Un equipo de científicos climáticos advirtió que una “bomba gigante de mercurio” podría explotar en cualquier momento y propagar este material por Alaska y el Ártico.
Ello provocaría una gran amenaza para la naturaleza y los seres humanos, según se detalla en un estudio publicado el jueves por la revista Environmental Research Letters.
Los autores de la nueva investigación plantean que, a medida que el Ártico se calienta hasta cuatro veces más rápido que la media mundial debido al cambio climático, el mercurio almacenado en el hielo milenario del permafrost amenaza con liberarse velozmente a través del flujo del río Yukón.
“Podría haber una bomba gigante de mercurio en el Ártico a punto de explotar”, afirma en un comunicado de la Universidad de California del Sur, Josh West, coautor del estudio.
Propagación del mercurio a través del río
El río Yukón se origina en Canadá, cruza por gran parte de Alaska y desemboca en el mar de Bering. El torrente erosiona el permafrost de sus orillas y arrastra sedimentos río abajo, por lo que el metal tóxico podría propagarse rápidamente en el medioambiente.
Si bien el mercurio liberado por el derretimiento del permafrost causado por el calentamiento global no representa actualmente un peligro, las cantidades de este material aumentarán seguramente en el futuro y contaminarán el agua, los peces y otros animales de la zona, implicando también una amenaza para los humanos.
“El río puede movilizar rápidamente grandes cantidades de sedimentos que contienen mercurio”, explica en el mismo reporte Isabel Smith, principal autora del estudio.
“Décadas de exposición, especialmente con niveles crecientes a medida que se libera más mercurio, podrían tener un enorme impacto en el medioambiente y en la salud de quienes viven en estas zonas”, agrega Smith.
Por qué hay mercurio en el Ártico
El mercurio presente en el Ártico ha sido absorbido por las plantas. Cuando estas mueren, el metal pesado queda atrapado y almacenando en los suelos congelados del Ártico durante miles de años, pero el cambio climático y las temperaturas elevadas en la zona derriten el hielo que conserva el mercurio.
“Debido a su comportamiento químico, gran parte de la contaminación por mercurio acaba en el Ártico. El permafrost ha acumulado tanto mercurio que podría eclipsar la cantidad presente en los océanos, los suelos, la atmósfera y la biosfera juntos”, explica West en el reporte.
El mercurio, que incluso en bajas cantidades puede ser nocivo o tóxico para la salud, podría poner en peligro al menos a 5 millones de personas que habitan el Ártico y otros 3 millones de personas que viven en lugares donde se prevé que el permafrost desaparezca por completo en 2050.
Según alertan los científicos, conforme se acumula el permafrost y se expande por el ambiente, se arriesga cada vez más que llegue a los humanos a través del consumo de pescado y carnes.
Ello implicaría consecuencias “devastadoras” para las comunidades locales.
“Décadas de exposición, especialmente con niveles crecientes a medida que se libera más mercurio, podrían pasar una factura enorme al medio ambiente y a la salud de quienes viven en estas zonas”, afirmó Smith.
Cómo mitigar los peligros
Con la ayuda de imágenes satelitales, los científicos observaron cómo está cambiando el curso del río Yukón y estimaron la cantidad de mercurio que podría liberarse con el paso de los años. De esta manera, los expertos podrían determinar qué zonas podrían verse más afectadas que otras, mitigar algunos riesgos o evitar que esta “bomba de mercurio” genere daños catastróficos.
Asimismo, los investigadores descubrieron que los sedimentos con granos más finos contenían más mercurio que los de granos gruesos, lo que sugiere tipos de suelo específicos que pueden plantear mayores riesgos.
“Tener en cuenta todos estos factores debería darnos una estimación más precisa del mercurio total que podría liberarse a medida que el permafrost siga derritiéndose en las próximas décadas”, concluye Smith.