Los ecologistas reconocen que las profecías de un “apocalipsis de insectos” que causará su total extinción pueden ser exageradas. Pero, si actuamos ahora, podremos salvar a insectos cuya población decae abruptamente.
La biodiversidad de la Tierra está disminuyendo a un ritmo sin precedentes, pero los datos sobre la población de los insectos, que son pequeños, diversos, y abundantes, están incompletos.
En lugar de esperar a que se completen esos datos, 75 expertos piden en la revista Nature Ecology and Evolution que se tomen medidas de manera inmediata.
Los ecologistas también crearon una hoja de ruta para la conservación. Las medidas a corto plazo, como la eliminación gradual de pesticidas o la diversificación de las tierras de cultivo podrían ayudar a los insectos.
Cosechamos lo que sembramos”, dijo Jeff Harvey, del Instituto de Ecología de los Países Bajos, y uno de los autores de la hoja de ruta.
“Es obvio que el declive de los insectos afectará a otras especies de la cadena alimenticia. No podemos seguir ignorando esta situación”, afirmó.
“Apocalipsis de los insectos”
El año pasado, la revista Biological Conservation causó un gran impacto al anunciar el “apocalipsis de los insectos”, ya que el 40% de las especies están en peligro de extinción.
Algunos expertos han sido muy críticos con este informe. “Hay poca información disponible sobre la mayoría de las especies en el mundo. Simplemente es falso afirmar que hay un consenso científico en que los insectos están en declive a nivel mundial”, explicó en un correo electrónico Manu Saunders, ecologista de la Universidad de Nueva Inglaterra.
IPBES, un panel de expertos convocados por la ONU, indicó el año pasado en un exhaustivo estudio que el 10% de las especies de insectos se encontraban bajo amenaza.
“Creo que a nivel mundial tenemos un declive de especies”, dice Josef Settele, un ecologista del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental de Alemania y copresidente del informe de IPBES.
“El 40% podría ser demasiado alto y el 10% es demasiado bajo, pero este es el rango”, señaló.
A pesar de las diferencias de opiniones, los científicos coinciden en tres puntos: la importancia de los insectos para las personas, la creciente amenaza que sufren y la falta de acción para preservarlos.
Los insectos desempeñan un papel vital en el ecosistema y los seres humanos dependen especialmente de ellos para su alimentación.
El informe de IPBES estimó que más de 577 mil millones de dólares de producción anual de cultivos están en riego por la falta de polinizadores.
Pérdidas globales
En Australia, donde Saunders trabaja, los grandes incendios han matado a millones de animales.
Un estudio preliminar del gobierno estima que se ha quemado más de la mitad del hábitat de 114 especies amenazadas.
Entre ellos se encuentra el Banksia montana mealybug, un insecto que solo puede vivir en un tipo de arbusto que es vulnerable a las enfermedades, el fuego y el cambio climático.
Además, es una de las cuatro especies de insectos en una lista de 327 criaturas vulnerables que han perdido su hábitat.
“El principal problema es que tenemos muy pocos datos sobre los insectos que se encontraban allí antes de que se produjeran los incendios, por lo que no tenemos forma de saber cuántos se han visto afectados y en qué lugares”, dijo Saunders.
La perspectiva de incendios más intensos y frecuentes en Australia tendrá un gran impacto en los insectos.
Presión agrícola
En Alemania, donde la pérdida de insectos está mejor documentada, la velocidad y la escala del declive ha conmocionado a los científicos.
Un estudio publicado en la revista Plos One, en 2017, encontró una disminución del 76% de los insectos voladores en las reservas naturales durante las últimas tres décadas.
La pérdida de población no se limitó a criaturas como las abejas y las mariposas, sino a insectos voladores en general. Los resultados se documentaron en áreas protegidas.
Los investigadores sugirieron que la agricultura y los pesticidas habían agravado el declive, señalando que casi todas las reservas están rodeadas por cultivos.
En septiembre del año pasado, el gobierno alemán anunció un plan de acción de 100 millones de euros al año para la protección los hábitats, la eliminación gradual del glifosato y la reducción de la contaminación. Una cuarta parte de la financiación se destinará a investigación.
Los científicos que escribieron la hoja de ruta sostienen que Alemania es un modelo a seguir.
Pero la protección de los insectos sin una reforma agrícola ha dejado una gran incertidumbre.
“Alemania es fuerte en la protección de insectos, pero no aborda el papel de la agricultura”, dijo Christine Chemnitz, experta en política agrícola de la Fundación Heinrich-Böll y líder del proyecto del atlas de los insectos.
“Apoyamos totalmente (el programa de protección), pero lo vemos críticamente, porque la política agrícola también debe cambiar de manera urgente”.