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El deshielo hace que la Tierra gire más lento y los días sean más largos, dicen nuevos estudios

18 julio 2024 | 15:15

Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), con el apoyo de la NASA, recogieron nuevos datos sobre cómo el deshielo de los polos está haciendo que la Tierra gire más lento y afectando en su rotación.

Se trata de una consecuencia del cambio climático ya explorada antes, pero de la que cada vez obtienen más evidencia.

De hecho, los expertos exponen que el cambio climático está generando el derretimiento de las capas de hielo en ambos extremos, Groenlandia y la Antártica.

De acuerdo con un comunicado de la casa de estudios, cuando las enormes plataformas de hielo se derriten, el agua fluye hacia la región ecuatorial de los océanos y produce un cambio de masa que genera variaciones en la rotación de la Tierra.

“Es como cuando un patinador artístico hace una pirueta, primero con los brazos pegados al cuerpo y luego estirándolos”, ejemplifica Benedikt Soja, catedrático de Geodesia Espacial en el Departamento de Ingeniería Civil, Ambiental y Geomática de ETH Zúrich.

El deshielo hace que la Tierra gire más lento

El fenómeno de “mareas” a raíz del movimiento de la Luna alrededor de la Tierra se está viendo afectado por los deshielos en menor medida, pero podría aumentar si se mantienen las tendencias, dice uno de los estudios publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Si los seres humanos siguen emitiendo más gases de efecto invernadero y la Tierra se calienta en consecuencia, esto acabará teniendo una mayor influencia en la velocidad de rotación que el efecto de la Luna, que ha determinado el aumento de la duración del día durante miles de millones de años”, señalan desde ETH Zúrich.

Además, como el agua fluye desde los polos hacia latitudes más bajas, esto ralentiza los movimientos. Según los expertos, la investigación concluye que esto está aumentando la duración del día “unos pocos milisegundos, frente a los 86.400 segundos actuales”.

“Los seres humanos tenemos un mayor impacto en nuestro planeta del que creemos y esto, naturalmente, nos impone una gran responsabilidad por el futuro de nuestro planeta”, concluye Soja, quien participó del estudio.

¿Y el eje de la Tierra?

La lentitud no es el único problema, los cambios de masa en la Tierra provocados por el deshielo también modifican su eje de rotación, concluye otro estudio publicado en la revista Nature Geoscience el 12 de julio.

El cambio climático está haciendo que el eje de rotación de la Tierra se mueva, y parece que la retroalimentación de la conservación del momento angular también está cambiando la dinámica del núcleo de la Tierra”, dice Mostafa Kiani Shahvandi, autor principal de este estudio.

“Por lo tanto, el cambio climático en curso podría incluso estar afectando a los procesos en el interior de la Tierra y tener un alcance mayor de lo que se suponía anteriormente”, agrega.

Esto tiene que ver con el llamado “movimiento polar”, que es el desplazamiento de los polos celestes de la Tierra en relación con los polos geográficos. Recordemos que los polos celestes son puntos imaginarios al norte y sur del planeta y los geográficos son la superficie helada, donde están Groenlandia y la Antártica.

Estos se mueven normalmente en consecuencia de minúsculas desviaciones en el eje de rotación de la Tierra, desplazamientos que aparentemente se están acentuando con el deshielo. Aunque por el momento, no representan un riesgo, aclaran los expertos.

Para obtener estos resultados, los científicos crearon modelos matemáticos basándose en las fuerzas de la física, con apoyo de inteligencia artificial (IA).

Otras aristas que obtuvieron también abordan lo que estos cambios significarían para los futuros viajes espaciales.

Aunque la rotación de la Tierra cambia muy lentamente, este efecto debe tenerse en cuenta en la navegación espacial, por ejemplo, cuando se envía una sonda espacial a otro planeta. Una pequeña desviación de tan solo un centímetro en la Tierra puede llegar a ser de cientos de metros en las enormes distancias involucradas. De lo contrario, no sería posible aterrizar en un cráter específico en Marte”, ejemplifica Soja.