lo que ella sentía por la isla, porque quería mucho la isla, porque le gustaba estar en un lugar tranquilo. Por eso mismo compró fuera de la ciudad acá en Castro”.
Era la tierra que amó, pero que a su vez la que la vio morir trágicamente.
Versiones encontradas
El pasado 26 de febrero, Andrés Mauricio Hernández Toro, de 46 años, llegó hasta la segunda comisaría de Castro confesando haber asesinado a María Angélica Ascuí. En la declaración que Hernández entregó a la PDI, a la cual Bío Bío tuvo acceso, él afirmó que “con María de forma recurrente nos juntábamos en mi cabaña con la finalidad de beber y consumir drogas, a ella le gustaba la cocaína, yo me encargaba de conseguírsela”.
Sin embargo, familiares y amigos de María Angélica, como todos la nombraban, afirman que no era una persona que consumiera mucho alcohol más allá de un par de cervezas, principalmente artesanales. La hija, Camila Ascuí, sostiene que su madre dejó de beber hace unos meses. La tía de la pareja, Licia, afirmó a Bío Bío que hace un tiempo María Angélica había iniciado un tratamiento producto de una enfermedad al colón que tenía, por lo que también había hecho dietas para no tener que operarse, lo que la llevó a bajar mucho de peso. Vecinos de la víctima, fuera de micrófono, afirmaron que producto de la enfermedad decidió dejar de beber.
El amigo de la pareja, Arnoldo, aseguró que María Angélica bebía muy poco. Dice que cuando visitaba la casa de su amigo, pocas veces los vio consumir alcohol, e incluso sostuvo que después de un tiempo ambos se hicieron abstemios.
Respecto a algún consumo de drogas, la hija, Camila, sostuvo que no cree eso de su madre. Así también lo confirmaron otras fuentes cercanas a la víctima, con quienes ella convivió, asegurando que jamás la vieron consumir o en algún estado eufórico similar al que genera la cocaína.
En la confesión, Andrés Toro asegura que mantenían relaciones sexuales ocasionales. Sin embargo, los cercanos sostienen que ella tenía una relación muy “viva” con su pareja. El amigo de ambos, Arnoldo, indicó que “ella adoraba a Víctor. Era su vida. Es algo que pude comprobar porque soy muy cercano. Entonces, una relación sentimental con esa persona (el imputado)… lo encuentro muy desquiciado. Ella ni siquiera se fijaba en otras cosas porque mantenía sus propios recursos económicos. Si hubiese querido buscar una vida distinta habría tenido al hombre que quisiera, con dinero, considerando el círculo en el que se movía”.
De hecho, los vecinos del sector indicaron fuera de micrófono que ella se encontraba regularmente en la casa de su pareja, en el sector Pedro Montt de Castro. Allí ambos tenían un emprendimiento de kayaks, considerando que una de las cosas que más le gustaba hacer a María Angélica era pasear en el agua y ver atardeceres junto a Víctor, según relataron.
Empresa de renta de kayaks en Castro
“Dudo mucho que ella haya debido dinero”
En la confesión, el presunto asesino asegura que el conflicto se generó por una deuda de 4 millones de pesos, dinero que él le habría pagado como adelanto de un negocio para adquirir la cabaña que arrendaba, por una suma total de 40 millones de pesos.
En la instancia, el hombre aseguró que la situación se complicó cuando María Angélica le dijo que el negocio no se podría realizar porque las cabañas estaban embargadas, y que además, ella se habría negado a devolverle el dinero, lo que lo dejó muy ofuscado.
Sin embargo, quienes conocían a María Angélica afirman que tenía “un buen pasar”. La hija, Camila, a quien Fiscalía le relató lo sucedido, afirmó que si pudo haber problemas económicos, “a lo mejor tuvo que haber algún rollo de plata que se iba a solucionar en un par de semanas, porque era la persona menos interesada que yo conocía, llegaba a ser impresionante”.
Amigos y familiares sostienen que no escucharon o supieron de alguna intención de María Angélica de vender alguna de sus cabañas. Por otro lado, el amigo de ambos, Arnoldo, descartó que fuera alguien de deber dinero. “Dudo mucho que ella le haya debido dinero a él, por artillería (sic) o cosas así. No, no, no. La Angélica decía que ella siempre -y nos aconsejaba a todos que a ella le aconsejó el papá- que uno debía tener un dinero reservado por si le pasa algo a uno, para que el resto de la gente no tenga que gastar su dinero y no sea un cacho para el resto. ¿Me entiende? Entonces me cabe mucho la duda que ella pueda estar debiendo”, aseveró.
