Miércoles 17 julio de 2024 | Publicado a las 09:39
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El Quillay, árbol emblemático de Chile, ha alcanzado un hito en la medicina al ser incluido en una nueva vacuna contra la malaria lanzada en Costa de Marfil, África. Esta vacuna logró una eficacia del 75% en ensayos con más de 4.000 niños, la más alta registrada para esta enfermedad. La clave radica en las saponinas del Quillay, que son más efectivas que los adyuvantes de vacunas previamente utilizados, al impulsar la respuesta inmunitaria de los antídotos.
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Ya es sabido que el Quillay (Quillaja saponaria), árbol chileno endémico, tiene distintas utilidades en la industria farmacéutica, pero este mes marcó un hito en la medicina al ser utilizado en una nueva vacuna contra la malaria.
Resulta que el pasado 15 de julio, en Costa de Marfil, África, se lanzó la nueva vacuna contra la malaria que contiene Quillay y que en los ensayos previos que se realizaron en más de 4.000 niños, logró un 75% de efectividad, la más alta jamás registrada en una vacuna contra esta enfermedad.
Este antídoto fue desarrollado por el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford y el Instituto Serum de la India, y se estará aplicando en África por la compañía farmacéutica Novavax, inicialmente en bebés de hasta 23 meses.
Pero, ¿por qué incluir Quillay estaría mejorando las vacunas contra la malaria? La clave fue combatir lo que podría llamarse “el secreto sucio” de las vacunas, utilizando las “saponinas” de este árbol nacional.
De acuerdo con un artículo publicado esta semana en The Telegraph, el problema que estaban teniendo las vacunas como la de la malaria, eran los adyuvantes, sustancias químicas que se añaden a las vacunas para reforzar su respuesta inmunitaria a un antígeno.
Sin embargo, para la malaria, los adyuvantes que se estaban utilizando no estaban siendo efectivos, ya que el parásito que produce la enfermedad, proveniente de los mosquitos, cambia de forma constantemente.
Para evitar este obstáculo, los científicos optaron por usar adyuvantes en base a saponinas, que son las moléculas que se encuentran en la corteza del Quillay. De acuerdo con los expertos, son mucho mejores para impulsar la respuesta inmunitaria de las vacunas.
La saponina tiene diferentes partes y la que se está utilizando para esto es la QS-21, también presente actualmente en vacunas para el herpes zóster.
La QS-21 del Quillay, se produce pulverizando la corteza del árbol y mezclándola con agua para generar un líquido café. Luego, esta sustancia se vuelve pastosa y se seca, convirtiendo en un polvillo. Finalmente, se combina con colesterol y un lípido, mezcla que evita efectos tóxicos de la molécula.
Según informó la compañía farmacéutica GSK, que ya usaba este método en vacunas contra malaria y herpes zóster, la que contiene QS-21 redujo en un tercio las muertes por malaria.
Mientras que Novavax, que llamó a su nuevo adyuvante con saponina, Matrix-M, aprobado ya por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al momento sería la más prometedora por su alto porcentaje de eficacia en niños.
Esta versión también utiliza QS-7, otra parte de la saponina que es más abundante en la corteza del Quillay. Además, los expertos estiman que podría reducir a la mitad las muertes por malaria.
“La vacuna R21/Matrix-M representa un cambio de paradigma en la prevención de la malaria. Suponiendo que combinemos la R21/Matrix-M con vacunas que bloqueen la transmisión y la etapa sanguínea, tenemos una posibilidad real de reducir a la mitad la mortalidad por malaria en África para finales de la década“, comentó Adrian Hill, director del Instituto Jenner.
Por ahora, se está distribuyendo en lugares de África como Benin, Burkina Faso, Camerún, Ghana, Kenia, Liberia, Malawi y Sierra Leona y se planea extender las dosis a Uganda y la República Democrática del Congo.
Asimismo, las estimaciones de la OMS indican que se necesitarán al menos entre 40 y 60 millones de dosis anuales para 2026, cifra que aumentará a entre 80 y 100 millones anualmente para el 2030.
Un árbol chileno contra la malaria, pero amenazado
La saponina del Quillay también funciona como antiviral y de hecho es principalmente utilizada en jabones, razón por la que también lo llaman “árbol de corteza de jabón”.
Asimismo, se utiliza para algunos cosméticos, champús, entre otras cosas, y es considerado una de las especies más interesantes que crece únicamente en la zona semiárida de Chile, desde la región de Coquimbo hasta la Araucanía.
Sin embargo, su utilidad, también representa una amenaza. Los Quillay maduran lento y pueden pasar hasta 25 años hasta que su corteza esté lista para extraer la saponina.
Esto último, no calza con la urgencia de su extracción. Por lo que ya existen laboratorios donde se intenta acelerar este proceso, clonando las saponinas para reducir el tiempo de cosecha a 10 o 5 años.
En Chile, el Quillay es una especie especial porque puede soportar condiciones que otros árboles no, como suelos pobres en nutrientes y condiciones extremas de sequía, pero todo indica que está llegando a sus límites.
De acuerdo con Ladera Sur, desde 2010, este árbol está siendo afectado por la mega sequía que azota los lugares áridos del país. De hecho, el medio recoge que es uno de los árboles que más verdor está perdiendo en las zonas pre cordilleranas producto de la falta de agua.
Por ello, se están haciendo esfuerzos para que persista pese a las condiciones, como por ejemplo, incluyéndolo en el arbolado urbano de Chile y utilizándolo para reforestar, puesto que crece rápido y produce sombra, ayudando así a otras especies más lentas a crecer sin secarse en el intento.
Igualmente, está protegido por una ley que regula su extracción.