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Dineros vs condiciones carcelarias: ¿Cuánto cuesta mantener a un preso en Chile?

Dineros vs condiciones carcelarias: ¿Cuánto cuesta mantener a un preso en Chile?

Lunes 19 septiembre de 2022 | 09:42

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Contexto | Agencia UNO

Los montos destinados a los presos en Chile pueden despertar diversas lecturas. Lo cierto, es que las cifras cada vez son más altas. Estos dineros, destinados en parte a la alimentación de los reos, se contraponen con las multas que reciben las cárceles por comida en mal estado o con hongos. No solo eso, también hay faltas a los programas de reinserción. Hasta ahora, la única certeza es que los dineros para los internos cada año es mayor.

Mantener a una persona privada de libertad en Chile en la actualidad supera dos sueldos mínimos. Para 2020, la cifra promedio mensual por poco bordeaba un millón de pesos en una cárcel tradicional. En específico, se destinaban más de $930 mil.

Los datos entregados por Gendarmería y el Ministerio de Justicia vía Transparencia, y analizados por la Unidad de Investigación de BioBioChile, evidencian que cada año el monto para financiar a los reclusos y reclusas aumenta.

Este escenario ocurre tanto en los centros penitenciarios tradicionales como en los ocho concesionados, aunque en estos últimos, la cifra es relativamente inferior.

Sin embargo, estos fondos desembolsados por el Estado se contraponen con los servicios prestados por las cárceles. De la revisión de las multas ingresadas por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) a los recintos concesionados, se desprende una débil presencia de programas de reinserción social, faltas por regímenes alimentarios insuficientes, infraestructura deficiente, alimentos vencidos o incluso con bacterias.

En algunos casos, los problemas también terminan golpeando a los gendarmes, quienes reciben un servicio nutricional inferior a lo que determinan las bases de licitación.

En total, en 2020, el Estado desembolsó más de $98.301 millones para ambos sistemas. Y este último año, hasta abril, el sistema tradicional ya ha saldado más de $8.884 millones.

Sistema penitenciario en Chile

En Chile existen dos sistemas carcelarios: el tradicional y el concesionado. El primero depende administrativamente de Gendarmería de Chile. El segundo del Ministerio de Justicia y privados.

El sistema concesionado tiene una organización compartida: la custodia y vigilancia dependen de Gendarmería, pero los servicios de alimentación, lavandería, aseo y salud, están a cargo de un particular. Todas estas prestaciones son financiadas por el Ministerio de Justicia en su calidad de mandante del contrato de concesión.

En total, hay ocho centros penitenciarios concesionados: Alto Hospicio, La Serena, Rancagua, Antofagasta, Concepción, Santiago 1, Valdivia y Puerto Montt. Su conjunto se divide en tres reparticiones.

El panorama quedaría así: El Grupo 1 tiene a Alto Hospicio, La Serena y Rancagua; el Grupo 2 a Concepción y Antofagasta. Por último, el Grupo 3 queda a cargo de Santiago 1, Valdivia y Puerto Montt.

La diferencia entre un sistema tradicional y un concesionado, no solo se vislumbra entre quiénes mueven los hilos para que todo funcione, sino que también en los montos que destinan a cada reo dependiendo del total de la población penal.

Cárceles concesionadas

Las concesionadas se dividen en dos montos totales. El primero es el gasto operacional por interno efectuado por Gendarmería. Este corresponde al pago de remuneraciones, consumos básicos y todos los gastos de gendarmes que trabajan en este tipo de cárcel.

El segundo es el Programa de Concesiones que lo costea el Ministerio de Justicia, y es un pago variable dependiendo del número de internos y gastos adicionales como una posible sobrepoblación. En simple, es el monto que destinan en promedio a cada reo. Ambos dineros componen el sistema concesionado.

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Estos dos presupuestos aumentan cada año. Las estadísticas también muestras que a la par, también crece la población penal.

Según los documentos entregados a este medio por el Ministerio de Justicia vía Transparencia, en 2015 el monto anual que pagó este mismo fue más de $52.864 millones. Esa cifra, que no considera lo invertido en gendarmes, se dividió por el promedio total de la población total, que para ese entonces fue de 14.033. Eso arrojó que el gasto promedio mensual por interno fuese de $313.972.

Para el 2017 la cifra ya iba en $348.454. Luego, ascendió a $354.845 en 2018. Ya para el 2020, promediaba $365.561.

Pero estos montos varían dependiendo de la región y la población. Por ejemplo, en Valdivia el gasto promedio destinado a cada interno para 2020 fue de $603.352, porque el total de reos era 1.153. Sin embargo, en Santiago 1 la población penal promedio era 3.880 y solo gastaron mensualmente por cada uno de ellos 238.636 (Ver tabla 1).

Lo mismo pasa con la otra cárcel del sur. Puerto Montt tuvo un promedio de internos de 1.164 y el monto promedio para cada uno de ellos fue de $597.800.

