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"No lo lograré, voy a morir": querella de mamá de conscripto revela nuevos antecedentes de su deceso

"No lo lograré, voy a morir": querella de mamá de conscripto revela nuevos antecedentes de su deceso

Martes 14 mayo de 2024 | 06:00

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Pablo Ovalle | Agencia UNO

La madre de Franco Vargas, Romy Vargas, presentó una querella ante el Juzgado de Garantía de Arica tras la muerte de su hijo en Putre, acusando a los responsables de apremios ilegítimos con resultado de muerte. En la acción judicial, detalló las condiciones deplorables y los maltratos físicos y verbales sufridos por Franco y los otros conscriptos. En su relato, mencionó las situaciones extremas como el lanzamiento de bombas lacrimógenas a la cara, las humillaciones y los tratos degradantes. La querella destaca que Franco falleció bajo la custodia del Ejército, tras desmayarse tres veces y no recibir la asistencia adecuada. Antes de la batalla judicial, este martes se debatirá si la investigación quedará bajo el amparo del sistema civil o militar.

Romy Vargas, madre del conscripto Franco Vargas, interpuso finalmente una querella ante el Juzgado de Garantía de Arica tras la muerte de su hijo en Putre.

En la acción judicial, expuso detalles de lo ocurrido antes de la muerte del joven y se lanzó contra “todos aquellos que resulten responsables en calidad de autores, cómplices o encubridores por el delito de apremios ilegítimos con resultado de muerte”.

Se trata de una querella distinta a la presentada previamente por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), ante el mismo tribunal, a mediados de la semana pasada.

En su arremetida, en la que está siendo representada por el abogado Sebastián Andrade, resumió y apuntó contra las “condiciones deplorables” a las que fue sometido su hijo (y los demás conscriptos), además de los reiterados “maltratos físicos y verbales”.

Lacrimógenas en la cara

En su relato, explica que Franco era su único hijo, a quien logró sacar con esfuerzo y humildes condiciones económicas, además del apoyo de los abuelos del joven. En ese contexto, él tenía un sueño: “Quiero unirme al Ejército, servir a mi patria y sacar a mi familia adelante”.

Así se embarcó en la aventura el 13 de abril pasado, desde La Cisterna a Arica. Ocho días después, el día 21, fue llevado hasta Pacollo, donde no le hicieron ninguna clase de chequeo para verificar su aptitud para la altura ni las bajas temperaturas.

Ahí empezó la pesadilla para él y su grupo. En base a los testimonios de los conscriptos sobrevivientes, enfatizó que no había protección de la integridad psíquica y verbal. Por ejemplo, cuando un conscripto contó que tenía “pensamientos de morir”, la respuesta del teniente a cargo fue: “Acompáñame a mi oficina, te paso un cuchillo y mátate”.

También alude a otros momentos, como cuando “les refregaron en la cara bombas lacrimógenas”. O bien la ocasión en que “los hicieron tirarse al suelo y sacar hierba con la boca”, ocasión que los superiores se burlaron, acusa. “Mira las vaquitas”, les decían.

“Les decían cosas degeneradas y enfermizas”

La madre de Franco también alude a las condiciones insalubres, con baños nauseabundos, que simplemente eran una tabla con hoyos, donde acudían prácticamente todos juntos, sin puertas, separaciones ni papel higiénico.

Mientras que las demás instalaciones del recinto también presentaban un deterioro grave, con hoyos y sin ventanas, lo que no permitía refugiarse del frío, sostiene. Pese a que les entregaban ropa de abrigo, no los dejaban usarlas, cuenta.

Peor aún era la situación con quienes tenían pareja fuera del servicio militar. “Les decían que estas eran ‘maracas’; cuando les hacían hacer sentadillas les decían ‘así está tu polola saltando arriba de otro weón’, o bien ‘que los iban a cagar con otro’, ‘pelaos cornúos’, ‘pelaos cachúos’, etc”.