De la bondad a la ingenuidad
“Angélica era una persona pudiente”, así la describió un conocido de la pareja, quien declinó entregar mayores declaraciones a Bío Bío. Arnoldo secundó dicha afirmación: “Ella manejaba bien sus recursos. Una persona que viene de una familia que tiene un muy buen pasar. Ella es una mujer que trabajó como modelo, en Revista Paula. Además del programa música libre. […] Mantenía sus recursos económicos, los hijos también. Un hijo es gerente de Watt’s. El otro es piloto comercial. Fernanda (la hija) trabajaba con el papá en Pucón. La otra hija (Camila) no sé qué estaba haciendo, pero es gente que tiene un buen pasar.”
La tía de la pareja de María Angélica contó que ella tenía dos cabañas en Llaullao, Castro, lugar donde le arrendó al imputado por el homicidio. “Tenía una cabaña en Laguna Verde y también en Concón. Igual las arrendaba. O sea, no tenía problemas económicos, hasta donde yo sé.”
Asimismo relató la hija, Camila, quien afirmó que cada vez que su madre se trasladaba de ciudad dejaba sus propiedades arrendadas, compraba un terreno y construía ahí cabañas. Agrega que no sabían mucho de los arrendatarios de su madre, hasta que tenía algún problema con el pago del mes. De allí, Camila confesó que consideraban muy ingenua a su madre, porque no hacía mucha revisión de a quiénes le arrendaba, lo que en ocasiones le traía problemas.
“Nunca se preocupó mucho de saber sobre el background de los arrendatarios, hacerle investigaciones de liquidaciones, saber qué tipo de personas eran. Ella lo hacía así. Hasta arrendaba muy económico como por ayudar”, relató.
En la misma línea, Arnoldo dijo que en un momento fue engañada económicamente en el sector Apeche, en Quemchi, con unos arreglos a una vivienda. Además, evidenció momentos en los que debía andar cobrando. “Había problemas con pagos de arriendo. […] Una vez fui a visitar esas cabañas alguna vez con mi amigo. Él fue para que lo acompañara a cobrar un dinero, entonces me di cuenta de que era gente que no se podía confiar”, relató.
La tía de Víctor también relató que en varias ocasiones escucharon que no le pagaban el arriendo, sin especificar si se traba de las propiedades en Chiloé o en otras comunas del país.
Pese a sufrir estos engaños, Camila afirma que siempre tenía intención de ayudar a gente más desfavorecida o a rescatar animales. “Siempre recogió perros. Si veía un perro que estaba moribundo en la calle se lo llevaba para su casa, luego al veterinario y pasaba semanas tratando de salvarlo. Lo mismo lo hizo con niños, con abuelos. Se llevó abuelitos que nadie conocía a vivir con ella y los cuidaba hasta el final de su vida. Incluso les cambiaba pañales a muchos de ellos. Siempre estaba preocupada de hacer obra social. Por lo mismo, era muy ingenua”. Camila agregó que estas acciones se reafirmaban con sus creencias cristianas, a las cuales era muy apegada.
Uno de los ejemplos es su perrita “Luna”, de color negro y unos cuántos meses de vida que hoy habita en la casa de su pareja, a la que rescató de un basurero, esterilizó y luego adoptó.
El grado 33
Andrés Hernández, imputado por el homicidio de María Angélica, tenía múltiples trabajos en Castro. Apodado “El Parcero”, era una persona bastante conocida en la capital de Chiloé, lo que se evidenció apenas llegamos al archipiélago. Ya en el bus que nos trasladó, una persona sabía de él y que era conocido por ser guardia del local nocturno “Grado 33”.
En un negocio de Castro un vendedor afirmó que no conocía a la mujer, pero aseguró que sí sabía del “Parcero”, porque trabajaba en un estacionamiento del centro de la ciudad, donde también lavaban autos, confirmando además que trabajaba de guardia en el club nocturno situado a la salida de la ciudad.
En el sector Llaullao se ubica el Camino a la Montaña, una ruta que inicia a un costado de una planta salmonera en la ruta 5 y que conecta con el baipás de Castro. A solo metros de la Panamericana se encuentra el local, que, según aseguraron fuentes conocedoras del caso a Bío Bío, no sólo operaría como discoteque, sino también como prostíbulo. Al llegar al lugar la reja estaba abierta, sin embargo nadie atendió pese a los llamados.