Tabla 1 | NPI: Número promedio internos

Si a estos montos se les suman los gastos de Gendarmería que trabajan en el sistema concesionado, la cifra se dobla.

En 2015 fue de $676.532. Después de cinco años (2020) ese total ya va en 829.226 (Ver tabla 2). De hecho, este último gasto es mayor que el destinado a los internos.

Tabla 2

Cárceles tradicionales

En el caso de las cárceles tradicionales, administradas totalmente por Gendarmería, dependiente del Ministerio de Justicia, el monto para cada interno se distribuye en comida, frazadas, colchones, edificación y literas. El mayor gasto es para la comida y la infraestructura.

Desde 2018 hasta la fecha, han desembolsado casi mil millones de pesos en los regímenes alimentarios; y en edificación más de 29 mil millones (ver tabla 3).

Según informó la institución, “el gasto en alimentos para reos difiere de cada región, ya que cada unidad tiene por resolución un valor ración determinado y la cantidad de población penal también es diferente a lo largo del país”.

En cuanto a lo que destinan para cada preso, los totales son mayores comparándolas con las concesionadas. El 2016 fue de 717.072; y en 2018, 776.017. Al año siguiente 821.465. En 2020 cerró en 935.204 (ver tabla 4).

Estas cifras se enlazan con lo que en 2017 informó La Tercera, donde las dineros destinados por el Estado cada año a los privados de libertad despierta diferentes lecturas. Esto, considerando que para un menor del Sename, solo se invierten $294 mil mensuales.

Tabla 3

Comidas con hongos

La propuesta de que algunos recintos penitenciarios comenzaran a ser manejados por privados comenzó a regir en 2009. Las luces sobre su funcionamiento lo da la Dirección de Concesiones del MOP que cursa multas por incumplir las bases de las licitaciones.

En los últimos tres años han entregado 81 multas. La mayoría recae en los centros de Concepción y Antofagasta, con 18 y 15 respectivamente. La mayoría de estas oscila entre 150 UTM (8,8 millones de pesos), aunque también pueden ser de un monto inferior, como 100 o 50 UTM.

Referente a la cárcel penquista, casi la totalidad de las infracciones de este año son por repartir menos kilocalorías diarias. Esto quiere decir que los rangos nutricionales diarios estaban bajo lo normal. Según lo establecido debería ser entre 2.450 y 2.700 kilocalorías, pero solo se repartieron 2.198, 2.298 y 2.340 en diferentes meses.

tabla 4

En este mismo recinto, el 2020 se cursó una multa por entregar un sándwich de mermelada al desayuno y una ensalada de habas con acelga a la cena que contenía la bacteria listeria: un patógeno que causa una de las infecciones alimentarias más violentas y tiene una tasa de mortalidad entre 20 y 30%.

Pero también se cursaron infracciones en este periodo por entregar más porcentaje de grasas. El rango entre kilocalorías, proteínas y grasas está fijado entre 20-35% y en 2021 fue de 39,7% en Alto Hospicio.

Otras faltas tienen que ver con los programas de reinserción que no se cumplen, tienen deficiencias o no terminan de completarse. En junio de 2021 la concesionaria debió pagar 100 UTM por no impartir un Taller de Expresión Corporal en Antofagasta al no tener a un profesional que lo realizara.

Este escenario se repitió para un subprograma de atención psicológica para los internos de Puerto Montt, donde el reglamento ordenaba que el mínimo de presos que debía participar era de 300, pero solo concurrieron 270, cuando 367 se encontraban en condiciones de recibir la ayuda.

Informe INDH

En cuanto a las cárceles tradicionales, el 5° Estudio de Condiciones Carcelarias en Chile realizado por el Instituto de Derechos Humanos (INDH) en 2019, visitó 44 recintos -de los 83 en Chile- y revelaron que presentan hacinamiento, falencias en servicios básicos e higiene.

En 11 de estos se observa que no hay una cama para todas las personas y que hay camarotes improvisados o sin equipamientos. De hecho, en algunos no hay colchones o están en mal estado.

Por otra parte, no todas las cárceles analizadas cuentan con baños al interior de la celda o módulos, y los privados de libertad son obligados a hacer las necesidades en bolsas o baldes. Los que tienen, están tapados o en mal estado.

Más aún, en 11 penales hay plagas de ratones, chinches, pulgas, ratas, palomas y/o cucarachas. En 33 hay problemas de hongos, basura esparcida, humedad o alimentos en descomposición.

Si bien el presupuesto de alimentación es el más alto, en 20 cárceles no tienen elementos para consumir la comida. Desde la primera comida del día hasta la última, se detectan mínimo 13 horas de diferencia y hasta 20 horas en otros recintos.

Gendarmería de Chile y el Ministerio de Justicia no estuvieron disponibles para este reportaje.

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