Vista aérea de Megapuerto de Chancay | Gob.pe

Fentanilo y redes criminales: las otras amenazas del megapuerto de Chancay

19 diciembre 2024 | 06:00

La inauguración del nuevo megapuerto de Chancay (Perú) ha despertado preocupación en los sectores económicos de Chile y otros países de la zona por la alta competitividad que traerá sobre la actividad portuaria. Pero un estudio realizado por los investigadores Douglas Farah y Pablo Zeballos alertó sobre otros riesgos del masivo proyecto que no se han mantenido en la discusión pública: aquellos ligados a seguridad, como el incremento de componentes de drogas sintéticas, la llegada de grupos de crimen organizado a puertos chilenos y la facilitación de movilidad para economías ilícitas a través de las nuevas rutas trans amazónicas. Los detalles del estudio, y análisis de Farah, los expone la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

Con un apretón de manos y una sonrisa de oreja a oreja el presidente de China, Xi Jinping, y su homóloga peruana, Dina Boluarte, inauguraron el Terminal Portuario Multipropósito, también conocido como megapuerto de Chancay, que unirá sudamérica con Asia en un masivo proyecto que promete transformar la economía de la zona.

Sin embargo, la felicidad no recorrió el resto del continente americano, con las alarmas activándose inmediatamente por la competitividad que el tamaño y ubicación le entregarán, quitándole relevancia a los puertos de San Antonio y Valparaíso en Chile, o el canal de Panamá. Así lo advirtieron distintos economistas, reparando en la posibilidad de Chile de quedarse atrás.

No obstante, las malas noticias no terminan ahí, y es que un reciente informe preliminar publicado por la Coalición Internacional contra las Economías Ilícitas (ICAIE) y el equipo de investigadores IBI Consultants LLC –cuyos autores son Douglas Farah y Pablo Zeballos– llamó la atención sobre posibles riesgos de seguridad en un puerto que “opera con numerosas anomalías”. Entre los elementos que destacaron, se encuentra la posible proliferación en la zona de componentes de drogas sintéticas provenientes de China y la llegada de grupos de crimen organizado a puertos chilenos por la disminución de medidas de seguridad que podría ocurrir en caso de requerir disminuir costos.

“Es probable que el puerto de Chancay, que opera con numerosas anomalías que caracterizan a las inversiones estratégicas chinas, sea el catalizador de un profundo reajuste de la oferta y el comercio lícitos e ilícitos de América del Sur”, indica el estudio. “Este realineamiento tendrá múltiples efectos colaterales y probablemente creará nuevas economías ilícitas y ecosistemas en torno a esas economías que plantearán retos estratégicos de seguridad nacional a Estados Unidos y sus aliados en la región, en un mundo de amenazas interconectadas”, agrega.

El periodista estadounidense Douglas Farah, uno de los autores del informe, conversó con Radio Bío Bío sobre la investigación realizada y las amenazas de seguridad para Chile y la región.

Se abre una ventana

“La inauguración de las operaciones en el megapuerto de contenedores de Chancay, Perú, controlado por China, el 14 de noviembre de 2024, probablemente represente un momento de transformación en las líneas de suministro globales y en la correlación de fuerzas de las Grandes Potencias en el hemisferio occidental”, comienza a relatar el estudio titulado “Entendiendo los desafíos estratégidos del puerto de Chancay en el contexto regional”.

Efectivamente la magnitud del impacto del megapuerto de propiedad de la empresa estatal china Cosco Shipping (60%) y la minera peruana Volcán (40%) es algo que ya ha sido comentado por distintos especialistas. Chancay no solo tendrá la capacidad de recibir embarcaciones con mayor capacidad de carga que otros puertos de la zona, sino que, como indicó Boluarte en la inauguración, la provechosa ubicación a unos 80km de Lima va a permitir que el traslado de los productos se reduzca 10 o 12 días, significando un gran ahorro para quienes lo utilicen y convirtiéndose en la nueva puerta de entrada a Sudamérica desde Asia.

