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“En casa de herrero, cuchillo de palo”, es un refrán que calza a la perfección con lo que ocurre actualmente en el Ministerio de Hacienda. Mientras el jefe de la cartera, Mario Marcel, negocia con la oposición para sacar adelante el llamado “pacto fiscal”, en el edificio de Teatinos 12o hay un casino abierto al público con el nombre “La Hacienda Café” donde no se emiten boletas a terceros que compran en el lugar alimentos y que no tienen ninguna relación con la institución. Dos periodistas de Radio Bío Bío acudieron al edificio y comprobaron la situación. Desde el ministerio, en tanto, explicaron que el casino es únicamente para funcionarios y que “los ingresos económicos generados como producto de la venta de almuerzos son utilizados para financiar los beneficios propios del Servicio de Bienestar”. Dicho modelo vendría funcionando desde hace casi una década.
– ¿Dónde va?
Lo anterior es lo primero que pregunta, a quien no reconoce, el guardia que está en el umbral de la entrada al Ministerio de Hacienda, ubicado en Teatinos 120. El lugar es concurrido. Muchos de los que entran y salen usan la clásica credencial gubernamental con los colores rojo y azul. Otros no. Y es que son varios los que no trabajan en el edificio y se dirigen al piso 13 de la repartición pública.
Ahí funciona el casino de la institución llamado “La Hacienda Café”. Pero antes de llegar a él, hay que identificarse. Son simples los pasos. Primero, con cédula de identidad en mano, se debe pasar por una pequeña recepción donde una secretaria escanea el código QR. Una vez identificado, se recibe una credencial o tarjeta para ingresar al edificio y subir al casino-café.
12:30 del mediodía de este lunes 6 de noviembre. “Al piso 13, al casino”, es una frase que se repite entre quienes hacen la fila para subir a “La Hacienda”. Y es que en el centro de Santiago hay un dato que se ha ido pasando de boca en boca: en el casino del Ministerio de Hacienda se puede comer por $3.500 pesos. Postre, plato principal, ensalada y un vaso de líquido. Todo eso por la mencionada suma.
La espera en el ascensor es moderada. Hay ascensores para pisos pares e impares, pero ambos llegan al piso 13. Ya en las alturas, con una vista privilegiada al Palacio de La Moneda, se puede ver la extensión del comedor. Al bajar del ascensor se lee un cartel que dice: “Bienvenidos a La Hacienda Café. Deliciosos momentos”. Dicho comedor depende directamente del Servicio de Bienestar del ministerio.
Dando hacia la Alameda, a un costado, hay una pequeña caja donde una persona recibe el dinero de quienes compran su colación. Hay una sola regla: solo se acepta efectivo. El detalle con el menú está pegado en una de las paredes. Cancelando los 3.500 pesos se obtiene un “recibo”. Luego, se debe caminar hacia el otro extremo donde se ubica la cocina. ¿Boleta? No hay.
Dos periodistas de Radio Bío Bío Santiago hicieron el ejercicio y, tras llegar al edificio, tomar el ascensor, comprar, retirar los alimentos y consumir la comida, en su caso no recibieron ningún documento tributario como comprobante. Puré con chuleta de cerdo era lo que ofrecía aquella jornada “La Hacienda Café”.
Tal como lo dice el refrán “en casa de herrero, cuchillo de palo”, sucede lo mismo en este caso. Mientras el ministro de Hacienda, Mario Marcel, negocia el llamado “pacto fiscal” con la oposición enfocando parte de sus medidas al aumento de control para evitar la evasión, en su propio ministerio el casino no estaría cumpliendo con la normativa vigente al no emitir boleta a terceros.
Sin ir más lejos, el pasado 4 de noviembre el jefe de la billetera fiscal dijo que van a “poner un énfasis bastante mayor que el del proyecto original de reforma tributaria, particularmente en el fortalecimiento de las instituciones responsables de la cobranza, del giro y la fiscalización de impuestos”.
Cuando se terminan las estaciones y la bandeja con la comida está completa, viene el último paso. Una persona pide el “recibo” o voucher y lo deja descansando en una caja junto a otros papeles. Acto seguido, anota en un cuaderno. De boleta, nada. Ya lo que sigue es conocido: se aliñan las ensaladas y se camina hacia una de las tantas mesas que tiene el casino. A medida que la hora pasa, la afluencia de público aumenta.
El lugar es concurrido no solo por funcionarios del propio Ministerio de Hacienda, sino que también por trabajadores de otras reparticiones que se alojan en el edificio. Justo antes de salir, una sigla grabada en una credencial llama la atención: SII. Servicio de Impuestos Internos.
La salida del estamento es rápida, a diferencia de la entrada, donde solamente bastó para los reporteros de este medio decir que el destino final era el casino. Las tarjetas que se asemejan a las de visita pero que no lo son se insertan en los torniquetes que están a nivel de calle y tras abrirse se puede abandonar el ministerio. Los dos periodistas de Radio Bío Bío Santiago que almorzaron en “La Hacienda Café” para comprobar las denuncias que recibimos se fueron sin su boleta.
