Pelentaro Llaitul Pezoa (20) pasó de estar acusado de cometer delitos comunes, y tener un rol secundario en la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), a asumir un efímero protagonismo en la primera línea de la organización.
Tras las sendas caídas de su padre y hermano mayor en agosto de 2022, el “Pelochoclo” acabó convertido en el rostro visible del clan Llaitul con apenas 18 años. Pero fracasó: sólo tres meses después de asumir ese rol también fue detenido en un ataque donde se demostró su poca experiencia en los asuntos que lideraba su padre.
Y es que, a diferencia de sus familiares, Carabineros lo detuvo en flagrancia. O —en buen chileno— con las manos en la masa.
Ahora, el Ministerio Público solicita para él penas que suman más de 70 años de cárcel por ocho delitos que habría cometido ese día: incendio, incendio reiterado, robo con retención, robo con intimidación y varias infracciones a la Ley de Armas.
“Libertad a Héctor Llaitul”
Los hechos se remontan al 22 de noviembre de 2022, cuando ejecutó —según la indagatoria— una operación de “sabotaje” a faenas forestales en la comuna de Lautaro, región de La Araucanía. Lo hizo acompañado de al menos cuatro imputados sindicados como integrantes de la ORT Anganamun, quienes hoy enfrentan una suerte similar ante la justicia.
Después de casi un año y medio de investigación, tiempo en que Pelentaro y los otros cuatro acusados se han mantenido en prisión preventiva, el fiscal de Alta Complejidad de La Araucanía, Miguel Rojas Thiele, presentó la acusación respectiva ante el Juzgado de Garantía de Lautaro. Todo dará pie al juicio oral en contra de los involucrados.
Según señala el documento —al que accedió BBCL Investiga— los sabotajes a forestales llevados a cabo en Lautaro fueron planificados y comenzaron a ejecutarse desde la mañana del martes 22 de noviembre de 2022.
En concreto, apunta el persecutor, a eso de las 08:20 horas Pelentaro irrumpió en una faena forestal de la empresa FHO ubicada en el predio San Luis, a un costado de la ruta S-10, en el sector de Coihueco.
Los sujetos, “previamente concertados, conforme a una planificación anterior”, llegaron al lugar fuertemente armados. Concretamente, portando al menos dos escopetas calibre 16 y un fusil calibre 7.62 que utilizaron para disparar y así intimidar a cinco de los trabajadores que a esa hora comenzaban su jornada.
Así, añade el escrito, los conminaron a abandonar el lugar para iniciar su cometido. Entonces, de acuerdo al libelo, los individuos rociaron de combustible e incendiaron tres camiones Mercedes Benz y una excavadora de orugas marca Volvo de uso forestal, vehículos avaluados en más de $262 millones.
Y para poner de manifiesto que se trataba de un acto reivindicatorio, dejaron un lienzo donde se leía:
“25 AÑOS DE LUCHA / CATRILEO EN LA LUCHA SIEMPRE RECORDADO / TOÑO EN LA MEMORIA DE CADA WEICHAFE /
LIBERTAD A HECTOR LLAITUL / RICARDO D REINAO / ESTEBAN HENRIQUEZ / ERNESTO LLAITUL / DANIEL CANIO / LUIS V TRAMOLAO / CON SABOTAJES REIVINDICAMOS A NUESTROS PRESOS / NUESTROS CAIDOS EN EL
WEICHAN / LA LUCHA SIGUE Y AVANZA…”.
Tour incendiario
Luego de eso, los imputados sustrajeron una camioneta Maxus de la empresa avaluada en $18 millones. Subieron en contra de su voluntad a uno de los trabajadores, a quien apuntaron con un arma de fuego —según el escrito— para obligarlo a que los condujera a los lugares del predio donde se ubicaban otras maquinarias forestales.
A punta de amenazas consiguieron llegar al sector donde estaban estacionadas una camioneta marca JMC y dos maquinarias forestales que terminaron reducidas a cenizas. Así provocaron otros $200 millones en pérdidas, estima fiscalía.
Con el trabajador todavía dentro de la camioneta robada, avanzaron unos 30 o 40 minutos para dejarlo en un camino forestal al interior del Fundo La Colonia. Los imputados continuaron hasta una parcela, donde pasadas las 09:30 horas realizaron un segundo ataque a un campamento forestal de la empresa Hancoock Chilean Plantation.
El modus operandi fue el mismo. Amenazaron a los brigadistas con armas de fuego y los obligaron a tenderse en el suelo. Les exigieron que arrancaran en dirección hacia el sur. Entonces comenzaron a quemar un camión Mitsubishi y las dependencias destinadas a comedor y dormitorio de los trabajadores. Unos $80 millones pérdidas para la compañía. También aprovecharon de sustraer otros $2,5 millones en herramientas.
Antes de irse, dejaron plasmadas las razones del ataque. Esta vez rayaron con un spray color verde en la pared de una bodega: “Fuego y bala. Libertad a los PPM (presos políticos mapuches) CAM Coordinadora Arauco Malleco, ORT Anganamun”, escribieron.
Escape fallido
Con las motosierras, una desbrozadora y equipos radiales cargados en el pick up de la camioneta robada más temprano, comenzó la fuga hacia el sector Los Pastales de la comuna de Chol Chol, se lee en la acusación.
Una vez internados en caminos forestales del Fundo Santa Laura, pasadas las 10:30 horas, procedieron a quemar el vehículo doble cabina en que se movilizaban. Continuaron su trayecto a pie hasta un predio contiguo, momento en que se produjo un primer encuentro con funcionarios de Carabineros de Chile que se disponían a capturarlos.
