"No llame a nadie, señora": los relatos que inculpan a patrón de lancha en tragedia de Bahía Mansa

"No llame a nadie, señora": los relatos que inculpan a patrón de lancha en tragedia de Bahía Mansa

Felipe Díaz Montero

Periodista de Investigación en BioBioChile. Colaborador en el área de Prensa

Jueves 30 enero de 2025 | 17:57

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Testimonios contenidos en el expediente judicial reconstruyen la tragedia ocurrida el pasado domingo cuando siete personas perdieron la vida tras el naufragio de una embarcación en Bahía Mansa. La investigación de la Fiscalía de Osorno descubrió que el piloto de la lancha no contaba con los permisos necesarios para zarpar, sobrecargó de pasajeros la nave y fue el primero en asegurarse un flotador. "Se salvó solo", declaró una testigo.

—Una señora se puso histérica y dijo “voy a llamar a los Carabineros, a los marinos”. El encargado decía “no llame a nadie, señora. Si estamos bien… tienen que estar tranquilos”.

Deisy figura en el listado de las 27 personas que sobrevivieron a la tragedia ocurrida el domingo recién pasado en Bahía Mansa. Ella y sus familiares iban a bordo de la lancha Río Cholguaco que se hundió frente a las costas de la provincia de Osorno.

Su testimonio fue clave para que este jueves la Fiscalía de Osorno consiguiera la prisión preventiva del patrón de la nave, R.A.P.C. (nombre omitido por orden del Juzgado de Garantía de Osorno), acusado por la fiscal jefe de la ciudad, María Angélica de Miguel, de siete homicidios simples y 24 delitos de lesiones menos graves. Eso, tras ser apuntado por sobrecargar la nave y zarpar sin contar con la licencia respectiva al día. Una cadena de errores que costaron la vida a siete personas.

Incluso, según el testimonio de la testigo, el hombre a cargo de la embarcación fue uno de los primeros en asegurarse con uno de los botes de emergencia lo que le permitió escapar sano y salvo.

“Se salvó solo”

Deisy atestiguó ante detectives de la Brigada de Homicidios de Osorno horas después del naufragio de Río Cholguaco. Una embarcación menor que —pese a no contar con los permisos de Sernatur— era utilizada periódicamente para el transporte de turistas en la zona.

De acuerdo a documentos de la Armada, tenía capacidad para 26 personas (con tripulación incluida). Sin embargo, la tarde del domingo salió en dirección a Bahía Mansa con 34 almas a bordo. Una sobrecarga que -según la indagatoria- fue un factor determinante en la tragedia.

En su alocución, la mujer contó a la policía que el viaje lo habían planeado hace unas tres semanas junto a 20 familiares y conocidos suyos. ¿El costo del ida y vuelta desde Bahía Mansa a Caleta Cóndor? $27 mil por persona.

—Salimos desde un muelle de la playa a las 16:40 (horas). Estábamos los 21 pasajeros, pero el mismo sujeto que nos había traído desde Bahía Mansa esta vez pasó a otro muelle, el que se llama ‘El Terminal’ y ahí se subieron como 10 personas más. A nosotros nos pareció extraño ya que habíamos pagado por un viaje especial exclusivo —partió señalando.

Ya con la embarcación en curso, y mar adentro, los pasajeros comenzaron a percatarse que el oleaje “estaba muy fuerte”.

—Recuerdo que no todos estaban con chalecos salvavidas, no había para todos. El que estaba como a cargo del bote, que no sé su nombre, decía que estaba acostumbrado a navegar así, que estas marejadas “no eran nada”. Esto, pese a que nosotros le decíamos que estaba muy fuerte el viento y (había) mucha lluvia. En un momento esta persona, que era quien manejaba la embarcación, nos dice que estábamos a 20 minutos de llegar.

Ante el nerviosismo demostrado por buena parte de los turistas, R.A.P.C. les habría comentado que la Armada los tenía posicionados por GPS y que estaba monitoreando en todo momento. Algo que según el Ministerio Público no era cierto. Es más, el permiso de navegabilidad para que la Río Cholguaco zarpara esa tarde ni siquiera estaba a su nombre, sino al de su padre, dueño de la embarcación. R.A.P.C. tenía su licencia vencida por lo que, en el papel, no podía estar al mando.

—Mi tío, de nombre José Guzmán, le avisó que al motor de reserva se le había salido la linga, que se pasó a caer —acotó la testigo.