Respuesta del Ministerio
La Unidad de Investigación de Radio Bío Bío consultó acerca del funcionamiento de “La Hacienda Café”, y de la presunta falta de entrega de boletas. Al respecto, desde la entidad que dirige Mario Marcel señalaron que “en el edificio de Teatinos 120 que alberga al Ministerio de Hacienda y otros servicios relacionados no existe un restaurante, sino un casino destinado a proveer almuerzos al personal que presta funciones en el recinto; servicios de alimentación que son íntegramente financiados con el patrimonio de los aludidos empleados públicos a través de los aportes que se generan por estar afiliados a Bienestar”.
Explican que el oficio N°558/557, de 18 de junio de 1990, de la Contraloría General de la República, da cuenta que se “entiende como personal no sólo a la dotación de la Subsecretaría sino que a la de todos los Servicios alojados en el Edificio del Ministerio de Hacienda, toda vez que éstos no disponen de la infraestructura que les permita tener sus propios casinos y las instalaciones del casino están diseñadas para atender las necesidades de todo el Edificio”.
Y agregaron que “la atención ofrecida sólo incluye almuerzo y el valor aportado por los funcionarios permite el autofinanciamiento del sistema, sin constituir una actividad comercial que persiga fines de lucro”. Asimismo, indicaron que es “el Servicio de Bienestar el que administra el Casino de Funcionarios del Ministerio de Hacienda, a través de la Resolución Exenta No 49, de 1 de agosto de 1983, de la Subsecretaría de Hacienda”.
Sobre la presunta no emisión de boleta, detallaron que “los ingresos económicos generados como producto de la venta de almuerzos son utilizados para financiar los beneficios propios del Servicio de Bienestar, por lo tanto, no generan utilidades. El Servicio de Bienestar lleva el registro contable de los ingresos y egresos, y, además, realiza la conciliación bancaria con las cartolas del banco de la cuenta corriente a su nombre”.
Precedentes
Sin embargo, frente a la respuesta de Hacienda, debemos recordar que existen registros de multas que el Servicio de Impuestos Internos ha cursado a establecimientos educacionales por ventas de productos realizadas al interior de establecimientos educaciones a beneficio de giras de estudio o incluso apoyos a familias que lo necesitan.
Ejemplos sobran. Los años 2014 y 2015 el SII realizó fiscalizaciones a colegios del sector oriente de Santiago, incluso multó con $800 mil pesos al colegio Everest de Lo Barnechea por vender sin boletas queques hechos por las mismas alumnas en una kermés. Luego, al año siguiente, los inspectores llegaron a fiscalizar un bazar que estaban desarrollando en el mismo establecimiento, según dio cuenta el diario La Tercera en 2015.
En aquella ocasión, los segundos medios organizaron nuevamente un bazar cuyo finalidad era reunir recursos para apoyar a las alumnas que no tenían dinero para costear la gira de estudios que pretendían hacer. En esa oportunidad el costo de entrada fue de $500, mientras que la venta de café estuvo a cargo de las mismas alumnas. También se han fiscalizado bingos y otros eventos que realizan personas, sin autorización municipal, para ayudar a familias que necesitan costear altas sumas de dinero para operaciones o compras de medicamentos.
Posibles delitos
Conocedores de temas tributarios comentan que “La Hacienda Café” caería en ilegalidades al vender productos a terceros que nada tienen que ver con el ministerio. Su funcionamiento se enmarca en que el servicio debe ser entregado a personas que forman parte de la institución o al área de Bienestar de la misma.
Incluso podría ocurrir que sea gratis o con un copago, pero en ningún caso podría ser legal venderle a terceros ajenos a su organización. Por ende, y como lo comprobó Radio Bío Bío, se demostraría que no existe control desde Bienestar. Es más, incluso “compran” día a día trabajadores de empresas privadas hasta empleados públicos de otras reparticiones del Estado.
Frente a esa constatación de hechos, “La Hacienda Café” incumpliría las normas al no cursar la emisión del documento tributario. De hecho, la propia página del SII señala que “el Código Tributario sanciona la reiteración en el no uso o en el mal uso de documentos (…) boletas en los casos y en la forma exigidos por la ley”.
También podría ocurrir que por la cantidad de años que opera este “casino abierto al público” pudieran existir delitos graves al cuantificarse la cantidad de evasores de impuestos, sumado al no pago de renta propia de un negocio e, incluso, sostienen las mismas fuentes, un posible delito al utilizar dicha figura para obtener ingresos o ganancias que luego benefician a personas afiliadas a Bienestar. Hecho que tendría que ser investigado.
Robo
Hace casi un mes se dio a conocer que Carabineros indaga el robo de computadores desde el interior del Ministerio de Hacienda. De acuerdo a los datos que se entregaron por la institución en aquel momento, fueron seis los notebooks que fueron sustraídos desde una oficina en el piso 12 de Teatinos 120.
Fue cerca de las 11:00 a.m., luego de culminar una cita iniciada dos horas antes con los directores de la Fundación Chapter Zero, que los participantes de la reunión abandonaron la sala para tomarse una fotografía y al regresar se percataron del robo. En esa oportunidad, y tras el robo de computadores en el Ministerio de Desarrollo Social, se volvió a cuestionar a la seguridad del recinto.
Bajo este contexto, luego que dos periodistas de Radio Bío Bío Santiago hayan ingresado hasta “La Hacienda Café”, que se encuentra en el piso 13 del edificio, es decir, uno más arriba del lugar en el que se sustrajeron las especies, llama a reflexionar respecto a lo relativamente fácil que podría ser para cualquier ciudadano de a pie acceder al lugar.