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"Van a pillarte de una": las llamadas que marcaron caída por triple homicidio de carabineros en Cañete

30 julio 2024 | 12:34

Conversaciones telefónicas y declaraciones de testigos reconstruyen cómo —según la indagatoria— los hermanos Antihuen planificaron y ejecutaron la emboscada que terminó con tres carabineros asesinados. El tío de los implicados se terminaría transformando en pieza clave para la investigación. Las mismas evidencias dan cuenta de la peligrosidad de los imputados, quienes en más de una ocasión aseguraron abiertamente que eran capaces de matar.

—¡Ajá! Y te vai a Santiago y ahí van a pillarte de una.

Llamadas telefónicas, testimonios de testigos y pruebas recogidas en el sitio del suceso forman parte del cúmulo de evidencias reunidas en contra de los hermanos Antihuen Santi, quienes están sindicados como los autores de la emboscada que terminó en la ejecución de tres policías en la víspera de la celebración del Día del Carabinero. Felipe (29) y Yeferson (19) cayeron detenidos este lunes junto a su amigo Nicolás Rivas Paillao. Tomás (22), en tanto, uno de los líderes de la operación —según se desprende de la indagatoria—, sigue prófugo de la justicia.

De acuerdo a información recopilada por BBCL Investiga, a Rivas se le acusa de haber provisto de armas a los Antihuen para planificar el atentado que terminó con la ejecución de los uniformados Carlos Cisterna, Sergio Arévalo y Misael Vidal. Todo ello, mientras fiscalizaban el cumplimiento de la medida cautelar de un tío de los implicados, quien se transformó en pieza clave de la investigación en contra de los imputados.

Fue justamente él quien atestiguó que sus sobrinos, especialmente Tomás, preguntaron insistentemente por los horarios en que debía ser controlado por Carabineros. Incluso, lo invitaron a participar del ataque.

“Fondéate mierda”, dice que escuchó al momento de la emboscada, mientras se disponía a atender a los uniformados.

¿Estás bien?

Según información a la que accedió este medio, el tío de los Antihuen —cuya identidad se encuentra en calidad de reservada por la fiscalía— declaró en los días inmediatamente posteriores al ataque. Su testimonio permitió rápidamente descartar otras líneas investigativas y puso en el foco a quienes hoy están en el banquillo de los acusados.

De acuerdo a lo que se desprende de sus palabras, el ataque fue planificado durante al menos tres meses. En su alocución, el testigo revela que sus sobrinos Tomás y Felipe se acercaron asiduamente a él entre enero y febrero de este año. Le manifestaron directamente que “querían hacer algo” cuando Carabineros fuera a sacarle la firma. Ellos sabían que era fiscalizado por una patrulla regularmente, debido a que está sujeto a medidas cautelares en un causa derivada por infracción a la ley de armas y a la ley de drogas.

Quien le preguntaba por los detalles era Tomás: horarios, número de policías, etcétera. Llegaba siempre acompañado de sujetos oriundos de Huentelolén, en las cercanías de Cañete. Cuatro semanas antes del atentado, se dejó caer en la casa de su tío. Venía desde la playa. Le dijo que quería conversar. En la cita, le reiteró que “le hicieran algo a Carabineros”. El testigo pensó que Tomás pretendía “darle un par de tiros” a la patrulla”, así que se negó.

Cuenta que su respuesta alteró al imputado. Fue a su jeep en el que se movilizaba, sacó una escopeta Baikal y lo apuntó al pecho. Dice que lo amenazó: si veía algo de lo que iba a suceder y hablaba lo iba a matar a él y a su familia.

Justamente esa arma de fuego coincide con una de las pruebas encontradas en las afueras de la casa del testigo, donde finalmente se concretaría el ataque. Se trata de la parte trasera de una escopeta que se ajusta a las mismas características con la que fue amenazado.

Eran cerca de las 23:30 horas del día del ataque, cuando el tío de los imputados se percató de la llegada de los carabineros. Dice que se alistaba a salir cuando notó que algo raro sucedía: el portón de su casa estaba trancado, pese a que él siempre lo dejaba abierto para facilitar el trámite.

Se acercó a la patrulla pero sintió el cañón de un arma de fuego en el cuello. Intentó subirse al vehículo policial y cerrar la puerta, pero ya era tarde. Los disparos habían comenzado. Como pudo, corrió a refugiarse a su domicilio, mientras una voz le gritaba: “Éntrate, mierda”, “fondeáte, mierda”.

