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El último viaje de Daniela Olate: el femicidio que develó el drama de la conectividad en zonas rurales

17 noviembre 2024 | 06:05

11 años antes de que a Daniela Olate la mataran, apareció en televisión asegurando que el transporte público era insuficiente y limitado entre Concepción y Florida. En ese entonces, dijo que su realidad era hacer dedo para que alguien los llevara hasta la escuela. El día que José Morales la mató, pasó un escenario similar. El bus que esperaba para volver a su casa nunca pasó y Morales le ofreció llevarla de manera simulada. Su plan, según fiscalía, siempre fue dañarla. Ahora, su familia exige cadena perpetua y mayor protección para las mujeres, sobre todo de áreas rurales.

—Mi amor, yo voy a ir a petrolear la camioneta para seguir buscando a nuestra hija. Descanse, duerma un ratito y yo vengo para acá.

Luis Olate había tenido una noche dura. Después de pasarse más de 24 horas despierto decidió volver a su casa para que su esposa recuperara fuerzas. No había dejado de llorar desde el día anterior y ella misma le pidió un momento de respiro. No saber nada de su hija, Daniela Olate Venegas, la tenía desesperada. A ella y a toda la familia.

Luis la dejó en su casa en el sector San Jorge, a unos 26 minutos de Concepción. Después se devolvió para echarle petróleo a su camioneta y tener el tanque lleno para seguir buscando a su Danielita, como la llamaba él. No tenía noticias de ella desde el día anterior, cuando salió camino a Florida para entregarle unos medicamentos a sus abuelos en el sector rural de Los Álamos. A las 12:16 de la tarde perdió toda pista sobre su paradero. La única certeza era que se había subido al auto de un “caballero” porque el bus de regreso nunca pasó. Algo típico de feriado o de fin de semana: el transporte era —y es— escaso. O nulo.

Estaba terminando de cargar cuando escuchó que en la Radio Bío Bío informaban sobre el hallazgo de un cuerpo en Florida. Eran poco más de la una de la tarde. Según él, nunca se le pasó por la mente que podría ser su hija. La noticia ni siquiera le afectó. Estaba mentalizado en regresar a la búsqueda y encontrarla con vida.

De regreso a casa lo llamó su hermano y le preguntó dónde estaba. Fue breve, sólo le pidió que estuviera atento al teléfono.

—¡¿Por qué?! ¿Encontraron a mi hija? —le preguntó Luis. Pero su hermano le respondió que no. Que sólo se quedara atento a su móvil.

Era mentira. El cuerpo de su hija había aparecido en un fundo forestal minutos antes. Lo único que hasta entonces fiscalía no confirmaba era la identidad. En el lugar ya estaba su hija mayor —y su hermano—, quien pedía desesperada que de una vez por todas le explicaran si era o no su hermana Daniela.

Luis estaba confundido en su casa. Nadie le decía nada y la tragedia ya era inminente, sobre todo cuando lo volvieron a llamar para avisarle que una vecina estaba fuera de su casa esperándolo para manejar su camioneta. Para él, eso no tenía ni patas ni cabeza. Nunca pasaba su vehículo y no captaba por qué alguien manejaría por él. No puso más trabas. Se subió con su esposa y su hija menor. La vecina hizo de conductora.

—Yo le dije, vecina ¿encontraron a mi hija? —recuerda que insistió por segunda vez. La respuesta nuevamente fue negativa, aunque él por dentro ya lo sabía: las señales cada vez eran más obvias.

Cuando llegaron al fundo vio el escenario de la Policía de Investigaciones montado y entendió todo. La noticia que escuchó en la radio, la llamada de su hermano, que le hubiesen enviado a su vecina.

—Quedé mirando y dije: encontraron a mi hija, encontraron a mi hija.

Desconexión rural

Daniela Olate (23) tenía una rutina marcada. Salía de clases del Instituto Virginio Gómez de Concepción y se iba directo a la casa. Cuando estudiaba en el Liceo Insuco era similar. A veces su hermana mayor, Belén, se ofrecía para llevarla en vehículo y otras tantas para traerla de vuelta. Aunque vivían a 20 minutos de Concepción ambas sabían que el transporte era escaso, y de noche, peligroso.

Belén lo sabe mejor que nadie. Antes era peor.

—En mi tiempo viajaba a las 6:00 de la mañana y quedábamos abajo. Ahí teníamos que estar haciendo dedo y siempre nos íbamos con otra persona para no irnos solas —rememora.

Junto a Constanza (21), su hermana menor, crecieron en San Jorge, un apartado de Concepción pero que sigue perteneciendo a la ciudad. Admiten que es una población pequeña, con una señal de teléfono paupérrima y una locomoción limitada, pero es un sector tranquilo.

—No ha llegado la maldad. Es una población tan pequeña que somos todos vecinos.