Es por esto que puertos como los chilenos se enfrentarán a una agresiva competencia, teniendo que pensar desde ya en los esfuerzos para mejorar la eficiencia y mantenerse en la contienda.

De acuerdo al informe publicado el pasado noviembre, uno de los posibles efectos colaterales es la necesidad de recortar gastos que surgirá en los otros puertos de la zona, lo que probablemente se traducirá en la disminución de medidas de seguridad.

Esto crearía un escenario para que ciertas bandas de crimen organizado identifiquen ahí la apertura de una ventana por la cual ingresar, desplegándose hacia aquellos puertos que quedarán más vulnerables.

Esto se podría ver también impulsado por el impedimento de los controladores chinos de Chancay de dejar que aquellos grupo se acerquen al mega proyecto, comúnmente recelosos de ser identificados con este tipo de agrupaciones. Tal como indica el estudio, “reducir los ya precarios protocolos de seguridad sería una opción atractiva para las organizaciones criminales transnacionales aisladas del operativo Chancay”.

En conversación con radio Bío Bío, Douglas Farah comentó sobre cómo organizaciones criminales como el Tren de Aragua se han destacado por identificar debilidades en los sistemas, para así aprovecharlas a su voluntad. Un ejemplo de aquello, es cómo la banda venezolana notó que en Chile la prostitución solía funcionar de forma independiente, encontrando ahí una oportunidad de negocio.

“Chile se encuentra en la situación más frágil. Debido a que es conocido mundialmente por sus puertos eficientes y bien administrados. Valparaíso y otros puertos cruciales seguirán siendo atractivos para muchos transportistas más pequeños, sin embargo, si la seguridad se vuelve más floja, estos puertos serán ideales para organizaciones criminales transnacionales que necesitan seguir teniendo acceso a puertos con el mayor nivel de impunidad disponible”, se lee en el documento.

Drogas sintéticas

Otra preocupación que llamó la atención de los investigadores, es la posibilidad de proliferación del tráfico de drogas sintéticas en la región. La inquietud obedece a un estudio publicado por el think tank InSightCrime que reveló que más del 80% de los precursores químicos utilizados en América del Sur para manufacturar drogas sintéticas –principalmente fentanilo y metanfetamina–, se originan en tres provincias de China, siendo, según describe el estudio “altamente probable que muchos de estos productos entren a la región a través de Chancay bajo la protección del Estado chino”.

La experiencia hace creer a los especialistas que el megapuerto se podría convertir entonces en una puerta de entrada para aquellas sustancias, sobretodo teniendo en cuenta lo que Farah describió como un circuito cerrado de información que funciona alrededor del puerto manejado en su mayoría por un Estado chino conocido por su hermetismo, y una aparente falta de control externo sobre lo que entra y sale de Chancay. Esta misma impenetrabilidad ya generó problemas anteriormente en la zona con la llegada de la estación espacial china de Neuquén, Argentina, en 2017, cuyo secretismo sobre las actividades realizadas alertaron en su momento a distintas autoridades a nivel internacional.

De tal manera, en estudios realizados en otros países de latinoamérica en los que China ha obtenido poder en la entrada y salida de productos, por ejemplo en México o en Honduras, el investigador ha detectado un aumento en la proliferación de componentes de drogas sintéticas seguido del incremento del control chino, con dudas razonables sobre el contenido de las importaciones del gigante asiático.

Las rutas del crimen

Una tercera preocupación ligada a las posibles amenazas de seguridad viene de la mano con el proyecto de carreteras trans amazónicas que acompañará al puerto, facilitando así el movimiento por tierra hacia y dentro del puerto con Bolivia, Brasil y Paraguay.

Farah comentó que una inquietud sobre la oportunidad que estas nuevas rutas que en unos años cruzarán todo el continente, desde Chancay a Santos, darán a la movilidad de economías ilegales ya establecidas en la región amazónica, como la minería ilegal, el cultivo ilegal de hoja de coca, el narcotráfico, la deforestación y el contrabando de especies.

De tal manera, surge la duda sobre el control que cada nación tendrá que mantener sobre aquellas carreteras, para evitar que funcione como un paso para aquellas ilicitudes.