Asegura que una vez en su casa, el tiroteo se intensificó.

A los pocos minutos vio cómo la camioneta retrocede y sale en dirección al norte. A la mañana siguiente afirma que recibió un mensaje de Felipe. Le envió un emoticón, acompañado de un “¿estás bien?”.

“Pero si tú me querís matarme po”

Con los principales sospechosos en la mira y ya identificados, los investigadores dieron paso a la intervención de sus comunicaciones. Llamadas telefónicas dan cuenta de la peligrosidad de los imputados, quienes en más de una oportunidad amenazaron a familiares y parejas.

Para fines de mayo de 2024, Tomás ya sabía que era buscado. Una conversación fechada el 21 de ese mes con la madre de su hija desnuda problemas económicos del imputado. Ella le pidió que trabajara pero el respondió tajante que no podía aparecerse por los lugares que antes frecuentaba.

—¡Pero no voy a ir a hueviar pa allá! ¡Ponte vía oh! ¿Qué hueá te pasa? —se escucha decir a Tomás en la conversación.

El mismo inculpado le hizo saber que quería llevarse a la hija de ambos lejos, presumiblemente a la capital. Ella respondió:

—¡Ajá! Y te vai a Santiago y ahí van a pillarte de una.

Menos de una semana antes de ese intercambio, Tomás ya había deslizado de lo que era capaz. Para los investigadores, las conversaciones telefónicas permitieron confirmar la peligrosidad de Antihuen, quien en más de oportunidad manifestó abiertamente que podía matar a una persona. En la llamada, él le reprochó a la madre de su hija por una denuncia que ella había interpuesto en su contra.

—Y ahora me llegaste y me demandaste, dijiste que yo te quería matarte a ti —le dijo Tomás.

—Pero si tú me querís matarme po —retrucó ella.

—Quería matarte a tu papá y a ese culiao con el que andabai —zanjó él.

¿Cómo está la cosa pa allá?

La caída de Nicolás Rivas Paillao también estuvo marcada por declaraciones e intercambios telefónicos. Un testigo reservado contó a los investigadores que vieron a los Antihuen llegar el mismo día del ataque a la casa de Rivas. En su exposición, el deponente dijo haber visto a Tomás recoger una escopeta en ese domicilio. Como no estaba Nicolás, quien se la entregó fue el padre de este último: Belisario. Él y su hijo registran llamadas en las que el imputado le solicitaba ocultar el arma posterior al crimen.

—¿Cómo está la cosa pa pasar pa la casa? —preguntó Nicolás en uno de los intercambios fechado el 8 de junio.

—Acá no ha pasado nada, todavía al momento. (…) Yo voy a sacar la hueá de acá (…) Porque pueden andar con detector de metales, alguna hueá, y queda la cagá —contestó Belisario.

La conversación se repitió cinco días después. Nicolás tomó la palabra:

—Y las otras cuestiones, ¿las sacaste de ahí?

—No, está ahí, las tapé con más basura y cuestiones, ni se nota la hueá.

—Ah, ya. ¿Y cómo está la cosa pa allá?

—No se ha visto niuna hueá pa acá, ha estado piola todo.

—¿No te han hueviao más?

—No, no.

—Ah, ya. Menos mal.

Inubicable

Según fuentes consultadas por este medio, los hermanos Antihuen están vinculados al mundo delincuencial que azota a la zona, principalmente por sus nexos a orgánicas radicales como la Resistencia Mapuche Lafvquenche. En efecto, en el expediente judicial aparecen vínculos con un robo con intimidación ocurrido a fines de marzo de 2023 en Contulmo. Ese día un grupo de desconocidos asaltó a un equipo de la compañía WOM, ocasión en la que le sustrajeron una camioneta. En medio de la huida, las policías hallaron un teléfono que correspondería a uno de imputados. También levantaron evidencia balística que coincide con la encontrada tras el triple homicidio en las cercanías de Cañete.

En aquella oportunidad, se enfrentaron a tiros con personal de Carabineros y de la Armada.

Precisamente todos estos antecedentes se esperan sean vertidos en la audiencia de formalización fijada para esta tarde. Al único que no se le comunicarán cargos será Tomás, sindicado como el líder y hermano mayor de los Antihuen, pues actualmente se encuentra inubicable.

Tal como reveló BBCL Investiga, al momento del atentado, el implicado ya se encontraba prófugo de la justicia, luego de que dejara de atender un proceso judicial en su contra por un ataque a carabineros con bombas molotov en medio de la pandemia.

Hoy es intensamente buscado.