—Sentí un boche como que se encendía algo.
El 23 de enero pasado no iba a ser una más de las jornadas de verano que Gilberto Astete Marchant pasó en su parcela ubicada en el sector Paso Hondo de Ranquil, región de Ñuble. Ese día, el obrero de 57 años y oriundo de Concepción, decidió realizar una tarea cotidiana que hoy lo tiene enfrentando un proceso judicial. Provocó la chispa que encendió la pradera.
Era lunes y el calor no fue impedimento para ejecutar una labor propia del campo: quitar la maleza. No parecía una decisión incorrecta, sobre todo considerando el avance de los incendios forestales en la zona y la importancia de mantener las áreas cercanas a viviendas despejadas de vegetación.
A esa altura de la temporada que había iniciado el 1 de julio de 2022, de acuerdo con reportes oficiales entregados a BBCL Investiga por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), ya se habían producido a nivel nacional 3.720 incendios forestales que habían quemado más de 60 mil hectáreas. Sólo en la región de Ñuble esa cifra alcanzaba los 322 con más de 1.170 hectáreas arrasadas.
Ahora, cuatro meses más tarde, la Fiscalía Local de Quirihue solicitó la audiencia para formalizar la investigación por el delito de incendio en contra del dueño de la parcela donde se originó un siniestro que consumió más de 600 hectáreas.
Imagen satelital antes del megaincendio:
Imagen satelital después del megaincendio:
Una pausa, un sonido
Despejar el área no le sería una labor tan complicada, sobre todo si poseía la herramienta adecuada. La desbrozadora -muy similar a una “orilladora” pero con cuchillos metálicos- era efectiva para el propósito.
Pasadas las 14:00 horas, Astete Marchant decidió tomarse una pausa para descansar. En eso estaba cuando escuchó el ruido de ramas quemándose justo donde él había estado limpiando. Era el inicio del caos.
—En cosa de segundos sentí un boche como que se encendía algo y miro hacia el exterior y veo una llama a unos pocos metros de la salida del galpón —declararía posteriormente a la policía el obrero de profesión.
Las ráfagas de viento hicieron que los intentos por apagar el fuego no tuvieran fruto. Las llamas rápidamente quemaron el pasto seco y arbustos que habían en el lugar. Misma suerte corrieron un pequeño galpón y un automóvil propiedad del imputado que estaba estacionado al interior del sitio.
Despliegue total
El siniestro avanzó velozmente y sin control hacia el oriente, alcanzando posteriormente los sectores de Carrizales y Nueva Aldea. Arrasó con bosques y amenazó con llegar incluso a la planta aledaña de la Celulosa que Arauco. Algo que terminaría ocurriendo semanas más tarde, pero por culpa de otro incendio.
Faltando pocos minutos para las 15:00 horas y con la emergencia en curso, vecinos hicieron parar un vehículo de Carabineros del retén de Ñipas que realizaba un patrullaje por el sector. Denunciaron el lugar aproximado donde se había iniciado el incendio, por lo que de inmediato los funcionarios se trasladaron al lugar.
En paralelo, el propio dueño de la parcela y otros vecinos marcaron los teléfonos de emergencia. El despliegue fue total para evitar que el fuego dañara viviendas o personas.
Un reporte inicial de Carabineros, al que tuvo acceso este medio, indica que cerca de un centenar de voluntarios de Bomberos de Ranquil, Coelemu, Portezuelo, Quillón, Bulnes y Quirihue trabajaron para intentar contener el avance de las llamas.
Con el mismo fin Conaf dispuso de cuatro maquinarias bulldozer, dos helicópteros, dos aviones cisterna, un skidder, además de personal técnico y brigadistas.
Por su parte, Arauco desplegó más de un centenar de personas entre brigadistas y personal técnico. No sólo eso, también trabajaron en la emergencia ocho de los más modernos helicópteros de la compañía y cinco aviones para lanzar agua.
En este escenario, la dirección regional del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) en Ñuble resolvió declarar Alerta Roja comunal para Ranquil. A las 15:45 horas comenzaron a llegar los mensajes de texto a los pobladores del sector Paso Hondo pidiendo evacuar a zonas seguras.
La chispa que encendió la pradera
En base a los antecedentes recopilados inicialmente por Carabineros y a una querella criminal presentada por Forestal Arauco, la fiscalía inició una investigación desformalizada para determinar responsabilidades.
Así, se encargaron peritajes a detectives de la Policía de Investigaciones cuyos resultados apuntan a Astete Marchant como el único responsable.
Según antecedentes que tuvo a la vista BBCL Investiga, luego de un acabado análisis en el lugar donde se originaron las llamas los funcionarios policiales concluyeron que una chispa provocada por el roce de los cuchillos de la desbrozadora con unas piedras originó el siniestro. Eso incendió la pradera.
Así quedó en evidencia al observar detalladamente las piedras y las aspas de la herramienta, que presentaban claros signos de haber chocado entre sí.
Las casi 600 hectáreas de vegetación y bosque arrasadas no fue lo única consecuencia del incendio que se originó en la parcela de Astete Marchant.
Producto de este incendio una voluntaria de Bomberos de Portezuelo terminó con lesiones. Tuvo que ser trasladada a Chillán tras recibir el impacto de un chorro de agua de alta presión. Un bombero de Quillón, en tanto, resultó con quemaduras en su espalda y brazos, en lesiones que fueron catalogadas como leves. Y otro voluntario de esa misma comuna recibió un golpe en su rodilla derecha.
Formalización
Así las cosas, la fiscal adjunto (s) de Quirihue, María de los Ángeles Cáceres solicitó una audiencia de formalización para comunicarle al imputado cargos por el delito de incendio.
Por disposición de la jueza suplente del Juzgado de Garantía de Coelemu, Claudia González, la instancia se concretará el próximo 27 de junio a las 10:00 horas.
BBCL Investiga intentó obtener una versión del denunciado, sin resultados hasta el cierre de esta edición