Los vecinos del sector sí atendieron con normalidad a las consultas, hasta que se les preguntaba por el Parcero o por María Angélica Ascuí. Era evidente el resquemor respecto a los nombres de víctima y victimario. El ambiente rápidamente se volvía tenso y se desentendían, señalando que el local era administrado por dos personas de nacionalidad extranjera que le arrendaban efectivamente a una mujer, pero que no se trataba de la víctima del horrendo crimen, a quien afirmaron nunca haber visto rondar por el sector, para luego evitar continuar con la conversación.
Personas que transitaban por el lugar a pie afirmaron que, efectivamente, el lugar funcionaba desde las 23:00 horas, aproximadamente, y a veces veían mujeres ingresar con la cara cubierta. Sin embargo, nadie relacionaba directamente a Ascuí con “El Parcero”.
Ya en el sector urbano de Castro, algunas personas señalaron que Andrés Hernández era conocido por su trabajo de guardia en el Club, así como también por atender en el estacionamiento. “Era bien conversador”, señalaron algunas personas.
El estacionamiento se mantuvo cerrado durante los días que Hernández esperó su formalización, afirmaron algunas personas.
En el informe policial de la PDI al cual tuvo acceso Bío Bío y donde se detalla la confesión del presunto homicida, uno de los carabineros que le tomó la declaración reafirmó el apodo del imputado, confirmando el trabajo en el club nocturno de esta persona, a quien solía fiscalizar por manejar sin licencia de conducir.
“El miércoles sólo bebimos en la tarde porque en la noche ella se fue al lugar donde trabajaba, que era el Grado 33”, asegura el autor confeso en su declaración a la PDI.
Ninguno de los conocidos de María Angélica que haya conversado con Bío Bío, fuera o dentro de micrófono, afirmó haber sabido que ella pudiera concurrir al citado local. Algunos lo negaron rotundamente.
El último día
“Todo el día era mamitis con ella, todo el día hablando”. Así describió Arnoldo la relación que María Angélica mantenía con sus hijos pese a la distancia. Fue esa relación la que alertó de algo extraño.
Ascuí fue a su casa en Llaullao por un par de días, como era de costumbre; sin embargo, dejó de responder las llamadas a sus hijos, por lo que estos se preocuparon y se pusieron en contacto con Víctor, la pareja de su madre.
“Empezaron a no tener llamadas. Víctor tampoco, pero yo le conozco, es más relajado, se lo toma con calma. Al otro día llamó el hijo y le dice “tú tranquilo”. Yo soy testigo que ella se comunicaba todos los santos días con sus hijos.[…] Entonces Víctor fue a la casa. Vieron en la casa de la Angélica, tocaron y nada. Revisaron los alrededores de la casa. Ya habían limpiado todo. No notaron nada raro. Después fueron a golpear a la puerta de él. Apareció este tipo y les dice que la señora le había arrendado el auto por unos días. Él vio que había pedido un Uber y que dijo que se iba para Santiago. Dijo que tomó una maleta y que se iba para Santiago”, relató Arnoldo.
Tal como señaló la hija en conferencias de prensa, y cercanos de la pareja, fue ese momento el que levantó las alertas y determinaron interponer una denuncia por presunta desgracia. Las policías revisaron los terminales y no había registro de la salida de Ascuí del archipiélago.
Días más tarde, una llamada anónima informó del hallazgo del cadáver. La noticia remeció a la comunidad castreña por la brutalidad del crimen.
El cuerpo de María Angélica Ascuí fue llevado por sus hijos hasta Santiago, dónde fue velada en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Las Condes. Sus funerales se realizaron el mismo día en que en el Juzgado de Garantía de Castro se le imputaban cargos a Andrés Hernández, autor confeso de este horrendo crimen.
Finalmente la familia presentó una querella por homicidio calificado, mientras que el tribunal determinó la prisión preventiva de Hernández. La defensa de éste no descarta recurrir a la Corte de Apelaciones, aludiendo la “colaboración en el esclarecimiento de los hechos y la irreprochable conducta anterior” de “El Parcero”.
Este artículo describe un proceso judicial en curso
Existe la posibilidad de que los cargos sean desestimados al finalizar la investigación, por
lo cual NO se debe considerar al o los imputados como culpables hasta que la Justicia
dicte sentencia en su contra. (Artículo 04 del Código Procesal Penal)