Según ella, el patrón de la nave quiso ir a verificar. Por eso, dejó a un joven pasajero a cargo del timón.

—Le dio como instrucciones de cómo hacerlo. Luego este chico como que le dio miedo y otro hombre dice que él lo podía hacer, tenía como pinta de militar. También recibió instrucciones del encargado, que ‘enfrentara las olas de frente’ (le dijo) y la lancha comenzó a dar vuelta en círculos.

Y ahí vino lo peor.

De acuerdo con el testimonio, en ese momento la embarcación comenzó a hacer agua. En eso, asegura la mujer, el patrón de la lancha le gritó al hombre que voluntariamente se había hecho cargo del timón: “¡Dobla para el otro lado!”.

El mismo R.A.P.C. intentó hacer funcionar —sin éxito— una motobomba con la que pretendía sacar más rápido el agua que entraba a la lancha.

—La motobomba nunca funcionó, fue mucho rato —dijo Deisy.

Y añadió:

—Algunos pasajeros comenzaron con lo que tenían a mano a tirar agua para afuera y el encargado gritaba muy fuerte: “¡Tienen que colocarse todos en la punta de la lancha para hacer contrapeso!”. Una señora se puso histérica y dijo ‘voy a llamar a los Carabineros, a los marinos’. El encargado le decía, ‘no llame a nadie, señora, si estamos bien… tienen que estar tranquilos"”.

Desde ahí, afirmó la testigo, “todo fue muy rápido”.

—Seguía entrando agua, yo estaba en la segunda fila y mi marido en la primera. Mi hijo de siete años estaba durmiendo al lado mío, le puse un chaleco salvavidas grande… no había con qué romper los vidrios, la lancha ya se estaba hundiendo. Ahí me di por muerta, pero escuché a mi hijo gritar y saqué fuerza y comencé a luchar con el agua, con las olas, una tras otra. Estuvimos como una hora más o menos en el agua luchando, estaba muy lejos de la orilla, intentamos nadar. Un militar abrió dos flotadores, uno de ellos estaba lleno de gente y en el otro de los flotadores estaba el encargado… se salvó solo. Luego llegaron los pescadores y lo ayudaron —remarcó.

Según lo descrito por la testigo, la escena fue, derechamente, estremecedora. Tuvo que elegir entre salvar a su hijo o a su mamá y su padrastro.

—Mi marido José también estaba ahí. Mi mamá y mi padrastro intentaban luchar contra las olas y en un momento de su desesperación agarraron el salvavidas de mi hijo, pero le dije, con todo el dolor de mi corazón a mi marido, que los soltara para que no hundieran a mi hijo. Si no, nos íbamos a morir todos.

Olas muy altas

Héctor, otro de los testigos que iba a bordo, confirma la sobrecarga de la embarcación. Él perdió a sus padres, su hermana, un cuñado, una sobrina y una conocida en el hundimiento.

—El patrón de la embarcación pasó a buscar personas a dos muelles más (después de zarpar en caleta Cóndor) en el mismo sector. Yo calculo que se deben haber subido unas 10 personas más. Debido a que no había asientos, venían personas de pie e inclusive en el techo. Recuerdo que no todas las personas traían chalecos salvavidas —declaró.

El mismo testigo detalló que, mientras iban en el viaje aproximadamente entre las 18:35 y las 18:40 horas, observó que el mar “estaba malo”.

—Había olas muy altas, momento en que escuché que el patrón de la nave dijo que algo había pasado en el motor y en la bomba de agua… yendo a ver él, dejando a otra persona en el timón. Era un hombre joven de 20 años aproximadamente. Como no le funcionaba la bomba y se le estaba llenando la embarcación con agua, todos comenzamos a sacar el agua e incluso el patrón de la embarcación cortó un bidón para sacar agua, escuchando a personas desesperadas… instancia donde se comenzó a hundir —complementó.

Con todo, el tribunal osornino resolvió conceder la prisión preventiva solicitada por la fiscal María Angélica de Miguel, desechando los argumentos del defensor penal público que representó al patrón de la embarcación. Este último apuntó a que no existió dolo, como planteaba el ente persecutor, en la actuación del sujeto de 35 años. Afirmando también que existían declaraciones de testigos que afirmaban que todos iban con chaleco salvavidas.

Sea como sea, el juez otorgó 150 días de plazo de investigación considerando las diligencias pendientes, como la reflotación de la nave, en contraposición a la postura de la Defensoría Penal Pública que pidió un plazo de 30 días.

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