—Acabamos de pasar un área de control de los giles, está tirao, hermano. Póngale nomás, con tranquilidad. No hay ningún bastardo, ningún bastardo.
El que habla es Emilio Berkhoff, activista que alcanzó notoriedad como miembro de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM). Al otro lado del teléfono un grupo narco recibía las buenas noticias: los bastardos, es decir Carabineros, no estaban a la vista. La caravana que venía atrás tenía como objetivo ingresar 10 millones de dólares en droga al Gran Concepción.
Y aunque Berkhoff apenas jugó un rol secundario, sus acciones permitieron a la banda recoger cerca de la frontera con Bolivia cerca de 900 kilos de pasta base de cocaína.
Hoy, el ex activista, de quien la CAM negaría haber ocupado un cargo de liderazgo en la organización, figura como uno de los 16 condenados por narcotráfico. A tres de ellos se les dictó mismo veredicto por el delito de lavado de activos y de 11 de ellos por uso malicioso de instrumento público.
La fiscal Carla Hernández solicita penas de entre los 10 y 20 años de cárcel sólo por el tráfico de drogas, incluidos los 13 años que se pidió respecto de Berkhoff.
“Voy solo contra el mundo”
Tal como reveló la Unidad de Investigación de BioBioChile, los hechos se remontan a junio de 2020. Fueron nueve hombres los que viajaron en distintos vehículos a Chañaral, Tocopilla y Sierra Gorda, para recoger en persona los estupefacientes.
El grupo apenas recibió la droga retornó en caravana al sur. Lo que no sabían era que estaban siendo seguidos de cerca por la PDI. La policía civil incluso mantenía los teléfonos de los involucrados intervenidos.
Las escuchas -a las que accedió BBCL Investiga- dan cuenta de las conversaciones y coordinaciones que mantenían los imputados en medio del viaje de retorno. Uno de ellos, que iba a bordo de un vehículo cargado con cocaína base, por ejemplo, reclamó por el atraso de quienes le precedían en el convoy:
—No hay nadie, voy solo contra el mundo. Los otros vienen como media hora atrás —se quejó.
“No son los jiles”
Precisamente, la idea de viajar en caravana les permitía (al parecer sólo en la teoría) tener vigilancia de eventuales controles policiales o sanitarios. Esto último considerando que el país estaba en medio de la pandemia desatada a nivel mundial por el covid-19. En efecto, los imputados consiguieron permisos irregulares para zafar de las restricciones de desplazamiento. De ahí que fueran condenados por el uso malicioso de instrumento público.
Dentro de las escuchas aparece también Berkhoff. Tal como se adelantó, en su alocución relató a los otros miembros de la fila que no había ningún “bastardo”. Es decir, carabineros.
—Acabamos de pasar un área de control de los giles, está tirao, hermano. Póngale nomás, con tranquilidad. No hay ningún bastardo, ningún bastardo —lanzó.
Su voz se repite en otra de las intervenciones:
—Atento, hermanito. Vamos entrando el peaje, yo te voy diciendo lo que voy viendo. Al momento no se ve nada, nada, nada (…) Al parecer está limpio, no hay frontera sanitaria… A ver, ahí veo una baliza… de ambulancia, bomberos. No son los jiles, está limpio, hermano. Póngale nomás con confianza —les hizo saber Berkhoff.
Patricio Albornoz, otro de los imputados tuvo un rol similar. A él lo dejaron a orilla de camino para luego ser llevado por otra parte de la comitiva criminal.
—Yo estoy esperando al otro embarao culiao que me va a pasar a buscar aquí (…) yo voy a irme atrás tuyo por si se te acerca alguien —comentó a uno de los narco-choferes.
La debacle
Los resguardos, sin embargo, no valieron de mucho. El 12 de junio de 2020, en medio de la caravana, los involucrados comenzaron a ser arrestados, uno a uno, a lo largo de la Ruta 5 Sur. Así, cerca de las 13:20 horas del mismo día, cayó el primer detenido a orillas de la vía, al frente de la hostería “Alcazar”, a la altura de Longaví. Se trataba de Juan Muñoz Catril, a quien sorprendieron transportando 560 paquetes cubiertos con cinta de embalaje café, los que contenían 576 kilos de droga.
Quince minutos más tarde y pocos kilómetros más adelante, en la plaza del Peaje Retiro, cayeron Carlos Bizama Álvarez, Johany Mancilla Albornoz y Sebastián Albornoz Gatica. Casi de manera paralela y en el mismo lugar fueron detenidos, con 240 paquetes de droga, Diego Concha Navarrete (El Narciso) y Luis Sandoval Tapia.
