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Con poco más de 100 años de historia, Finlandia fue elegido -por sexto año consecutivo- como el país más feliz del mundo. Pero ¿qué hace que sean felices? Radio Bío Bío visitó el país nórdico, el mismo que paga entre 40 a 45% de impuestos. En voz de los fineses el sistema educacional y la confianza en las instituciones son el secreto para lograr el estilo de vida más satisfactorio del planeta.
“Somos una nación joven”, dicen algunos de los finlandeses que -al hablar de su historia- evocan la valentía y la resiliencia como los valores fundamentales de la construcción de su país.
De hecho, para entender al pueblo finlandés de hoy, debemos conocer su pasado, tanto el reciente como el histórico. Esto debido a que se independizaron recién en 1917 luego de años de dominio extranjero. Es más, desde 1323 fueron parte de Suecia y en 1808 Rusia dominó el territorio del hoy país más feliz del mundo.
Tras más de 500 años de dominio extranjero, la insurrección finesa inició en 1904 y, pese a que llevó a la independencia 13 años más tarde, culminó con una sangrienta guerra civil que terminó con la vida de más de 35 mil personas.
Luego de eso, Finlandia unió sus fuerzas y sus pocos recursos para librar incontables intentos de Rusia por volver a dominar su territorio; y por más que suene irreal, utópico o complejo de comprender, fue la guerra civil y la unión finlandesa ante la amenaza rusa lo que generó los cimientos de una nación fuerte que es observada como un modelo a seguir por parte de muchos países del globo.
Si pensamos que el reciente nacimiento de Finlandia como país independiente lo era todo, faltó señalar que -pese al dominio extranjero- sus inicios se marcaron por la pobreza. De hecho, hace sólo una generación, se lamentaba que Finlandia fuera “el pobre de Europa”.
Debido al clima, tenían solo 4 meses para recolectar todo el alimento del año y -gran parte del tiempo- estaban encerrados en sus casas. Éstas no contaban con la mejor infraestructura ni gozaban de las comodidades que otros países, en esos años, tenían.
Poco a poco aprendieron a utilizar sus recursos naturales: la energía hidroeléctrica y el “oro verde” de los bosques. Así, nacieron pequeños pueblos industriales e industrias de exportación de clase trabajadora: aserraderos, fábricas de celulosa y papel.
Junto con esto, la industria de los ferrocarriles y los barcos rompehielos revolucionaron el tráfico de un país que está rodeado de más de 325 islas.
Ya en 1960, recién, la economía finlandesa tomó vuelo y se posicionaron dentro del mercado competitivo. Según contó a Radio Bío Bío Niku Määttänen, profesor de macroeconomía en la Universidad de Helsinki, el crecimiento económico avanzó a niveles impensados y “se debe en su mayoría al nivel de compromiso que tenemos los fineses con el trabajo. Somos muy dedicados, buscamos productividad y crecimiento”.
Sus jornadas son de 8 o 9 horas diarias, dos “coffee break” de 45 minutos y cuentan con flexibilidad horaria. “Si tienes que ir al doctor, a buscar a tus hijos o cualquier actividad, puedes hacerlo sin ningún problema y luego de eso vuelves a trabajar hasta cumplir con tus horarios. Muchos preguntan si alguien fiscaliza que eso se cumpla, pero no, nadie controla porque todos cumplimos y por eso funciona”, dijo Määttänen.
“Así pasamos de tener un ingreso per cápita de 15 mil euros al año en los 80 a tener uno de 47 mil 900 euros en 2022”, añadió.
FELICES O SATISFECHOS
Al visitar Helsinki se puede ver que las instituciones funcionan: las calles están limpias, el transporte público pasa con regularidad y no hay colapso, el comercio funciona con normalidad y no hay escasez de ningún tipo.
Pese a ello, los finlandeses no son para nada extrovertidos ni se autodefinen como personas “felices”.
En el restaurante Teatern de la Explanada, ubicado en el centro de la ciudad, trabaja Onni, un finlandés de 26 años que aseguró que el ranking que los elige como el país más feliz del mundo sorprendió a gran parte de los ciudadanos.
“Lo conversé con mi familia y mis amigos, pensamos que algo estaba mal porque no coincidimos para nada con lo que la gente asocia a felicidad. Somos relajados y vivimos muy bien, pero extrovertidos y felices yo creo que no es la palabra”, señaló.
La curiosidad no fue solo del círculo de Onni, sino de gran parte de los finlandeses. El tema llegó a tal punto que hubo quienes se dedicaron a estudiarlo para comprender el fenómeno.
Uno de ellos es Frak Martela, experto en investigaciones de bienestar de la universidad de Aalto quien aseguró que -tras años de análisis- se puede concluir que “no es que Finlandia tenga las personas más felices, sino que tienen la menor cantidad de personas infelices”.
Martela acotó que la felicidad finlandesa se basa -más que nada- en la satisfacción con el estilo de vida que tienen. Están satisfechos porque tienen todas sus necesidades cubiertas y viven en una “atmósfera de bienestar”.
El investigador de Aalto dijo que hay cuatro razones -principalmente- que permiten entender esto. “Lo primero es nuestro estado de bienestar; junto con eso el correcto funcionamiento de las instituciones, tenemos los menores niveles de corrupción del mundo y el gobierno funciona bien; lo tercero es la confianza, nosotros confiamos en todos los ciudadanos y en nuestras instituciones; y finalmente está la idea de que vivimos casi completamente libres y eso nos da una satisfacción gigantesca”. Punto importante ya que se basa en un tema cultural.
¿Cómo se llegó a eso? Según se puede leer en los archivos disponibles en el Museo Nacional de Finlandia, desde los inicios de la nación, la elite tuvo la conciencia de que era necesario educar a la gente.
En la guerra civil (1918) hubo mucho conflicto, pero -finalmente- los gobernantes deciden entregar lo que la gente pedía y, al tomarlos en cuenta, comienza este círculo de confianza.
Luego, debido a las constantes amenazas de invasiones rusas, el gobierno se constituye bajo la premisa de que debe ser eficiente y esa lógica hace que todos los ciudadanos se unan en una causa común: no ser invadidos y preservar su autonomía. Con eso la confianza aumenta y el círculo virtuoso inicia su curso.
¿En qué consiste la felicidad? Revísalo en la segunda edición de la crónica de un país feliz.