En ese entorno creció Daniela. Su hermana dice que era tan inocente que se creía hasta las mentiras. Cuando salió del colegio quiso estudiar veterinaria pero terminó en mecánica. Un caos de principio a fin. No sólo era la única mujer en la carrera sino que nunca le gustó. Su familia nunca entendió por qué tomó esa decisión que dejó a los meses para ponerse a trabajar.

Más tarde ingresó a Técnico Laboratorista Clínico y Banco de Sangre del Virginio Gómez. Hizo su práctica en el Hospital Regional y su sueño era seguir ahí una vez egresada. Lo único que le faltaba recibir eran las evaluaciones. Luis, su papá, confiesa que su hija se quedaba hasta las tres de la mañana estudiando, que se esforzaba.

Daniela nunca se enteró porque la mataron antes de titularse, pero salió con honores: fue el segundo mejor promedio de su generación.

—Cuando la velaron llegaron las señoritas que estaban a cargo de la práctica de la Dani y le tenían listo su cupo (en el hospital). La niña nos dijo que era muy educada, aprendía muy rápido. Fue buena alumna —cuenta Belén.

Falta de transporte

Vivir en San Jorge nunca fue fácil. Ahora, al menos, agradecen que exista una pasarela que se terminó de construir recién en 2017. Ese tramo de la Ruta 146 que une Concepción con Cabrero no incluía originalmente el paso peatonal que hay en el presente. Antes los vehículos debían dar una vuelta por el cruce Agua la Gloria que significaban 6 kilómetros adicionales.

—Para que esa pasarela estuviera ahí donde estamos tuvimos que hacer protestas. No fue así que estuviera en el proyecto —relata Luis.

La estructura actual es imponente, aunque sólo sirve para peatones con resistencia física. Para sillas de ruedas o movilidad reducida, imposible. Para adultos mayores, un desgaste desmesurado. En su caso, la vuelta larga es la única opción.

Pese a todas esas condiciones Daniela no se quejaba. Su familia nunca la oyó alegar por la poca conectividad o la falta de transporte. Buscaba matar el tiempo de otras formas: encerrarse a leer novelas y escuchar música. Y aunque Daniela casi no salía de casa, mucho menos sola, fueron varios los factores que hicieron que la mañana del 16 de julio se dirigiera camino a Florida para dejarle unos medicamentos a sus abuelos.

Camino a los abuelos de Daniela.

Ese martes, feriado, era día de las Carmen y su madre iba a celebrar su santo en un campo cerca de Cabrero. Daniela y Constanza no quisieron ir. Prefirieron quedarse acostadas. Belén se comprometió a llegar al almuerzo. Antes pasó a la casa en San Jorge y confirmó que sus hermanas seguían durmiendo. Eran cerca de las 9:30 cuando Daniela despertó y le preguntó la hora.

—Y me dice: ¡Oyy ya, me voy a levantar! Y yo le digo ¿para dónde vas? No, voy a dejarle los remedios a la abuela. Mi mamá me pidió el favor. ¿Y vas sola? Le dije yo. Sí, porque la Cony no quiere ir conmigo, respondió. Ya, le dije yo, cuídate. Te hubiese ido a dejar pero voy para el otro lado —recrea Belén de ese momento.

Le pidió que la llamara cuando llegara. Y lo hizo cuando se bajó en el paradero de Los Álamos después de un viaje de 40 minutos en bus. Enseguida caminó otros 20 minutos por un camino de tierra. En este último tramo se sacó una foto con su celular que más tarde serviría para georreferenciar sus pasos. Cuando llegó donde sus abuelos le ofrecieron un desayuno y almuerzo que Daniela rechazó. Se excusó que Constanza la estaba esperando con comida en la casa. Según su tía, llegó cerca de las 10 y se fue una hora más tarde.

De vuelta hizo el mismo recorrido para llegar a San Jorge. La única diferencia es que cruzó la carretera para esperar el bus del otro lado.

Un bus que nunca pasó.

Un problema permanente

—Si no pasaba el bus teníamos que esperar hasta las 9:00 (…) o parar autos de desconocidos e irse para la escuela.

Daniela ya había vivido el problema de que el bus no pasaba y se quedaba esperando. Sus palabras, de 11 años atrás, hoy se erigen casi como un presagio. Cuando tenía sólo 12 años ya había advertido que la conectividad era mala y el transporte público paupérrimo. Lo reveló siendo una niña frente a una nota de televisión que realizó Canal 9 Bío Bío.

Sin saberlo, esas mismas condiciones se extenderían por más de una década y serían las que propiciaron que abordara un auto de un desconocido que la terminó matando el 16 de julio de este año.