La debacle para el clan se completó en la comuna de Los Vilos, región de Coquimbo. Allí se detuvo a Emilio Berkhoff, Patricio Albornoz González, Alejandro Ferreira Villarroel y Alex Cifuentes González. A estos últimos no se les encontró droga, pero la fiscalía, en base a las escuchas expuestas, los sindica como parte del grupo que viajó a buscar la droga.
“Nos vamos a pescar a balazos”
Yohanny Albornoz González, el líder de la banda zafó sin problemas. A este último se le conoce como “El Faraón” o “El Chucky”. Un viejo dealer local, sobrino del conocido narcotraficante penquista Reinedio González, apodado “El Martillo”.
En las escuchas, El Faraón aparece preguntando por los caídos. Intentaba tranquilizarse a sí mismo, al pensar que todo podría deberse solamente por problemas en los pases sanitarios. El intercambio es una mujer.
—No hemos sabido nada. En la carretera no están dejando ir a ningún lado. Seguro que por los antecedentes se ponen fomes —dijo a una mujer que se mostraba preocupada al otro lado de la línea.
De acuerdo a lo estipulado en la acusación formulada por el Ministerio Público, tras salvarse de los arrestos, Albornoz González continuó comercializando droga con ayuda de otros siete imputados. Para ello, uso distintos inmuebles de Concepción y Hualpén, a fin de almacenar y vender las sustancias, además de guardar armas de fuego.
Incluso, en una de las escuchas se aprecia cómo la banda compartía su poder de fuego entre sus miembros. Así lo da cuenta otra de las intervenciones. La comunicación es entre dos de los involucrados.
—Oye compañero (…) hable con él y dice que te pasa altiro un juguete y un chaleco.
(…)
—Voy a esperar allá, porque aquí estoy pato. Aquí me pueden pegar, hueón. Si me pelié a combos con el huéon, nos vamos a pescar a balazos ahora.
Lavado
La detención de El Faraón vino recién a concretarse dos meses después, la madrugada del 14 de agosto de 2020, cuando se encontraba en su domicilio del sector Nonguén de Concepción.
En la casa le encontraron unos 170 millones de pesos en efectivo. Dinero sonante y contante que estaba repartido en bolsas, mochilas y en una caja de cartón sobre la mesa del comedor.
Tras su arresto, los investigadores concluyeron que Albornoz había blanqueado los ingresos provenientes de la droga a través de la compra de bienes.
Aquí aparecen dos casas en Hualpén, a nombre de dos imputadas.
A ello, se suma una completa colección de vehículos inscritos a nombre de otros involucrados en el caso: dos camionetas Nissan NP-300, una Mitsubishi L-200 Dakar, una Ford Explorer, un Mazda New BT, una Ford Escape, un Jeep Grand Cherokee y una Ford 150.
Y por si fuera poco, la lista la completa un Citroen C3 a su propio nombre.
El persecutor Patricio Aravena explica que el avaluó aproximado de las especies que fueron lavadas, entre vehículos e inmuebles, superan los $200 millones. Aravena adelanta que todas ellas serán incautadas.
—Sumado a los más de $170 millones incautados en dinero efectivo en el procedimiento, hace que la incautación total bordee los $400 millones, de los que serán privados esta organización criminal —comenta.
Sólo por este delito, las penas solicitadas parten en los 10 años y un día para los tres condenados.
Conformes
Tras conocerse el veredicto condenatorio de este martes, la fiscal del caso, Carla Hernández, se mostró satisfecha con los resultados de la investigación.
—La Unidad de Drogas y la fiscalía en general no puede estar -hasta ahora- sino conforme con el trabajo que se realizó.
Según cuenta la persecutora, los sentenciados conformaban una banda altamente estructurada:
—Lo que el Ministerio Público señaló en la acusación y logró acreditar en el juicio es que los imputados que fueron condenados estaban coordinados para la comisión del delito de tráfico. Realizaban actividades más o menos de carácter permanente, en términos de coordinación, adquisición, transporte y comercialización de la droga. Dentro de esta coordinación estaba quien daba las ordenes, había quien las recibía, quien las transmitía y naturalmente quien las obedecía y rendía cuentas de las actividades relacionadas con el delito de tráfico.
Las sanciones se conocerán cuando el Tribunal Oral entregue la sentencia el próximo 25 de noviembre, plazo decretado en relación con los más de tres meses que duró el juicio.
En la instancia de este martes se conoció también la absolución decretada en favor de dos personas -Denise Villablanca y Víctor González- a quienes se había imputado por narcotráfico y por porte ilegal de armas, ordenándose la libertad inmediata de ambos, en prisión preventiva desde agosto y junio de 2020 respectivamente.