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Fugas en las cárceles chilenas: en los últimos seis años 108 reos han escapado

Fugas en las cárceles chilenas: en los últimos seis años 108 reos han escapado

Jueves 31 agosto de 2023 | 09:41

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Archivo| Agencia Uno

En los últimos siete meses, 10 internos e internas se han fugado de distintos centros penitenciarios en el país. Sin embargo, hasta la fecha, el año 2017 lidera la lista en los últimos 6 años, con 21 privados de libertad que escaparon ese año de las cárceles chilenas. Desde Gendarmería explicaron que “más allá de la preocupación que generan este tipo de episodios, en Chile las cifras demuestran una alta eficiencia y capacidad en materia de seguridad”. Por su parte, ex directores nacionales de Gendarmería concordaron en la necesidad de tecnologizar la seguridad en los recintos penitenciarios y segmentar según la peligrosidad de los internos, ya que no todas las cárceles, muchas veces debido a su antigüedad, tienen los medios para enfrentar los nuevos tipos de criminalidad

A inicios de junio, tres internas de nacionalidad boliviana, provenientes de la cárcel de Antofagasta, se fugaron del recinto penal, lo cual fue captado por las cámaras de seguridad del mismo establecimiento. El registro, que tiene una duración de aproximadamente dos minutos, muestra cómo una de las mujeres sale por la ventana y atraviesa el alambre de púas, sin ser detenida por el personal de Gendarmería.

Frente a esta situación, la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío solicitó las cifras de fugas en los recintos penales desde 2017 hasta la fecha, identificando un total de 108 internos que han escapado de las cárceles en Chile.

Además, se conversó con tres ex directores nacionales de Gendarmería con el propósito de analizar las cifras. En primer lugar, Christian Alveal, quien lideró la institución desde 2018 hasta 2022; luego, Tulio Arce, quien estuvo al frente entre los años 2015 y 2016; y finalmente, Claudio Martínez, quien estuvo a cargo de Gendarmería durante la famosa “fuga del siglo”, protagonizada por los cuatro miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Cifras

Al analizar los datos entregados a través de Transparencia, fue el 2017 el año con más fugas (21) y el 2019 el siguiente con 20. Pero el centro penitenciario que suma la mayora cantidad de internos que han escapado es el de Valparaíso con 13 internos. Sin embargo, en los últimos tres años no se han registrado fugas en ese recinto.

En el listado con el mayor número de fuga le sigue el centro de Calama con 8, Tocopilla con 7 y finalmente el recinto de Osorno con 6 fugas.

En relación al 2023, las cifras enviadas a Radio Bío Bío están actualizadas hasta el 8 de agosto, y en total han sido 1o internos los que se han fugado. Las que se dividen en: 3 mujeres en Antofagasta, 2 hombres en la cárcel de Osorno, 1 en Bulnes y 1 en Ovalle. También hay 2 fugas que están ligadas a ningún centro penitenciarios, pero si al SSEE (Servicio Especializados de Gendarmería), departamento de la institución que se preocupa del traslado de los internos a recintos como el Centro de Justicia.

Dentro de Gendarmería, las fugas se desglosan y analizan en dos. En primer lugar las externas que corresponden a internos que se encontraban en traslados, en tribunales o en recintos de salud, y en ese procedimiento escaparon. El total acumulado de este año, según indicó Gendarmería al cierre de este artículo, es de 3 personas. Y la tasa de internos fugados desde el exterior de unidades penales por cada 1.000 internos trasladados, es de un 0,07. Un poco más alta que la del año anterior, la que fue de un 0,06. Pero si se compara con los años 2017, 2018 y 2019, se da cuenta de un alza de un 0,05.

En el caso de las fugas internas, las cifras son más positivas a pesar de que sean 7 las personas que se han escapado de los recintos. La tasa es de un 0,09 en 2023, menor a la de 2022 que fue un 0,11.

Importante destacar que en la actualidad el total de personas privadas de libertad que están cumpliendo condena en los centros de Gendarmería son alrededor de 51 mil. Y si a eso se le suma la población total atendida, personas que están de tránsito en los recintos, en prisión preventiva, etc, la cifra aumenta a 79 mil personas aproximadamente.

Desde Gendarmería explicaron que los intentos de fuga de personas recluidas “es un factor presente y constante de todo sistema penitenciario, y que más allá de la preocupación que este tipo de episodios genera, en Chile las cifras demuestran una alta eficiencia y capacidad en materia de seguridad”.

Y agregan que la tasa de evasión desde “2017 a la fecha promedia 0,11% en nuestro país. Lo anterior, considerando el promedio anual de personas que transitaron en el sistema cerrado (cárceles) los últimos seis años, que oscila entre los 80 mil y 129 mil internos, con algunas variaciones asociadas a la pandemia”.