De acuerdo a la querella, en ocasiones incluso iban más allá, “con cosas muy vulgares y denigrantes, y más que eso, cosas degeneradas y enfermizas”, tales como que “si estuvieran en una guerra, los peruanos vendrían y violarían a sus familias; a sus mamás, hermanas, niñas y mujeres chilenas”. Por eso, “antes que eso pasara, ellos tenían que pasar la frontera y violar a las mujeres peruanas”.

Desmayo tras desmayo

Sobre el caso de su hijo en particular, en la querella Romy Vargas reconstruye lo sucedido en base a los testimonios de los presentes, lo que la querella califica como el “punto cúlmine” del abuso de poder, aquel fatídico 27 de abril, cuando murió bajo la custodia del Ejército.

Ese día, para regresar desde Pacollo al regimiento de Putre, fueron levantados a las 5 de la madrugada, a 4.600 metros sobre el nivel del mar, temperaturas bajo cero y sólo con polera, privándoles de un abrigo acorde a las condiciones.

Cuando Franco comenzó a marchar, comenzó con dificultades: “No lo voy a lograr, me siento enfermo, me voy a morir”, le dijo al militar a cargo, cuya identidad no le ha sido revelada a la familia, detalla. En lugar de recibir ayuda, fue reprendido “y le dice que es un cobarde Y maricón y que se ponga a marchar, porque así son los verdaderos soldados”.

Retomó a duras penas. Y de acuerdo a testimonios de los presentes, se quejó, lloró y pidió abrigo apropiado, pero no fue escuchado. Por el contrario, recibió más reprimendas: “¡Muérete entonces pelao, un pelao menos, mucho mejor!”.

Franco se desmayó por primera vez. Sus compañeros intentaron ayudarlo, pero fueron reprendidos por intentarlo. Volvió a incorporarse, pero con la caída se reventó su reserva de agua, quedó empapado y las condiciones se le hicieron más adversas.

Ante el frío extremo, volvió a pedir abrigo. Pero recibió golpes y más humillaciones. Se volvió a desmayar. Y por segunda vez logró despertar.

Pero la tercera fue la vencida. Volvió a desmayarse y no volvió a despertar, ante el shock de sus compañeros, a quienes les prohibieron ayudarlo. Pero notaron que no se movía y ya no estaba respirando. En el intertanto, los militares de instrucción siguieron burlándose, hasta que fueron a chequear, lo tomaron y transportaron “en una camioneta al Centro asistencial de salud de Putre, lugar al que llegó sin signos vitales”.

Justicia civil v/s militar

Con todo, Romy Vargas planteó que “Franco fue víctima de apremios ilegítimos durante su corta estadía en el servicio militar (sólo 2 semanas), tiempo en cual vivió tratos crueles, inhumanos y degradantes que se transformaron en apremios ilegítimos y que tienen por escena de clausura un resultado de muerte”. El crimen cometido fue “infamante”, afirmó.

Sin embargo, aún no están del todo claras las responsabilidad ni tampoco bajo qué sistema judicial (civil o militar) se va a llevar a cabo la investigación.

Inicialmente, el Juzgado de Garantía de Arica (civil) declaró admisible la querella del INDH, la de Romy Vargas y también la de los padres de los demás conscriptos afectados. En ese contexto, se había fijado una audiencia para debatir sobre la competencia de dicho tribunal para el jueves 30 de mayo.

No obstante, Jenny Book, ministra en visita extraordinaria de la Corte de Apelaciones de Santiago y presidenta de la Corte Marcial, dictó una resolución este sábado, solicitando que el Juzgado de Garantía de Arica se inhabilite para que la cause quede radicada en sus manos. Es decir, en la justicia militar y exclusivamente bajo jurisprudencia castrense.

Bajo este nuevo escenario, el Juzgado de Garantía de Arica decidió adelantar la discusión para este martes 14 a las 08:30 horas.

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