La noticia mostraba un proyecto de 2013 en el que se comprometió transporte gratuito para 3 mil estudiantes de sectores rurales de Concepción. Eran buses que estarían disponibles para 16 comunas y favorecerían a 50 escuelas durante tres años. Daniela, que integraba a los cerca de 30 alumnos que estudiaban en la Escuela Fundo Chanco, también se beneficiaría.

Pero como nada cambió, el día de su muerte Daniela debió repetir el mismo patrón: se quedó esperando un bus para San Jorge que no pasó. Al mismo tiempo, del otro lado de la Ruta N-48 venía José Morales Morales que manejaba un Toyota Corolla rojo con destino a su casa en Florida. Justo cuando pasó frente al paradero de Los Álamos vio a Daniela. Eran las 12:12. Avanzó unos metros, se estacionó y se quedó pensando unos minutos si volvía a buscarla. Y lo hizo.

—Me llamó la atención físicamente, me gustó su cuerpo y ella en general porque era flaquita y bajita —confesó él mismo.

Le ofreció llevarla a Concepción y Daniela aceptó. Antes de subirse su hermana le escribió:

—¿Ya vienes de vuelta?
—Sí, un caballero me lleva— le respondió por última vez.

José Morales no demoró en matarla. Daniela lo supo cuando se desvió de la ruta y asustada le espetó: “¡¿Qué estay haciendo?! ¡¿Para dónde vamos?! ¡¿Por qué nos desviamos?! Morales protestó. Le gritó que se callara y que no le iba a pasar nada, que no se soltara el cinturón.

—Seguí manejando por ese camino interior mientras Daniela me pasaba su teléfono diciéndome que era lo único de valor que ella tenía. Daniela iba asustada. Yo nunca me detuve, seguí manejando —declaró.

Fue entonces cuando la apuñaló por primera vez. Según el informe del Servicio Médico las primeras estocadas fueron mortales.

—Después de esa herida ella trató de bajarse, pero no pudo. Yo le grité: “¡No te saques el cinturón!” —dice el imputado.

En total le dio tres cuchilladas al interior del auto con la mismo navaja que abría las paltas en su puesto de la Vega Monumental. A los minutos la desvistió y la obligó a que se tocara.

El único culpable

Ese día era la primera vez que Daniela iba sola donde sus abuelos. Su hermana aclara que mientras esperaba el bus nunca hizo dedo ni tampoco pidió que la llevaran. Fue él quien siempre tuvo la intención de dañarla apenas la vio. Fiscalía también lo sostiene y apuntan que solo fingió trasladarla hasta Concepción de manera simulada. Su verdadero plan era realizar una acción sexual.

—Daniela yo creo que dijo que sí a la persona que la traía, yo creo que para llegar a su casa, era feriado, el bus no pasaba… Él vio la oportunidad porque no había nadie —asume su hermana.

Después del mensaje que le envió Belén a Daniela comenzó a llamarla y el teléfono sonaba apagado. A las 14:00 horas Constanza avisó que su hermana no había llegado a casa y todos comenzaron a impacientarse. Belén tenía la esperanza que la hubiesen dejado a mitad de carretera en algún lugar sin señal, lo que era muy probable en esa zona. Se dio cuenta que la situación era grave cuando hizo el mismo recorrido que Daniela y no la vio en ninguna parte del camino. Llegó hasta Florida y dejó una constancia en Carabineros.

—Ahí le dije a mi mamá que Daniela no estaba perdida, a Daniela algo le había pasado.

Con la noche encima comenzó la desesperación. Recorrieron todos los caminos posibles entre Concepción y Florida. Llamaron a otros familiares y amigos. Ingresaron por los puentes. Solo frenaban cuando se topaban de frente los unos con los otros.

—Hicimos prácticamente casi el mismo recorrido que hizo este hombre, pero la diferencia es que nosotros, cuando llegamos a la carretera pasamos de largo, no nos metimos en el camino de ahí.

Ese camino que mencionan es un punto que no registra ninguna aplicación de georreferenciación. Es un desvío que sólo alguien conocedor de las tierras puede encontrar tan fácilmente. Ahí es donde ingresó José Morales y arrojó el cuerpo de Daniela, en un fundo que pertenece a Forestal Arauco. Después de dejarla desnuda entre matorrales se fue a su casa, lavó su vehículo y compartió una comida con su pareja e hijos. Actuó indiferente.

Tres días después el cuidador del terreno encontró a Daniela y avisó a Carabineros. Belén también se enteró y se fue directamente hasta el Fundo Lo Carrasco. Lo primero que hizo fue preguntarle al caballero que la halló algunas características que coincidían con la ropa que vestía su hermana. A las horas, con toda la familia presente, fiscalía confirmó que se trataba de Daniela Olate.

La fiscal Carmen Luz Flores explicó a BBCL Investiga que además de las cámaras del sector y pruebas levantadas en el fundo, también hay evidencia que se encontró en el vehículo de Morales Morales.