Mayor tecnología para disminuir fugas

El exdirector nacional de Gendarmería, Christian Alveal, quien estuvo a cargo de la institución desde 2018 a inicios de 2022, conversó con la Radio ya que un número importante de las fugas ocurrieron bajo su mandato. Alveal comenzó señalando que “siempre una fuga va a ser un tema preocupante porque Gendarmería tiene que garantizar la privación de libertad. Independientemente que en materia comparada los niveles de fuga o porcentaje de fuga son bajos, Gendarmería siempre tiene y ha tenido por objetivo tender a 0 fugas”.

Para él lo que se requiere es “avanzar hacia una vigilancia electrónica que permita tener mayor seguridad en las cárceles y un descanso también mayor para los funcionarios. Una vigilancia electrónica basada en tecnología que hoy día está disponible en los mercados para maximizar la seguridad perimetral”.

Explicó que entre 2019 y 2020 en Gendarmería se inició un proceso de “tecnificación de cárceles”. “Ese fue un proceso que está de acuerdo a la disponibilidad presupuestaria, se hizo en Colina II que fue la primera cárcel que fue tecnificada. Es una cárcel que tenía 10 garitas, la redujimos a 5 puestos de vigilancia pero con un potente anillo de seguridad basado en cámaras térmicas, con analítica que antes la cárcel no tenía”, dijo. Y agregó que en 2021 se realizó la tecnificación en el recinto penal de Valparaíso, lo que explica las 0 fugas en los años 2022 y 2023.

Lo mismo fue explicado por Gendarmería. “Frente a cada vulneración de este tipo se realiza un análisis de lo ocurrido, en el caso del Complejo Penitenciario de Valparaíso, hay una situación excepcional en 2021, con un total 8 fugas y donde una de ellas involucró a 6 internos que intimidaron violentamente al personal de servicio”. Y que producto de esta situación se adoptaron medidas para mejorar los estándares de seguridad y “se implementaron nuevas tecnologías de automatización que reforzó el sistema de control y vigilancia, como es la disposición de cámaras termales con analítica y sensores de movimiento, entre otros”.

En la misma línea, quién también fue director nacional de Gendarmería entre 2015 y 1016, Tulio Arce, agregó que “hay que mirar la calidad de la seguridad, la inversión que se hace en el sistema penitenciario es muy baja. No permite crear estándares de seguridad que requieren los recintos penitenciarios”.

A su vez, Claudio Martínez, el que ocupó el mismo cargo entre 1993 y 1997, señala que es necesario “incorporar nuevas tecnologías y formas de trabajo de gestión de lo que es la seguridad” y destaca los números positivos de las cárceles concesionadas: “No aparece ni Rancagua, ni Valdivia, ni Puerto Montt que son cárceles concesionadas. Las cárceles concesionadas, de alguna manera, como no tienen sobrepoblación, ofrecen mejores niveles de seguridad”.

Segmentación por peligrosidad

Otro punto estratégico que destacan los ex directores es la importancia de categorizar las cárceles por nivel de seguridad y a su vez a los internos por el grado de peligrosidad.

Para Arce es primordial que las cárceles tengan “una clasificación en cuanto a la peligrosidad o al compromiso delictual de cada preso. Nuestras cárceles son centenarias donde el tipo de interno que existía en ese momento era muy distinto al que existe hoy día”. Pero afirmó que muchas cárceles no logran hacer esta segregación porque son antiguas. Y explicó el caso de Calama, “es una cárcel antigua donde no existe esa segregación de mediano, alto y bajo compromiso delictual”.

Por su parte Alveal, destacó que es importante “que se categoricen las cárceles por nivel de seguridad. Vale decir, que los jueces tengan claro que un interno de alto compromiso delictual que pueda arriesgar una alta condena y que tenga también un delito de alta connotación, no puede estar en una cárcel que no tenga las condiciones para hacerse cargo de un reo de esta naturaleza. Acá los jueces ordenan el ingreso de una persona a una cárcel determinada sin muchas veces considerar la opinión técnica de Gendarmería”.

Martínez advirtió que el riesgo en las cárceles antiguas no es solo la fuga “sino que también son muy vulnerables a lanzar objetos hacia el interior que básicamente son celulares o droga. Entonces hay un problema”. Pero aclaró que “en resumen creo que hay una tendencia a la baja, eso se ve” y que si se compara con los años 90, “en esos años había sobre 300 fugas al año, en el global uno podría concluir que las cárceles más nuevas evidentemente ofrecen mayores índices de seguridad”.

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