Como era de esperar, los perpetradores intentaron evadir la acción policial y comenzó un enfrentamiento a tiros. Eso les dio algo de tiempo para ocultarse, según se desprende del líbelo acusatorio. Lo hicieron en la parte baja de una quebrada, al interior de unas fosas.
“En la quebrada todos los imputados permanecieron ocultos aprovechando la vegetación y follaje del lugar, siguiendo con la persecución los funcionarios policiales, quienes también descendieron”, reza la acusación fiscal.
Así fue como comenzaron las capturas. ¿El primero en caer? Pelentaro Llaitul. El joven de entonces 19 años, el “Pelochoclo” como lo llamaba su padre, fue detenido a las 12:40 horas. Instantes posteriores fue encontrado Luis Menares Chanilao. Más tarde, pasadas las 14:50 horas, fue el turno de Luis Fuenzalida Eneros. Minutos antes de las 15:30 horas, en tanto, cayeron en el mismo sector los imputados Jorge Caniupil Coña y Juan Mardones Sáez.
“Un poco de desesperación”
Según confidencian fuentes de BBCL Investiga, hasta antes de la caída de su padre y de su hermano Ernesto, Pelentaro cumplía tareas delicadas aunque menores en comparación a las de sus mayores. También había sido detenido por delitos comunes: para fines de 2019 fue capturado, con apenas 15 años, por un robo con intimidación en un servicentro de Concepción, y en 2020 fue aprehendido por hurto en una tienda Corona de la misma ciudad.
Al interior de la organización, le correspondió, por ejemplo, el transporte de un fusil M16 desde Santiago por instrucción de Héctor. El propio Luis Fuenzalida Eneros (conocido dentro de la organización como VTR, detenido junto a Pelentaro) fue uno de los encomendados para prestar ayuda a “Pelochoclo”. Esto último se sabe por las conversaciones del líder de la CAM reveladas por este medio en un reportaje publicado este martes (ver “Toño Marchant te puso en mi camino”: los chats secretos con periodista que sellaron caída de Llaitul).
—Oye pa, ¿los viejos son puntuales? —escribió Pelentaro a Héctor al coordinar la misión.
El líder de la CAM fue estricto y claro:
—Gueón… cumple tu parte (…) Mira, capta, vas con VTR al punto de encuentro. Tú solo recoge el bolso y de ahí te subes al vehículo de VTR que estará mas allá. Se van a su casa y de ahí con guantes revisa solo lo que te pasaron. Te comunicas conmigo y ahí te indico lo que debes traer y cómo. ¿Entendiste?
La conversación está fechada el 6 de junio de 2022, apenas dos meses antes de la detención de Llaitul en Cañete. Desde entonces, Pelentaro asumió un rol más protagónico que se vio rápidamente truncado. A juicio de quienes conocen de cerca la indagatoria, precisamente lo ocurrido en Lautaro denota una “improvisación” y “un poco de desesperación” ante la ausencia de las figuras más predominantes de la CAM.
Ello podría explicar porqué —según se desprende de la indagatoria— decidieron cometer más de un ataque durante la misma mañana e impulsar un tour de atentados que terminaron con la detención en flagrancia de la ORT. Algo prácticamente inédito para la organización, considerando que Héctor y Ernesto cayeron tras un largo proceso investigativo. La causa de este último, en todo caso, aún está en veremos luego de que la Corte de Concepción ordenara anular sus condenas y repetir el juicio en su contra.
70 años de cárcel
Sea como sea, y tras un año y medio de indagatorias, la fiscalía solicitó penas que suman más de 70 años de cárcel para Pelentaro Llaitul y Juan Mardones Sáez.
A saber, 12 años por el delito de incendio, 17 por incendio reiterado, 17 por robo con retención, 12 por robo con intimidación, 819 días por disparos injustificados, 4 años por porte ilegal de arma de fuego convencional, 5 por porte ilegal de arma de fuego prohibida y otros 819 días por porte ilegal de municiones.
¿Para el resto de los imputados? El Ministerio Público pide casi 60 años por los delitos de incendio, incendio reiterado, robo con retención, robo con intimidación, disparos injustificados, porte ilegal de arma de fuego convencional y porte ilegal de arma de fuego prohibida.
Con todo, y tras la presentación de la acusación por parte del Ministerio Público, el tribunal fijó para el 19 de junio a las 11:30 horas la audiencia de preparación de juicio oral para Pelentaro y los otros cuatro integrantes de la CAM que se mantienen en prisión preventiva en el módulo para comuneros mapuches del Centro de Cumplimiento Penitenciario de Temuco.
Consultada la Defensoría Penal Pública (DPP) en La Araucanía, que defiende los intereses de Pelantaro y compañía en esta causa, indicaron que “la posición en esta causa, como en todas las causas en donde interviene, es proporcionar defensa penal de alta calidad, contribuyendo al acceso a la justicia, resguardando la dignidad y los derechos humanos a todas las personas y en especial de nuestros representados”.
Sobre si buscarán demostrar la inocencia de los imputados, manifestaron que “es importante aclarar, que es obligación del Ministerio Público aportar prueba de cargo de la entidad que exige la ley para acreditar la existencia de los hechos acusados y la participación de los imputados con la finalidad de destruir la presunción de inocencia que la ley consagra a su favor. Sin perjuicio de lo anterior, nosotros pretendemos aportar medios de prueba de descargo como medio de defensa”.