Un enigma que desconcertó a Australia durante varias semanas ha sido finalmente resuelto. Lo que inicialmente se pensó que eran bolas de alquitrán que cubrían las famosas playas de Sidney, resultaron ser una mezcla aún más alarmante: heces humanas, aceite de cocina, productos químicos y hasta drogas ilícitas, según investigadores australianos.
A partir del 16 de octubre, varias playas, incluida la icónica Bondi, tuvieron que ser cerradas tras la aparición masiva de estos extraños depósitos oscuros. En cuestión de días, miles de estas bolas comenzaron a aparecer en la costa, provocando un operativo de limpieza de gran magnitud.
La playa de Coogee, especialmente popular entre los jóvenes mochileros, fue desalojada y cerrada después de que los servicios de emergencias “descubrieran misteriosos restos negros en forma de bolas” esparcidos a la lo largo de la playa. Otras tres playas cercanas también se cerraron después de que las bolas llegaran a la orilla, indicó DW.
Misteriosas bolas en playas de Sidney
Las autoridades y científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) fueron quienes finalmente lograron identificar la composición de estos objetos, que en un principio se pensaron como una especie de “bola de alquitrán”.
Según recogió la BBC, los investigadores descubrieron que cada una de las bolas tenía una superficie dura, endurecida por la acumulación de arena y minerales como el calcio, mientras que su núcleo era blando. Dentro de ellas, los análisis revelaron una mezcla de aceite de cocina, moléculas de jabón, medicamentos para la presión arterial, pesticidas, cabellos, metanfetamina e incluso medicamentos veterinarios.
”El olor es absolutamente asqueroso, peor que cualquier cosa que hayan olido antes”, relató Jon Beves, profesor asociado de la UNSW, quien lideró la investigación. Según los expertos, estas bolas recuerdan a los “fatbergs” o grandes masas de grasa y aceite que se forman en los sistemas de alcantarillado y que, al igual que estos, contienen materiales originados en sistemas de desagüe y otros vertidos urbanos.
El estudio también sugiere que este fenómeno podría ser el resultado de un vertido de aguas residuales, aunque aún no se ha podido determinar con precisión su origen.
Las autoridades de Sídney han señalado que, según los informes, no se han detectado problemas en los sistemas de desagüe de la ciudad, pero los investigadores continúan analizando posibles fuentes. Además, se han registrado casos no confirmados de bolas similares que habrían aparecido en los últimos dos años.