Descubren río de 40 millones de años bajo la Antártica: vestigio de tiempos en que estaba descongelada

Créditos: Perfil

Lunes 01 julio de 2024 | Publicado a las 13:55

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Un equipo de geólogos descubrió un río oculto bajo la capa de hielo de la Antártica Occidental que ha permanecido así durante entre 34 y 44 millones de años, con una longitud de aproximadamente 1,600 kilómetros, convirtiéndose en el mayor sistema fluvial conocido en el continente blanco. Investigadores de diversas instituciones internacionales detallaron este hallazgo en la revista Science Advances, destacando su relevancia para comprender las variaciones climáticas de la historia terrestre y las implicaciones del calentamiento global.

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El descubrimiento fue realizado por un equipo de geólogos alemanes. Revelaron capas de dos períodos distintos: una de hace 85 millones de años y otra de hace 30 a 40 millones de años.

Un equipo de geólogos descubrió un río que permaneció oculto durante alrededor entre 34 y 44 millones de años bajo la capa de hielo de la Antártica Occidental. Con aproximadamente 1.600 kilómetros de longitud, se trata del mayor sistema fluvial del continente blanco conocido hasta el momento.

El hallazgo fue realizado por investigadores de la Universidad de Bremen y del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina en Alemania, junto con universidades e institutos de investigación alemanes, británicos, irlandeses y suecos, quienes lo publicaron en la revista Science Advances.

Johann Klages, investigador sedimentólogo del Instituto Alfred Wegener de Alemania y coautor del estudio, indicó que este descubrimiento es un gran avance para entender las variaciones climáticas extremas de la historia de la Tierra, constató Perfil.

En esa línea, remarcó la importancia de analizar dichos períodos para obtener información sobre las secuelas del calentamiento global: “Si pensamos en un cambio climático potencialmente severo en el futuro, debemos aprender de los períodos de la historia de la Tierra en los que esto ya sucedió”.

El equipo de Klages realizó una expedición en 2017 a bordo del buque de investigación Polarstern. El viaje comenzó desde el extremo sur de Chile hacia la Antártida Occidental y utilizaron equipos de perforación avanzados para extraer sedimentos. De esa manera, revelaron capas de dos periodos distintos, con la parte inferior datando de hace 85 millones de años (Cretácico medio) y la superior de hace 30 a 40 millones de años (Eoceno medio a tardío).

El análisis más detallado de los sedimentos del Eoceno mostró un patrón estratificado típico de un delta fluvial, similar a los del río Mississippi en Estados Unidos. Además, la presencia de biomarcadores de cianobacterias de agua dulce respaldó la hipótesis de un antiguo río que alguna vez recorrió la Antártica.

En tanto, para mapear la topografía del paisaje oculto, el equipo utilizó un radar de penetración de hielo y técnicas de sonar. Gracias a esos procedimientos, descubrieron una pequeña isla enterrada a casi dos kilómetros bajo la superficie, con bloques de tierra separados por valles en forma de “U”.

Sumado a esto, examinaron muestras de sedimentos que obtuvieron del mar de Amundsen frente a la costa de la Antártida occidental. Los análisis revelaron que la mayoría de los minerales y fragmentos de roca no proceden del continente más austral, sino de las Montañas Transantárticas que se encuentran en el borde de la Antártida oriental, a miles de kilómetros de distancia.

Esta cadena montañosa se fue elevando desde finales del Eoceno como una grieta continental, el Sistema de Rift Antártico Occidental, que en la actualidad divide la Antártida en dos masas de tierra: la Antártida Oriental y Occidental. Desde entonces, la elevación y erosión de la cadena montañosa produjo grandes cantidades de sedimentos, que el río descubierto transportó a lo largo de 1.500 kilómetros.

La existencia de un sistema fluvial transcontinental de este tipo muestra que gran parte de la Antártida occidental debió estar situada sobre el nivel del mar como extensas y planas llanuras costeras. En ese sentido, debido a la baja topografía, la región estaba libre de hielo a finales del Eoceno, mientras que las zonas montañosas de la Antártida oriental ya comenzaban a formar glaciares.

Como explicaron los investigadores, hace 34 millones de años no había hielo en la Antártida, sino que prevalecía un clima templado. Incluso hasta hace unos 100 millones de años constituía la parte central del supercontinente Gondwana. Sin embargo, después de la desintegración de Gondwana, la Antártida se estableció como un continente independiente.

En tanto, durante el Eoceno medio, la atmósfera terrestre tenía niveles de dióxido de carbono casi el doble de los actuales, similares a las proyecciones para los próximos 150 a 200 años si los gases de efecto invernadero continúan aumentando. Luego, el enfriamiento global al final de esa era llevó a la formación de glaciares.

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