—El Ministerio Público está convencido que la persona que tenemos formalizada como autor ejecutor es precisamente la que cometió el delito el 16 de julio de este año. La causa está con muchas diligencias que precisamente acreditan el hecho y la participación del imputado, y son diligencias importantes, diligencias científicas.

José Morales está en prisión preventiva desde el 24 de julio.

José Morales

Horarios sin orden

Aunque para la investigación no es una limitante que el homicidio ocurriera en un área rural, sí es un “elemento relevante” según la fiscal. De partida, porque no hubo ningún testigo. También porque las cámaras de seguridad son limitadas. Y por último, porque estaba esperando una locomoción escasa en un paradero simulado que ni siquiera tenía la caseta desde ese lado de la ruta.

—Esos son algunos problemas que se presentan en ciertas investigaciones, en base, precisamente al lugar, al sitio del suceso donde se inicia el hecho. Porque la víctima es abordada en ese sector, la toma esta persona, la lleva en su vehículo y con el desenlace que todos sabemos. Entonces claramente no es el centro de una ciudad donde hay cámaras, donde hay más personas, más testigos que podrían haber contribuido a una investigación más rápida, aunque esta fue bastante rápida en ubicar al sujeto. Pero claro, es una dificultad por cierto —agrega.

Actualmente en el tramo Concepción-Florida solo operan tres líneas de buses de empresas privadas, salen desde las 6:00 hasta las 21:00 horas, de lunes a domingo. Pero la frecuencia, explican desde la Seremi de Transportes, depende del operador.

—No se encuentran regulados y operan bajo el Decreto Supremo 212, no siendo exigible frecuencias ni horarios por parte del Ministerio de Transportes —admiten.

Según los vecinos del sector Los Álamos, donde viven los abuelos de Daniela, el problema principal son los feriados y fin de semana. Los otros días pasa con frecuencia, cada media hora aproximadamente. A eso se suma que luego de bajarse en la carretera hay que meterse por un camino sin pavimentar. Quienes viven ahí no tienen ni agua potable ni alcantarillado. Funcionan con pozo y tanques, o punteras. Varios de ellos tienen vehículos y a veces aprovechan de llevar a su vecinos. Otros, esperan el transporte público.

—Después de lo que pasó, somos todos tímidos. Antes éramos todos conocidos aquí, pero cuando pasó esto la gente quedó toda tímida —dice uno de ellos.

—¿Es típico que hagan dedo para viajar?

—El problema es que uno no sabe con quién choca. Antes yo mismo iba a Florida, paraba un vehículo y me encaletaba nomás porque nunca había pasado nada. Ahora no, ahora toda la gente que llega a andar en vehículo tiene que conocerlo, sino no se sube. Yo le tengo dicho a mi señora, conocer a la persona mejor.

A raíz de lo que pasó, la Seremi de Transportes realizó una mesa de trabajo junto a los municipios de Concepción, Florida, las empresas de buses y vecinos. El objetivo es mejorar la conectividad entre ambas comunas. En concreto, que oficialicen formalmente los horarios de fin de semana y construir paraderos.

—Asimismo, desde Seremi Transportes Biobío se tomó la decisión de incorporar un nuevo servicio regulado a través de subsidio para otros sectores rurales de Florida, el cual se encuentra en proceso, por lo cual se llevó a cabo una participación ciudadana para definir recorrido rural.

Castigo perpetuo

Cuando fue el velorio de Daniela llegaron los alcaldes de Concepción y Florida. Este último se comprometió a mejorar la conectividad de una vez por todas. Su comitiva municipal, integrada por su propio alcalde Rodrigo Montero, viajó hasta Santiago para reunirse con el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, para plantearle los problemas y buscar una solución.

—El Ministerio, con su equipo, mencionó la posibilidad de gestionar financiamiento a través del Gobierno Regional, lo que permitiría un trabajo conjunto como una opción viable que ya estamos explorando —afirmaron a este medio el municipio de Florida.

Esto se traduce en que iniciarán un recorrido desde las 7:30 hasta las 17:30 para que pase por distintos sectores rurales.

—Como municipio estuvimos presentes en cada momento, proporcionando información para las diligencias y brindando apoyo psicológico a la familia. Esperamos que este caso reciba toda la severidad de la ley, como un acto de justicia para Daniela y para todos los floridanos —agregó el alcalde Montero.

El mismo día que despidieron a Daniela y le hicieron un último recorrido por San Jorge, les avisaron que habían detenido a José Morales. Decidieron centrarse en ella. Lo otro pasó a segundo plano. Hasta ahora, que buscan y exigen protección para cada una de las mujeres expuestas a femicidios.

—Nosotros no nos vamos a quedar tranquilos hasta que le den cadena perpetua —asegura Belén.